Introducción
El cáncer es un conjunto de enfermedades caracterizado por la propagación y crecimiento descontrolado de células anormales, las cuales generan masas o tumores y reciben su nombre según la parte del cuerpo o tejido en que se originan (Weinberg, 2013). El cáncer de seno es la primera causa de mortalidad en mujeres, seguida por el de colon, recto, pulmón, cuello uterino y estómago (WHO, 2015). En Colombia, esta enfermedad se perfila como un problema de salud pública debido a que se reportan 8.686 casos nuevos y causa la muerte de 2.649 mujeres anualmente (Ministerio de Salud y Protección Social, 2014).
La literatura coincide en que el diagnóstico, tratamiento y recuperación del cáncer constituyen un evento estresante (Font & Cardoso, 2009; Mcdonough, Sabiston & Wrosch, 2014), ya que los acontecimientos que lo configuran (cirugías, terapias, hospitalizaciones, dolor, malestar, etc) amenazan la integridad física y/o psicológica del paciente y sus familiares (González, 2008a), afectando su calidad de vida (Barnaś, Skręt-Magierło, Skręt & Bidziński, 2012; Hopwood, Haviland, Mills, Sumo & Bliss, 2007; Mera & Ortiz, 2012) y presentando incluso posibles comorbilidades con el estrés, ansiedad y depresión (Brown & Kroenke, 2009; Burgess et al., 2005).
Imagen corporal y cáncer de seno
La imagen corporal (IC) es entendida como la representación mental del propio cuerpo y la actitud sobre la apariencia física, integridad, sexualidad y el estado de salud (Fobair et al., 2006). Esta dimensión suele alterarse en el tratamiento del cáncer de seno debido a los cambios temporales y permanentes, como: caída del cabello, cambios de peso, cicatrices, pérdida parcial o total de uno o los dos senos, entre otros (Hopwood et al., 2007; Rincón, Pérez, Borda & Martín, 2012; White, 2000). Paralelamente, tales cambios parecen estar asociados con alteraciones sexuales, afectivas y autoestimaen el ciclo de los tratamientos (Ahmed, Marchand, Williams, Coscarelli & Ganz, 2016).
De acuerdo a lo anterior, la satisfacción con la IC parece diferir según el tipo de intervención quirúrgica recibida. Algunos estudios sostienen que la mastectomía es la opción terapéutica que genera mayor ansiedad y deterioro en la IC (Olivares, Martin, Roman & Moreno, 2010), y es predictor de vergüenza e insatisfacción con la apariencia física en los seis meses posteriores a la misma (Moreira & Canavarro, 2010); mostrando mayor afectación en los componentes cognitivo, afectivo y conductual que la cirugía conservadora (Fobair et al., 2006; Olivares et al., 2010; Shoma et al., 2009). Por otro lado, técnicas como la reconstrucción mamaria facilitan la restitución de la IC, el bienestar psicológico, la satisfacción estética y la autoestima (Marin & Sánchez, 2010; Rincón et al., 2012).
La literatura indica que la IC es cambiante en el tiempo posterior al diagnóstico de la enfermedad oncológica. Al respecto, se han evidenciado problemas sexuales y de IC en pacientes jóvenes en los primeros meses posteriores a éste (Fobair et al., 2006), y se ha reportado que en mujeres mastectomizadas, un mayor tiempo de diagnóstico se relaciona con una mejor IC y disfrute sexual, menor preocupación por el futuro y reducción de síntomas médicos (Rincón et al., 2012). Sin embargo, otros estudios contradicen lo anterior al concluir que las pacientes con mayor tiempo de diagnóstico tienen una IC más deteriorada que aquellas con diagnóstico menor a un año (Hartl et al., 2003), y que la vergüenza (dimensión de la IC) aumenta en los seis meses posteriores a la terminación del tratamiento (Moreira & Canavarro, 2010). En ambos casos, los cambios subje- tivos percibidos afectan la condición de bienestar emocional de las pacientes (Brunet, Sabiston & Burke, 2013). Ello revela inconsistencias en el cuerpo del conocimiento y resalta la necesidad de atender estos cuestionamientos con nuevos estudios. En cuanto al estadio oncológico, se ha descrito que a mayor avance de este, mayor deterioro de la IC (Hartl et al., 2003).
En cuanto al estadio oncológico, se ha descrito que a mayor avance de este, mayor deterioro de la IC (Hartl et al., 2003). Sin embargo, éste estudio representa sólo dos ítems de la IC a un cuestionario de calidad de vida, por lo que sus resultados deben ser asumidos con cautela, y en este caso preferimos estudiar el constructo de la IC con un instrumento específico. Al respecto, la literatura es escasa al considerar variables mediadoras como el estadio y la evolución posterior al diagnóstico.
Estrategias de afrontamiento y cáncer de seno
El cáncer como un evento estresante, desde el diagnóstico hasta la recuperación, implica la utilización de recursos psicológicos para adaptarse. Una de las variables que mejor predice la calidad de vida y elajuste psicológico de las pacientes con cáncer de seno son las estrategias de afrontamiento (EA) (Mera & Ortiz, 2012). Las EA se definen como los esfuerzos cognitivos y conductuales para manejar el estrés y las tensiones causadas por situaciones aversivas y se clasifican en: estrategias de resolución de problemas, dirigidas a modificar o alterar el problema que causa el malestar; y estrategias de regulación emocional, que modulan la repuesta emocional ante éste (Folkman, Lazarus, Gruen & Delongis, 1986). Así, en la medida en que las EA que utilice un sujeto sean efectivas para solucionar el problema o reducir el malestar, podrán contribuir a una mejor adaptación del individuo a la situación adversa; de lo contrario, la impiden o la interfieren (González, 2008b).
Aunque algunos estudios (De-Haro et al., 2014; Zucca, Boyes, Lecathelinais & Girgis, 2010) han analizado la variabilidad de las EA en función al tipo de tratamiento recibido; específicamente la asociación entre EA y tipo de intervención quirúrgica, se ha estudiado poco. Así, se ha reportado que en pacientes con diagnóstico reciente, a ma- yor número de tratamientos recibidos, menor capacidad de resolución y evitación de problemas (De-Haro et al., 2014). Asimismo, en mujeres sobrevivientes, después de cinco o seis años de diagnóstico la quimioterapia fue la variable que mejor predijo el uso de todas las EA evaluadas (impotencia, preocupación ansiosa, espíritu luchador, evitación cognitiva y fatalismo) (Zucca et al., 2010).
Otra posible fuente de variabilidad de la EA parece ser el tiempo después del diagnóstico. En un estudio longitudinal con mujeres sobrevivientes a seis años de diagnóstico, se encontró que el afrontamiento en respuesta al cáncer cambió en el tiempo, aunque ello no se relacionó con el riesgo de recaída (Geyer, Koch-Giesselmann & Noeres, 2015). Además, se ha reportado que las sobrevivientes continúan utilizando EA específicas del cáncer, tales como fatalismo y espíritu luchador, cinco o seis años después de éste, aunque en menor medida que las mujeres con diagnóstico reciente (Zucca et al., 2010); lo cual coincide con resultados que evidencian que el uso de EA decrece con el paso del tiempo (Nosarti, Roberts, Crayford, McKenzie & David, 2002). Lo anterior podría relacionarse con que las pacientes presentan mayores niveles de ansiedad un mes y medio posterior al diagnóstico (fase en espera del tratamiento), decreciendo en los seis y doce meses siguientes (Silva, Crespo & Canavarro, 2012). Por otro lado, se ha propuesto que tal decrecimiento es desigual, demostrando que el uso de algunas EA disminuyó, mientras el de otras incrementó (Danhauer, Crawford, Farmer & Avis, 2009).
En esta línea, la revisión de la literatura no ha mostrado suficiente evidencia en la posible asociación entre la IC y EA. Cabe acotar que aunque las escasas iniciativas no describen una relación entre éstas variables, se ha señalado que las mujeres con cáncer de seno con mejor IC presentan mayor autoeficacia en el afrontamiento (habilidad percibida para afrontar) que aquellas con deterioro de ésta. Así, las mujeres diagnosticadas que se sienten mejor con sus cuerpos, confían más en su habilidad para seguir adelante pese a las consecuencias, afrontar la pérdida de cabello y la disminución de energía, mantenerse esperanzadas y positivas, preguntar a los profesionales por cuestiones médicas, escapar de los aspectos negativos, expresar emociones negativas y buscar apoyo emocional (Pikler & Winterowd, 2003).
De esta manera, es posible pensar que las mujeres con mejor IC difieren en el uso de EA, lo cual puede estar de- terminado por las demandas y requerimientos a las que deben se deben enfrentar, varían en su naturaleza e intensidad (situación clínica distinta). Además, es posible estimar que la IC y las EA también varían en función al tipo de intervención quirúrgica, tiempo de diagnóstico y estadio del cáncer. Aunque existen estudios que analizan las variables propuestas, los resultados son inconsistentes e inconclusos. Estudiar la relación entre características pro- pias de la enfermedad con variables psicológicas específicas como la IC y la EA permitirá fundamentar el cuerpo del conocimiento y contribuir al mejoramiento y creación de técnicas de intervención integrales y eficaces. El presente trabajo hace parte de una investigación con varias fases metodológicas que está recolectando muestras en otras ciu- dades de Colombia y apunta a tales propósitos (Aguirre- Loaiza, Núñez, Navarro, & Cortés, 2017); por lo tanto, los resultados aquí presentados son parte de una línea de investigación en el tema.
Según lo anterior, los objetivos propuestos fueron: (a) estudiar las posibles diferencias en la IC y las EA en función de variables médico quirúrgicas (intervención quirúrgica, el tiempo de diagnóstico y el estadio del cáncer) en las pacientes y (b) analizar la posible relación entre la IC y las EA en mujeres diagnosticadas con cáncer de seno.
Método
Participantes
A partir de un estudio No-Experimental transversal, participaron treinta y siete mujeres, con un rango de edad entre los 30 y 87 años (Medad = 55.7; DE = 13.1), asistidas en Oncólogos de Occidente S.A. (Armenia, Quindío). El tamaño reducido de la muestra se debió al acceso restringido a la base de datos de las mujeres asistentes a la consulta médica y a que la participación estuvo supeditada a su voluntad. Las características sociodemográficas y médicas son descritas en la tabla 1.
Técnicas e instrumentos
Imagen Corporal
La Escala de Imagen Corporal (BIS, por sus siglas en inglés) es un instrumento que evalúa la imagen corporal en pacientes oncológicos (Hopwood, Fletcher, Lee & Al Ghazal, 2001). Consta de diez ítems que tratan dimensiones comporta- mentales, afectivas y cognitivas, con una puntuación tipo Likert (1 nunca, y 4 mucho). Su puntaje natural tiene un rango entre 0-30, de manera que a mayor puntaje, mayor deterioro de la IC (Juárez & Landero, 2011). Los estudios sobre las propiedades psicométricas del BIS evidencian puntuaciones satisfactorias de consistencia interna (α= 93) y validez divergente y convergente (Moreira, Silva, Marques & Canavarro, 2010). Este estudio estimó un valor de fiabilidad α= 93, calculado a través del método de consistencia interna.
Estrategias de Afrontamiento
El Cuestionario de Afrontamiento al Estrés para Pacientes Oncológicos (CAEPO) está compuesto por 40 ítems dividi- dos en sietes escalas y éstas, a su vez, en dos partes (EA positivas y negativas), de 20 ítems cada una. Sus puntajes son convertidos en decatipos.
Estrategias de afrontamiento positivas: Exploran la presencia de conductas y pensamientos positivos y activos, y posibles soluciones para mejorar la situación. Éstas son: Enfrentamiento y Lucha Activa (ElA, 9 ítems); Autocontrol y Control Emocional (ACE, 7 ítems) y Búsqueda de Apoyo Social(BAS, 4 ítems). Lospuntajes altosindican la presencia de estrategias de afrontamiento positivas y activas.
Estrategias de afrontamiento negativas: Exploran la pre- sencia de conductas y pensamientos poco o nada adaptati- vos. Éstas son: Ansiedad y Preocupación Ansiosa(APA, 6 ítems), Pasividad, Resignación Pasiva (PrP, 5 ítems), Huida y Distanciamiento (HD, 6 ítems) y Negación (3 ítems). Los puntajes altos indican situaciones excesivamenteamenazan- tes e incapacidad para afrontarlas (González, 2004, 2008a).
Las puntuaciones del CAEPO han evidenciado validez de constructo a través del análisis factorial exploratorio y validez de criterio, empleando la entrevista clínica como criterio externo. Asimismo, loscoeficientes de confiabilidad de alfa de cronbach en las respectivas escalas oscilanentre
.78 y .91 (González, 2004).
Procedimiento y consideraciones éticas
La información fue recolectada por estudiantes de último año de Psicología y psicólogos profesionales en el centro médico de Oncólogos de Occidentes, sede Armenia, Quin- dío. Mediante la firma del consentimiento informado se garantizó la claridad sobre los propósitos del estudio, confi- dencialidad, privacidad y autonomía de retiro. La aplicación del protocolo de evaluación se realizó momentos previos a la consulta con el médico especialista. Se contó con el aval del comité de bioética de la Corporación Universitaria Alexander Von Humboldt y, asimismo, se consideraron las disposiciones de la Resolución 8430 (Ministerio de Salud - República de Colombia, 1993), los lineamientos de la Ley 1090 y las regulaciones del Código Deontológico y Bioético del ejercicio de la Psicología en Colombia (Colegio Colom- biano de Psicólogos, 2012).
Análisis de datos
Los datos fueron analizados a través de estadística descrip- tiva (medidas de tendencia central y de dispersión) e infe- rencial mediante el SPSS v.20. Posterior al cumplimiento de los supuestos de normalidad (Shapiro-Wilk, n< 50) y homocedasticidad (prueba de Levenne), se utilizaron los estadísticos de correlación r de Pearson y la comparación de medias independientes t de student y AnOVA de un solo factor. Se asumió un nivel de significancia menor a .05 (p <.05). Los resultados de los instrumentos fueron anali- zados a partir de los puntajes directos.
Resultados
Imagen corporal y estrategias de afrontamiento según la intervención quirúrgica, el tiempo de diagnóstico y estadio
Los datos de IC y EA según la intervención quirúrgica, tiempo de diagnóstico y estadio del cáncer describieron un comportamiento homogéneo (tablas 2, 3 y 4). Específica- mente, las mujeres que no han recibido ninguna interven- ción quirúrgica presentaron mayor afectación de la IC en comparación de aquellas que sí la han recibido F (2, 34) = 3.54, p = .04 (Tabla 4).
Nota: ELA= enfrentamiento y lucha activa, ACE= autocontrol y control emocional, BAS= búsqueda de apoyo social, Sub(+)= subtotal de las escalas de estrategias de afrontamiento positivas, APA= ansiedad y preocupación ansiosa, PRP= pasividad y resignación pasiva, HD= huida y distanciamiento, N= negación, Sub(-)= subtotal de las escalas de estrategias de afrontamiento negativas, BIS= Body Image Scale (Escala de imagen corporal). * p < .05
Nota: n= 4 casos no reportaron el tiempo de diagnóstico. ELA= enfrentamiento y lucha activa, ACE= autocontrol y control emocional, BAS= búsqueda de apoyo social, Sub(+)= subtotal de las escalas de estrategias de afrontamiento positivas, APA= ansiedad y preocupación ansiosa, PRP= pasividad y resignación pasiva, HD= huida y distanciamiento, N= negación, Sub(-)= subtotal de las escalas de estrategias de afrontamiento negativas, BIS= Body Image Scale (Escala de imagen corporal).
Nota: ELA= enfrentamiento y lucha activa, ACE= autocontrol y control emocional, BAS= búsqueda de apoyo social, Sub(+)= subtotal de las escalas de estrategias de afrontamiento positivas, APA= ansiedad y preocupación ansiosa, PRP= pasividad y resignación pasiva, HD= huida y distanciamiento, N= negación, Sub(-)= subtotal de las escalas de estrategias de afrontamiento negativas, BIS= Body Image Scale (Escala de imagen corporal).
Nota: ELA= enfrentamiento y lucha activa, ACE= autocontrol y control emocional, BAS= búsqueda de apoyo social, Sub(+)= subtotal estrategias de afrontamiento positivas, APA= ansiedad y preocupación ansiosa, PRP= pasividad y resignación pasiva, HD= huida y distanciamiento, N= negación, Sub(-)= subtotal estrategias de afrontamiento negativas, IC= Imagen corporal, BIS= Body Image Scale (Escala de imagen corporal).* p < .05, **p < .01.
Relación entre la imagen corporal y las estrategias de afrontamiento
Los coeficientes de correlación de los puntajes entre la IC y las EA no se relacionaron. No obstante, cabe destacar que las escalas del CAEPO se relacionaron entre sí: El subtotal de EA positivas se relacionó con las subescalas ELA (r = .86, p <.01), ACE (r =.88, p < .01) y BAS (r =.63, p < .01).
Igualmente, el subtotal de EA negativas se relacionó con tres escalas: APA (r =.70, p < .01), PRP (r =.72, p < .01) y HD (r =.76, p < .01).
Discusión
Este estudio tuvo los propósitos de estudiar las posibles diferencias en la IC y las EA en función a variables médico quirúrgicas (intervención quirúrgica, tiempo de diagnóstico y estadio) y analizar la posible relación entre la IC y las EA en mujeres con cáncer de seno.
Frente al primer objetivo, los resultados revelan que la IC y las EA no son cambiantes en función a la intervención quirúrgica, el tiempo de diagnóstico y estadio oncológico. Al respecto, los estudios previos han resaltado la asociación entre el tipo de cirugía y la IC, señalando que la mastectomía genera mayor deterioro de ésta (Olivares et al., 2010) y presenta mayor afectación cognitiva, afectiva y conductual que la cirugía conservadora (Fobair et al., 2006; Olivares et al., 2010; Shoma et al., 2009); mientras que la reconstrucción mamaria contribuye a restaurarla (Den Heijer et al., 2012; Marin & Sanchez, 2010; Rincón et al., 2012). Por el contrario, aunque determinadas áreas de la IC (actitudes frente a la propia desnudez y el atractivo físico) sí se ven afectadas, la mastectomía por cáncer de mama llevada a cabo de forma global no se asocia con una peor autovaloración en dimensiones como el estado de salud, la apariencia física y la capacidad funcional (Segura-Valverde, García-Nieto, & Saúl, 2014)
Nuestros resultados no apoyan dichas tesis y parecen ser paradójicos, pues las pacientes que no han recibido ningu- na intervención quirúrgica evidencian mayor detrimento de su IC que aquellas que sí la han recibido. Lo anterior puede estar en dirección al modelo del sentido común de Leventhal (39,40) donde configuran esquemas cognitivos de creencias en el binomio salud-enfermedad, por ejemplo, otras variables como por ejemplo apoyo socioemocional de la pareja configuran problemas cognitivos-conductuales y dificultades de adaptación. Además, es probable que el aspecto más relevante en dicho proceso no sea el cambio quirúrgico en sí mismo, sino su significado en cuanto a la representación psicológica del cuerpo, la normalidad, feminidad y sensualidad. De hecho, se ha reportado que los cambios en la IC no son notorios en los primeros tres años posquirúrgicos (Fallbjörk, Rasmussen, Karlsson & Salander, 2012). Igualmente, algunas variables sociode- mográficas, como la edad, la educación y el estadomarital han mostrado ser predictores de la calidad de vida de los pacientes y sus familiares (King, Kenny, Shiell, Hall & Boyages, 2000).
Adicionalmente, los antecedentes investigativos sobre la relación entre la IC y el tiempo de diagnóstico parecen ser contrapuestos. Algunos han reportado que a mayor tiempo de diagnóstico, mejor IC (Rincón et al., 2012); mientras otros evidencian que las mujeres con mayor tiempo de diag- nóstico tienen una IC más pobre que aquellas con diagnós- tico menor a un año (Hartl et al., 2003). Nuestros hallazgos no confluyen con los estudios previos, mostrando que la IC es estable en función al tiempo de dictamen oncológico. Asimismo, observamos homogeneidad de la IC según el es- tadio del cáncer de seno. Lo cual difiere con el único estudio encontrado sobre el tema, que reporta que a mayor estadio oncológico, mayor deterioro de la IC (Hartl et al., 2003). Sin embargo, cabe acotar que dicho estudio únicamente añadió dos ítems de IC a un cuestionario de calidad de vida, por lo que se cuestiona la validez de sus conclusiones.
Respecto a las EA, algunos estudios han analizado su relación con el tipo de tratamiento (De-Haro et al., 2014; Zucca et al., 2010) encontrando que la intervención quirúr- gica implica la sobreestimación de las amenazas (Tesson et al., 2016), aunque se tiene en cuenta la aparición de factores de estrés en diversas etapas posquirúrgicas (Jørgensen, Gar- ne, Søgaard & Laursen, 2015; Jørgensen, Laursen, Garne, Sherman & Søgaard, 2016). Similarmente, no se encon- traron estudios sobre las EA según el estadio oncológico y el tratamiento, aunque sí relacionados con la percepción de supervivencia y el riesgo de muerte en ausencia versus intervención quirúrgica mostrando mejor manejo de la si- tuación en aquellas con presencia de mutación mamaria bilateral. También se ha mostrado que las decisiones para el manejo de la situación no tienen clara relación con el tipo de tratamiento quirúrgico, sino con el nivel de riesgo de la enfermedad (Baker, Mayer & Esposito, 2013). Por lo tanto, esta investigación extiende la literatura, conclu- yendo que las EA no varían según el tipo de cirugía, ni el estadio de la enfermedad. Finalmente, nuestros resultados evidencian uniformidad en las EA en función al tiempo de diagnóstico oncológico, lo cual diside de lo informado por otros autores (Geyer, Koch-giesselmann & Noeres, 2015), que han mostrado que el afrontamiento en respuesta a éste varía notablemente en el tiempo; en tantos otros (Nosarti et al., 2002) sostienen que el uso de EA decrece con el paso del tiempo; o que el uso de algunas EA decrece, mientras el de otras incrementa (Danhauer et al., 2009).
De acuerdo a todo lo anterior, la inconsistencia entre los reportes de la literatura y nuestros resultados pueden explicarse por dos aspectos. Primero, por los factores per- sonales asociados a la historia de vida de cada paciente, tales como resiliencia, autoeficacia, espiritualidad entre otros, que amortiguan el impacto psicológico de situacio- nes traumáticas o altamente estresantes. Por lo tanto, la variabilidad de la IC y la forma en que se afronta parecen relacionarse con características individuales y personales, descartando de momento el impacto de variables médico quirúrgicas, tales como la intervención quirúrgica, tiempo de diagnóstico y estadio. Segundo, por aspectos metodoló- gicos, particularmente el uso de diferentes instrumentos de medida. Por esto, resulta interesante revisar las evidencias psicométricas de especificidad de tales herramientas en condiciones particulares en futuros estudios.
Frente al segundo objetivo, los resultados no muestran una relación entre la IC y las EA. En esta línea, aunque la literatura es escasa, estudios previos han reportado que sí bien no hay asociación entre dichas variables, las pacientes con mejor IC, sí presentan mayor autoeficacia (habilidad percibida para afrontar; Pikler & Winterowd, 2003). Cabe destacar que si bien nuestros resultados no muestran significancia estadística, que el grupo de escalas de EA positivas (enfrentamiento y lucha activa, autocontrol y control emocional, búsqueda de apoyo social) tiene un peso relacional inverso al deterioro de la IC, lo cual contrasta en que mujeres con mayor desesperanza, relaciones familiares débiles y bajo autoconcepto requieren mayor apoyo social, aunque el nivel de satisfacción con el mismo es más crítico que el tamaño de la red de apoyo (Chen & Chang, 2012).
En resumen, resaltamos que el aporte de nuestros datos alimenta el cuerpo del conocimiento de la Psicología de la Salud, específicamente a la Psico-oncología, ya que apoya a los profesionales de estos campos en la comprensión las EA y la IC y el desarrollo de intervenciones eficaces e inte- grales tanto con el paciente, como con su familia durante la evolución de la enfermedad. Adicionalmente, destacamos el tamaño muestral como principal limitación de este trabajo, por lo que subrayamos que los resultados deben asumirse con prudencia. Como se señaló anteriormente, ésta es la primera fase de una línea de investigación macro que pre- tende recolectar muestras en otras ciudades de Colombia; por lo tanto, nuestra proyección es ampliar el tamaño de la muestra, con el fin de lograr mayor poder estadístico, alcance metodológico y extensión de los hallazgos, además de hacer extenso a otro tipos de cáncer. Nuestros resulta- dos nos permiten concluir que la IC y las EA no presentan diferencias según de intervención quirúrgica, el tiempo de diagnóstico y estadio oncológico. No se halló relación la IC y la EA.