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Revista chilena de cardiología

versión On-line ISSN 0718-8560

Rev Chil Cardiol v.29 n.1 Santiago  2010

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-85602010000100001 

Rev Chil Cardiol 2010; 29: 11-18

INVESTIGACIÓN CLÍNICA

 

Relación entre perímetro abdominal, nivel socioeconómico y presión arterial

Relation of abdominal circumference and socio-economic status to blood pressure

 

Eduardo Fasce H, Fabrizio Fasce V, Hernán Zarate M, Ivone Campos Ca, Maritza Flores Ob y Pilar Ibáñez Gc.

a Enfermera
b
Bioestadística
c Matrona

Facultad de Medicina, Universidad de Concepción, Departamentos de Educación Médica y Salud Pública.

Dirección para correspondencia


Resumen:

Objetivos: Relacionar perímetro abdominal y condición socioeconómica con presión arterial (PA) en comunidad urbana de Concepción.

Métodos: Se midió el perímetro abdominal (PeA) de 8472 residentes mayores de 15 años de edad, proporcionados por edad, género y nivel socioeconómico. La PA fue medida con normas estandarizadas, realizando dos visitas en diferentes días, la segunda si la PA era mayor de 140/90 mm Hg. Los Pe A se distribuyeron en cuartiles, relacionando cada cuartil con los respectivos promedios de presión sistólica y diastólica y se establecieron coeficientes de correlación lineal mediante "r" de Pearson entre PeA y PA. Además, se estableció la frecuencia de cada cuartil de Pe A por nivel socioeconómico.

Resultados: Los Pea tuvieron la siguiente distribución (cm): 1er cuartil, < 78; 2o cuartil, 78- 87; 3er cuartil, 88-96 y 4o cuartil, > 96. La prevalencia de hipertensión para niveles socioeconómicos alto, medio y bajo fue 17,9%, 19,5% y 24,5%, respectivamente. La PA promedio (mmHg) en hombres y en mujeres del 1er cuartil de PeA fue 112 y 109; en el 2o cuartil 118 y 118; en el 3er cuartil 123 y 122 y en el 4o cuartil 129 y 129, respectivamente. Los coeficientes de correlación entre PeA y presión sistólica y presión diastólica resultaron significativos en ambos géneros: r = 0,343, p<0.00001 y r = 0,281, p<0.00001, respectivamente. La distribución (%) de PeA fue inversa al nivel socioeconómico: en el nivel social bajo, el 22 % estaba en el 1er cuartil de PeA, y el 28,8% en el 4o cuartil. En el nivel social alto se observó lo inverso: 38,9% estaba en el 1er cuartil de PeA, y sólo el 15.5% en el 4o cuartil (p<0.0001). Conclusiones: Hubo correlación positiva entre PeA y PA en ambos géneros. La frecuencia de mayor PeA en el nivel socioeconómico bajo podría explicar la mayor prevalencia de hipertensión en este grupo.


Aim: To correlate abdominal circumference (AC) and socio-economic status with blood pressure( BP) in an urban community of Concepción, Chile

Methods: AC was measured in 8472 subjects above 15years of age, stratified by age, gender and socio-economic status. BP was measured by standard procedures, with a repeat recording when the initial valué was > 140/90mmHg. BP was compared in quartiles of abdominal circumference and according to socio-economic status. Pearson "r" was used to correlate BP and AC

Results: Cut points for quartiles of AC were 78, 87, and 96 cm. Prevalence of hypertension in high, médium and low socio-economic status was 17.9%, 19.5% and 24.5%, respectively Mean systolic BP was 112 - 109 mmHg (males - females) in the first AC quartile, 118 - 118, 123-122 and 129-129 in the second, third and fourth quartiles, respectively. A significant correlation between AC and BP (systolic and diastolic) was observed in both genders (r 0.345 and 0.281 for males and females, respectively, p<0.00001). 22% of low socio-economic subjects belonged in the first AC quartile compared to 28.8% in the 4th quartile. In contrast 38.9% of high socio-economic subjects belonged in the first AC quartile while 15.5% did so in the 4th quartile (p<0001).

Conclusion: A positive correlation ofAC and blood pressure was shown in both genders. A greater AC in low socio-economic subjects maybe related to a higher prevalence of hypertension in this group.

Key words: abdominal circumference, socio-economic status, blood pressure


Introducción

El sobrepeso y la obesidad han experimentado un progresivo aumento en las últimas décadas1. De acuerdo al estudio Framingham, en el transcurso de los últimos 50 años su respectiva incidencia se ha duplicado y triplicado2. A nivel mundial, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, se estima que la prevalencia varía entre 40% y 60%3. En Chile, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud del año 2003, la prevalencia de sobrepeso fue de 37,8% y de 23,3% para la obesidad, incluida la obesidad mórbida4.

En diferentes estudios epidemiológicos, entre otros Framingham y National Health and Nutritional Examination Surveys (NHANES), se ha reconocido una estrecha correlación entre peso corporal y presión arterial, pudiendo estimarse que alrededor del 70% de la hipertensión sería atribuible al exceso de adiposidad5. Por otra parte, en el estudio INTERHEART, destinado a identificar los factores de riesgo de infarto del miocardio, la obesidad abdominal ocupó el nivel más alto de riesgo poblacional atribuible6. La importancia de la relación entre obesidad e hipertensión, y ambas, con el riesgo cardiovascular, determinó la elaboración de un documento de trabajo especial de la Sociedad Europea de Hipertensión, dirigido a recopilar los antecedentes disponibles y establecer metas y perspectivas7.

De igual modo, la prevalencia de hipertensión arterial en las comunidades urbanas de Concepción, Chiguayante y San Pedro de la Paz, ha experimentado un incremento de 17% en un período de 15 años, desde 18,6% en 1988 a 21,7% en 20048. Este comportamiento de la hipertensión es concordante con los resultados obtenidos por Patricia Kearney a través de un análisis de la literatura mundial, estimando un aumento desde 26,4% correspondiente al año 2000, al 29,2% proyectado para el año 20259.

En consideración a estos antecedentes nos propusimos establecer la prevalencia de hipertensión de acuerdo al nivel socioeconómico de la población urbana de Concepción, Chiguayante y San Pedro de la Paz, y relacionar los perímetros de cintura con la presión arterial y el nivel socioeconómico.

Material y Métodos

La metodología utilizada en este estudio se encuentra det allada en una comunicación anterior8.

En resumen, correspondió a un estudio de campo realizado en las comunas de Concepción, Chiguayante y San Pedro de la Paz, en una muestra no institucional de 8.472 residentes permanentes, mayores de 15 años, proporcionados por edad, géneroy nivel socioeconómico. Este último criterio se basó en los datos de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 200310.

La presión arterial fue medida por personal debidamente entrenado utilizando esfigmomanómetros mercuriales de acuerdo a normas estandarizadas11. Se realizaron dos controles de presión en una primera visita y un segundo control en un día posterior cuando la presión arterial era igual o mayor a 140/90 mm Hg en sujetos sin terapia. Se consideró como hipertenso a todo sujeto con presión sistólica >140 mm Hg y/o presión diastólica > 90 mm Hg determinada en el último registro, y sujetos en tratamiento independientemente de su nivel de presión.

El perímetro abdominal fue medido mediante huinchas graduadas, con el sujeto en posición de pie, con la piel del abdomen descubierta, en un punto intermedio entre la última costilla y la cresta ilíaca12.

Los perímetros abdominales se agruparon en cuartiles los cuales fueron relacionados con los niveles de presión arterial mediante la determinación de correlación lineal "r" de Pearson.

Se estableció la prevalencia de hipertensión para cada nivel socioeconómico, alto, medio y bajo, estando éstos agrupados de acuerdo a la información de encuesta CASEN.

Resultados

La separación de perímetros abdominales en cuartiles tuvo la siguiente distribución en cm: 1er cuartil, < 78; cuartil, 78 - 87; 3er cuartil, 88 - 96 y 4o cuartil, > 96. La distribución porcentual de cuartiles de perímetro abdominal por nivel socioeconómico se det alla en la tabla 1.


Las diferencias entre 1er y 4o cuartil de perímetro abdominal correspondiente a los niveles socioeconómicos alto y bajo, obtenidas mediante chi2 de Pearson, fueron altamente significativas (p<0.0001, gráfico 1).


Las tasas de prevalencia de hipertensión para los niveles socioeconómicos alto, medio y bajo fueron de 17,9%, 19,5% y 24,5%, respectivamente (gráfico 2), diferencias que resultaron altamente significativas (p< 0.0001).


Los promedios de presión sistólica y de presión diastólica aumentaron significativamente en ambos géneros en relación al aumento del perímetro abdominal expresado en cuartiles (gráficos 3 y 4, respectivamente). Estas diferencias ocurrieron en todos los tramos de edad en ambos géneros (Tabla 2). 






Los coeficientes de correlación lineal entre presión sistólica y presión diastólica y perímetro abdominal, obtenidos mediante "r" de Pearson, fueron altamente significativos (r = 0,343, p<0.00001, para presión sistólica y r = 0,281, p<0.00001, para presión diastólica, gráfico 5).


Discusión

La mayor dificultad para establecer comparaciones entre tasas de prevalencia de hipertensión provenientes de diferentes estudios epidemiológicos es la falta de concordancia en las metodologías utilizadas13,14. Las principales diferencias se refieren a los dinteles considerados para separar normotensión de hipertensión, el número de registros efectuados, el número de visitas en que se realizaron las mediciones, el tipo de esfigmomanómetro, la represen-tatividad de la muestra, los límites de edad de la población de estudio, etc15. Por otra parte, la comparación de las tasas obtenidas en países o comunidades con diferentes niveles de desarrollo, las que se han estimado como representativas de diferencias en la condición socioeconómica, está influenciada por determinantes genéticos, de raza o etnia, y por el impacto de los diversos factores ambientales y de estilos de vida, siendo estos últimos los que se han comprobado como de mayor importancia16.

El diseño metodológico del presente estudio permite garantizar la exclusión de los sesgos antes mencionados. Al considerar una muestra representativa de una misma comunidad, utilizando la clasificación de los niveles socioeconómicos mediante instrumentos válidos (encuesta Casen10), se otorga objetividad a la comparación de las tasas de prevalencia que, en este caso, resultaron inversas al nivel socioeconómico: 17,9%, 19,5% y 24,5% para los niveles socioeconómicos alto, medio y bajo, respectivamente. Estos índices son más elevados que los comunicados por Jadue y cols en la población de Valparaíso17 en el año 1997, probablemente debido a las diferencias en los rangos de edad entre ambas muestras poblacionales.

Aún cuando la relación entre obesidad y presión arterial ha quedado establecida en numerosos estudios18-30, no todo paciente obeso es hipertenso31, y la asociación entre obesidad e hipertensión varía entre poblaciones con diferencias étnicas o raciales27-32.

Dadas las características de la muestra motivo de esta investigación es posible establecer con mayor precisión la relación entre adiposidad abdominal y nivel socioeconómico, comprobando un aumento significativo de los perímetros abdominales en los estratos socioeconómicos más bajos. La utilización del perímetro de cintura como criterio para determinar la adiposidad abdominal no sólo se sustenta en su valor práctico para ser aplicado en estudios epidemiológicos con universos muéstrales amplios, sino también por ser considerado un índice clínico de alta confiabilidad para relacionar la adiposidad con la presión arterial21-25, siendo la adiposidad abdominal la que se ha demostrado más vinculada a la presión arterial y a la hipertensión18-21,26,27y con el riesgo cardiovascular3. Consecuente con lo anterior, Majane y cols.33 comprueban que la medición del perímetro abdominal constituye el índice de adiposidad que más se correlaciona con la presión arterial ambulatoria de 24 horas.

A través del presente estudio se ha logrado establecer una correlación inversa entre nivel socioeconómico v/s perímetro abdominal y presión arterial, y una relación directa entre perímetro abdominal y presión arterial.

Dados los diversos mecanismos que vinculan la adiposidad abdominal con la presión arterial y la hipertensión34, los que incluyen el aumento de la actividad simpática mediada por leptina, la activación del sistema renina angiotensina, la disfunción endotelial, los cambios renales estructurales y la apnea obstructiva del sueño, cabe postular que la mayor adiposidad abdominal comprobada en los niveles socioeconómicos más bajos pudiese ser responsable, a lo menos en parte, de las tasas de prevalencia de hipertensión más altas detectadas en este grupo.

 

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Recibido el 16 de Noviembre de 2009, Aceptado el 25 de Febrero del 2010

Correspondencia: Eduardo Fasce H. Facultad de Medicina, Universidad de Concepción, Barrio Universitario s/n. Concepción, Región del Bío Bío, Chile Fax: (56) (41) 2215478 Correo Electrónico: efasce@udec.cl

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