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Psicoperspectivas

versión On-line ISSN 0718-6924

Psicoperspectivas vol.19 no.1 Valparaíso mar. 2020  Epub 15-Mar-2020

http://dx.doi.org/10.5027/psicoperspectivas-vol19-issue1-fulltext-1834 

Artículos de Investigación

Las redes sociales on-line: Espacios de socialización y definición de identidad

Virtual social networks: Spaces of socialization and definition of identity

Annachiara Del Prete1  * 

Silvia Redon Pantoja1 

1Centro de Investigación para la Educación Inclusiva (EduInclusiva), Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, Chile

RESUMEN

El propósito del estudio es identificar los mecanismos que influyen en la construcción de identidades on-line de las y los adolescentes, como correlato de la alteridad, es decir, las formas de relacionarse y de reconocerse en los otros/otras. A tal fin se analizan 32 entrevistas etnográficas semiestructurada y de dos grupos focales, ambos aplicado a estudiantes entre 12 y 18 años, pertenecientes a todos los sectores sociales de la región de Valparaíso, Chile. El diseño metodológico utiliza la técnica de análisis de contenido, priorizando una perspectiva interpretativa crítica, que identifica categorías vinculadas a la autodefinición y procesos de identificación del sujeto. Entre los resultados destacados se señala cómo en la configuración identitaria de los y las adolescentes en las redes sociales virtuales, se acentúan y enfatizan la aceptación y el reconocimiento de los otros, induciendo, a menudo, una subjetividad moldeada a las exigencias de una audiencia siempre más exigente, que puede limitar la libertad de gestos, opiniones y específicamente la autonomía propia de una moral autónoma.

Palabras clave: adolescencia; análisis cualitativos; identidad; internet; redes sociales virtuales

ABSTRACT

The purpose of the study has been to identify the mechanisms that influence the construction of online identities of adolescents and the way they relate to each other. Thirty-six semi-structured ethnographic interviews are analyzed, applied to students between the ages of 12 and 18, belonging to all social sectors of the region of Valparaiso, Chile. The methodological design uses the content analysis technique, prioritizing a critical interpretative perspective and not an analytical-structural-linguistic one. Among the most outstanding conclusions of our work we find that virtual social networks represent for adolescents, a fundamental element to define themselves and identify themselves as subjects; however, the construction and definition of network identity depends on and requires the acceptance and recognition of others, often inducing a subjectivity molded to the demands of an ever more demanding audience, which can limit the freedom of gestures and opinions.

Keywords: adolescence; identity; internet qualitative analysis; virtual on-line social networks

El debate sobre las oportunidades y los desafíos que presentan las redes sociales on-line (OLSN: Online Social Networks), sobre todo para las y los adolescentes, sigue ocupando un lugar destacado en la investigación académica y en la esfera pública más amplia (Cádiz, Claro, Peña, Antezana, & Maldonado, 2017; García Galera, & Fernández Muñoz, 2017; Lenhart, 2015; Ruiz-Corbella, & Juanas-Oliva 2013; Ryan, Chester, Reece, & Xenos, 2014; Santor, Messervey, & Kusumakar, 2000). Esto se debe a la importancia que han adquirido las tecnologías de la información y comunicación en nuestra vida diaria (Perdomo, 2016; Silva, Suárez & Sierra, 2018), en la cual “lo real y lo virtual son a menudo indisociables y, lejos de permitir a la sociedad reinventarse en un terreno libre de los estigmas que arrastraba la modernidad, se han transformado en planos paralelos cuyas fronteras se desdibujan” (Machado, 2017, p.54).

Para tener una idea de la extensión del uso de las OLSN, basta considerar que, a nivel mundial, tres cuartas partes de personas con acceso a internet son usuarios activos de redes sociales, lo que representa el 42% de la población mundial (Kemp, 2018). Entre los jóvenes, en particular, solo en Chile, el 78% de los niños, niñas y adolescentes usuarios de internet tienen un perfil creado en redes sociales o en un juego (Cádiz, et al., 2017). Este es un dato, entre otros, que nos ayuda a comprender como la cibersociedad no se articula como elemento anexo a la sociedad, sino que forma parte del continuum de las relaciones sociales en constante evolución (Machado, 2017), “razón para enfrentarnos críticamente a las tecnologías contemporáneas del ver y del hacer ver, preguntándonos por lo que hoy puede la pantalla para el sujeto, mucho más que un marco de fantasía, mucho más que un espejo” (Zafra, 2015, p.5).

Es así como la pregunta sobre cómo se configura la identidad a través de la interacción en las OLSN, han continuado dominando el discurso académico (Beyens, Frison, & Eggermont, 2016; Hawk, Van den Eijnden, Van Lissa, & Ter Bogt, 2019; Hodkinson 2017; Marder, Joinson, Shankar, & Houghton, 2016; Santos, 2018), señalando que lo virtual no alude a algo irreal, sino a otra forma de realidad o de existir en el tiempo y espacio.

El mundo real no se encuentra exento de lo virtual, lo real y lo virtual representan planos que se solapan; lo virtual es lo que no es tan tangible o presencial (Calvillo Ríos, & Jasso Velázquez, 2018), lo que se opone al aquí y él ahora y se presta a la fluidez y al cambio, características que, en la sociedad actual, parecen primar ante la estabilidad (García, 2012). Así es que, si analizamos la compleja naturaleza de las relaciones humanas a través de los entornos virtuales y las redes sociales, en particular, descubrimos dos planos de realidad entre los que se establecen relaciones de participación o proyección (Portillo Fernández, 2016), de tal manera que el uso de lo virtual y concretamente de internet y sus entornos, se aleja siempre más de un utilitarismo de las herramientas y se convierte en un acto experiencial, donde el sujeto habita, se autodefine, se relaciona, llega a ser una o más identidades que habitan la red.

Es así que en los entornos virtuales tales como son las redes sociales, se llega a ser, a través de un perfil que configura y exhibe una identidad (Linne, & Angilletta, 2016), un perfil que se construye, se modifica y se actualiza en una narrativa plural, que busca ser significativa, a partir de los cambios que rápidamente ocurren en la vida cotidiana (Hodkinson, 2017). Estas narrativas del sujeto on-line, en modo particular para las y los adolescentes, están en constante conversación con los valores y prioridades que trasmiten los medios, las ideologías, la cultura popular, las actividades sociales y son mediatizadas por el diseño tecnológico, gráfico y textual que orienta lo que podemos o no podemos hacer en estos espacios (Núñez, Ardèvol, & Vayreda, 2004). De esta manera observamos cómo, los entornos virtuales donde los perfiles on-line se crean, no son social ni culturalmente neutros, sino que, conllevan implicaciones e interpretaciones socioculturales que orientan y organizan la práctica social que, en ellos, se va a llevar a cabo (Bijker & Law, 2000; Castaño, 2015).

La narrativa del sujeto on-line, cargada de estos significantes, comienza a desarrollarse desde la percepción de una audiencia real o imaginaria, que guía en lo que se piensa y lo que se desea (Grisz, 1994, citado en Merchant, 2006). En el estudio de la identidad y los medios digitales, Judith Butler (1991, 1993) teoriza el concepto de performatividad en la red social, de la cual destacamos algunos aspectos específicos. En primer lugar, siguiendo a Nietzsche y Foucault, Butler (1993) argumenta que el "yo" es un efecto de una performance constituida en y a través del lenguaje, el discurso y la cultura (Cover, 2014). En este acto performativo, el yo se realiza, reiteradamente, como un proceso, de acuerdo a un conjunto de normas dadas discursivamente, estabilizándose con el tiempo, para producir la ficción de una imagen fija y esencial de un yo agente de cada acción que se realiza detrás de la pantalla (género, edad, preferencias y aficiones). Sucesivamente Butler (1991) reconoce que, mientras que los múltiples “yo”, se constituyen en el discurso, pueden ser reconstituidos o reconfigurados de manera diferente, por medio de arreglos discursivos diferentes, nuevos e imaginativos, que pueden incluir nuevas categorías o nombres alternativos y normas de identidad encontradas en línea.

Así se ve cómo la identidad, con sus complejos atributos, asume un papel fundamental del habitar la red. Quiénes somos, cómo nos mostramos, qué características y gustos asumimos, adquiere un rol central en las relaciones virtuales, de tal manera que el mantenimiento del perfil, las actualizaciones de estado, la carga de fotografías, las publicaciones, el agregar páginas y los comentarios sobre las publicaciones de los amigos, representan actos performativos que constituyen la subjetividad del usuario (Cover, 2014) y caracterizan la dinámica fluida y cambiante de su identidad social.

Eliana (17 años) : ‘Es como cuando el Quijote se pone la armadura, ahora el Quijote antes de ser Quijote vivía en un mundo lleno de libros y cosas así y el Quijote se vuelve loco y se pone la armadura, la armadura hizo que el Quijote cambiara completamente su personalidad y saliera afuera y empezara a conocer el mundo exterior pero de otro punto de vista, la gente lo empezaba a tachar como loco obviamente, algo parecido, uno como que con esta máscara puede ser otra persona, no hay miedos que la gente te critique tanto porque no te conoce’.

A tal respecto Donath y Boyd (2004) definen las redes sociales virtuales digitales como public displays of connection, dispositivos para la definición de la identidad ante los otros, donde en los que la alteridad pasa a formar parte de la red extendida del sujeto, siendo, además, esta red de contactos, un mecanismo de validación del propio perfil. Existe, por tanto, una amplia producción científica que señala a las redes sociales digitales, como un espacio privilegiado para hacer tangible el yo co-construido (Castaño 2012; Fernández, 2012; Silva, Suárez, & Sierra, 2018) ya que, en ellas, la identidad individual y la colectiva se potencian simultánea y permanentemente y, en esta interrelación entre lo individual y lo colectivo, la identidad de los sujetos se vuelve dependiente de la inclusión del colectivo (Portillo Fernández, 2016).

El difícil relacionamiento entre adolescentes en las OSLN

Para las y los adolescentes las redes sociales se presentan como “soportes clave para interactuar con el/los otros” (Ruiz-Corbella, & Juanas-Oliva, 2013, p.100), como tecnologías y medios de relación, donde las fronteras de lo privado y lo público se diluyen, ya que lo tecnológico forma parte al mismo tiempo y de manera difusa, de lo íntimo y lo común (Bernárdez, 2006). La interacción entre lo individual y lo colectivo, en la concepción y representación de la identidad, cobran especial relevancia en el desarrollo madurativo de las y los adolescentes, para quienes, estas plataformas, se han convertido en un espacio central de socialización (Castaño 2012; Gértrudix, Borges, & García, 2017), influyendo en la manera de mostrarse al mundo, así como en el desarrollo de sus subjetividades, en constante búsqueda de validación, consenso y aceptación (Jackson, Von-Eye, Fitzgerald, Zhao, & Witt, 2010; Zacarés, Iborra, Tomás, & Serra, 2009) por parte de los otros (Hawk, et. al., 2019), estimulados por las funciones para refrendar la información compartida por los otros usuarios (like, share, retweet).

Las redes sociales facilitan el posicionamiento ante los otros, un ‘estar-en el-mundo’, que busca el reconocimiento constante a través de las construcciones simbólicas que emanan de los discursos multimediales con los que van nutriendo su presencia en las redes sociales. La hiperexposición a los otros se explica desde un nivel de implicación, estimulado por un cierto efecto Hawthorne: la mejora del desempeño, en este caso el de compartir mejores fotos, vídeos más elaborados, contribuir más a una comunidad o ser un partícipe más activo, se nutre de la hiperestimulación seductora e inmediatamente gratificante de obtener feedback de cada microacción que realizamos (Gértrudix, Borges, & García, 2017, p.64-65).

Con ese propósito, Turkle (2011) nos alerta sobre de cómo, la comunión entre el tiempo real y la comunicación mediada por las OLSN, están provocando, en las y los adolescentes, fenómenos de autocensura de la individualidad, como el efecto de la presión de los iguales por sobre la representación del yo. Producto de esto surge el “chilling effect” (Marde, Joinson, Shankar, & Houghton, 2016) mediante el cual los usuarios pueden gestionar su personaje, forzados por las expectativas de su audiencia (Marwick, & Boyd, 2011). De hecho, algunas investigaciones realizadas utilizando los datos de Facebook, han descubierto que la gran mayoría de las y los usuarios autocensuran sus mensajes (Das & Kramer, 2013), y han puesto de manifiesto el uso generalizado de la remoción (p. ej., borrar o desetiquetar) (Lang, & Barton, 2015). Estas estrategias tienen por objeto “evitar una imagen no deseada, es decir, la complacencia de la homogeneidad.

En definitiva, lo que se exterioriza a través de las redes sociales, es solo la mejor parte de sí mismo/a; es decir, en la gestión del propio perfil, las y los adolescentes en particular, aplican importantes niveles de selectividad a la hora de realizar ciertas publicaciones, de manera tal que éstas favorezcan su imagen personal en todos los aspectos (Silva, Suárez, & Sierra, 2018), compartiendo de manera compulsiva prácticamente todas las actividades del día. Este “escaparatismo” al que se expone este tipo de usuario, responde a un modelo de sociedad virtual, simplificada y hedonista, en la que tener pruebas (imágenes o vídeos) del éxito social es el único modo de mantener la popularidad y ser visible (Portillo, 2016). Como consecuencia de esto se observa una verdadera aprensión en la actualización del propio “estatus”; actualización constante que sirve de testigo de cada cambio o novedad que esté ocurriendo o que va a ocurrir en la experiencia del sujeto, y que se necesita publicar y mostrar para ser visible y así existir en la red. Este hecho produce, a menudo, el fenómeno denominado “miedo a perderse algo”, popularmente llamado como FoMO “Fear of Missing Out”, definido como una aprehensión generalizada de que los demás podrían estar teniendo experiencias gratificantes de las que uno está ausente, y que se caracteriza por el deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo (Przybylski, Murayama, DeHaan & Gladwell, 2013).

Todo esto nos lleva a la reflexión de cómo, lejos de representar un espacio libre, de deconstrucción de los lastres corporales (Haraway, 1984), de los roles y mandatos de la cultura y la ideología imperante, el ciberespacio puede convertirse en un lugar de reproducción de modas, tendencias, ideales y creencias, que llega a limitar, inhibir y censurar posturas y pensamientos, con el solo fin de obtener aceptación o validación social (Guedes, et al., 2016; Pérez, Rumoroso, & Brenes, 2009). El precio de este afán de búsqueda de consenso por parte del otro, puede consistir en una excesiva vulnerabilidad del yo, en una escalada de competitividad con los otros, en una lógica estimulada por el solapamiento de nuevos entornos y tecnologías, sujetos a ciclos de sobrexpectación cada vez más voraces (Borges, & García, 2017): “En el mundo de las comunicaciones en que vivimos, el que no está conectado prácticamente no está en la sociedad” (Díaz Gandasegui, 2011, p.5).

Con la voluntad de contribuir a esclarecer las complejas dinámicas que se generan en las redes sociales y su influencia en la construcción del sujeto el presente estudio se propone identificar los mecanismos que influyen en la construcción de identidades on-line de las y los adolescentes, sus formas de relacionarse y de reconocerse en los otros/otras, para reconocer las actitudes y comportamientos que los regulan.

Método

El estudio que se presenta forma parte de una investigación aprobada y financiada por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo vinculada con las redes virtuales. En este artículo sólo damos cuenta del análisis de los discursos de 32 entrevistas y dos grupos focales realizados a estudiantes de secundaria (entre 12 y 16 años de edad) que responden a la parte cualitativa desde una epistemología hermenéutica.

Consideraciones éticas

A fin de atender a las consideraciones éticas de la investigación, se han contemplado tres criterios: la participación voluntaria a la investigación, el manejo de la confidencialidad y el manejo de posibles riesgos (Noreña, Alcaraz, Rojas, & Rebolledo, 2012). Estos criterios han sido cautelados a través de un consentimiento informado, previamente visado, autorizado por los comités de ética de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) Para el acceso a las y los informantes, en un primer momento se contactó las escuelas presentes en el territorio y con la mediación y el apoyo del cuerpo docente se entrevistó a las y los estudiantes de manera presencial.

Instrumentos y procedimiento

La utilización de las entrevistas etnográficas como técnica de recogida de información, tenía por objetivo indagar en la subjetividad de los sujetos y las configuraciones identitarias en los adolescentes, para luego complementar dichas categorías discursivas emergentes con la construcción social del discurso, producto de la discusión colectiva en los grupos focales (Redon, & Angulo, 2017). Ambas técnicas ancladas en la conversación, siguieron un protocolo temático articulado en las siguientes categorías: identificación y habla situada, iniciación, frecuencia y permanencia en la OLSN, plataformas más utilizadas, relatos vinculados al conflicto y exclusión, relatos vinculados a la discriminación de género, sentido de pertenencia, y configuración de perfiles. Los criterios de selección de los informantes, integró variables de homogeneidad: edad; región, estudiantes y de heterogeneidad: género, clase social, rendimiento académico, para identificar los mecanismos que influyen en la construcción de identidades on-line de las y los adolescentes y en la forma de relacionarse con el otro.

Análisis de datos

La gran cantidad de textos producto de las entrevistas y grupos focales, fue organizada con la asistencia del software Atlas T. En las fases de análisis, en primer lugar, se efectuó una codificación abierta, buscando sintetizar y expresar los mecanismos que influyen en la construcción de las identidades on-line de las y los adolescentes, a través de la forma de concepto. En un segundo momento, mediante la reflexión y la revisión de la literatura, se pasó a la categorización de dichos códigos, que fueron agrupados según el fenómeno sobre el que ha sido posible alcanzar una comprensión más profunda del texto. Tras un refinamiento de las categorías, se definió cinco categorías matrices.

En este artículo se discute los resultados del análisis de una categoría en particular, denominada “La red como vitrina”, que presenta cuatro subcategorías discursivas que incluyen los discursos relacionados con el uso y el “habitar” de las redes sociales de las y los adolescentes: el sentido de pertenencia en las redes sociales; las redes sociales como un espacio de performatividad de la identidad del sujeto; los efectos de los mecanismos performativos para la aceptación de la audiencia, la elección de ser y mostrar: un acto consciente.

Se establecieron conexiones entre las categorías identificadas, y comparaciones, construyendo una red conceptual a partir del primer análisis, la revisión de la literatura y de las reflexiones realizadas a lo largo del proceso.

Resultados

El sentido de pertenencia en las redes sociales

En el análisis de los elementos que caracterizan la construcción identitaria en las OLSN, una de las primeras reflexiones que emerge, es respecto a las motivaciones que inducen a las y los adolescentes a utilizarlas, en cuanto estás motivaciones influyen sobre la imagen que se decide dar de uno mismo/a. Un dato interesante a destacar en los resultados de nuestro estudio, son los casos de adolescentes que abren sus cuentan a muy temprana edad, entre los nueves y diez años, con ayuda de los padres o de algún familiar, principalmente con un fin lúdico.

Surimana 18 años: ‘Es que yo la primera vez que me hice Facebook mi papá me tenía prohibido porque decía que no, que Facebook desde los 13 años en adelante y un día, con una amiga su hermano, que tenía este juego de animalitos, que no me acuerdo como se llamaba y nosotras queríamos jugar y de ahí hizo un Facebook un viernes en la tarde en la casa de ella, 2009 tenía 11 años.’

Francisco 14 años: ‘En cuarto básico yo lo usaba más porque tenía unos compañeros que siempre hablaban de juegos que había ahí, entonces me metía a eso no más.’

Como podemos observar, si bien en el momento de registrarse en las redes sociales éstas declaran una limitación de acceso (Facebook requiere que los usuarios tengan una edad mínima de 14 años. WhatsApp fija el limite a los 13 años en el 2018 comunica que subirá la edad mínima a 16), no resulta difícil superar esta barrera, a veces, con la ayuda de los mismos adultos; de este modo, alterando la fecha de nacimiento, se efectúa una primera elección performativa, elección necesaria para entrar a formar parte del entorno virtual.

En el análisis de los resultados se destaca que la mayoría de las y los adolescentes entrevistados deciden utilizar las redes virtuales por entrar a formar parte del espacio de encuentro y intercambio sociales que éstas representan y, así, pertenecer al grupo, seguir lo que los otros hacen, y no quedar fuera de la tendencia.

José 14 años: ‘Porque toda la gente la empieza a usar y es como un tipo de moda que uno tiene que ir siempre como a la par, porque si no se pierde o cosas así.’

María Luisa 13 años: ‘Porque veía hartas personas que ocupaban Facebook y veías mis compañeros que lo tenían y yo también quería tenerlo.’

Sentirse parte de un grupo, como se ha visto en la discusión teórica, es una necesidad particularmente presente en la tapa de la adolescencia en cuanto, la identificación con el otro representa un elemento fundamental para autodefinirse e identificarse. Al ofrecer contacto con sus pares, en un contexto lejano de las miradas de los adultos y de la familia, las redes sociales se presentan como un espacio ideal para encontrar el sentido de pertenencia, para obtener el reconocimiento que a su vez permite la autoafirmación de la propia subjetividad. La oportunidad de pertenecer al grupo es brindada, sobre todo por la facilidad que las OLSN presentan de comunicarse donde y cuando uno lo desee, sin límite de tiempo ni distancia, permitiendo que sea más fácil encontrar lo que te refleja en los gustos y en las preferencias y ayudando a reconocer/se y a entender/se, aún más si en el entorno off-line se tropieza con dificultad en las relaciones o en el encuentro de tus semejantes.

Paola 14 años: ‘Fue un momento donde yo me sentía sola en el colegio, de hecho, me iba solamente a la biblioteca y estaba sola y necesitaba como hablar con gente, bueno no es lo mismo hablar con gente de mi familia, siempre he tenido apoyo, pero no es lo mismo. Entonces esta red social me permitió conocer a gente de otros países que vivían cosas muy parecidas a mí y me ayudaron, me ayudaron mucho en diferentes cosas que fueron sucediendo durante esos dos años.’

Las redes sociales como un espacio de performatividad de la identidad del sujeto

Queda en evidencia qué las OLSN posibilitan nuevos procesos de socialización, flexibles, ubicuos, anónimos y mutantes, brindando el tiempo y el espacio propicio (Bernárdez, 2006) para responder a la necesidad de reconocimiento por parte de los otros. Eso es posible sobre todo porque las OLSN dejan ser sin estar (Turkle, 2011), lo que permite “atreverse” a experimentar(se) diferentes aspectos de la identidad, sin miedo a lo que dirán y sin la responsabilidad por hacerse cargo de ello:

Flor María 15 años: ‘puedo liberarme más con mi gente por chat […] también poder liberar mi mente, puedo comentar cosas sin que me critiquen.’

Carina 15 años: ‘La gente tiende a expresar más en redes sociales ya que no tenis que enfrentarlo cara a cara, ya que de repente se pone nerviosa y además que en el Whatsapp tú podís pensar lo que vai a escribir y además que no te pueden interrumpir.’

La comunicación en chat, permite tomarse un tiempo para la respuesta y puede realizarse bajo el anonimato, hechos que favorecen aún más la libertad de expresarse y de ser detrás de la pantalla; el anonimato además provoca un efecto de desinhibición (Calvillo Ríos, Jasso Velázquez, 2018) que ayuda a mostrar aquellas partes que no se mostrarían en una relación cara a cara:

Ricardo 14 años: ‘Es que en las redes sociales ofrecen más libertad a veces que la vida real.’

Alfonso 14 años: ‘A ver, cuando uno entra a una red social se puede crear una máscara, uno no ve caras solamente ve discursos, entonces ahí yo también pude crear un discurso como partir de cero y empezar a interactuar con gente de otra forma que no era la habitual en mi vida cotidiana y esa gente también tenía esa máscara pero también me permitía como poder conocerla más de alguna forma, porque no había tanto peligro del tema de traición y cosas así, entonces la interacción que yo tuve con estos amigos, que de hecho hasta el día de hoy hablo con ellos pero ya no tanto obviamente, era como mucho más, como diría, mucho más cercana en comparación a gente que posiblemente podría conocer en mi vida real.’

Pero no en todas las personas el efecto anonimato provoca desinhibición. Algunas personas se sienten vigiladas y asumen así una actitud sospechosa, sienten que no pueden confiar en las intenciones de los demás, ni poder prever sus reacciones:

Ricardo 14 años: ‘Porque encuentro que es algo bastante, va a sonar fuerte pero bastante cobarde hacer algo por Facebook, es como estar detrás de una pared que no se puede romper.’

Paola 14 años: ’Es algo que yo también he preguntado al menos a uno de mis amigos, ¿tú eris así en la vida real? Porque él es así como bien, un amigo que es mexicano que es como bien, no sé, es bueno para la talla, como que cuenta todas sus cosas, sus anécdotas que son super raras, yo le digo oye ¿pero eris así? Me dice no si yo soy super introvertido, como que me cuesta tener amigos, igual salgo, pero como que no es lo mismo, no soy la única al final.’

No obstante, la performatividad de las identidades a través de la cual el sujeto se relaciona en los grupos on-line, es conocida y aceptada por las y los usuarios, considerándola como elemento distintivo y característico de la red social, que no impide el ser, estar y el formar parte:

Ricardo 14 años: ‘Hay dos sujetos dentro de nuestra personalidad, él que vive la vida real y él que vive las redes sociales. Entonces una persona que puede ser aburrida en la vida real no necesariamente tiene que ser aburrida en la vida de las redes sociales.’

A lo largo de los discursos analizados se observa como esta libertad en la construcción y la exhibición de la identidad experimentada en un principio, es agredida y limitada a medida que la identificación con el grupo y el sentimiento de pertenencia se afianza y prevalece la necesidad de ser aceptado/a, de entrar a formar parte de un discurso común, constituyéndose y mostrándose a través de una narrativa del sujeto, que responda a lo valorado y apreciado por el otro.

Los efectos de los mecanismos performativos para la aceptación de la audiencia

En el proceso de exhibición del propio perfil en búsqueda del reconocimiento y la aceptación, se construyen nuevos conceptos y formas de ver al otro, a través de los cuales la identidad y la subjetividad es negociada permanentemente (García, 2012), en una dinámica recíproca de alimentación constante, que muchas veces ve limitada la libertad de una exhibición auténtica de la propia subjetividad (real o construida), para responder a las expectativas de la audiencia. Es así como la selección de las fotos de perfil, de las fotos que se comparten, de los comentarios a otras publicaciones, se convierten en actos performativo, a través de los cuales se busca construir y proyectar una imagen socialmente reconocida y valorada, mostrando solo lo que se considera adecuado, la parte de sí mismo que “vale la pena mostrar” para atraer el consenso de los demás (Lenhart, 2015). En esta selección de valores y principios, diversos autores señalan como la red actúa como caja de resonancia del capitalismo neoliberal (Kember, & Zylinska 2012; Marwick, 2010; Rendueles, 2013;), promoviendo una imagen y un perfil socialmente aceptado, que responde a valores tales como el individualismo, el hedonismo, el consumo y la competitividad con los otros, por la atención la visibilidad y la autoafirmación (Castaño, 2015).

Surimana 18 años: ‘Soy bien profunda para mis cosas, pero en Facebook evito serlo porque como es a través de un texto la gente pude interpretar las cosas de distinta o sea si yo me pusiera argumentar o discutir con alguien esta persona se puede pasar veinte rollos ’.

Marlene 16 años: ‘Subir fotos de viaje, no sé trato de que sean cosas no tan cotidianas, cosas que merecen la pena dejarlas en Instagram.’

Flor María 15 años: ‘Allí puedo ver los comentarios de los otros, ahí puedo ver si le gusto a la gente lo que pensaba, lo que no, si es que no le gustó a la gente lo que yo opino.’

Esta preocupación de auto-mejora y auto-afirmación puede provocar un cierto nivel de ansiedad ligada a la autopresentación (Grieve, & Watkinson, 2016), para adquirir la validación de otros y al mismo tiempo llevaría a una constante actualización del propio “estatus, provocado, lo que anteriormente se ha descripto como FoMO “Fear of Missing Out”, (miedo a perderse) en otras palabras, una aprehensión generalizada de que los demás podrían estar teniendo experiencias gratificantes de las que uno está ausente, y que se caracteriza por el deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo (Przybylski, et al., 2013).

Ricardo 14 años: me siento desilusionado cuando veo que hay personas mucho más bonitas que yo, gente que lo está pasando bien, que sube fotos de sus vacaciones y yo estoy aquí día a día en esta red social de porquería, eso afecta la moralidad de las personas, generalmente lo bueno afecta negativamente a las personas por medio de la envidia.

Hay que destacar que estos efectos, según los estudios más recientes (Calvillo Ríos, & Jasso Velázquez, 2018; Grieve, & Watkinson, 2016) se observarían particularmente en los sujetos que presentan una personalidad débil y una dificultad en mantener relaciones con los otros. Los mismos estudios señalan que en estos sujetos, el uso de las redes sociales podría llegar a perjudicar la salud mental y la inserción en el contexto social (Andreassen, Pallesen, & Griffiths, 2017; Ryan, et al., 2014).

La elección de ser y mostrar: un acto consciente

Por lo que hemos podido observar del análisis de los datos y de la revisión bibliográfica, podemos constatar como las y los adolescentes son cada vez más conscientes de las potencialidades que encierran las redes sociales on-line, de las fronteras y de los límites que deben establecerse (García Galera, & Fernández Muñoz, 2017), no solo para garantizar su seguridad, a través de la ocultación de los datos personales o en aceptar los requerimientos de amistad en el propio grupo de “amigos”, sino también respecto a la influencia que éstas pueden tener en los actos y comportamientos de las personas.

Felipe 17 años: ‘O sea, como que cada cual está libre de hacer lo que quiere con sus cosas, pero creo que habría que tener como más, no sé cuál será la palabra, pero como más consciente o algo así, igual cuidarse uno mismo y respetar como su imagen.’

Silvia 15 años: ‘Ponen las fotos que quieren y por lo general es intención quizás de seducir a una persona específica, pero al final es una red social, entonces lo ven todas las personas, […] entonces igual es como triste porque al final se están como vendiendo por una red social, por tener seguidores personales que ni siquiera conocen y quizás algún día ni siquiera los conozcan; además que uno no sabe qué clase de pervertido sale en las redes sociales que se exponen, pero si igual es delicado aunque ahora igual es como más fácil detectar cuando hay como un acosador una cosa así […] Uno se da cuenta, si es un acosador ya lo bloqueamos entonces claro bloqueándolo, no le aparece ninguna información acerca de uno, entonces yo creo que en ese aspecto las redes sociales si han mejorado mucho, por lo menos en Facebook que es la que me manejo yo y es que así uno puede controlar mejor la información de quien la ve y ese tipo de cosas, porque igual siempre está el riesgo porque eso no impide que la otra persona se cree un perfil falso y así contacte a la otra persona pero bueno siempre existe ese riesgo.’

Por lo tanto, hoy en día podemos afirmar que las reglas del estar y ser en la red son claras y, más que dinámicas ocultas, hay un acto volitivo por el cual uno/a decide cómo ser en ella y qué mostrar a su audiencia. Por esta misma razón llama la atención, la fascinación por a ser popular, la competición por la cantidad de seguidores o por la cantidad de los likes:

Carina 15 años: ‘Porque todos tienen muchos likes, y porqué tenis que ser igual a todos’

Entrevistadora: ‘¿Y por qué crees que pa’ la gente es importante tener hartos likes?’

Carina 15 años: ‘Porque de repente igual es, cuándo subo algo es bakán ver que tengo hartos likes, cómo que se siente eso a tanta cantidad de gente le gusta lo que yo publiqué.’

Así como el desprecio de actitudes consideradas como negativas y deprimentes, que son habitualmente ridiculizadas:

Alex 15 años: ‘Verme feliz […] en que no que sepan los problemas que tengo, que, si estoy mal, que, si estoy bien, verme siempre normal. Porque no me gusta que me vean mal, no me gusta que me tengan pena, o algo así.’

El resultado, a menudo parece llevar a una superficialidad extrema en los atributos seleccionados para construirse y relacionarse, que apuntan únicamente a ganar consenso: “en el contexto de un panorama social progresivamente más sofisticado y que evoluciona hacia un papel más central, los jóvenes parecen optar por una simplificación de sus posibilidades y un uso que podríamos caracterizar como de extremadamente” (Dans, 2017, p.96).

Surimana 18 años: ‘Esa es la imagen que a mí me gusta proyectar de mí misma, de una mina que le gusta el hueveo, que lo pasa bien, que le gusta conversar, comer, salir.’

Karen 13 años: ‘Lo único que tengo son como fotos rosadas y eso es todo, yo creo que me ven así la niña que le gusta el rosado, una cosa así porque eso es lo único que tengo.’

No podemos dejar de señalar que a medida que se avanza en la experiencia de las redes sociales, paralelamente a una adquisición de madurez, parece que el uso funcional vuelve a cobrar más relevancia; el exhibirse deja paso al relacionarse, y el interés hacia la vida de los demás deja espacio al informarse:

Alfonso 18 años: ‘Le doy como un uso igual académico en el sentido de que la información como de la universidad normalmente se traduce o se transmite desde ahí, entonces estoy en el grupo de mi generación, en el grupo de las otras generaciones en función a los ramos que tengo y en el perfil de todo el grupo, entonces como que le doy un rol un poco académico y un poco más de información de comunicación, entonces no sé…’

Se coincide coincidimos con Dans (2017) al afirmar que “el uso de herramientas sociales como parte de la identidad, como complemento a un interés o afición personal […] es, en general, mucho más propio de generaciones más maduras que de los jóvenes como tales” (Dans, 2017, p.27), en cuanto se ha visto como, en las y los adolescente, el ser y habitar las redes sociales, puede representar un proceso complejo en el cual, las dificultades de relación y de desarrollo de personalidad, a las que se suelen enfrentar por su momento de vida, pueden encontrar un espacio de exaltación y radicalización.

Discusión y Conclusiones

El propósito de este artículo ha sido identificar los mecanismos que influyen en la construcción de identidades on-line de las y los adolescentes y en su forma de relacionarse con el otro. Por lo observado en el análisis de los datos y en la revisión bibliográfica, podemos constatar como las y los adolescentes son cada vez más conscientes de las potencialidades que encierran las redes sociales on-line (García Galera, & Fernández Muñoz, 2017; González Ramírez, & López Gracia, 2018) y de hecho en numerosos casos, la edad de acceso a éstas, se realiza en edades más temprana de las que las mismas redes sociales indican cómo necesaria para registrares, induciendo al sujeto a su primer acto performativo, realizado, muchas veces, con el apoyos de adultos. Las principales motivaciones que mueven las y los chicos a formar partes de una red social, suelen estar vinculadas a su oferta lúdica, prevalentemente cuando se accede antes de los 12 años o, en la mayoría de los casos analizados, a la necesidad de pertenecer al grupo; una necesidad ésta, particularmente presente en la adolescencia, dado que, la identificación con el otro representa un elemento fundamental para autodefinirse e identificarse (Jackson, et. al., 2010; Zacarés, et. al., 2009).

De los discursos analizados se observa cómo la aceptación y el reconocimiento de los otros, representan los mecanismos que más condicionan las y los adolescente a la hora de relacionarse en la red y como éstos influyen de manera significativa en la (re)definición de su subjetividad. Subjetividad que viene moldeada a las exigencias de una audiencia siempre más exigente, que puede limitar la libertad de gestos, opiniones y específicamente la autonomía propia de una moral autónoma. Juntos a la aceptación y el reconocimiento, lo que mayormente condiciona las y los adolescentes en su construcción subjetivas y en sus relaciones, es la necesidad de pertenecer y ser aceptado/a, necesidad que se vive bajo una presión dictada de los mandatos valóricos imperante, que imponen un alto valor a la audiencia y al consenso.

En particular de los discursos analizados se observa cómo conclusiones más destacadas de nuestro trabajo encontramos que las dinámicas que se generan en la socialización en red, y convierten la relación con el otro en una parte constituyente de la propia identidad (Santor, et al., 2000); sin el otro el ser se vuelve invisible, a través del otro es posible construirse y validarse, mucho más que en un espacio “real” (Hawk, et al., 2019; Guedes, et al., 2016).

Se observa, además, cómo el espacio hibrido de socialización de la OSLN, abierto y expuesto a la multitud de miradas y comentarios, se convierte en un teatro performativo en el cual el sujeto, lejos de inventarse y experimentar formas de libertad desligada de los mandatos socioculturales, se expone delante una audiencia siempre más exigente, que puede demarcar y limitar sus gestos y opiniones. Esta preocupación de auto-mejora y auto-afirmación puede provocar un cierto nivel de ansiedad ligada a la auto-presentación (Grieve, & Watkinson, 2016), para adquirir la validación de otros (Andreassen, Pallesen, & Griffiths, 2017); al mismo tiempo como efecto de la presión de los iguales por sobre la representación del yo, se presentan casos de autocensura, forzados por las expectativas de la audiencia (Das, & Kramer 2013; Marder, et al. 2016; Marwick, & Boyd, 2011).

Se evidencia finalmente como en el ser en la red y en la construcción de la propia identidad, por parte de las y los adolescentes, prevalece la necesidad de ser aceptado/a, de entrar a formar parte de un discurso común, constituyéndose y mostrándose a través de una narrativa del sujeto, que responda a lo valorado y apreciado por el otro. El reconocimiento necesita popularidad y la popularidad es una tendencia establecida por el bagaje valórico de una sociedad individualista que exalta la autoafirmación a toda cuesta y que proyecta promesas de libertad. Sin embargo, no puede existir libertad de construcción de identidad allí donde no se marca un nuevo territorio; las y los adolescentes que habitan estos espacios, fluidos e híbridos de las redes, muchas veces no discriminar las fronteras entre lo virtual y lo real; todo está interconectado, ambos se alimentan; no se percibe la ruptura con los mandatos donde todo es un continuum y el espacio de interpretación se ve silenciado. En este contexto social siempre más sofisticado, las y los adolescentes parecen optar por una simplificación de sus posibilidades y un uso que podríamos caracterizar como de extremadamente simple de las redes sociales (Dans, 2017).

El aporte de nuestro estudio ha sido observar como las redes sociales pueden dejar su promesa utópica de espacio deconstruido y neutral, y actuar como continuación de cualquier otro contexto social, volviéndose un lugar en el cual hay que intentar afirmarse como individuo y atreverse a ir contra corriente. Para una análisis más profunda e integral de los mecanismos que influyen en la construcción de identidades on-line y de en la forma de relacionarse con el otro, sería necesario observar, mediante la etnografía virtual, los perfiles personales que crean las y los adolescentes en las plataformas de redes sociales, en la falta de tal análisis reside la limitación de este estudio. Para futura investigaciones sería importante esto podría desvelar dinámicas relacionales más compleja y aportar datos más detallados sobre las elecciones de los elementos que configuran sus identidades on-line.

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Financiamiento

Se agradece el financiamiento del Proyecto Fondecyt No. 1160391 y del Proyecto PIA CIE 160009, de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), Chile.

Recibido: 28 de Noviembre de 2019; Aprobado: 11 de Marzo de 2020

* annachiara.delprete@gmail.com

Annachiara Del Prete, es investigadora del Centro de Investigación EduInclusiva de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, Chile. Sus líneas de investigación son: ciudadanía y género; género y tecnología; tecnología educativa; innovación educativa.

Silvia Redon, es educadora y doctora en Evaluación y Mejora de la Educación, por la Universidad de Cádiz. Es investigadora del Centro EduInclusiva de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, Chile.

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