Introducción
La regulación emocional se puede definir como un conjunto de procesos intrínsecos y extrínsecos que, en base a la activación de un objetivo, controlarán el inicio, mantención, y modificación de reacciones emocionales positivas y negativas (Gross y Thompson, 2007; Thompson, 1994), a través de diversos procesos cognitivos que, además influirán en la latencia, intensidad, y duración de dicha emoción (Gross, Sheppes, Urry, 2011). Este impacto en la dinámica de las emociones permite que los sujetos formen sus emociones, aludiendo al cómo y cuándo las experimentan (Barrett, Ochsner y Gross, 2007).
Durante las dos últimas décadas, la investigación sobre regulación emocional ha aumentado significativamente, siendo una de las áreas más fructíferas y de rápido crecimiento (Tamir, 2011). Los diversos campos de investigación convergen en que las dificultades para regular las emociones poseen un rol fundamental en el desarrollo y mantenimiento de sintomatología psicopatológica, sobre todo, en población infanto-juvenil (Aldao, Gee, De Los Reyes y Seager, 2016; Gratz, Weiss y Tull, 2015; Berking, Wirtz, Svald y Hofmann, 2014, Lee et al., 2014; Aldao y Nolen-Hoeksema, 2010; Eisenberg, Spinrad y Eggum, 2010).
Los constantes cambios en el funcionamiento biológico, cognitivo, social y familiar característicos de la adolescencia (Blakemore y Mills, 2014), exponen a los adolescentes a mayores fuentes de estrés y emociones intensas, como la separación de los padres, bullying, rendimiento académico, interacción con sus compañeros, entre muchas otras (Cracco, Goossens y Braet, 2017; de Veld, Riksen-Walraven y de Weerth, 2012). Convirtiendo a los jóvenes en personas más vulnerables a influencias internas y sociales (Bailen, Green y Thompson, 2019; Ahmed, Bittencourt-Hewitt y Sebastian, 2015).
La alta prevalencia de trastornos mentales presentados en la adolescencia (Polanczyk, Salum, Sugaya, Caye y Rohde, 2015) y la posibilidad de que las experiencias de los individuos durante este período pueden perpetuarse en la adultez, influyendo y configurando en gran medida sus futuras interacciones sociales y bienestar, es que los investigadores han centrado sus esfuerzos en asociar los problemas de regulación emocional con múltiples factores psicosociales en diversos contextos, destacándose los estudios en el área clínica (Schäfer, Naumann, Holmes, Tuschen-Caffier y Samson, 2017; Oram, Ryan, Rogers y Heath, 2017; Criss, Morris, Ponce Garcia, Cui y Silk, 2016; Dvorak, Sargent, Kilwein, Stevenson, Kuvaas y Williams, 2014; Veilleux, Skinner, Reese y Shaver, 2014). Consecuencia de esto, es la propuesta de la regulación emocional como un elemento transdiagnóstico en psicoterapia (Sloan, Hall, Moulding, Bryce, Mildred y Staiger, 2017), transformándose en un objetivo central para el tratamiento de: (1) problemas interiorizados, entendidos como dificultades principalmente emocionales que afectan el estado ánimo y preocupación de los adolescentes y (2) problemas exteriorizados, que hacen referencia a comportamientos disruptivos, que en algunas ocasiones suelen ser visualizados por un tercero (Aldao et al., 2016; Braet et al., 2014).
Los hallazgos reportados por estudios en muestras clínicas y no clínicas convergen en que los procesos de regulación emocional adecuados obtienen reducciones significativas en sintomatología ansiógena y depresiva, así como en comportamientos disruptivos (Mennin, Fresco, O'Toole y Heimberg, 2018; Lenz, Del Conte, Hollenbaugh y Callendar, 2016; Garnefski y Kraaij, 2016; Eastabrook, Flynn y Hollenstein, 2013; McLaughlin, Hatzenbuehler, Mennin y Nolen-Hoeksema, 2011; Saxena, Dubey y Pandey, 2011). Estos resultados también se sostienen entre distintas intervenciones terapéuticas que tienen como objetivo el entrenamiento de habilidades específicas de regulación emocional (Ehret, Kowalsky, Rief, Hiller y Berking, 2014; Berking et al., 2008), dentro de las que destacan la terapia de regulación emocional (Mennin y Fresco, 2009), entrenamiento en regulación emocional (Berking, 2010), entrenamiento en procesamiento emocional óptimo (Hervás y Vázquez, 2006).
Si bien, los estudios se han enfocado principalmente en evaluar los efectos de la regulación emocional disfuncional sobre los problemas conductuales y emocionales, también existen estudios que se han orientado a evaluar el rol de las diferencias de género en dicha asociación. Nolan-Hoeksema y Aldao (2011) encontraron que las mujeres eran más propensas a utilizar varias y diferentes estrategias de regulación emocional que los hombres y, que el uso de estrategias de regulación disminuye con la edad, con la excepción de la estrategia supresión que aumentó en mujeres. Así, otros estudios señalan que los hombres se caracterizan por manifestar mayores conductas agresivas, problemas de atención, mientras que en las mujeres se observa mayor sintomatología depresiva y ansiosa (Lee y Bukowski, 2012; Nolen-Hoeksema, 2012). Estas diferencias se pueden atribuir a que los hombres y mujeres expresan sus emociones de manera diferente, utilizando distintas estrategias de regulación emocional (Chaplin, 2015; Chaplin y Aldao, 2013).
A pesar de existir bastante evidencia que fundamenta la asociación entre estas variables, la mayoría de las investigaciones se han realizado en países desarrollados (Estados Unidos y Europa) donde la asignación de recursos a la salud mental es mayor a la que pueden optar aquellos países en vías de desarrollo como Chile y el resto de países Latinoamericanos (Saxena, Thornicroft, Knapp y Whiteford, 2007). El gasto público en salud mental en estas regiones, es muy inferior al necesario, sobre todo si se considera la alta prevalencia de trastornos mentales y la baja disponibilidad de intervenciones asequibles para los ciudadanos (Saraceno et al., 2007).
Aunque Chile se caracteriza por entregar una atención de salud mental institucionalizada que permite un mayor acceso en comparación a otros países de Latinoamérica, la escasez de recursos aún persiste (Errázuriz, Valdés, Vöhringer y Calvo, 2015). Por tanto, la necesidad de obtener una mayor comprensión de este fenómeno en países con acceso limitado al tratamiento de salud mental es imprescindible, sobre todo por sus posibles repercusiones en la salud mental de los adolescentes y su esencial contribución en psicoterapia.
El propósito de este estudio es evaluar la asociación entre los problemas de regulación emocional e indicadores de salud mental en adolescentes de la ciudad Arica al Norte de Chile, además de describir y comparar los niveles de problemas interiorizados y exteriorizados entre hombres y mujeres.
Método
Estudio no experimental cuyo diseño es transversal ex post facto retrospectivo, con alcance correlacional, debido a que se miden todas las variables en un solo momento y el fenómeno ya ha ocurrido (Ato, López-García y Benavente, 2013).
Esta investigación forma parte de un proyecto mayor, llevado a cabo por la Línea de Inclusión Psicosocial del Centro de Justicia Educacional (CJE).
Participantes
La muestra estuvo constituida por 2331 estudiantes de 11 a 20 años (séptimo básico a cuarto medio) provenientes de establecimientos educacionales de la ciudad de Arica, donde el 45.8% (N=1069), pertenecía a Establecimientos Particular Subvencionado por el Gobierno, 41.8% (N=973) a Municipales y 12.4% (N=289) a escuelas Privadas. La elección de los participantes se realizó a través de una estrategia de muestreo no probabilística, por conveniencia (Otzen y Manterola, 2017).
En general, la edad media fue de 14.3 (DE = 1.8) años, 1171 (50.5%) fueron mujeres y 1150 (49.5%) fueron hombres. Respecto a la nacionalidad de los participantes 2165 (93.3%) eran chilenos y 156 (6.7%) extranjeros. Los estudiantes presentaron las siguientes puntuaciones medias y desviaciones típicas en: problemas de regulación emocional (M = 2.4; DE = 1.0), depresión (M = 2.1; DE = 0.8), ansiedad (M = 2.5; DE = 0.8), ansiedad social (M = 2.4; DE = 0.8), problemas de atención (M = 2.3; DE = 0.7), hiperactividad-impulsividad (M = 2.0; DE = 0.6) y conducta desafiante (M = 1.8; DE = 0.7), dando cuenta que la mayoría de las respuestas se centraron en reportar una baja frecuencia de problemas para comprender y expresar sus emociones, así como bajos problemas interiorizados y exteriorizados.
Instrumentos
Escala sociodemográfica ad-hoc: Utilizada para la identificación del sexo, edad y nacionalidad de los estudiantes.
Sistema de evaluación de niños y adolescentes (SENA) (Fernández-Pinto, Santamaría, Sánchez-Sánchez, Carrasco, y del Barrio, 2015a; 2015b): está compuesto por 9 cuestionarios, con el fin de evaluar un amplio espectro de problemas emocionales y conductuales a través de tres grupos de edad: Infantil (3-6 años), Primaria (6-12 años) y Secundaria (12-18 años). Las opciones de respuesta para cada versión, corresponden a declaraciones conductuales en formato Likert de 5 puntos (1 = “Nunca” a 5 = “Siempre”). Esta escala reportó evidencia de validez y fiabilidad adecuados para ser utilizado en niños y adolescentes de contextos hispanohablantes (Sánchez-Sánchez, Fernández-Pinto, Santamaría, Carrasco y del Barrio, 2016).
El conjunto de cuestionarios posee un enfoque multidimensional y se encuentra distribuido mediante tres bloques de escalas principales (escalas de problemas, de vulnerabilidad y de recursos personales), que incluyen variables que van desde la depresión (DEP), ansiedad (ANS), problemas de atención (ATE) a búsqueda de sensaciones (BUS), consumo de sustancias (SUS) y problemas con los compañeros (COM). Para el desarrollo de esta investigación se utilizaron los siguientes cuestionarios en su versión Secundaria (12-18 años):
Problemas de regulación emocional (REG): evalúa la presencia de dificultades para comprender, regular y expresar las propias emociones, a través de ítems como “Me cuesta entender mis sentimientos”. Puntajes altos sugieren que los estudiantes tienen dificultades para controlar y regular sus emociones, así como problemas para identificar y reconocer las causas que les hacen experimentar determinadas emociones.
Depresión (DEP): mide la presencia de sintomatología depresiva, que se caracteriza por ánimo disfórico, anhedonia, sentimientos de inutilidad, culpa y pensamientos asociados con la muerte. Esta escala contiene ítems como “Sufro mucho”. Puntajes altos sugieren la presencia de manifestaciones depresivas, expresadas mediante un estado de ánimo triste o irritable.
Ansiedad (ANS): evalúa la presencia de un malestar subjetivo generalizado caracterizado por preocupaciones persistentes y recurrentes propias de la ansiedad generalizada mediante ítems como “Me angustian o agobian mis problemas”. Puntajes altos sugieren que los estudiantes manifiestan sensaciones de nerviosismo, malestar subjetivo general y sobreactivación fisiológica.
Ansiedad social (ASC): mide la presencia de síntomas ansiosos específicamente asociados con situaciones de tipo social, donde las personas temen a ser evaluadas o enjuiciadas. Esta escala contiene ítems como “Me pongo nervioso cuando hay mucha gente alrededor”. Puntajes altos señalan que los estudiantes manifiestan incomodidad, nerviosismo e inseguridad en escenarios sociales.
Problemas de atención (ATE): evalúa la presencia de síntomas de inatención característicos del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), concentrándose en el déficit de control atencional, como dirigir atención hacia la tarea o estímulos irrelevantes. Esta escala contiene ítems como “Me despisto y cometo muchos errores sin darme cuenta”. Puntajes altos sugieren que los estudiantes tienen dificultades para mantener y dirigir su atención.
Hiperactividad-impulsividad (HIP): mide los comportamientos hiperactivos e impulsivos propios del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), enfocándose en actividad motriz excesiva y exagerada, además de un déficit en el control inhibitorio. Esta escala contiene ítems como “Me llaman la atención porque corro o salto donde no debo”. Puntajes altos sugieren que los estudiantes poseen un nivel motriz excesivo y tienen dificultades para inhibir su conducta.
Conducta desafiante (DES): evalúa la presencia de comportamiento de oposición a las figuras de autoridad, como los padres, profesores y otros adultos. Incluye comportamientos de desobediencia en el hogar y clases, hasta conductas hostiles y de enfrentamiento problemáticos. Esta escala contiene ítems como “Si mis padres me prohíben algo, lo hago más todavía”. Puntajes altos sugieren que los estudiantes ejecutan comportamientos desafiante y desobediente con sus padres, profesores y otros adultos.
Procedimiento
Se contactó a los Directores y Orientadores de los establecimientos educacionales de Arica, invitándolos a participar de manera voluntaria en este estudio. El proceso de aplicación del instrumento se llevó a cabo a través de papel y lápiz en forma grupal al interior de la clase. La extensión de la evaluación fue aproximadamente 45 minutos y no hubo ninguna gratificación por responder el cuestionario.
Consideraciones éticas
La presente investigación, fue aprobada por el Comité Ético Científico de la Universidad de Tarapacá.
Antes de iniciar el proceso de aplicación, en las reuniones de apoderados y salas de clases se explicó los objetivos del estudio y se entregó un consentimiento informado a los padres y posteriormente se obtuvo el asentimiento informado de los adolescentes, el cual contenía por escrito el propósito del estudio, las garantías de anonimato y confidencialidad, los derechos de los participantes, los posibles riesgos y los datos de contacto del investigador principal.
Análisis estadístico
Previo a la estimación del modelo de ecuación estructural y con la finalidad de proporcionar evidencia de validez y fiabilidad preliminar, se procedió a probar y depurar los modelos de medida, mediante análisis factoriales confirmatorios (AFC) y coeficientes alfa de Cronbach y omega jerárquico de McDonald's. Posteriormente, con los modelos de medida depurados, se estimó un modelo de ecuación estructural (SEM), con los efectos de los problemas de regulación emocional (REG) sobre los problemas interiorizados, compuesto por depresión (DEP), ansiedad (ANS), ansiedad social (ASC) y, sobre los problemas exteriorizados, compuesto por problemas de atención (ATE), hiperactividad-impulsividad (HIP) y conducta desafiante (DES).
Los modelos AFC y SEM se realizaron a través de matrices de correlación policóricas (Barendse, Oort y Timmerman, 2015) y el método de estimación mínimos cuadrados ponderados robusto (WLSMV), el cual es robusto con variables discretas no normales (Asparouhov, 2007). El ajuste general de los modelos se evaluó siguiendo las recomendaciones del punto de corte propuesto por Schreiber (2017) (CFI y TLI > .90 es aceptable y > .95 es adecuado; RMSEA < .08 es aceptable y < .06 es adecuado).
Finalmente, para evaluar las diferencias de salud mental y problemas de regulación entre hombres y mujeres, se utilizó una prueba T para muestras independientes. Adicionalmente, para estimar el tamaño del efecto de dichas diferencias, se utilizó el coeficiente d propuesto por Cohen (1988).
Los análisis estadísticos fueron realizados en los programas estadísticos Statistical Package for the Social Sciences (SPSS), en su versión 25 y Mplus, en su versión 8.2.
Resultados
Modelos de medida
Según los estándares de ajuste más comunes y recomendados en la literatura (CFI>.95; TLI>.95; RMSEA<.06) (Schreiber, 2017) algunas relaciones entre observaciones se encontraban insuficientemente representadas por los modelos iniciales, con la excepción de la escala de conducta desafiante. Debido a esto, se procedió a depurar iterativamente los modelos de medida a través de la eliminación de ítems redundantes y con cargas factoriales menores a 0.3 (Abada, Olea, Ponsoda y García, 2011), reduciendo de esta forma las escalas. Los detalles del ajuste global de los modelos de medida se presentan en la Tabla 1.
Tabla 1 Indicadores de ajuste de los modelos de medida iniciales y depurados
Model | Par | χ2 | df | p | CFI | TLI | RMSEA | RMSEA CI 90% | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Low | Upp | ||||||||
DEP | 70 | 2579.0 | 77 | .000 | .942 | .931 | .118 | .114 | .122 |
DEP* | 35 | 101.3 | 14 | .000 | .995 | .992 | .052 | .043 | .062 |
ANS | 50 | 267.4 | 35 | .000 | .987 | .983 | .054 | .048 | .060 |
ANS* | 40 | 137.0 | 20 | .000 | .992 | .989 | .050 | .042 | .058 |
ASC | 40 | 2503.4 | 20 | .000 | .600 | .440 | .231 | .224 | .239 |
ASC* | 20 | 17.5 | 2 | .000 | .992 | .975 | .058 | .035 | .084 |
ATE | 50 | 1189.7 | 35 | .000 | .865 | .826 | .119 | .113 | .125 |
ATE* | 30 | 38.3 | 9 | .000 | .993 | .988 | .038 | .026 | .050 |
HIP | 50 | 1269.2 | 35 | .000 | .815 | .762 | .123 | .117 | .129 |
HIP* | 25 | 19.3 | 5 | .000 | .995 | .990 | .035 | .020 | .052 |
DES | 15 | 0.0 | 0 | .000 | 1.00 | 1.00 | .000 | .000 | .000 |
REG | 35 | 291.1 | 14 | .000 | .985 | .977 | .092 | .083 | .102 |
REG* | 25 | 27.0 | 5 | .000 | .997 | .995 | .044 | .028 | .060 |
Nota: DEP= Depresión; ANS= Ansiedad; ASC= Ansiedad social; ATE= Problemas de atención; HIP= Hiperactividad-impulsividad; DES= Conducta desafiante; REG= Problemas de regulación emocional Par = número de parámetros; χ2 = chi cuadrado; df = grados de libertad; p = significado; CFI = índice de ajuste comparativo; TLI = índice de Tucker-Lewis; RMSEA = Error del cuadrado medio de la raíz de aproximación. CI = intervalo de confianza; Low = más bajo; Upp = superior;
*Modelo depurado.
Las estimaciones de fiabilidad para los modelos de medida de depresión (DEP) (α = 0.88; ω = 0.88), ansiedad (ANS) (α = 0.86; ω = 0.86), ansiedad social (ASC) (α = 0.74; ω = 0.75), problemas de atención (ATE) (α = 0.73; ω = 0.74), hiperactividad-impulsividad (HIP) (α = 0.70; ω = 0.71), y problemas de regulación emocional (REG) (α = 0.81; ω = 0.82) fueron adecuados o al menos suficientes según se utilice alfa de Cronbach (α) u omega jerárquico de McDonald's (ω) (Cho y Kim, 2015), salvo la escala de conducta desafiante (DES) (α = 0.69; ω = 0.69) que está ligeramente por debajo de lo previsto.
Modelo de ecuación estructural (SEM)
Basado en los modelos de medida depurados, se contrastó un modelo de ecuación estructural con los efectos de los problemas de regulación emocional (REG) sobre los problemas interiorizados, compuesto por depresión (DEP), ansiedad (ANS), ansiedad social (ASC) y, sobre los problemas exteriorizados, compuesto por problemas de atención (ATE), hiperactividad-impulsividad (HIP) y conducta desafiante (DES) (Figura 1).

Figura 1 Modelo de ecuación estructural con los efectos de problemas de regulación emocional sobre problemas interiorizados y exteriorizados
En el modelo se observa que, los problemas de regulación emocional poseen efectos directos grandes (b > .50) (Cohen, 1988) sobre todas las variables que componen los problemas interiorizados y exteriorizados, efectos que son distintos de cero en la población. El modelo presentó aceptables niveles de ajuste (CFI= .941; TLI=.936; RMSEA= .053) (Schreiber, 2017), lo cual sugiere que sus relaciones están suficientemente representadas en la población. Finalmente, el modelo es capaz de explicar el 74.6% de la varianza de depresión, 78.9% de la varianza de ansiedad, 34.6% de la varianza de ansiedad social, 43.2% de la varianza de hiperactividad-impulsividad, 57.3% de la varianza de problema de atención y 32.4% de la varianza de conducta desafiante. La representación gráfica del modelo hipotetizado en este estudio se presenta en la Figura 1.
Diferencia entre grupos
En cuanto a los problemas interiorizados, se observó que las mujeres presentaron mayores síntomas de depresión, ansiedad y ansiedad social que los hombres (p > 0.01), diferencias que fueron estadísticamente significativa y presentaron un tamaño del efecto mediano (d> 0.3) (Cohen, 1988), mientras que en los problemas exteriorizados no se encontraron diferencias estadísticamente significativas. En cuanto a los problemas de regulación emocional, se observó diferencias estadísticamente significativas (t=11.71; p= 0.00), con un tamaño del efecto mediano (d= 0.48)(Cohen, 1988), entre hombres y mujeres, siendo mayor las dificultades en el grupo de mujeres. Los detalles de las diferencias entre estudiantes hombres y mujeres se presentan en la Tabla 2.
Tabla 2 Comparación entre estudiantes hombres y mujeres en las escalas de vulnerabilidad y problemas exteriorizados e interiorizados
Mujer | Hombre | T-test | p | d | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Dimensiones | Variables | M | DE | M | DE | |||
P. interiorizados | Depresión | 2.2 | 0.9 | 1.9 | 0.7 | 9.38 | .000** | 0.38 |
Ansiedad | 2.7 | 0.9 | 2.3 | 0.7 | 11.17 | .000** | 0.46 | |
Ansiedad social | 2.5 | 0.8 | 2.2 | 0.7 | 7.77 | .000** | 0.32 | |
P. exteriorizados | Problemas de atención | 2.3 | 0.8 | 2.3 | 0.7 | 0.83 | .401 | --- |
Hiperactividad-impulsividad | 2.0 | 0.6 | 2.0 | 0.8 | -2.35 | .059 | --- | |
Conducta desafiante | 1.6 | 0.7 | 1.5 | 0.7 | 0.23 | .811 | --- | |
Escala de vulnerabilidad | Problemas de regulación emocional | 2.6 | 1.0 | 2.1 | 0.8 | 11.71 | .000** | 0.48 |
Nota: M=Media; DE= Desviación estándar; T-test= estadístico T; p= Significación;
*p<.05;
**p<.01; d= d de Cohen.
Discusión
El objetivo de este estudio fue evaluar la asociación entre los problemas de regulación emocional e indicadores de salud mental en adolescentes de la ciudad Arica al Norte de Chile, además de describir y comparar los niveles de problemas interiorizados y exteriorizados entre hombres y mujeres. Este estudio mostró que, los problemas de regulación emocional influyen en la sintomatología depresiva y ansiógena, así como en los comportamientos disruptivos (motricidad excesiva, déficit de control atencional o conductas de desobediencia). Estos resultados son concordantes con los hallazgos encontrados previamente en estudios realizados en países desarrollados (Estados Unidos y Europa) (Garnefski y Kraaij, 2016; Eastabrook et al., 2013; McLaughlin et al., 2011), cuyos resultados también sugieren que la regulación emocional es un factor central en el desarrollo y mantenimiento de trastornos mentales en adolescentes (Aldao, Gee, De Los Reyes y Seager, 2016; Gratz, Weiss y Tull, 2015; Berking, Wirtz, Svald y Hofmann, 2014, Lee et al., 2014; Aldao y Nolen-Hoeksema, 2010; Eisenberg, Spinrad y Eggum, 2010).
Una razón que podría explicar los hallazgos de este estudio está asociado al carácter dinámico de la regulación emocional, que cambia en función del contexto y del desarrollo de los adolescentes, en este sentido no sólo es un factor de riesgo/protección para la psicopatología, sino también puede ser un resultado en si misma (Aldao et al., 2016). Esto sugiere la necesidad de promover entrenamientos específicos de regulación emocional para adolescentes mediante terapias individuales o grupales. No obstante, ante el difícil acceso a tratamientos en salud mental actualmente en Chile, se podría sugerir que los entrenamientos de regulación emocional se promuevan a través de programas e intervenciones psicoeducativas en los establecimientos educacionales, con la finalidad de generar y articular redes asistenciales de salud mental que permitan llegar a la mayor cantidad de estudiantes.
Aunque los problemas de regulación emocional influyen sobre los problemas interiorizados y exteriorizados, los efectos son mayores cuando se asocia a sintomatología depresiva y ansiosa. Esto sugiere que los adolescentes con dificultades para regular sus emociones son más vulnerables a la aparición de problemas interiorizados que problemas exteriorizados. Esto podría ser explicado por la naturaleza de las variables utilizadas en este estudio, donde los problemas de regulación emocional y problemas interiorizados se expresan y encuentran en el mismo nivel de evaluación (aspectos cognitivos), mientras que los problemas exteriorizados no lo están, ya que son expresados mediante conductas. Esto aumenta la probabilidad de que los efectos de los problemas de regulación sobre problemas exteriorizados se vean disminuido en comparación a los efectos observados sobre los problemas interiorizados (Garnefski, Kraaij y van Etten, 2005).
Los resultados también mostraron la existencia de diferencias en indicadores de salud mental en función del género de los estudiantes, así, las mujeres poseen mayores síntomas depresivos, ansiosos y más problemas de regulación emocional que los hombres. Esta diferencia podría estar siendo explicada por las diferentes formas en que expresan las emociones los hombres y las mujeres, esto asociado a los roles sociales de género, que en parte se regulan por las normas y expectativas sociales de éste, los cuales se encuentran definidas por la comunidad, sobre todo en culturas occidentales, donde se espera que las mujeres sean más expresivas que los hombres (Chaplin, 2015; Fischer y LaFrance, 2015; England, 2010). Sin embargo, este no es el caso para esta muestra, ya que, al parecer, las mujeres estarían presentando dificultad en la expresión de sus emociones. Siendo posible que algunas normas sociales como el enjuiciamiento y valoración constante, características de una cultura patriarcal hegemónica estén reprimiendo esta expresión emocional.
Evidencia de esto es, el aumento del uso de la rumiación como una estrategia de regulación emocional, que además ha sido identificado como un factor importante en el desarrollo y mantenimiento de sintomatología depresiva en el grupo femenino (Aldao et al., 2016; Zimmermann y Iwanski, 2014).
Este estudio posee algunas limitaciones. En primer lugar, se utilizó un instrumento de carácter autoinforme, el cual podría producir sesgos, si es que los sujetos poseen dificultades para comprender y/o identificar sus estados emocionales. Segundo, esta investigación no contiene reportes de padres ni de los profesores, lo cual podría delimitar la comprensión del fenómeno a la capacidad del adolescente para entender sus propias emociones y conductas (De Los Reyes, Alfano, Lau, Augenstein y Borelli, 2016; De Los Reyes et al., 2015). Tercero, el diseño utilizado en investigación, se caracteriza por ser transversal, por lo que no es posible establecer efectos causales entre las variables.
Futuras investigaciones debiesen explorar de manera diferencial los efectos de las estrategias de regulación emocional adaptativas y desadaptativas, así como incorporar otros factores asociados a la regulación emocional disfuncional, como el afrontamiento, autocontrol, apego y resiliencia. Además, con la finalidad de fortalecer los hallazgos de esta investigación, futuros estudios debiesen replicar estos efectos en muestras clínicas de adolescentes, considerando controlar y/o comparar los efectos de las diferentes psicoterapias (terapia de regulación emocional; terapia de aceptación y compromiso; y terapia cognitivo-conductual). En este sentido y, considerando los escasos estudios realizados en Latinoamérica, sería interesante explorar estos efectos en otros contextos culturales, como el indígena u/o migrante, ya que la asociación entre regulación emocional y salud mental pudiese estar influenciada por sus creencias y costumbres, así como por la vivencia de estrés por aculturación (Urzúa, Caqueo-Urízar y Flores, 2019) que los podría llevar a presentar una dinámica distinta.
Conclusión
Los resultados obtenidos en esta investigación, muestran que los adolescentes con mayores dificultades para regular sus emociones podrían ser más vulnerables a experimentar problemas interiorizados como exteriorizados, observándose además diferencias entre hombres y mujeres, donde el grupo femenino muestra mayor dificultad en la regulación de las emociones. Estos hallazgos deben ser un insumo para el diseño de futuros programas y/o intervenciones psicoterapéuticas y psicoeducativas en este grupo etario.