Sr. Editor:
Han pasado 30 años desde que, en el seno del antiguo Departamento de Prótesis, Área de Prótesis Removible, de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, generáramos el concepto de “Complejo Retentivo”. En la antigua cátedra que encabezó brillantemente por varios lustros, el profesor Dr. Enrique Román Valenzuela e insertos en el modesto entorno físico de esa querida antigua Escuela Dental, algunos entonces mozos y entusiastas colegas (entre ellos, quien suscribe, Marcial Sierra, Raúl Vicent, Fernando Romo y muchos otros) nos inquietábamos ante el abordaje que se le otorgaba a la enseñanza de la noble prótesis removible, en especial la metálica, que a la fecha constituía la única solución en boga que nuestros pacientes, parcialmente desdentados, podían obtener. La verdad sea dicha también, nunca siquiera avizoramos su pervivencia1-3. Los contenidos esenciales de esas reflexiones quedaron plasmadas en un artículo4, publicado en la recordada revista “Odontología Chilena”, a la sazón el órgano más importante en la divulgación científica de nuestra profesión a nivel nacional. Me permito citar ciertos párrafos del antedicho texto: “la dificultad cierta de poder analizar racionalmente todos los elementos mecánicos de una prótesis parcial removible, hizo que se emplearan esquemas didácticos que separaban estos elementos en sistemas de transmisión, conexión y retención. En este enfoque se consideraba en forma aislada, a elementos que tanto por su función como por su localización formaban una sola entidad”. “Las piezas pilares son estructuras biológicas, donde confluyen instalándose varios de estos elementos mecánicos que son considerados en sistemas separados. Sin embargo, conforman una unidad que se genera y funciona interrelacionadamente, siendo más preciso y certero, denominarlo “complejo retentivo (CR)”. “De esta manera, el brazo activo o de retención1, el brazo pasivo o de contención2, los apoyos dentarios3 y los conectores menores4, son estudiados en conjunto, reconociendo sus influencias en la pieza pilar en forma global”4. (Figura 1) Nos genera mucha satisfacción comprobar que fuimos señeros al señalar que “la instalación de una prótesis dental implicaba insertar en un entorno biológico, un artificio mecánico que iba a interactuar constantemente con él. Se trataba de recuperar funciones perdidas, sin introducir nuevas patologías al sistema, provocadas básicamente por la acumulación de placa bacteriana, generadora de caries y enfermedad periodontal”. “En efecto, se ha visto que siempre el factor causal primario de esta pérdida de soporte óseo de la pieza y su posterior exodoncia, es la periodontitis marginal generada por la placa bacteriana. Obviamente, la concurrencia de periodontitis marginal más la aplicación de fuerzas nocivas en una pieza pilar, producen una acción patológicamente sinérgica”4-6. Actualmente, cuando apreciamos la extensa profusión de textos y artículos, nacionales e internacionales, que utilizan el concepto CR (no siempre en su certera y primigenia acepción), creemos es menester precisar y reconocer la fuente de origen de este insumo didáctico, contributivo al estudio de la díada prótesis removible-diente pilar7-9, que no ha cesado de convocar recursos docentes y que cada día demuestra su total vigencia. La preeminencia de los factores biológicos y microbiológicos, por encima de una visión meramente mecanicista, es lo relevante. En esta perspectiva, se inscribió desde hace 30 años, el concepto “Complejo Retentivo”.