Introducción
Desde la publicación de la teoría del síndrome general de adaptación por Hans Selye en 19501, que describió el estrés como una respuesta trifásica incluyendo reacción de alarma, resistencia y agotamiento, muchos autores han investigado la respuesta de estrés en personal clínico. Por ejemplo, según Landa2, las emociones presentes en la experiencia de estrés se pueden resumir como un estado de malestar psicológico marcado por la ansiedad, rabia, insatisfacción y el cansancio mantenido. De hecho, el principal elemento identificado es el estado de preocupación constante: un estado de ansiedad continuo, a la cual los trabajadores muchas veces no se logran adaptar dando paso al agotamiento emocional y al estrés.
Para entender los diferentes tipos de efectos negativos a la fase de agotamiento de la respuesta de estrés necesitamos describir el síndrome de burnout o síndrome de quemarse por el trabajo. La definición más aceptada3 es “el cansancio emocional que lleva a una pérdida de motivación y que suele progresar hacia sentimientos de inadecuación y fracaso”. El síndrome de burnout se desarrolla de manera frecuente en profesionales asistenciales en las que el objeto de trabajo son otras personas (pacientes, familia, comunidad, otros profesionales) y se compone de tres dimensiones: a) agotamiento o cansancio emocional; b) despersonalización; c) la baja realización personal o logro. Maslach y Jackson4, lo definen como una respuesta inadecuada a un estrés emocional crónico cuyos rasgos principales son un agotamiento físico o psicológico y emocional, o pérdida de energía y fatiga, que puede manifestarse física, psicológicamente o como una combinación. Aparecen asimismo una serie de respuestas negativas hacia uno mismo como: moral baja, incremento de la irritabilidad, evitación de las relaciones profesionales, baja productividad, incapacidad para soportar la tensión, pérdida de la motivación hacia el trabajo y baja autoestima.
Una hipótesis respecto a la etiología del síndrome de burnout en profesionales de la salud en el con texto de las organizaciones sanitarias, tiene que ver con que son profesionales que desarrollan su trabajo en contextos de relaciones sociales con otros profesionales en la institución, pacientes y sus familiares, y la coherencia e integración de estas relaciones con su estructura, sus políticas y procedimientos5,6. En otras palabras, son conflictos en las relaciones con pacientes y familiares, y limitada coherencia e integración de los sistemas, estructura, política y procedimientos de las organizaciones, que se pueden constituir en estresores y potenciadores del síndrome de burnout. Respecto a los efectos biológicos del estrés, pueden reflejarse en problemas cardiovasculares, musculoesqueléticos, de salud mental con capacidad reducida para regular emociones negativas, en crisis nerviosas, patologías gastrointestinales, heridas en el lugar de trabajo y funciones inmunes afectadas, entre otras7.
Al aproximarnos al contexto sociopolítico de la región de La Araucanía es la que presenta históricamente los indicadores biomédicos y sociales más deteriorados del país: alta ruralidad, años de vida potencialmente perdidos, y los índices de pobreza y pobreza extrema más altos del país, con un 27,9% y 10,6% respectivamente8,9. Estos elementos configuran las particularidades de los pacientes de la Región, a ello se agrega el rol de cada profesional como los anestesiólogos dedicados al alivio del dolor y al cuidado del paciente quirúrgico antes, durante y después del acto quirúrgico, también el soporte del paciente crítico en urgencias y la participación en cuidados paliativos10. El rol de la traumatología abarca más allá del campo de lesiones traumáticas; contempla también el estudio de patologías congénitas y cáncer. Otro aspecto a considerar es la creciente prevalencia de lesiones musculoesqueléticas asociadas a accidentes traumáticos, la práctica deportiva y la mayor esperanza de vida de nuestra población, por lo que se agrega una fuerte labor para lograr un retorno precoz a las actividades de la vida diaria de los pacientes. Por otra parte, tanto anestesiólogos como traumatólogos mantienen su rol en docencia e investigación.
Frente al panorama anterior, podemos esperar altos niveles del síndrome de burnout, así como los planteados en reciente estudio en cirujanos de la región11, es por ello la necesidad de evaluar la prevalencia del síndrome de burnout en el quehacer de los profesionales de la medicina de traumatología y anestesiología pertenecientes al Hospital Hernán Henríquez Aravena y al Departamento de Cirugía de la Universidad de La Frontera, Temuco, Chile, valorando los niveles de agotamiento emocional, realización personal y despersonalización en la dinámica de relaciones médicas asistenciales y académicas. Por otro lado, la exploración es un primer paso en torno a enfrentar el estrés en instituciones de salud de alta complejidad.
Materiales y Método
Sujetos
48 personas participaron en el estudio, que incluyeron a residentes de traumatología y anestesiología, anestesiólogos y traumatólogos.
Instrumento
Maslach Bumout Inventory (MBI) el II semestre del año 2016 en su adaptación a la población española y validado en Latinoamérica12. El MBI plantea una serie de enunciados sobre sentimientos y pensamientos con relación a su interacción con el trabajo. Formado por 22 ítems que valoran con una escala tipo Likert, mediante un rango de 6 adjetivos que van de “nunca” a “diariamente”, con qué frecuencia experimenta el sujeto cada una de las situaciones descritas en los ítems. Consta de tres subescalas: 1) Agotamiento Emocional o Cansancio Emocional (CE) formada por 9 ítems que se refieren a la disminución o pérdida de recursos emocionales o describen sentimientos de estar saturado y cansado emocionalmente por el trabajo; 2) Despersonalización (DE) formada por 5 ítems que describen una respuesta fría e impersonal y falta de sentimientos e insensibilidad hacia los sujetos objeto de atención; 3) Realización Personal en el trabajo (RP) compuesta por 8 ítems que describen sentimientos de competencia y eficacia en el trabajo; la tendencia a evaluar el propio trabajo de forma negativa y vivencia de insuficiencia profesional.
Se pidió informar de hábitos de sueño y datos sociodemográficos como: estado civil, número de hijos, experiencia laboral, años de experiencia en el lugar de trabajo.
Aplicación del instrumento
En agosto de 2016, en sala de reunión clínica, previo consentimiento informado. Se pidió expresamente que a cada uno de los 22 ítems del instrumento se respondiera expresando la frecuencia con que se tenía ese sentimiento, poniendo una cruz en la casilla correspondiente y el número que se considerara más adecuado. Tomó 15 minutos en total.
Herramientas estadísticas
Se construyeron bases de datos en el programa Acces®, Excel® y Stata 9.0®. Se realizó cálculos de medidas de tendencia central y porcentaje, así como t-student para muestras independientes con un margen de seguridad de 95%. Para evaluar los valores de los coeficientes de alfa de Cronbach, se utilizaron las recomendaciones de George y Mallery siendo: mayor a 0,7 aceptable, mayor a 0,6 cuestionable y mayor a 0,5 pobre.
Las puntuaciones de burnout se calificaron según la norma americana y la adaptación catalana, que determinan las categorías de bajo, medio y alto en cada una de las dimensiones según las puntuaciones (Tabla 1). Se considerará burnout cuando cualquiera de las tres dimensiones se encuentra en categorías media y alta. La prevalencia de burnout es el porcentaje de sujetos con puntaje medio y alto según el total de sujetos del grupo. Ahora, una baja realización personal muestra un puntaje que coincide con el nivel de identificación alto y sensación de logro con el nivel de identificación bajo.
Resultados
Participaron 48 sujetos: 10 residentes de traumatología, 8 residentes de anestesiología, 12 anestesió- logos y 18 traumatólogos académicos asistenciales pertenecientes al Servicio de Traumatología y Pabellón Central del HHHA y Departamento de Cirugía, Traumatología y Anestesiología de la Universidad de La Frontera.
La consistencia interna de la escala de MBI, alpha de Cronbach de 0,7. En cada subescala, Agotamiento o Cansancio Emocional (CE) con valor de 0,88, Realización Personal (RP) 0,76 y Despersonalización (DE) un 0,61.
Como se aprecia en la Figura 1, la prevalencia global del síndrome en el total de participantes es 97%. Cabe recordar que la prevalencia es el porcentaje de sujetos con puntaje medio y alto según el total de sujetos del grupo, es decir, en este caso son los 48 sujetos que respondieron la dimensión CE, los mismos 48 sujetos la dimensión RP y posteriormente los mismos 48 responden la dimensión DE. Es por esta razón que se afirma que 140 sujetos (48 x 3) puntuaron en alto y medio de 144.

Figura 1 Número total de participantes que puntuaron en las categorías de alto, medio, bajo en cada una de las dimensiones (n = 48).
Por dimensiones, el cansancio emocional mostró una prevalencia de 100% (48 sujetos); baja realización personal en el trabajo 100% (48 sujetos), y despersonalización 91,6% (44 sujetos). En la Figura 1 se observa al número total de participantes que puntuaron en las diferentes categorías y dimensiones.
1. Traumatólogos y residentes de traumatología
Dentro del grupo de traumatología de 28 sujetos, el 35,7% residentes (60% de primer año) y 64,3% académicos asistenciales. El 83% hombres. El promedio de edad 41 ± 12,2 años; el 66,6% casados y el 33,3% solteros. El 80% con hijos (3 en promedio). El promedio de experiencia laboral 13 ± 11 años mientras que la experiencia en el lugar de trabajo un promedio de 8 con un mínimo de 0 a un máximo de 8 años. Respecto a hábitos de sueño, el 86,6% declaró dormir menos de 7 h diarias. Y ante la pregunta “¿siente estrés hoy?”, con una respuesta numérica de 1 a 10 siendo 10 la máxima expresión de estrés, declararon un promedio de 5 ± 2,1 con mínimo de 2 y máximo de 8.
Respecto a la escala de MBI, como se observa en la Figura 2, la prevalencia global del síndrome para el total de participantes de traumatología es 94%, mientras que, por dimensiones, el cansancio emocional mostró una prevalencia de 100% (28 sujetos); baja realización personal en el trabajo 100% y la despersonalización el 82% (23 sujetos).
2. Anestesiólogos/as y residentes de anestesiología
En el grupo de anestesiología de 20 sujetos, el 40% residentes (50% de primer año) y el 60% académicos asistenciales. El 35% hombres, y el 65% mujeres. El promedio de edad 38 ± 9,4 años; el 55% estaban casados y el 40% sin pareja. El 75% con hijos (2 en promedio). El promedio de experiencia laboral de 11 ± 8,4 años mientras que la experiencia en el lugar de trabajo un promedio de 5 con un mínimo de 0 y máximo de 13 años. Un 75% declaró dormir menos de 7 h y un 25% entre 7 y 8 h. Ante la pregunta “¿siente estrés hoy?”, declararon un promedio de 5 ± 1,9 con un mínimo de 1 y máximo de 8.
Respecto a la escala de MBI, como se observa en la Figura 2, la prevalencia global del síndrome es 45% (9 sujetos), mientras que, por dimensiones, el cansancio emocional mostró una prevalencia del 75% (15 sujetos); baja realización personal en el trabajo 30% (6 sujetos) y la despersonalización el 30% (6 sujetos). En la Figura 3 se observa al número de participantes de traumatología que puntuaron en las diferentes categorías y dimensiones.
3. Residentes y académicos
A continuación se analizaron los grupos del total de residentes de traumatología y anestesiología (n = 18) y académicos-asistenciales de traumatología y anestesiología (n = 30), por separado.
3.1. Total de residentes
En la Figura 4 se observa al número de residentes que puntuaron en las diferentes categorías y dimensiones en la escala de MBI. La prevalencia global del síndrome para el total de residentes es 94%, mientras que, por dimensiones, el cansancio emocional mostró una prevalencia del 100% (18 sujetos); baja realización personal en el trabajo 100% (18 sujetos) y la despersonalización el 83% (15 sujetos).
3.2. Total de académicos-asistenciales
En la Figura 5 se observa al número de académicos asistenciales que puntuaron en las diferentes categorías y dimensiones, y la prevalencia global del síndrome para el total es 97,7%, mientras que, por dimensiones, el cansancio emocional mostró una prevalencia del 100% (30 sujetos); baja realización personal en el trabajo 100% (30 sujetos) y la despersonalización el 93% (28 sujetos).
4. Variables demográficas y hábito de sueño del total de participantes
Al explorar las variables sólo encontramos que existen diferencias significativas en el cansancio emocional siendo mayor en mujeres y en quienes duermen menos de 7 h. En la Tabla 2 se muestra la comparación según sexo y horas de sueño según cada subescala de MBI.
Tabla 2 Tabla comparativa de variables género y horas de sueño según dimensión en el total de participantes
Dimensión | Variable | n | Promedio | SD | Variable | n | Promedio | SD | P |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
CE | Hombres | 33 | 29,24 | 6,0 | Mujer | 15 | 35,0 | 3,9 | 0,001 |
RP | Hombres | 33 | 22,9 | 5,2 | Mujer | 15 | 23,9 | 5,0 | 0,53 |
DE | Hombres | 33 | 12,7 | 3,4 | Mujer | 15 | 12,3 | 3,7 | 0,71 |
CE | Duerme + 7 h | 9 | 27,22 | 7,22 | Duerme - 7 h | 39 | 31,94 | 5,5 | 0,033 |
RP | Duerme + 7 h | 9 | 21,55 | 3,6 | Duerme - 7 h | 39 | 23,6 | 5,45 | 0,28 |
DE | Duerme + 7 h | 9 | 12,66 | 2,4 | Duerme - 7 h | 39 | 12,6 | 3,7 | 0,96 |
Al observar la prevalencia según estos grupos, en mujeres fue del 94,8%, mientras que el CE una prevalencia del 100% (15 sujetos); una baja RP el 100%15, y la DE el 93% (14 sujetos). En la Tabla 3 se muestra la puntuación del total de mujeres en las categorías alto, medio, bajo en cada subescala MBI.
Tabla 3 Número de mujeres según niveles de puntuación (n = 15)
Alto | Medio | Bajo | |
---|---|---|---|
Cansancio emocional | 15 (100%) | 0 | 0 |
Realización personal | 13 (86,6%) | 2 (13,3%) | 0 |
Despersonalización | 5 (33,3) | 9 (60%) | 1 (6,6%) |
Total | 33 | 11 | 3 |
La prevalencia en hombres fue del 100%, la CE del 100% (33 sujetos); una baja RP, el 100% (33 sujetos), y la DE, el 84,8% (28 sujetos). En la Tabla 4 se muestra la puntuación del total de hombres en las categorías alto, medio, bajo en cada subescala MBI.
La prevalencia del síndrome en aquellas personas que duermen más de 7 h de sueño fue del 100%. Mientras que CE mostró una prevalencia del 100% (9 sujetos); una baja RP el 100% (9 sujetos) y DE el 100% (9 sujetos). En la Tabla 5 se muestra la puntuación del total de sujetos que duermen más de 7 h en las categorías alto, medio, bajo en cada subescala MBI.
Tabla 4 Número de hombres según niveles de puntuación (n = 33)
Alto | Medio | Bajo | |
---|---|---|---|
Cansancio emocional | 21 (63,3%) | 12 (36,36%) | 0 |
Realización personal | 31 (94%) | 2 (6%) | 0 |
Despersonalización | 12 (36,3%) | 16 (48,48%) | 5 (15,15%) |
Total | 64 | 30 | 5 |
Tabla 5 Número de participantes que duermen más de 7 horas según niveles de puntuación (n = 15)
Alto | Medio | Bajo | |
---|---|---|---|
Cansancio emocional | 5 (55,5%) | 4 (44,44%) | 0 |
Realización personal | 9 (100%) | 0 | 0 |
Despersonalización | 2 (22,22%) | 7 (77,77%) | 0 |
Total | 16 | 11 | 0 |
La prevalencia del síndrome en las personas que duermen menos de 7 h de sueño fue del 95,6%. Mientras que CE mostró una prevalencia del 100% (39 sujetos); una baja RP el 100% (39 sujetos) y DE el 84,6% (33 sujetos). En la Tabla 6 se muestra la puntuación del total de sujetos que duermen menos de 7 h en las categorías alto, medio, bajo en cada subescala MBI.
Discusión
La preocupación por el síndrome de burnout entre médicos residentes es por su asociación con depresión, ansiedad y abuso de sustancias psicoactivas. Hay reportes que muestran una prevalencia de 9,4% de pensamientos suicidas entre estudiantes de medicina de cuarto año e internos en Estados Unidos13. Además de estar asociado a una mayor tasa de errores médicos y de interferir con la empatía y la comunicación con los pacientes y el equipo médico14.
Algunos autores apoyan la idea de que el síndrome de burnout se manifiesta por un incremento de los niveles de agotamiento emocional de los profesionales de la medicina4,15, pero existe controversia en términos del proceso secuencial en que aparece la sintomatología del síndrome. Golembiewsky y colaboradores16, plantearon que el síntoma inicial es la despersonalización, posteriormente surge la baja realización personal en el trabajo y, finalmente, aparecen los sentimientos de cansancio emocional. Leiter y Maslach17 propusieron que el síntoma inicial serían los sentimientos de agotamiento emocional, posteriormente las actitudes de despersonalización y, finalmente, la baja realización personal en el trabajo. También investigaciones han sugerido que el cansancio emocional incluye a otros aspectos del agotamiento: el cognitivo y el físico18, lo que no se evalúa en el MBI. Buunk y Schaufeli19, señalan que el síndrome tiene una doble etiología: por un lado, los procesos de intercambio social con los pacientes y, por otro, los procesos de afiliación y comparación social con los compañeros. Gil-Monte, Peiró y Valcárcel añaden el aspecto organizacional en la etiología del síndrome y plantean la consideración de variables que estimen las disfunciones del rol y los procesos de intercambio social no solo entre los profesionales y las personas a las que atienden, sino entre aquellos y la organización20.
Comparando los resultados de nuestro estudio con otros que evaluaron la prevalencia del síndrome de burnout en otros profesionales médicos en otros lugares del mundo, en particular anestesiólogos y traumatólogos, encontramos en general cifras considerablemente más elevadas. Por ejemplo, en anestesiólogos en un hospital de Brasil21, se encontró una tasa global de 10,4%, lo que contrasta con 45% encontrado. En un grupo de 69 traumatólogos en Arabia Saudita, por otro lado, se encontró una prevalencia de despersonalización de 59;4% lo que contrasta con el 82% en nuestro estudio22.
Según sexo, las diferencias pueden deberse a las experiencias ocultas de lo femenino, que además del rol médico se agregan la valorización de ciertas tareas como crianza, cuidado y tareas domésticas23. En Chile aún se forman, legitiman y reproducen estas ideas con la consecuente saturación de roles24. Las diferencias en el cansancio emocional, siendo mayor para quienes duermen menos de 7 h, podría explicarse en términos de que la comorbilidad entre26.
En Cumbre de Bienestar de los Residentes del año 201713, se diseñó estudio para seleccionar un programa de herramientas para mejorar el bienestar dentro de los residentes de especialidad de emergencias. Estas herramientas incluyeron: trabajar el síndrome de segunda víctima (la experiencia y el impacto negativo que sufren los profesionales sanitarios ante un evento adverso sobre un paciente, así como su necesidad de apoyo), meditación en conciencia plena y psicología positiva. En particular, el entrenamiento en conciencia plena o mindfulness se ha asociado con una reducción de burnout y aumento de satisfacción en profesionales de la salud y con una mejora en los cuidados a los pacientes26. En un estudio reciente, la participación en un entrenamiento CBCT® (Cognitively-Based Compassion Training), ayudó no solo en su regulación emocional sino social27, hizo disminuir los niveles de depresión y soledad de estudiantes de medicina. Otra estrategia es la novedad del estudio de protectores de estrés laboral hospitalario28, que se refiere a los recursos ambientales que los propios profesionales sanitarios establecen en común como soporte ante el estrés. Visualizando esto, se desarrolló un instrumento de medida que evalúa protectores ambientales de estrés hospitalario llamado ENPROS (ENvironmental PRotectors against hOspital work Stress)29.
Conclusión
Tanto residentes como académicos asistenciales de traumatología y anestesiología mostraron un elevado cansancio emocional que coexiste con una baja realización personal en el trabajo y alta despersonalización. Si bien el ámbito de evaluación del MBI es el emocional, la exclusión de aspectos afectivos, cognitivos y conductuales constituye un enfoque parcial que necesita ser complementado y revisado.
En Chile, las políticas de protección están principalmente enfocadas en una Política de Seguridad y Salud Ocupacional comprometida en sus actividades operacionales y con la gestión de los riesgos, pero no se observan políticas de protección al estrés y salud mental que involucren contención y apoyo a la labor terapéutica de los médicos, lo cual resulta insuficiente para abordar la complejidad que representa un contexto hospitalario en la Región de la Araucanía. La creación de organizaciones o entornos laborales que promuevan el bienestar de los trabajadores es un imperativo categórico para las organizaciones hospitalarias.