Las insuficientes políticas de integración de la población inmigrante desarrolladas desde los diferentes países de la UE se han plasmado especialmente en el desarrollo de procesos de exclusión y segregación residencial en el ámbito metropolitano. Esto junto a sucesos relacionados con extremismo religioso y las consecuencias sociales de la crisis financiera iniciada en 2008, ha convertido al inmigrante y los barrios donde reside en el centro de un imaginario social, que alimentado por un discurso político de corte populista y xenófobo, personaliza en la migración el origen de los principales miedos e incertidumbres socioeconómicas. A ello, desde el verano de 2015, hay que añadir el nuevo desafío que supone la llegada de los refugiados demandantes de asilo como consecuencia del conflicto sirio que ha aumentado aún más el recelo hacia el citado colectivo. Del mismo modo las visiones políticas a corto plazo y la prevalencia de los intereses nacionales a la hora de gestionar la recepción de los refugiados han incidido en la extensión del imaginario social de rechazo al inmigrante y estigmatización de los barrios donde se concentran, en vez de revertirlo. Teniendo en cuenta este contexto social, el análisis de la llegada del inmigrante a la sociedad de acogida se convierte en elemento fundamental de cara a desarrollar medidas de gestión de la diversidad que aseguren una adecuada cohesión social y territorial.
Esta importante llegada de refugiados y migrantes se ha producido preferentemente a través de los países del Mediterráneo, por la denominada como frontera sur de Europa (Italia, Francia, España, Portugal y Grecia). Tradicionalmente la literatura académica ha analizado extensamente en los países del Norte de Europa las consecuencias y reacciones de la sociedad de acogida ante la llegada de inmigrantes, así como los procesos de segregación residencial en su acceso a la ciudad. Sin embargo, el estudio en los países del Sur de Europa, zona de entrada habitual para los flujos migratorios, ha sido menos frecuente y además se ha abordado desde un enfoque similar al aplicado en las sociedades anglosajonas y del norte de Europa que olvida el papel de las características propias del parque residencial de los países del sur en la inserción urbana de los inmigrantes (Arbaci, 2008).
En este sentido el presente artículo propone aportar un grano de arena al estudio del acceso del inmigrante a la ciudad a través de un análisis espacial de sus cambios en la localización residencial en las sociedades del sur de Europa. Para ello se han seleccionado las áreas metropolitanas polinucleares de Málaga-Marbella y Almería-El Ejido1, los dos ámbitos metropolitanos de Andalucía con mayor porcentaje de extranjeros y a su vez las más meridionales de la denominada frontera sur de Europa. En dichos ámbitos territoriales la investigación aborda el comportamiento espacial y residencial de la población nacida en el extranjero dividida en dos grupos de estudio, según su grado de rechazo social por la sociedad de acogida para analizar si dichos prejuicios inciden en su distribución en el espacio metropolitano. Concretamente, partiendo de la similitud del comportamiento residencial de la población procedente de países con mayor renta y menor rechazo social con las preferencias de la sociedad de acogida (Ibraimovic & Masiero, 2014), se plantea si paralelo al incremento de la población nacida en el extranjero en el espacio metropolitano, se produce un aumento de la integración residencial, considerada como un incremento de los vecindarios mixtos desde el punto de vista del modelo intercultural (Wood & Landry, 2008; Zapata y Pinyol, 2013), o si por el contrario, muestra del predominio de la inserción residencial, se incrementa el aislamiento socioespacial del migrante económico en la ciudad.
Para desarrollar todo lo hasta aquí se propone un acercamiento a los estudios que analizan la relación entre la elección de vecindario, la movilidad residencial del inmigrante y los comportamientos que intervienen en la segregación y su continuidad. Posteriormente se explicitan los instrumentos metodológicos aplicados y se analizan las diferentes pautas residenciales desarrolladas por los dos grupos de estudio establecidos en ambas áreas metropolitanas andaluzas durante el periodo 2003-2013. Por último, se reflexiona sobre la relación entre el modelo de acceso a la ciudad del inmigrante y la estigmatización de los barrios donde residen.
Antecedentes teóricos y su papel en la investigación
A la hora de abordar el estudio de la llegada y localización de la población inmigrante en las ciudades anglosajonas y del norte de Europa, tradicionalmente el debate académico se ha centrado en tres grandes cuestiones: las causas que originan la segregación, la tendencia a la autosegregación de los diferentes grupos étnicos y por último las consecuencias del contacto entre grupos de diferentes características etnocultorales y socioeconómicas.
Sin embargo, cuestiones como el acceso al parque residencial y la movilidad asociada son aspectos sobre los que se han hecho un menor énfasis pero que resultan fundamentales para entender cómo se producen los procesos de segregación y por qué se mantienen en el tiempo y el espacio (Bolt & Van Kempen, 2010). Paralelamente, las escasas investigaciones sobre la cuestión en el sur de Europa, relativizan la importancia de la concentración y segregación del inmigrante en la ciudad, relacionando más su exclusión con aspectos económicos y de tipología residencial (Arbaci & Malheiros, 2010). Por todo ello resulta importante realizar un acercamiento teórico sobre la relación entre el acceso al parque residencial y los procesos de inserción o integración espacial y social, especialmente desde el modelo intercultural de gestión de la diversidad étnica, así como valorar si dichos procesos son fases evolutivas dentro de la llegada y asentamiento del migrante en la ciudad o si muestran diferentes grados de su integración socioterritorial. Por tanto, resulta necesario realizar una reflexión sobre estos aspectos junto a los mecanismos que explican el proceso de autosegregación del extranjero.
La relación entre la elección de vecindario, los motivos que analizan la movilidad residencial del migrante y su segregación residencial se han explicado mediante tres modelos teóricos principalmente: el modelo de asimilación espacial, el de lugar estratificado y el de enclave étnico (Bolt & Van Kempen, 2010):
El modelo de asimilación espacial analiza individualmente la movilidad residencial del inmigrante. Dicha movilidad sería el resultado de preferencias individuales, así como de las restricciones fruto de sus recursos económicos y del precio de la vivienda (Alba & Logan, 1993). De este modo serían los recursos del individuo los que determinan su capacidad de elección. Así cuando la población inmigrante llega a la sociedad de acogida, su débil posición económica le lleva a asentarse mayoritariamente en barrios baratos donde suelen residir compatriotas, incidiendo en la formación de enclaves étnicos (Bolt & Van Kempen, 2010). Posteriormente al aumentar el tiempo de residencia y el grado de aculturación, cambia su preferencia de residir en barrios coétnicos y aumenta su interés por ámbitos donde predomina la población autóctona. Según este modelo la tendencia predecible sería de pasar de residir en barrios con alta concentración de compatriotas, a barrios donde predominan los miembros de la sociedad de acogida. A su vez dicha tendencia sería un indicador del grado de integración (Bolt & Van Kempen, 2010: 335).
Por otro lado el modelo de lugar estratificado propone un análisis macroestructural, en el cual el mercado inmobiliario y las restricciones que soporta la población inmigrante determinan su comportamiento residencial (Alba & Logan, 1993). Dentro de las diferentes formas de discriminación que sufren en el acceso al mercado residencial hay estudios que enfatizan en aspectos como el acceso al crédito hipotecario (Galster, 1999), el control tanto de las inmobiliarias como de los propietarios para prevenir la entrada de población inmigrante en algunos barrios (Yinger, 1999) o las trabas de las administraciones públicas (Musterd et al., 1998). A su vez estas restricciones en el mercado residencial pueden variar según la diferente nacionalidad del migrante (Iglesias-Pascual, 2016).
Por último, el modelo de enclave étnico se centra en las preferencias residenciales de los inmigrantes, poniendo en duda la idea la tendencia de esta población a querer imitar el comportamiento residencial de la población de acogida, al aumentar el tiempo de residencia (Bolt & Van Kempen, 2010:336). Muestra de ello diferentes investigaciones analizan como el aumento de la riqueza del inmigrante o de los miembros de un grupo minoritario no siempre se plasmaría en una preferencia por abandonar los barrios en los que residen (Charles, 2000). Esta tendencia a la autosegregación es otra de las grandes temáticas planteada a la hora de analizar el comportamiento residencial de la población inmigrante. Sin embargo se debe diferenciar la autosegregación voluntaria desarrollada por la población de acogida y la de los grupos étnicos minoritarios. La población perteneciente a la sociedad de acogida suele preferir vecindarios donde predomine la población de sus mismas características (Farley et al., 1997). De este modo la presencia de otros grupos étnicos determina en gran medida las decisiones residenciales de la sociedad de acogida (Clark, 2002:242) e interviene en gran manera en el proceso de filtrado residencial (white flight) que se desarrollan (Clark, 2009).
En este sentido sobre la autosegregación de la población inmigrante se pueden encontrar dos enfoques diferenciados. En primer lugar, las investigaciones que consideran que al igual que en la población de acogida la tendencia a residir en vecindarios con miembros de una misma nacionalidad se debe a una decisión voluntaria para estar más cerca de sus iguales y así beneficiarse de las redes sociales y familiares (Clark, 2009). No obstante, desde un punto de vista opuesto esta tendencia se considera fruto de la discriminación que sufre el inmigrante por parte del mercado residencial y la sociedad de acogida, convirtiéndose los barrios de alta concentración de migrantes en zonas de seguridad ante la hostilidad social de la población autóctona (Charles, 2000).
A la hora de abordar las diferencias entre integración e inserción residencial del inmigrante, tal como plantean Bolt & Van Kempen (2010) la mayor preferencia del extranjero por compartir vecindario con miembros de la sociedad de acogida y por tanto el aumento de barrios étnicamente mixtos es considerado como muestra de integración. Igualmente, en otros ámbitos del sur de Europa, como el francés o el español (Noiriel, 1992; Safi, 2006) se identifica la integración con un proceso social multidimensional relacionado con una mayor convivencia en los barrios entre la población inmigrante y la población autóctona y que por tanto conlleva la integración residencial. Por otro lado, el proceso de asimilación se muestra como una fase inicial del aterrizaje del inmigrante en la sociedad de acogida en la que se produce la introducción en el mercado residencial, pero sin que se generalice una interacción social. Es decir, la inserción residencial se relacionaría con una segregación geográfica y sociológica del inmigrante (White, 1983). Segregación geográfica que supone un freno a la interacción social de esta población determinando su menor integración socioterritorial (Kempen & Özüekren, 1998). En concreto los estudios realizados en las principales ciudades del sureste de España han mostrado la inserción residencial como una etapa inicial en el proceso de llegada del inmigrante que con el tiempo suele finalizar en un proceso de integración residencial de la población inmigrante similar al que experimenta la población autóctona de igual nivel socioeconómico (Fullaondo, 2008; Torres, 2011). El presente artículo aborda el acceso del inmigrante a las áreas metropolitanas de Málaga y Almería durante el periodo estudiado, 2003-2013, analizando si la inserción e integración residencial son fases de un mismo proceso secuencial o si por el contrario se trata de comportamientos espaciales diferenciados.
Instrumentos, estrategias y recursos para el análisis
Tal como se ha mostrado el proceso de acceso a la ciudad de la población inmigrante se ve determinado de manera significativa por una componente de intersubjetividad social desarrollada desde la sociedad de acogida respecto a la convivencia con el extranjero. Así la importancia del imaginario social que se desarrolla sobre los barrios donde se concentran la inmigración y su estigmatización (Charles, 2000; Iglesias-Pascual, 2016), influye directamente en la búsqueda de vivienda (Charles, 2006), teniendo una especial importancia la nacionalidad en la creación de estereotipos que determinan la manera en la que se percibe un barrio desde la sociedad de acogida (Pettigrew et al., 2010; Iglesias-Pascual, 2016).
Atendiendo a la importancia de estas percepciones y estereotipos en España2 y Andalucía (Cea D´Ancona y Vallés, 2015), en la presente investigación se ha determinado utilizar el país de nacimiento por encima del hecho de ser población nacionalizada o extranjera a la hora de seleccionar los datos3. Se ha priorizado el origen etnocultural sobre la situación administrativa, ya que este primer aspecto resulta crucial a la hora de entender las percepciones y actitudes de rechazo que se construyen socialmente desde la población de acogida. Actitudes que suelen plasmarse en la generalización del rechazo para acceder al mercado (Iglesias-Pascual, 2016; Van der Bracht et al., 2015). En base a ellos en la investigación se han establecidos dos grandes grupos de estudio:
Un primer grupo (Grupo 1) agrupa aquellas nacionalidades que no presentan rechazo social por la población española (norteamericanos y miembros de la UE, excepto polacos, búlgaros y rumanos).
Un segundo grupo (Grupo 2), engloba aquellas nacionalidades que presentan mayor nivel de rechazo por parte de la sociedad de acogida (centroamericanos, sudamericanos, asiáticos, africanos, miembros de la Europa no comunitaria junto a polacos, búlgaros y rumanos).
La formación de estos dos grupos permite analizar el distinto comportamiento residencial de las diferentes nacionalidades, su evolución territorial a lo largo del periodo analizado, así como determinar si ambos grupos conviven o presentan distribuciones residenciales excluyentes en el espacio metropolitano de Málaga y Almería.
Para abordar el estudio de los cambios residenciales de la población inmigrante a través de una aproximación espacial de sus pautas de localización e incorporación a la sociedad de acogida, se debe ineludiblemente incorporar el análisis de los distintos patrones territoriales que acompañan la localización residencial de dicho colectivo considerando la particular complejidad de la ciudad metropolitana.
Paralelamente, la aproximación metodología se fundamenta en la aplicación de las técnicas de downscaling para la desagregación espacial de la información demográfica de partida (Gallego, 2010; Goerlich y Cantarino, 2013; De Oliveira Neves, Hurtado e Iglesias, 2016), de modo que se consiga un modelo espacial que refleje el carácter continuo del territorio metropolitano poniendo de manifiesto de manera fina la relación entre el espacio construido reservado al hábitat en función de su morfología y la localización de los distintos colectivos estudiados con el fin de obtener una localización y caracterización correcta de los espacios ocupados por los grupos estudiados.
Partiendo de esta base, el desarrollo metodológico se fundamenta sobre la caracterización morfológica y territorial de los usos residenciales metropolitanos a partir del MUCVA25 a nivel 3 y la información demográfica referente al país de nacimiento del padrón municipal continuo a la escala más fina posible: la sección censal. Fusionando ambas fuentes para los años 2003, 2007 y 2013 se propone una nueva aproximación territorial diseñando un grid de 100x100 metros con información espacial continua sobre la población referente a los dos grupos de inmigrantes en relación a la población local (Figura 1).

Fuente: Elaboración propia
Figura 1 Diagrama de flujo del método desarrollado para adecuar la información utilizada.
Sobre esta base cartográfica y estadística se plantea una doble aproximación a la hora de analizar la evolución sufrida por la población migrante a lo largo de la década 2003-2013 (Figura 1). Por un lado, se estudia la posible existencia de patrones espaciales de localización de cada grupo relacionados con la distancia a los núcleos neurálgicos de cada área metropolitana con el fin de evaluar el papel de este factor en el entendimiento de la organización territorial de los colectivos estudiados y tener un perfil general de los procesos observados (Figura 4). En un segundo tiempo, se pretende localizar y caracterizar los enclaves étnicos considerados como aquellos espacios donde la concentración de al menos un grupo (1 o 2) está por encima de la media más la desviación típica y por último, mediante el análisis diacrónico de dicha información territorializada se señalan las preferencias residenciales y las estrategias asociadas a cada grupo (Cuadro 2 y Figura 5) poniendo de relieve los enclaves territoriales asociados a procesos de rechazo pero también, los procesos de integración social relacionados con la presencia de vecindarios compartidos o mixtos.
Contextualización de los ámbitos de estudio
Teniendo en cuenta que la extensión superficial de la huella urbana en 2007, representa 5% del total del territorio metropolitano para Almería y el 13% en Málaga, ambos espacios se muestran por su mayor tasa de crecimiento como los más dinámicos en el conjunto de las nueve áreas metropolitanas andaluzas (De Oliveira Neves y Hurtado Rodriguez, 2015). Ateniendo a la representación cartográfica de los componentes territoriales mencionados se pueden caracterizar los dos espacios metropolitanos en relación a la evolución sufrida entre un primer momento pre-metropolitano (1956) y el último año disponible (2007). En este sentido destaca la influencia del relieve como elemento determinante en el proceso de expansión urbana, haciéndose especialmente palpable en el área metropolitana de Málaga donde la topografía cobra especial importancia en la configuración del espacio urbano (Figura 2). De igual modo se aprecia cómo el avance del frente urbano se encuentra condicionado por el desarrollo de los principales ejes de carretera y por la influencia de la línea de costa, que actúan en ambos casos como agentes estructuradores de un territorio metropolitano con un marcado desarrollo polinuclear, presentándose así dos centros principales de desarrollo, las dos capitales provinciales y Marbella en el caso de Málaga y el Ejido en el de Almería.
Con todo ello el desarrollo del eje Málaga-Marbella es más lineal y continuo a lo largo de la línea de costa por la influencia más intensa de los agentes anteriormente mencionados, tratándose de un desarrollo marcado por la dispersión del hábitat en las zonas interiores, mientras que en el caso de Almería-El Ejido, se trata de un crecimiento más fragmentado y menos concentrado en el cordón costero, notándose en este caso el efecto de un territorio dotado de un espacio agrario de alto valor.
En cuanto al comportamiento demográfico, a pesar de que el área metropolitana de Málaga dobla en población total y extranjera a la de Almería, ambas muestran dinámicas de crecimiento demográfico semejantes a lo largo de todo el periodo. Es de subrayar que dicho aumento poblacional es producto sobre todo de la inmigración internacional y no tanto del propio crecimiento natural, haciendo del elemento migratorio un elemento importante en el entendimiento de la dinámica social y territorial de estos conjuntos territoriales (Cuadro 1).
Así en 2013 la población inmigrante suponía alrededor del 20% de la estructura demográfica de ambos espacios, duplicando su presencia en tan solo 10 años y constituyendo con ello, un colectivo significativo a la hora de comprender la organización social y territorial del espacio metropolitano. No obstante, el análisis por grandes grupos de procedencias pone de manifiesto unas diferencias internas fundamentales. A pesar de que los miembros del grupo 2 son los más numerosos, el 7% de la población extranjera en Andalucía: el doble que el grupo 1, es de subrayar como en 2013 vivían en el área metropolitana de Málaga el 43% de los inmigrantes del grupo 1 residentes en Andalucía y el 64% de los que viven en espacios metropolitanos, lo que la convierte en el área metropolitana más atractiva de Andalucía para la población procedente del extranjero con unos valores brutos de población inmigrante casi tres veces superior al caso almeriense. De este modo en Málaga el colectivo más importante es el europeo que representa el 50% de la población inmigrante residente en el área y el 11% de la población total, un 3% más que en 2003. En segundo lugar, aparece la población sudamericana y africana, representando cada colectivo el 4% de la población total a lo largo de todo el periodo y el 76% del grupo 2. Así el área metropolitana de Málaga es uno de los ámbitos más importante del territorio andaluz para estudiar los procesos de segregación territorial y social de los inmigrantes del grupo 1 y su relación con el grupo 2.

Fuente: Elaboración propia a partir de MUCVA25 a nivel 1
Figura 2 Difusión territorial en área metropolitana de Málaga-Marbella (izquierda) y Almería-El Ejido (derecha). 1956-2007.
Cuadro 1 Caracterización de la población en las áreas metropolitanas mediterráneas andaluzas entre 2003 y 2013
Año | Total | Españoles | Extranjeros | Grupo 1 | Grupo 2 | |
---|---|---|---|---|---|---|
Almería-Ejido | 2003 | 405.761 | 361.558 | 44.203 | 6.953 | 37.227 |
2007 | 468.481 | 382.463 | 86.018 | 10.542 | 75.457 | |
2013 | 511.709 | 408.002 | 103.707 | 11.295 | 92.385 | |
Málaga-Marbella | 2003 | 1.066.152 | 923.272 | 142.880 | 73.354 | 68.368 |
2007 | 1.173.833 | 962.612 | 211.221 | 94.222 | 115.529 | |
2013 | 1.292.099 | 1.008.704 | 283.395 | 126.019 | 154.682 | |
Áreas metropolitanas andaluzas | 2003 | 5.049.070 | 4.755.348 | 293.722 | 120.438 | 171.843 |
2007 | 5.392.255 | 4.924.822 | 467.433 | 156.835 | 308.831 | |
2013 | 5.732.204 | 5.106.891 | 625.313 | 197.030 | 425.268 | |
Andalucía | 2003 | 7.606.848 | 7.230.646 | 376.202 | 162.507 | 212.750 |
2007 | 8.059.461 | 7.426.356 | 633.105 | 234.652 | 397.494 | |
2013 | 8.440.300 | 7.593.693 | 846.607 | 290.113 | 555.402 |
Fuente: Elaboración propia a partir del Padrón Continuo de 2003, 2007 y 2013.
Paralelamente el área metropolitana de Almería es el espacio urbano andaluz con mayor concentración de inmigrantes del grupo 2, albergando en 2013 alrededor del 16% de este colectivo en Andalucía y el 21% de los residentes en espacios metropolitanos. La importante concentración de inmigrantes del grupo 2 y los conflictos sociales con la población nativa producidos desde inicios del año 2000 (Checa, 2001), hacen de esta área metropolitana un modelo ideal para abordar las estrategias residenciales de este grupo y su interrelación con la sociedad de acogida.
Analizando las diferentes procedencias de la población inmigrante (Figura 3) y considerando que en Andalucía la mayoría son de origen europeo (el 41%), seguidos de las poblaciones

Fuente: Elaboración propia a partir del Padrón Continuo de 2003, 2007 y 2013
Figura 3 Procedencia de la población nacida en el extranjero en las áreas metropolitanas de Almería y Málaga entre 2003, 2007 y 2013.
procedentes del Magreb (79.743 individuos) y sudamericana (77.836 personas), se observa que dentro del grupo 2 residente en la área metropolitana de Almería la población africana predomina en todo momento en el paisaje étnico, con proporciones notables, representando el 44% de la población inmigrante en el área y casi un 70% del grupo 2. Los inmigrantes nacidos en la Unión Europa, al multiplicar por 3 su presencia en los diez últimos años (en 2013 encarnan el 36% de la población nacida en el extranjero y casi el 90% de la población del grupo 1) representan el segundo colectivo más visible. La comunidad nacida en América del Sur forma el tercer colectivo, personificando de media un 12% de la comunidad inmigrante en Almería en 2013. Para todos los grupos étnicos residentes en este ámbito territorial, a excepción de los asiáticos, la mayor ola de migración se sitúa en el primer periodo, entre 2003 y 2007, justo antes de que estallara la burbuja inmobiliaria que provoco la crisis económica que atraviesa el país en los años del estudio.
Cambios residenciales y distribución espacial del inmigrante en las áreas metropolitanas de Málaga y Almería
Considerando por una parte la configuración territorial de los espacios estudiados y por otra la organización demográfica de la población inmigrante, se puede acceder al entendimiento de las estrategias residenciales desarrolladas a partir de las dinámicas territorial de organización de cada grupo de estudio. De este modo el área metropolitana de Málaga se conforma como un espacio urbano polinuclear maduro que combina a la vez una función de capital provincial con otra de polo turístico de primer orden que se confunde en su extensión territorial con la Costa del Sol. En este sentido la presencia de un importante aeropuerto internacional ha facilitado desde los años 70, la presencia de una población inmigrante, clasificada en este estudio como del grupo 1, compuesta sobre todo de nacionalidades procedentes de Europa occidental, con un bajo o nulo rechazo social por parte de la sociedad de acogida. Por el contrario, el proceso de extensión polinuclear metropolitano de Almería es muy reciente apoyado en gran medida en el desarrollo de los cultivos intensivos bajo plástico que inundan toda la provincia y especialmente la franja costera. La importante necesidad de mano de obra de bajo coste para esta actividad otorga especial importancia al grupo 2 en este ámbito. Esta diferencia en las funciones metropolitanas y la madurez del proceso se traslada en la distribución espacial de los grupos analizados.
En primer lugar, la Figura 4 que representa los resultados del grid propuesto en la metodología tomando en consideración la concentración de población de cada grupo en función de la distancia al centro administrativo del área metropolitana (en este caso los municipios de Almeria y Malaga) permite una primera aproximación al modelo territorial de organización de cada grupo. La curva de tendencia polinomial de nivel 6 representa los principales picos de concentración observados en cada espacio. El coeficiente de determinación (R2) muy elevado en el área metropolitana de Málaga para los dos grupos demuestra una relación estrecha entre los dos factores. Elemento que no se verifica en el área metropolitana de Almería, en el caso del grupo 1 porque, como lo demuestra la curva la distribución territorial, este colectivo responde a lógicas bien distintas de dispersión territorial. Esto nos conlleva a pensar que las grandes tendencias de localización de la población nacida en el extranjero siguen unos patrones muy diferentes en función de su organización territorial y del grado de madurez del proceso metropolitano.

Fuente: Elaboración propia. Grid 100x100 metros con información espacial procedente del MUCVA25 nivel 3 y poblacional del padrón continuo de población de los años 2003 y 2013
Figura 4 Distribución espacial de la población migrante en las áreas metropolitanas de Almería y Málaga entre 2003 y 2013 (línea polinomial de nivel 6).
Así, en primer lugar y por la configuración general de los territorios, se pueden encontrar espacios con una cierta concentración de inmigrantes hasta 60 Km del centro almeriense y 90 km del centro malagueño. No obstante, por el carácter polinuclear del área metropolitana de Málaga y a pesar de formar un cordón urbano compacto siguiendo la línea de costa, se observa la presencia de varios picos de concentración de población con una clara oposición entre el grupo 1 y 2 poniendo de manifiesto procesos de concentración territorial divergentes, incluso segregativos a lo largo de los 10 años estudiados. Así, mientras el grupo 1 se concentra en algunas zonas de los municipios metropolitanos entre Torremolinos y Benalmádena (Entre 20 y 30 km del centro metropolitano), los del grupo 2 lo hacen en las zonas situadas a unos 50/60 km de la capital: alrededor de Marbella considerada como el segundo polo de atracción del espacio estudiado. Ahí las tendencias generales de concentración no llegan e a los 20% a lo largo del periodo. No obstante, más allá, a unos 70 Km de la capital regional y en estrecha relación con Marbella, el municipio de Benahavís siempre ha sido un espacio de concentración del grupo 1 con un claro aumento en los 10 años estudiados.
Por su parte, en el área metropolitana de Almería el grupo 1 tiende a diseminarse en todo el territorio metropolitano con niveles de concentración rondando los 5% en todo el periodo analizado si bien es cierto que, en el segundo periodo, los municipios más alejados de la capital, principalmente en la costa oeste, a unos 60 Km del centro tienden a ejercer una cierta atracción, tres veces superior a la media del grupo. Por su parte el grupo 2 tiende a concentrarse de manera creciente en el municipio de El Ejido (30 Km de la capital provincial), centro secundario pero neurálgico para el cultivo bajo plástico. En este punto tienden hacia unos niveles de concentración entre el 30 y 40% de la población total de las unidades morfológicas definidas.
Estas dicotomías más o menos acentuadas en la localización de las poblaciones inmigrantes de los dos grupos ilustran unos procesos de segregación territorial a escala metropolitana (sobre todo el Málaga) que no solo se relacionan con la distancia a los núcleos de primer rango sino también con la tipología de los espacios residenciales. A partir de una caracterización territorial de los enclaves étnicos propios a cada grupo y la valoración de la existencia de espacios compartidos (compartidos o mixtos), el Cuadro 2, aporta unos elementos de respuesta a escala de unidades morfológicas urbanas. Con ella se pretende no solamente ver si se han producido o no procesos de concentración espacial en función de un modelo morfológico determinado, haciendo referencia a una cierta preferencia residencial, pero también si a pesar de la estratificación observada, existen espacios con una mayor diversidad.
Si bien se vuelve a subrayar la gran diferencia de comportamiento del grupo 1 en los dos espacios de estudio se observa como la superficie ocupada se mantiene estable a lo largo del periodo en el área metropolitana de Almería y aumenta un 45% en la de Málaga a pesar de que la población aumente menos del 3% debido al desarrollo masivo de un modelo urbano residencial disperso. Mientras el grupo 2, aunque más numeroso, ocupa apenas un tercio del espacio en suelo urbano disperso, sobresaliendo claramente en las zonas urbanas densas correspondiendo con los núcleos centrales que conforman el espacio metropolitano. De ahí que sean residuales los espacios compartidos, demostrando con ello que habría que hablar más de una inserción residencial de la población inmigrante que de una integración real de la misma, al igual de lo ocurrido en el área metropolitana de Sevilla (De Oliveira, Hurtado e Iglesias, 2016).
Por su parte Almería, en proceso de consolidación como área polinuclear, muestra pautas diferentes, debido a la tendencia a la dispersión uniforme con bajos niveles de concentración del grupo 1 y la localización del grupo 2 en zonas de interior donde se desarrolla una mayor actividad económica relacionada con la agricultura de invernadero. Esto ha generado un mantenimiento constante de la superficie ocupada del grupo 1, con una ligera transferencia desde lo urbano denso a lo urbano disperso y un aumento de la superficie residencial del grupo 2 en particular en zonas urbanas dispersas próximas a los invernaderos. Todo ello se acompaña de una tímida aparición de espacios compartidos en zonas turísticas recientes del noreste de la zona (Cuadro 2).
Así, considerando la importancia de los procesos de autosegregación residencial en ambos colectivos es importante analizar la amplitud de estos procesos. El diagrama de caja (Figura 5) es para ello una herramienta valiosa tanto para calcular y comparar la dispersión de las distribuciones en los distintos espacios y en el tiempo como estudiar grado de simetría.
Como era de prever de nuevo se observan tendencias opuestas entre los dos espacios metropolitanos. Se confirma que el grupo1 mantiene en ambas áreas metropolitanas una distribución estable en el tiempo tanto en sus localizaciones residenciales como en los procesos de concentración. Así en Almería la concentración del grupo 1 suele ser muy baja, existiendo solo algunas unidades donde el nivel de concentración supera el 26% a partir de 2007. A la inversa, en Málaga esta práctica es más común pudiendo alcanzar niveles de concentración del 60-70% formando colonias autosegregadas. Mientras, los niveles de concentración del grupo 2 en el área metropolitana de Almería tienden a aumentar a la par con la presencia del colectivo en el área metropolitana.
Cuadro 2 Concentración residencial de los grupos de estudio en las áreas metropolitanas de Almería y Málaga entre 2003 y 2013 (ha)
ALMERÍA-EJIDO | MALAGA-MARBELLA | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Superficie total | 2003 | 2007 | 2013 | 2003 | 2007 | 2013 | |
Grupo 1 | 523 | 553 | 520 | 2.410 | 3.181 | 4.415 | |
Grupo 2 | 618 | 732 | 799 | 1.943 | 2.783 | 2.465 | |
Compartida | 0 | 42 | 173 | 449 | 0 | 127 | |
Urbano denso | 2003 | 2007 | 2013 | 2003 | 2007 | 2013 | |
Grupo 1 | 269 | 216 | 225 | 38 | 1 | 26 | |
Grupo 2 | 513 | 569 | 608 | 611 | 784 | 859 | |
Compartida | 0 | 42 | 0 | 0 | 0 | 1 | |
Urbano disperso | 2003 | 2007 | 2013 | 2003 | 2007 | 2013 | |
Grupo 1 | 254 | 337 | 295 | 2.372 | 3.180 | 4.389 | |
Grupo 2 | 105 | 163 | 191 | 1332 | 1999 | 1606 | |
Compartida | 0 | 0 | 173 | 449 | 0 | 126 |
Fuente: Elaboración propia. Grid 100x100 metros con información espacial procedente del MUCVA25 nivel 3 y poblacional del padrón continuo de población de los años 2003, 2007 y 2013.

Fuente: Elaboración propia. Grid 100x100 metros con información espacial procedente del MUCVA25 nivel 3 y poblacional del padrón continuo de población de los años 2003, 2007 y 2013
Figura 5 Procesos de segregación espacial de la población nacida en el extranjero de Almería y Málaga entre 2003 y 2013.
No obstante, las estrategias residenciales desarrolladas hacen que los espacios de concentración extrema tanto en números de unidades como en densidad aumenten continuamente. Esto no se observa en Málaga donde este colectivo es secundario y se mantiene bastante estable en el tiempo siendo excepcional las unidades territoriales donde alcanza el 40% de la población total4.
Paralelamente la lectura de la figura nº 6, permite establecer la relación entre los distintos grupos analizados y la población autóctona observándose como en algunos puntos concretos existe una cierta coexistencia equilibrada entre los distintos grupos. No obstante hablar de unos vecindarios mixtos donde cohabitan de forma equilibrada los tres colectivo se puede hacer solo de manera muy puntual en zonas de alto valor inmobiliario de la costa de Málaga (concretamente en Benahavís) y se explica por la presencia de inmigrantes del grupo 2 como elementos económicos subalternos, relacionados con actividades de servicio, lo que por lo tanto nos mostraría más una situación de inserción residencial o asimilación económica más que de una integración real.
Por lo tanto, la figura nº 6 permite discutir el modelo de asimilación espacial según el cual el incremento de la población nacida en el extranjero se acompaña del incremento de vecindarios mixtos ilustrativo de un proceso de integración (Bolt & Van Kempen, 2010). Por el contrario, el estudio pone de manifiesto unos procesos de autosegregación, ilustrados en diferentes investigaciones, en los que se muestran las preferencias de la sociedad de acogida y los inmigrantes provenientes de países de alta renta a residir en barrios sin alta diversidad étnica mientras la inmigración económica prefiere vecindarios mixtos (Farley et al., 1994, Charles, 2006, De Oliveira Neves, Hurtado e Iglesias-Pascual, 2016). A su vez en el grupo 2, el fenómeno de concentración creciente observado en los dos espacios estudiados ilustra una situación cercana a lo que propone el modelo de lugar estratificado donde el rechazo social que ejerce la sociedad de acogida se traduce en el aislamiento espacial del inmigrante económico. Con ello, la hipótesis de una mayor integración al aumentar el tiempo de residencia en la sociedad de acogida, no se verifica.

Fuente: Elaboración propia. Grid 100x100 metros con información espacial procedente del MUCVA25 nivel 3 y poblacional del padrón continuo de población del año 2013
Figura 6 Diagrama triangular sobre modelos de acceso residencial de la población inmigrante en las áreas metropolitanas de Almería y Málaga, 2013.
Conclusiones
La prevalencia de la inserción residencial del inmigrante en las áreas metropolitanas de estudio, muestra un acceso a la ciudad incompleto en el que el contacto social entre extranjeros y autóctonos se basa en una funcionalidad económica de claro carácter instrumental, por la que el inmigrante aparece como un mero recurso económico más, en vez de un nuevo integrante de la ciudadanía. Este mayor peso de la inserción residencial en el periodo y ámbito de estudio relativiza la visión de otras investigaciones que plantean la inserción como un paso previo a la integración residencial del inmigrante y permite plantear la inserción como un modelo de acceso a la ciudad incompleto que sin embargo parece establecerse como el mayoritario en los ámbitos territoriales analizados. En este sentido el carácter meramente espacial de la investigación haría necesario un estudio cualitativo complementario de cara a poder analizar las estrategias residenciales y las motivaciones implícitas de los inmigrantes económicos a la hora de seleccionar sus vecindarios.
El carácter instrumental y economicista de la inserción residencial, en una sociedad como la andaluza con escasa tradición en la convivencia con el foráneo, se plasma en la ciudad en la formación de concentraciones de inmigrantes que visualizan socialmente los barrios donde se producen como espacios a evitar, como barrios de inmigrantes, espacios que rápidamente se estigmatizan por parte de la sociedad de acogida (Iglesias-Pascual, 2016). Estigmatización que inciden en mantener el muro social invisible que se interpone entre el inmigrante y la sociedad de acogida y a su vez se convierte en un elemento subjetivo fundamental para entender tanto el inicio de los procesos de exclusión social que vive el inmigrante en la ciudad, como especialmente la continuidad de la exclusión y el rechazo. En este sentido el comportamiento de los colectivos analizados, plasma en el territorio una jerarquía espacial fruto de la estrategia de los grupos de mayor renta (Pahl, 1975), personalizados en este caso en el grupo 1, para separarse de la población más desfavorecida, representada como el grupo 2. Del mismo modo, el predominio de la inserción también debe hacer reflexionar sobre la importancia de desarrollar políticas de mediación en el acceso a la vivienda que debido a la crisis económica han desaparecido totalmente en España de manera general.