INTRODUCCIÓN
La música está presente en todos los seres humanos en distintos grados y formas2. Cualquier individuo que haya sido expuesto con frecuencia a la música, es capaz de aprender las reglas y la estructura de cualquier tipo de música con la que esté en contacto desde una edad temprana; así podrá manipular el tono, el ritmo y el timbre, y desarrollar destrezas musicales como la composición3, el canto o tocar algún instrumento4. Los niños pueden manifestar su capacidad natural para la música5, incluso antes de recibir algún tipo de instrucción6; en este sentido, Gordon afirma que la aptitud musical se desarrolla principalmente durante los primeros nueve años de vida, luego de lo cual se define y estabiliza en el nivel alcanzado7 y se mantendrá durante toda la vida8. Por su parte, Lobo9 propone que es posible identificar este talento musical a edades tempranas, lo que permitiría la orientación y desarrollo adecuado de estas destrezas, ya que los talentos musicales se desarrollan a través del estímulo y monitoreo sistemático para que las personas dotadas, puedan adquirir competencias que les permitan dirigir sus habilidades hacia la creatividad musical y el funcionamiento de dicho talento10. Sin embargo, muchas veces no se da la importancia necesaria, por parte de las escuelas y/o familias, pues no se promueve el esfuerzo y la constancia en el estudio musical o se desestima el periodo vital más importante del desarrollo11, ingresando a la educación musical12 de forma tardía13.
Es relevante considerar, al momento de valorar el talento musical, las pruebas de medición que se utilizan, pues estas pueden ser diseñadas por psicómetras, investigadores musicales o profesores, y dependiendo del interés de quien construya el instrumento, el énfasis puede desarrollarse de acuerdo a su contenido, con material atomístico, con sonidos aislados, intervalos, series sonoras, o con un enfoque global con material musicalmente significativo como: motivos, frases, temas y piezas musicales. Otro aspecto, es la valoración de la musicalidad que puede ser orientada a través de una prueba única o a través de una batería, conformada por varias pruebas y aplicarse de manera individual o grupal. Mientras que en el potencial musical, se puede abordar el componente perceptivo, expresivo, analítico y lecto escritural, interpretativo y actitudinal (Formación Básica) o vocacional (Pregrado) y puede ser opcional que exijan conocimientos en música14.
A lo largo de este siglo, se han creado nuevas líneas de investigación que han utilizado métodos cuantitativos para estudiar distintos aspectos de las aptitudes musicales de una población concreta15. Estas orientaciones tienen mucho que aportar, sin embargo, su utilización ha sido polémica ya que no se observa con atención el carácter emotivo de la música16. Es por esto que las pruebas de evaluación de aptitudes musicales existentes, difieren entre sí en el planteamiento teórico y en su diseño de realización17. Según Josefa Lacárcel18 , los test de mayor aceptación que están diseñados para medir las habilidades o aptitudes musicales a través de la valorización del potencial individual de la persona, sin considerar la experiencia musical previa o la influencia del aprendizaje son: Seashore: Measures of Musical Talent, Gordon: Musical aptitude profile y Bentley: Measures of musical abilities.
Por otro lado, Botella19 indica que dentro de las pruebas que pretenden medir la realización musical a través de la valorización de los efectos de la instrucción musical en los alumnos, destaca a Edwin Colwell con Music achievement tests (Tests de logros musicales); sin embargo, este mismo autor menciona que los más utilizados, fueron los test de Bullock, que están orientados a valorar las respuestas estéticas de las personas a la música según sus preferencias musicales.
Según Quintana20, otro enfoque que ha sido muy aceptado, es el que aporta la psicología de la música, cuya finalidad es la evaluación del potencial de un individuo para conseguir una conducta musical habilidosa, dentro de estos autores se encuentran Seashore, Wing, Gaston, Drake, Gordon y Bentley. Otra posición respecto al enfoque psicológico es la propuesta por León21, quien destaca a Kwalwasser y Dykema, Bentley, Drake, Seashore, Wing y Gordon, por crear pruebas específicas a partir de una diversidad de enfoques.
Quintana en su estudio “Instrumentos de medida de la habilidad musical: análisis de metodologías”22, revisa 5 test de medida de la habilidad musical y encuentra un interés común en localizar la edad donde la habilidad musical se desarrolla con mayor eficacia y concluye en la necesidad de utilizar herramientas didácticas apropiadas, que sean validadas por el método científico.
Galera23, en su revisión de seis test que miden las habilidades musicales, expone que estas últimas son entendidas de distinta manera por cada uno de los autores; sin embargo concluye que medir la habilidad musical carece de importancia ya que considera los test solo como sistemas de admisión. Nikolić en su estudio llamado: Construcción y Validación de un Test Pedagógico de Habilidades Musicales24, concluye que las desventajas de evaluar las habilidades musicales se reflejan en la baja objetividad y fiabilidad de las pruebas y, también indica que para escoger una prueba que mida las habilidades musicales, el mejor indicador seria la elección de actividades específicas que consideren actividades musicales, características psicométricas de la prueba, condicionamiento cultural, contenidos abordados y costos asociados como: tiempo de prueba, examinadores experimentados, condiciones de la prueba, entre otros.
Quintana25, plantea que la importancia de la utilización de las diferentes metodologías estadísticas y de medida de las habilidades musicales es que facilitan un punto de partida respecto a los esfuerzos didácticos de los docentes y aportan a su eficacia. Las pruebas pueden aplicarse, ya sea por interés investigativo o para adelantar un diagnóstico con fines pedagógicos y no solo como un sistema de selección26. Las ventajas de la aplicación de dichos test a un número significativo de sujetos en diferentes etapas del desarrollo y/o en distintos ámbitos geográficos, permite analizar datos objetivos, comprobar la eficacia de los método utilizados, supervisar la influencia de factores ambientales y establecer conclusiones generalizadas para mejorar propuestas curriculares, entre otros27.
No obstante, para Rados citado en Nikolic28, las pruebas de habilidades musicales se basan en diferentes interpretaciones de la naturaleza de las habilidades musicales, y dado que no existe una teoría de la musicalidad "correcta", no existe un único instrumento de medición "correcto". Además, la problemática de los estudios realizados hasta el momento, han carecido de rigor metodológico, al establecer las variables de la prueba y/o presentado un reducido número de sujetos. Sin embargo, lo positivo de estos estudios es que, paulatinamente, han relacionado sus resultados con las metodologías educativo-musicales y han demostrado que un gran número de aspectos del fenómeno musical, pueden ser valorados cuantitativamente29.
Otro aspecto importante a considerar en el ámbito de la investigación de la habilidad musical y su medición es que no existen coincidencias de criterios conceptuales respecto a la definición de la habilidad musical30, pues se ha asociado a diversos conceptos dentro de los cuales se encuentran talento, aptitud, inteligencia, entre otros31. Varios autores han intentado definirla, sin embargo, las teorías referidas tanto a su definición como evaluación, que existen hasta el momento, no han sido aceptadas de forma32 unánime33.
Otra discusión que se observa entre los autores, corresponde a los elementos constituyentes de la habilidad o aptitud musical; según Galera34, no se ha encontrado aún una forma de definir estos elementos. Para Wing35, la aptitud musical es global, sin excluir la posibilidad de discriminación, no depende exclusivamente de aspectos sensoriales. En cambio, Seashore36 , relaciona cada dimensión física del fenómeno sonoro con su correlato de percepción psicológica, estableciendo varios factores más o menos independientes, tales como, altura, intensidad, ritmo, tiempo, compás y timbre. Según Samperio37 debido a la complejidad de la aptitud musical es preciso analizar la música en sus elementos, como discriminación de tono, intensidad, ritmo, duración y timbre, para entender cada una de ellas de forma independiente. De esta manera, Herrera38 considera que el primer paso para medir los elementos, debe ser establecer el concepto de habilidad musical, entender cómo se desarrolla en un niño y finalmente medirla a través de alguna prueba o test desde temprana edad.
Es por esto, que en el presente artículo se pretende hacer una revisión de la literatura especializada respecto al concepto de habilidad musical, los elementos que la componen y la medición de esta.
METODOLOGÍA
La presente investigación corresponde a una revisión bibliográfica sistematizada, de alcance exploratorio y diseño no experimental. Los descriptores se buscaron en el Thesaurus Eric, seleccionando 4 palabras clave que corresponden a Habilidad Musical; Aptitud musical; Educación Musical; Evaluación Musical. La recopilación bibliográfica se obtuvo en libros, artículos científicos y artículos de revistas de las bases de datos Google académico, Dialnet, Ebsco Host, Scopus y Scielo. Los descriptores se utilizaron en español e inglés.
Resultados
De acuerdo a la búsqueda realizada, se encontraron 9 instrumentos de medición de habilidades musicales, los cuales se resumen en la Tabla N°1. Dentro de estos instrumentos se repiten algunos indicadores como tono, melodía, ritmo, memoria, tiempo, métrica e intensidad. Se destaca que las especificaciones se orientan a realizar actividades para reconocer y discriminar sonidos de acuerdo al tono, el ritmo y la métrica, sin dejar de lado la valoración de la memoria musical y la memoria tonal. La edad de inicio más temprana para evaluar se ubica a los 3 años y la más longeva, en la edad adulta, pero no se especifica una edad en particular. Llama la atención que el test más reciente se hizo hace más de 40 años.
En la Tabla N°2se evidencian los distintos criterios que se toman para definir los conceptos más relevantes al momento de evaluar el desarrollo musical. Dentro de los conceptos encontrados se repiten talento, habilidad musical, capacidad musical y aptitud musical, la mayoría de estos conceptos son presentados como sinónimos; dependiendo del autor, se habla de sensibilidad, capacidad o habilidad de captar los elementos que componen la música. Sin embargo, en la Tabla N° 3, se observa que la habilidad y la aptitud musical pueden tener incluidos los mismos elementos musicales o pueden variar dependiendo del autor que los considere, con distintas especificaciones según el énfasis de la evaluación.
Tabla N°3 Artículos publicados que mencionan los elementos que los autores identifican como componentes de la habilidad musical

En la Tabla N°4 se desprenden los elementos identificados en los artículos de habilidad musical de la Tabla N°3, los cuáles se agrupan según los componentes que cada autor identifica como habilidad musical. Los elementos que más se repiten son tono, ritmo, melodía y armonía, otros agregan timbre e intensidad. Dentro de las tareas que se ocupan, se encuentra trabajar con la memoria y la discriminación; la primera permite recordar las características del sonido y los elementos de la música; mientras que en la segunda se contrastan dichas características para identificar las diferencias. Desde este punto de vista, se empiezan a evidenciar los niveles por los que va avanzando el aprendiz en relación a cómo va aprendiendo a relacionarse con la música. Luego se observa que hay autores que avanzan desde la habilidad a la aptitud, evidenciando que en este último concepto se consideran elementos musicales más complejos como comprensión, virtuosismo, inteligencia, sentimiento, sensibilidad y fuerza de voluntad. En los 3 últimos elementos se observan percepciones subjetivas difíciles de medir para determinar el avance del alumno. Otro aspecto que se plantea como sinónimo de habilidad es la destreza; sin embargo, los elementos identificados en su interior, requieren entrenamiento previo, transferencia psicomotora y transferencia psicoemocional para generar respuesta interpretativa. Finalmente, aparece la inteligencia como la capacidad para interpretar, componer y apreciar patrones musicales; sin embargo, cabe destacar que la inteligencia tiene que ver con procesos cognitivos más complejos que están relacionados con niveles superiores de aprendizaje.
DISCUSIÓN
Para Nikolić39, las investigaciones sobre las habilidades musicales y el desarrollo de ciertas formas de expresión musical han cambiado la comprensión sobre los elementos en que deben basarse los instrumentos de medición, así como los tipos de tareas y la edad dentro de los cuales algún tipo de comportamiento musical está determinado. Se ha concluido que es necesario que el proceso de identificación se realice lo más tempranamente posible para que los niños puedan desarrollar y dirigir sus potencialidades de manera óptima40. Sin embargo, en la literatura revisada solo el test de Gordon, llamado Primary Measures of Music Audiation (PMMA) abarca edades tempranas, desde Kindergarden a 3° grado, el resto de las pruebas encontradas son aplicables a partir de los 8 años y más. Hecho que coincide con el estudio presentando por Moyeda41, en el cual propone que las pruebas de aptitud musical, aun cuando son muy empleadas, se han sustituido por diversos motivos, entre otros, porque están destinadas a niños de edades más avanzadas, y plantea que desde edades anteriores es factible detectar las disposiciones naturales hacia la música.
Otro punto a tener en cuenta es considerar el tiempo de aplicación de un test, pues en niños pequeños la concentración tiende a ser más breve, lo que puede afectar su rendimiento y provocar frustración. A esto se acompaña la cantidad de estímulos por pruebas, que puede provocar agotamiento en el niño y no cumplir con el objetivo de la evaluación; por ejemplo, PMMA contiene 100 estímulos de ritmos y 100 de tono, se demora 2 periodos de 20 min. para niños de 4 años. También se debe considerar la complejidad de las instrucciones que se entregan en los test musicales, pues de esto dependerá que el niño rinda adecuadamente y no interfiera este factor en su desempeño musical.
También se debe considerar en qué países fueron normalizadas las pruebas ya que no se puede asumir con seguridad que los resultados de una cultura y un idioma específico sean aplicables a otras realidades. Por otro lado, la mayoría de las pruebas encontradas en este estudio han sido creadas, normalizadas y/o validadas en Estados Unidos. En este sentido, Samperio42 afirma que las pruebas de evaluación musical deben considerar el contexto cultural en el cual son aplicadas. Esto es reforzado por un estudio que pretendía estandarizar las medidas del PMMA en Grecia, pero se observó que las diferencias encontradas entre los resultados griegos y estadounidenses demuestran, que tanto las influencias culturales generales, como las diferencias en la aplicación de los planes de educación musical, pueden interferir en el desempeño de los niños evaluados. Otro punto importante en la diferencia de resultados es que las normas americanas se publicaron en 1979 y las griegas en el año 2010, por lo tanto, la desactualización de ambos contextos es evidente. Además, las diferencias metodológicas en la elección de la muestra mostraron que, en Grecia, esta era más heterogénea que la original43.
De acuerdo a lo revisado, a pesar que varios autores han intentado definir el concepto de habilidad musical, aún no existe consenso dentro de la comunidad especialista. Como menciona León, el término habilidad musical ha sido asociado a otros significados tales como talento, aptitud, inteligencia, entre otros44, mientras que para Quintana45 no hay diferencias entre habilidad y aptitud.
Respecto a los elementos que conforman la habilidad o aptitud musical, Galera46 indica que aún no se ha encontrado una forma de definir dichos elementos. Para Schoen citado en Samperio47 la habilidad musical es de carácter factorial, es decir, está constituida por varias capacidades independientes, mientras que Wing, en la misma cita, la considera de forma global. Sin embargo, la propuesta expresada por Quintana48, donde los elementos básicos incluidos son la discriminación de alturas, la memoria rítmica, la memoria melódica y la discriminación de acordes, son los que más se acercan a nuestro punto de vista. En este sentido, valorar separadamente dichos elementos permite mejorar aquellos que tienen bajo rendimiento y potenciar los que están mejor logrados, y de esta manera, se puede trazar un perfil de la musicalidad de un individuo donde se reflejen sus puntos fuertes junto a los débiles49 .
Radoš citado en Nikolic50, afirma que los componentes básicos de la musicalidad no son cuestionables, sino más bien los tipos de tareas que responden a lo que se pretende medir. En este sentido, la dificultad de estas tareas debe depender de la etapa del desarrollo psicomotor en que se encuentre el niño evaluado, es por esto que pensamos que en edades tempranas deberían considerarse conceptos como arriba-abajo, fuerte-suave, largo-corto, rápido-lento, como precursores de conceptos musicales básicos.
Finalmente, es importante relevar que los docentes pueden hacer sus propias pruebas según sus necesidades y contextos, en este sentido, Gordon citado en Nikolic51 indica el camino, diciendo que el mejor procedimiento para la evaluación de las habilidades musicales de los estudiantes, es combinar pruebas objetivas y opiniones subjetivas de los maestros, en su opinión, esto representa un escenario ideal para la evaluación y el asesoramiento de los estudiantes de música.
5. CONCLUSIÓN
Después de realizar esta revisión, se concluye que en ninguna de los artículos encontrados se ahonda en las diferencias de conceptos entre aptitud, habilidad, capacidad e inteligencia, simplemente se centran en los componentes de la música para determinar la facilidad que tiene el estudiante para reconocer, repetir, escuchar, discriminar y analizar dichos componentes desde aquellos más simples a los más complejos.
Se enfatiza que es necesario considerar el contexto cultural de la población, la edad y los elementos musicales que se quieren evaluar. Es por ello que los docentes deben estar preparados para crear sus propios instrumentos evaluativos subjetivos de acuerdo a las necesidades de su realidad. Además, es necesario validar los instrumentos evaluativos ya probados, con procedimientos metodológicos objetivos, que permitan obtener datos concretos y así diseñar clases musicales de acuerdo a propuestas curriculares que sean homologables a otras realidades.
Desde esta perspectiva se proyecta la necesidad de validar algunas de las pruebas más utilizadas en el contexto chileno y crear pruebas estandarizadas que permitan evaluar las habilidades musicales a edades más tempranas.