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Revista de filosofía
versión On-line ISSN 0718-4360
Rev. filos. vol.70 Santiago nov. 2014
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-43602014000100017
RESEÑAS
Philipp Mainländer.
Filosofía de la redención.
Trad. Manuel Pérez Cornejo. Madrid: Editorial Xorki, 2014, 447 págs.
La obra completa de Mainländer, editada en su idioma original por Winfried Müller-Seyfarth y que apareció en el Georg Olms Verlag (Hildesheim/Zürich/New York) entre los años 1996 y 1999, consta de cuatro volúmenes. Los dos primeros corresponden a la Philosophie der Erlösung (Filosofía de la redención). El tercer volumen es un drama histórico-poético, Die letzten Hohenstaufen, de tres partes: Enzo, Manfred y Conradino. El cuarto volumen es un legado literario, Die Macht der Motive, que reúne dramas, poesías, novelas y una autobiografía, escritos todos que van desde los años 1857 a 1875.
El primer volumen de la Filosofía de la redención en alemán consta a su vez de dos partes. En la primera (Tomo I, 1-358) se encuentra el texto que hoy el lector de habla hispana podrá leer por completo en castellano gracias a la valiosa traducción que el profesor Manuel Pérez nos ofrece a través de Ediciones Xorki. Para contar con toda la obra filosófica de este joven autodidacta quedaría hacer la traducción completa de la segunda parte del primer volumen titulada “Crítica de las doctrinas de Kant y Schopenhauer” (Tomo I, 359-623) y la traducción completa del segundo volumen de la Filosofía de la redención, compuesta de doce ensayos filosóficos (Tomo II, 655 págs.), el cual apareció publicado de manera póstuma en una primera edición de solo cinco ejemplares, diez años después de su muerte, el año 1886, y luego en una segunda edición en 1894.
En esta edición de Carlos Javier González Pérez y Manuel Pérez Cornejo aparece en castellano toda la primera parte del volumen I de la Filosofía de la redención, lo cual es sin duda un aporte muy importante y significativo, pues permite conocer a través de seis capítulos temáticos la cosmovisión mainländeriana. El primer capítulo versa sobre la Analítica de la facultad cognoscitiva, donde Mainländer comienza explicando por qué la verdadera filosofía ha de ser puramente inmanente e idealista. Se detiene en argumentar sobre la imposibilidad de formarse una representación o concepto de la unidad precósmica, determinando luego la unidad simple de manera negativa (68) como aquello que no es. Asimilada tal inmanencia, en el seno de la filosofía, se aborda en el apartado de la Física la naturaleza del primer movimiento que corresponde a la desintegración de la unidad trascendente en una pluralidad inmanente, lo cual significa “una transformación de su esencia”, cuyos movimientos posteriores y la totalidad de los que serán suponen meras prolongaciones del mismo (120). En el apartado de la Estética, dedica varias páginas al arte concebido como el “reflejo transfigurado del mundo” (168), pero también se refiere entre otros temas a lo cómico, lo bello y lo sublime. Conectándolo con el capítulo que lo precede, asocia, por ejemplo, el fundamento de lo bello al lado armónico de ese primer movimiento, el cual provino de una unidad simple que se desintegra en la multiplicidad y que tiende hacia la nada o el no ser absoluto. Relativa a esta tendencia que siguen todos los seres vivos en el universo, define la sublimidad asociada al desprecio a la muerte (156-157). Vuelve a este fin de la vida en el capítulo de la Ética donde comienza defendiendo su carácter eudemónico y el egoísmo presente en todo actuar humano como impulso hacia esa felicidad. Luego alude de manera pasajera a un Estado ideal que si la humanidad lo alcanzara no podría permanecer, pues no existe detención posible en ningún estado. Siempre quedará un último movimiento que tendería hacia la completa aniquilación: el paso del ser hacia el no ser, que significa para la humanidad su reposo o muerte absoluta (236-237). En este tránsito, que es la vida, la ética mainländeriana no reconoce juicio alguno transmundano ni tampoco recompensas celestiales. Sí pondera, en cambio, el Estado actual, ofreciendo una liberación consciente para quien mediante la razón pensante asuma su metafísica. Para este fin considera importante inculcar una formación de alto nivel. En el apartado de la Política, en alusión al Estado ideal, se aborda la cuestión social aunada a la de la educación, abogando por su calidad y gratuidad de manera universal (312). Desde esta cosmovisión, una formación de excelencia estará más cerca de asumir los principios que desarrolla en el último capítulo que versa sobre la Metafísica, donde se reconoce con mayor profundidad que en el fondo de su esencia el hombre es esa voluntad de morir que lo redimirá del tormento que significa la existencia. En la parte final del libro, los editores incluyen un interesantísimo apéndice sobre la Filosofía de la religión y la futura Orden del Grial de Mainländer, cerrándolo con una Nota final que uno de los editores, Carlos González, titula como La enfermedad ontológica.
Todo este valioso libro reseñado es antecedido por una introducción escrita por el mismo traductor Manuel Pérez Cornejo. En relación con este apartado introductorio debo señalar que precisamente hace unos días me había escrito uno de los editores del libro para informarme que acababa de salir publicada esta traducción de la Filosofía de la redención de Mainländer en castellano. Fue una grata sorpresa pues se trata de la primera parte de la obra capital de un pensador impresionante. Aunque uno no comparta ni se identifique a grandes rasgos con muchos aspectos de su controversial pensamiento, impresiona de profundis su cosmovisión y conmueve en demasía su suicidio, por lo que contar con más publicaciones en nuestro idioma de lo que fue su obra contribuirán a difundir mejor su pensamiento en el mundo de habla hispana. Esa fue la razón por la que le respondí al editor que, sin haber leído aún la traducción, los felicitaba a ambos por la iniciativa, pues estaba consciente de que era un trabajo enorme tal proyecto. Sin embargo, al abrir esta semana el enriquecedor libro editado por ellos, que continúo aquí reseñando, y comenzar a leer la introducción, me encuentro con dos descalificaciones que hace a mi trabajo: “En 2011, la profesora Sandra Baquedano Jer publicó en Fondo de Cultura Económica de Chile una antología de textos mainländerianos que sigue un criterio diferente de la mía, pues los agrupa por temas. En realidad, dicha “Antología” no ha sido elaborada por ella misma, sino que es la traducción parcial de otra anterior, realizada por Ulrich Horstmann, titulada: Vom verwesen der Welt und anderen Restposten. Eine Werkauswahl (Sonderwege-Manuscriptum Verlag, Waltrop und Leipzig, 2003), en la que se mezclan rapsódicamente los textos mainländerianos, sin demasiado rigor, debido al carácter eminentemente divulgativo de la edición” (Manuel Pérez Cornejo 45).
El estilo de estas afirmaciones me dejan en una situación un tanto incómoda por lo siguiente:
Por un lado, inducen al lector, que no haya leído el libro “Filosofía de la redención, Antología” (Estudio preliminar y traducción de Sandra Baquedano Jer), que publiqué con FCE el 2011, y que fue el primero y la única traducción que existiera en castellano de los escritos filosóficos de Mainländer, a creer que me adjudiqué la autoría de una antología que no fue hecha por mí. Al respecto debo señalar que nunca me he atribuido tal criterio de selección. Todo lector del libro habrá comprobado en su primera página escrita cómo explícitamente en el apartado agradecimientos, expreso mi gratitud a Herr Prof. Horstmann por el criterio de selección utilizado en su libro Vom verwesen der Welt und anderen Restposten (citando todas las páginas correspondientes de la antología traducida): “Los extractos que forman parte de esta antología los traduje en base al criterio que utilizó Herr Prof. Ulrich Horstmann en la primera parte de su libro Vom verwesen der Welt und anderen Restposten (31-82) (…) El objetivo principal de este proyecto fue únicamente traducir la presente antología de la obra capital de Mainländer” (p. 9). Eso explica que en la portada únicamente aparezca como autora del “Estudio preliminar”. Se trata de una selección de los dos tomos de la Filosofía de la redención, volúmenes que comprenden toda la obra filosófica de este joven autodidacta, que se suicidó a causa de una argumentación ontológica.
Por otro lado, descalifica el Dr. Manuel Pérez Cornejo el rigor de la selección de Horstmann y de pasada mi trabajo, tachando la antología como “rapsódica” y de “carácter eminentemente divulgativo”. ¡Pero es otro el espíritu filosófico de una antología! Soy de la tendencia a pensar que para el filósofo no hay entradas definidas hacia una cosmovisión en particular fuera de las que el mismo vaya encontrando constantemente en su proceso reflexivo de creación, permaneciendo siempre en la búsqueda. Tal vez el amante de la sabiduría no necesariamente deba seguir un largo camino de abstracta erudición con un determinado autor, quizás le sea suficiente otra senda, aunque sea rapsódica, más abrupta o específica, una sola impresión o asombro contemplativo, una problemática o tema recurrente, para comenzar a filosofar, permaneciendo “con rigor” en los temas realmente profundos y originarios que él mismo desenvuelva. De ahí el rol que pueda jugar una antología a diferencia de las obras completas que son como crípticos y bellos tesoros que permanecen muchas veces ocultos durante siglos hasta que una sentencia, un hecho o una antología comienzan a sacarlas del olvido para mostrar su esplendor.
Los profesores latinoamericanos esperamos de nuestros mismos hermanos, pero también de los colegas españoles, un trato que, si no es necesariamente cordial, al menos sea respetuoso en su estilo.
Recensioné este valioso libro de Ediciones Xorki, culminando esta reseña, con la defensa de inerme abstracción que me concierne, pues la extrapolé como tal, para todos aquellos traductores que se han atrevido a traducir en sus lenguas libros o antologías desde el idioma original cuando aún no se encontraba ninguna otra traducción en la cual basarse ni tomar como referente. Quien lo haya hecho compartirá conmigo que en muchos casos es una labor exenta de honorarios personales y que conlleva largas jornadas de intenso estudio y trabajo. Por eso uno se cuestiona por qué hay traductores en la posteridad, que aun cuando hayamos colaborado de alguna manera con su labor (puede comparar al respecto el lector ambos libros) levanten descalificaciones como las citadas. Aunque debo confesar, que las referidas desacreditaciones a mi trabajo del Dr. Manuel Pérez Cornejo son coherentes con la metafísica mainländeriana, pues forman parte de la así llamada “ley del debilitamiento de las fuerzas”.
Sandra Baquedano Jer
Universidad de Chile
sandra.baquedano@uchile.cl