Servicios Personalizados
Revista
Articulo
Indicadores
Links relacionados
-
Citado por Google
-
Similares en SciELO
-
Similares en Google
Compartir
Ultima década
versión On-line ISSN 0718-2236
Ultima décad. v.8 n.12 Santiago mar. 2000
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22362000000100006
Última Década, 12, 2000:45-88
PANEL JÓVENES Y EDUCACIÓN
Educación media y juventud en los 90. Actualizando la vieja promesa
Cristián Bellei*
* Consultor de unicef en Educación y Encargado de Estudios Programa MECE-MEDIA del MINEDUC.
A lo largo de su historia la educación media chilena ha estado atravesada por tres grandes tensiones, tres principios que han articulado buena parte de los debates y disputas en torno suyo: i) cómo vincular los procesos formativos con los requerimientos provenientes del mundo de la economía -y en general del desarrollo nacional- sin por ello caer en la mera instrumentalización de la educación; ii) cómo garantizar el efecto democratizador de la educación -expresado en procesos amplios de movilidad social- en un marco de expansión de la cobertura; y, iii) cómo conciliar las necesidades de formación general con los requerimientos de educación especializada, al interior de un sistema único y sin generar efectos de segmentación socioeducativa.[1] Aunque de modo aún incompleto, la Reforma de la educación media llevada a cabo en la presente década es una propuesta para abordar estas tensiones.
El mayor desafío que el país enfrenta en la educación media es cómo formar a su juventud para anticiparse al futuro. Éste ya está surgiendo a nuestro alrededor y desde el punto de vista de la educación la proyección debe considerar como factores determinantes: el rol creciente de la información y el conocimiento en la forma en que la sociedad se produce y organiza a sí misma; la creciente abstracción de las competencias requeridas para desempeñarse en las ocupaciones del sector formal de la economía; la globalización radical de los circuitos de la producción material y de las comunicaciones y el conocimiento; la aceleración de la velocidad, e impredecibilidad, de los cambios científicos y tecnológicos y sus efectos sobre la producción y la cultura; la necesidad de sustentar el desarrollo en la estabilidad democrática basada en la equidad social y en la calidad de vida.
A comienzos de la década el sistema escolar estaba organizado de acuerdo a formas del pasado, que preparaban a las personas para una sociedad con un bajo ritmo de cambio, intentando entregar conocimientos «para toda la vida», según el principio enciclopedista. Sin embargo, hoy sabemos que se requiere formar en las capacidades de aprender en forma permanente, adaptarse creativamente al cambio y manejar la incertidumbre, tanto social como económica; se requiere asimismo que estas nuevas capacidades estén distribuidas en forma equitativa, tanto por razones de justicia social, necesidades de la economía y funcionamiento adecuado de la democracia. En función de estos principios, el país ha dado un salto en su educación media, dedicando recursos y energía sin precedentes, a la tarea de construir y perfeccionar las capacidades de sus jóvenes.
I. Diagnóstico del nivel secundario al inicio de los 90
El problema genérico de la educación media a comienzos de los 90 era de enorme atraso respecto a su sociedad: formas institucionales y curriculares que fueron adecuadas en el pasado, ya no son funcionales. Al masificarse, su alumnado pasó a ser más heterogéneo social y culturalmente que en el pasado, sin que esto haya sido realmente tomado en cuenta en su organización y prácticas curriculares, pedagógicas y evaluativas. Por otro lado, en las últimas dos décadas la economía y la sociedad chilena se transformaron en múltiples aspectos (la producción y el empleo; el mundo del conocimiento, la información y la cultura; la educación superior, etc.), todo ello sin que se haya afectado el ordenamiento institucional, las orientaciones y las prácticas de los establecimientos secundarios. Este desface entre la educación media y su sociedad se manifestaba en múltiples problemáticas que afectaban casi todos los rincones del quehacer educativo de los liceos:
- a nivel curricular (lo que se busca enseñar), falta de pertinencia, pobreza de objetivos y contenidos, poca diferenciación sustantiva, precario soporte institucional de diseño y evaluación curricular;
- a nivel pedagógico (formas de enseñanza y evaluación), orientación básica hacia la memorarización de conocimientos, descuido de la generación de competencias intelectuales de orden superior, poca diversidad metodológica y pobreza en el uso de recursos de aprendizaje;
- a nivel de resultados (lo que se logra), bajísimos niveles de aprendizaje en las áreas fundamentales del curriculum, altos niveles de repitencia y deserción, irrelevancia de lo aprendido tanto para la continuación de estudios como el desempeño laboral;
- en lo referido a equidad, los problemas de resultados señalados son sensiblemente más críticos en los jóvenes de menor nivel socioeconómico, a ello se suman problemas focalizados de cobertura (en los jóvenes más pobres y zonas geográficas más alejadas).
A partir de este oscuro diagnóstico, la convicción a que arribó el gobierno es que la gravedad y profundidad de los problemas señalados exigían realizar una reforma profunda del nivel secundario de enseñanza (es decir, intervenciones en su estructura organizativa, curricular, evaluativa, conexiones externas y otros aspectos de nivel macro), lo que implicó -por lo tanto- la aplicación de herramientas político legales. Complementariamente se estimó necesario antecederla de un conjunto de intervenciones que operarían dentro de los marcos institucionales vigentes y que se concentrarían en modificar los procesos internos de los establecimientos (un programa de mejoramiento -MECE-MEDIA-), creando condiciones favorables para que las modificaciones que la reforma operase cayeran en «terreno fértil».
II. Reforma de la educación media[2]
El programa de Gobierno del Presidente Frei señaló la necesidad de un esfuerzo mayor de renovación de la educación media, a partir de un diagnóstico que establece que «la educación media está hoy en una grave crisis de su sentido, tanto para la sociedad en su conjunto, como para los jóvenes que acceden a ella. Su estructura y currículo son anacrónicos; sus resultados son de pobre calidad; las oportunidades que ofrece son altamente inequitativas».[3] Puede sostenerse que en las últimas tres décadas todo había cambiado en su entorno, sin embargo la enseñanza media había permanecido inalterada en sus rasgos constitutivos. El objetivo de la Reforma de la enseñanza media es hacerla contemporánea con su sociedad, de la mejor calidad y equitativa en sus resultados. Los medios contemplados para llevarla a cabo incluyen básicamente tres procesos de cambio: i) la implementación de un Programa de Mejoramiento de la Calidad y la Equidad (MECE-MEDIA); ii) la Reforma del Curriculum de la educación media; iii) la ampliación del tiempo escolar disponible a través del funcionamiento en una jornada completa. En la medida en que estos dos últimos se encuentran en fases iniciales de implementación, nos concentraremos en el primero, que es, además, el que explícitamente definió una línea de trabajo sobre protagonismo juvenil.
1. Descripción del Programa MECE-MEDIA (1994-2000)
El propósito central del Programa MECE-MEDIA es dinamizar y enriquecer lo que considera los procesos fundamentales que ocurren (o debieran ocurrir) al interior de los liceos: prioritariamente el proceso pedagógico, es decir, las actividades, relaciones y recursos que conforman los contextos de aprendizaje de los alumnos; estratégicamente el proceso de gestión, es decir, las formas organizativas, el manejo de los recursos humanos y materiales, y las relaciones de autoridad y toma de decisiones, que conforman el contexto institucional de la vida escolar; y centralmente el proceso de incorporación de la cultura juvenil, es decir, la consideración de elementos propios del mundo de los jóvenes (intereses, valoraciones y prácticas) como factores relevantes a tomar en cuenta en la vida escolar. Se trata de «poner al día» la educación secundaria e introducir en ella dispositivos de auto actualización a fin de contar con liceos capaces de generar los contextos educativos adecuados para lograr aprendizajes de calidad en todos los jóvenes.
Figura 1
Estrategia y componentes del Programa MECE-MEDIA
Para lograr estos propósitos el MECE-MEDIA combina tres tipos de mecanismos de intervención a nivel de los liceos: mejoramiento de los sistemas materiales que soportan la ocurrencia de los procesos pedagógicos; acciones directas (en los establecimientos o sus actores) que intentan gatillar o mejorar los procesos referidos; acciones indirectas que generan oportunidades de consolidación de las capacidades de autonomía de los liceos. Cada uno de estos mecanismos de intervención es puesto en juego por diversos componentes del Programa los que, a través de efectos sinérgicos, debieran impactar sistémicamente en las unidades educativas sobre las que actúan.
Cuadro 1
Recursos financieros del Programa MECE-MEDIA
Tipo de insumo | Gasto total del Programa | Gasto total por liceo (millones de $) |
Textos de estudio | 25,0 | 8,0 |
Libros bibliotecas | 26,3 | 8,4 |
Material didáctico | 9,3 | 3,0 |
Informática | 29,2 | 9,3 |
Infraestructura (mejoramiento)* | 26,9 | 8,6 |
Infraestructura (equipamiento) | 22,0 | 7,0 |
Proyectos (PME) y asesoría externa | 27,3 | 8,7 |
Capacitación y apoyo directo** | 40,5 | 12,9 |
Totales | 206,5 | 65,9 |
* Sólo incluye liceos municipales.
** Incluye asistencia a seminarios y jornadas de encuentro y capacitación; materiales de discusión y apoyo directo a las actividades del Programa; coordinación, asesoría y supervisión del MINEDUC; gastos para la elaboración del nuevo marco curricular de la enseñanza media.
El «piso mínimo» de recursos materiales sobre el que se pueden levantar los procesos de mejoramiento y cambio, según la concepción del Programa, está conformado por: diversos mejoramientos a la infraestructura (incluyendo mobiliario), una dotación a todos los establecimiento del país de libros de alta calidad para conformar una biblioteca escolar básica (que incluye la suscripción a diarios y revistas), modernos materiales didácticos que enriquecen el repertorio metodológico de los profesores, textos de estudio -con una concepción pedagógica y curricular renovada- para cada alumno y profesor (por primera vez el Estado entrega en el nivel secundario al universo de la matrícula del país) y equipamiento computacional (con capacitación, software y asistencia técnica) que se trabaja bajo el principio no de aprender computación sino de aprender a través de la computación (además los liceos se conectan a una red nacional de comunicaciones -Enlaces- y por su intermedio al mundo-Internet).
Las acciones directas sobre los liceos se organizan según los interlocutores privilegiados -docentes, directivos y alumnos- de cada uno de los tres procesos más arriba señalados.
Mediante la instalación en cada establecimiento de instancias regulares de trabajo colectivo docente (Grupos Profesionales de Trabajo, gpt) se pretende dinamizar el proceso de cambio pedagógico. En estos gpt (que debieran operar como parte de las actividades no lectivas para las que están contratados los docentes) se espera que los profesores revisen y evalúen críticamente su trabajo educativo, generen formas alternativas de docencia que -considerando las características particulares de sus jóvenes- sean efectivas para lograr los aprendizajes que se busca alcanzar, y entren en una dinámica permanente de diseño-implementación-evaluación-rediseño de sus prácticas pedagógicas.
La propuesta de modernización de la gestión institucional de los liceos, que busca fortalecer el proceso de descentralización pedagógica, se orienta a lograr que cada comunidad educativa cuente con: i) un modo de gestión institucional que permita y promueva la participación creativa de todos los actores de la comunidad escolar (centralmente profesores y alumnos); ii) un Equipo de Gestión que lidere en forma compartida y ejerza la autoridad de un modo legítimo en el establecimiento; iii) un Proyecto Educativo Institucional que convoque el compromiso real de la comunidad de docentes, que permita coordinar y vincular las distintas iniciativas y proyectos del liceo en un todo organizado y planificado, y que oriente las acciones de desarrollo institucional y curricular.
Por último, mediante la apertura de Actividades Curriculares de Libre Elección -ACLE- a los alumnos se persigue un triple propósito: por una parte ocupar creativa y formativamente el tiempo libre de los jóvenes, aprovechando la capacidad instalada del establecimiento en horarios en que no se desarrollan clases; en segundo lugar generar en los jóvenes un contexto motivacional de agrado e identificación con su establecimiento, de forma que se mejore su predisposición al aprendizaje; por último sensibilizar a los docentes con las características del mundo de los jóvenes de hoy, a fin de provocar un conocimiento y acercamiento que tome en cuenta de mejor forma esta realidad en su trabajo pedagógico.
Las tres líneas de acción directa se sostienen en una estrategia que combina instancias de capacitación presencial (mediante la asistencia a seminarios, jornadas y encuentros de intercambio), asesoría técnica de profesionales de los niveles descentralizados del MINEDUC (supervisores) y materiales de trabajo y autoinstrucción (videos, guías, módulos elaborados por el propio Programa).
Con miras a consolidar estos procesos de cambio al interior de los establecimientos, el Programa desarrolla un conjunto de acciones indirectas cuya esencia es abrir oportunidades de ejercicio autónomo de las capacidades propias del liceo. Estos nuevos mecanismos centran su eje en las propias comunidades educativas, las que de acuerdo a sus necesidades e intereses, deCIDEn sobre el uso de recursos financieros, materiales y humanos. En primer lugar, la entrega de recursos para el aprendizaje (libros y materiales didácticos) sólo en una mínima fracción (20%) se hace definida en su interior por el MINEDUC, el resto opera mediante un novedoso proceso de demanda informada que sitúa la decisión respecto de qué se adquiere en los propios equipos de docentes de cada establecimiento; en segundo lugar, el Programa cuenta con un Fondo de Proyectos Concursables -similar al que opera en el mece-básica- al que los liceos pueden acceder una vez pasado cierto tiempo (un año) de su ingreso al Programa, a fin de que los profesores -en sus gpt- diseñen Proyectos de Mejoramiento Educativo -conocidos como PME- que apunten a mejorar la calidad de los aprendizajes y la formación de sus alumnos, a través de iniciativas que modifiquen la forma y contenidos de la enseñanza; por último, para satisfacer las necesidades de actualización de conocimientos y capacidades de los profesores y enriquecer los procesos escolares con el apoyo de saberes y profesionales de otros campos, el MECE-MEDIA ideó un novedoso mecanismo que permite a los equipos docentes contratar servicios de asistencia técnica externa.
A pesar de las esperables dificultades y de los múltiples problemas pendientes, es posible asegurar que a partir del MECE-MEDIA los liceos del país han dejado atrás una larga época en que la sensación de abandono, crisis y falta de perspectivas, había erosionado el sentido del trabajo educativo que en ellos se realizaba.
III. ¿Qué significa «incorporar la cultura juvenil al liceo»?
Lo que está a la base de la propuesta del MECE-MEDIA de trabajo con jóvenes, es un cambio cultural de proporciones, no siempre percibido en toda su magnitud por quienes están inmersos en la acción transformadora ni comprendido en toda su profundidad por quienes miran con relativa distancia al sistema escolar. El ACLE es una búsqueda, un ensayo para responder constructivamente a dos nuevas realidades del paisaje sociocultural chileno de fines de siglo.
Por una parte, la masificación de la educación media tiene repercusiones importantes en las dimensiones culturales y sociales de los liceos. Éste es un fenómeno extremadamente reciente, del que se toma conciencia como problema a mediados de la década de los 80 y que sólo se asume programáticamente a mediados de los 90. ¿Cuáles son las implicancias para el sistema escolar -curriculum, materiales, docentes, organización, etc.- de que una proporción significativa de sus alumnos sean los primeros miembros de su árbol genealógico en asistir al liceo? Para dar una sola imagen: la mayoría de los jóvenes que rindió la prueba simce de evaluación de rendimiento de segundo medio en 1998, ya había superado la escolaridad alcanzada por sus padres. El liceo debe asumir una realidad social distinta, sus alumnos no son ya el prototipo de joven de clase media ascendente con el que crecieron y -más importante aun- se formaron los docentes. La educación media debe dar respuestas formativas pertinentes a una heterogeneidad social mucho mayor: actualizar la promesa del liceo de élite en contextos de democratización.
Por otro lado, la emergencia de lo que se puede denominar una «cultura juvenil» es también un fenómeno reciente. Sólo a partir de los movimientos culturales (políticos, universitarios, musicales) de la década de los 60 se puede decir que hizo su entrada a la escena pública «el joven», el joven como una categoría social y cultural específica, con preferencias, valores, prácticas y expectativas diferentes a las del mundo adulto. A partir de entonces, sociológicamente se tiene una alternativa a las teorías sicológicas del desarrollo evolutivo, que sólo han visto en la juventud un «ser en transición»: la juventud no es sólo un período de preparación, de maduración, de «adolescencia» de algo, una cuasi patología de la personalidad infantil que se abandona y adulta que se busca. A partir de entonces, el proceso de socialización de la juventud se vuelve problemático, crítico, porque deja de ser evidente que los jóvenes estén ansiosos por dejar de serlo e integrarse a los sistemas de convivencia y acción institucionalizados por los mayores.
En la década de los 90, en Chile se produjo una cristalización a gran escala de procesos de transformación que se venían gestando hacía tiempo en este sentido: la confluencia de medios de comunicación de masas y un mercado de consumo que se dirigen específicamente a satisfacer (y crear) los gustos de los jóvenes (tipo de música, vestimenta, programas televisivos y otros consumos), han reforzado la distinción de preferencias, prácticas e identidad de los jóvenes. El aumento de años de escolaridad proporcionado por la expansión de la cobertura de la educación media ha masificado un «privilegio» hasta hace poco reservado a los jóvenes de clase alta y algunos segmentos de clase media: alejar la edad en que debe someterse a las exigencias del mercado de trabajo. Este es el contexto básico que permite el desarrollo de esos procesos de producción de la «cultura juvenil». El liceo debe entender que los jóvenes de hoy no son sólo «niñitos grandes» ni «adultos chicos».
Reconocer la importancia de la cultura juvenil para el trabajo formativo de la educación, es asumir al mismo tiempo que los jóvenes populares entraron al liceo y que la juventud -en general- posee una densidad cultural propia. Es en este reconocimiento que puede aumentar la riqueza comunicativa de los intercambios entre profesores y alumnos, entendiendo que para la enseñanza efectiva es condición sine qua non que el docente tome en cuenta el mundo vital de los jóvenes e intente desde ahí «hacer sentido». Esta propuesta, como dijimos, se alza como una alternativa constructiva a las dos posturas que tradicionalmente ha asumido el sistema escolar ante la emergencia de la cultura juvenil como «un problema» en sus aulas.
La respuesta «conservadora», ante su decepción por no tener al frente los alumnos que espera, fortalece sus viejas prácticas y rigidiza sus antiguas normas, proclamando el imperativo de obedecerlas «para alcanzar la verdadera educación»: el resultado es el fracaso y la exclusión de las mayorías, el desencanto de una juventud que no se siente respetada, la reacción violenta de quienes no son reconocidos como legítimos por un sordo autoritarismo.
La respuesta «paternalista», conmovida por lo inapropiada de la oferta del liceo para estos alumnos y por sus difíciles condiciones de vida (presente y sobre todo futura), claudica su labor formativa, «se hace amigo de los cabros», se les asimila usando su lenguaje y compartiendo sus prácticas, hace borrosos todos los límites y deroga los objetivos de aprendizaje «por demasiado exigentes para una juventud que no seguirá estudios superiores y se empleará en los niveles más bajos de la pirámide laboral»: el resultado es el mismo fracaso de las mayorías (por marginalizante) y el desprestigio del liceo.
El MECE en general y el ACLE en particular, son una respuesta progresista a los desafíos educativos planteados por la formación de los jóvenes, de todos los jóvenes.
IV. Avances y resultados
¿Ha mejorado la educación media en estos años?, ¿qué tan efectivas han sido las políticas implementadas en la década?, ¿los jóvenes de finales de los 90 reciben la misma educación que sus pares de finales de los 80? La presente sección fundamenta que, si se considera: i) las condiciones materiales en que se realiza la educación media hoy; ii) los niveles de participación y compromiso de profesores y alumnos; iii) las formas de enseñanza utilizadas; y, iv) los resultados en términos de cobertura, aprobación y aprendizajes, en los últimos años; se ha producido un cambio significativo en las oportunidades educativas que el país ofrece a sus jóvenes. Por supuesto que persisten desafíos importantes en este nivel (los que serán materia de la última sección), pero ellos pueden ser abordados sobre un piso de condiciones sensiblemente distinto, gracias a las transformaciones de que aquí se da cuenta.
1. Mejoramiento de las condiciones en que se desarrolla la educación media
La Reforma ha hecho un esfuerzo prioritario por equipar a los establecimientos con las condiciones materiales necesarias para realizar los procesos educativos que de ellos se espera. El compromiso adquirido fue sacar a los liceos de la precariedad en que operaban, para llevarlos al menos a un nivel de «decencia», acorde con su alta misión. Superando este piso mínimo, se ha podido también incorporar a los establecimientos materiales y tecnología de vanguardia, a fin de asegurar a los jóvenes un conocimiento básico de las fronteras del mundo de hoy.
Para el año 2000 todos los liceos estarán incorporados a Enlaces, esto no sólo posibilita una revolución pedagógica al permitir nuevos y desafiantes procesos de aprendizaje, constituye en sí mismo un factor de decisiva democratización al poner en manos de las mayorías la punta del conocimiento y la tecnología del mundo contemporáneo, privilegio reservado sólo a unos pocos hasta mediados de la presente década.
A partir de 1997 se han entregado más de 2,8 millones de textos escolares a los jóvenes de educación media (el profesor respectivo también recibe un texto, especialmente diseñado para ayudarle en su trabajo con los estudiantes). Éstos se constituyen en material de consulta, profundización de contenidos que contiene diferentes y novedosas posibilidades metodológicas de trabajar con los estudiantes. Los textos son una importante fuente de referencia para los estudiantes; por esto el Estado se ha comprometido a garantizar su acceso -por primera vez- a todos los jóvenes del país.
Hoy día cada liceo del país cuenta con un Centro de Recursos para el Aprendizaje, versión contemporánea de la biblioteca escolar. A las colecciones de libros se han agregado una enorme variedad de materiales didácticos, softwares, videos, diarios y revistas, para hacer de estos Centros espacios de enriquecimiento cultural de los jóvenes. Mientras mayor es la pobreza económica y cultural de las familias de los jóvenes, más significativo es el efecto compensatorio que estos recursos, físicos y simbólicos, tienen para ellos.
A través de un fondo concursable, la mayoría de los liceos incorporados al Programa MECE-MEDIA están desarrollando proyectos de mejoramiento educativo (PME), orientados a aumentar los niveles de aprendizaje de los jóvenes, a través de un cambio en las metodologías de trabajo de los profesores. Hasta el momento se han financiado 846 proyectos, con un monto promedio de $5.5 millones.
Más de 300 liceos han contratado Asistencia Técnica Externa, la cual permite a los profesores recibir una asesoría in situ para enfrentar de mejor manera los procesos de cambio que se están implementando. La revolución cultural que significa que los liceos contraten asesores (especialmente de las universidades) para trabajar en asuntos concretos de su labor educativa, implica un cambio no sólo para los docentes, sino también un fuerte proceso de aprendizaje para los propios consultores (la mayoría de ellos académicos formadores de profesores). En promedio se ha entregado a cada liceo un monto de $1.8 millones.
En definitiva, incorporando las nuevas tecnologías informáticas tanto como modernizando la tradicional biblioteca, dando acceso a diarios y revistas al mismo tiempo que entregando textos de estudio a los alumnos, y dando oportunidades a los docentes para crear sus proyectos pero también para recibir los conocimientos de agentes externos, el MECE-MEDIA ha enriquecido sustancialmente las herramientas que tienen a disposición profesores y jóvenes.
2. Aumento de la participación y compromiso de los actores de la educación media
a) Profesores
El éxito de la Reforma se basa en la participación y el compromiso que adquieren en sus unidades educativas docentes y alumnos. El MECE-MEDIA ha logrado movilizar las voluntades de los actores educativos, invitándolos a iniciar procesos de cambio. En efecto, más de 25 mil profesores participan regularmente en talleres de autoperfeccionamiento en sus propios establecimientos, esto significa que casi el 90% de los docentes de educación media del país han formado parte de esta iniciativa.
Cuadro 2
Instalación de espacios para el trabajo colectivo de los docentes (gpt)
Total nacional de docentes que participan en gupos | 25.000 | 24 docentes en promedio por liceo |
Total nacional de grupos | 2.700 | 3 grupos en promedio por liceo |
Asistencia promedio docente a las sesiones de trabajo: 78,3% |
Por supuesto, estos grupos no han tenido un nivel de funcionamiento homogéneo, sin embargo los datos muestran que en el 75% de los liceos los talleres de trabajo pedagógico de los profesores, impulsados por el MECE, han funcionado con una regularidad satisfactoria.
Cuadro 3
¿Cómo han funcionado los gpt en su liceo? (según docentes)
Frecuentemente y sin interrupciones | 22,9% |
Frecuente pero con interrupciones | 53,0% |
Prácticamente no ha funcionado | 14,5% |
No participa en gpt | 9,5% |
Una consecuencia de este compromiso asumido por los docentes, es que la mayoría estima que en sus liceos ha aumentado la participación de los profesores en asuntos relevantes del quehacer escolar, a partir del desarrollo del MECE-MEDIA. En el otro extremo, sólo un 10% de los profesores tiene una imagen negativa de este aspecto.
Gráfico 1
Apertura de espacios de participación para los profesores
a partir de la implementación del MECE-MEDIA (según docentes)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
Consultados sobre si «¿ha tenido el MECE como uno de sus resultados contribuir al desarrollo profesional y personal de los profesores?», la mayoría de los profesores afirma que a partir de su participación en la Reforma, ha renovado su compromiso con la enseñanza, ha aumentado su gusto por hacer clases y ha elevado sus conocimientos. Los jóvenes tienen hoy profesores más motivados y más comprometidos. En definitiva, el MECE-MEDIA está reencantando la labor docente. Sólo una fracción minoritaria del profesorado piensa que la Reforma no ha tenido ningún efecto en su desarrollo profesional.
Gráfico 2
Efectos del MECE-MEDIA en los profesores (según docentes)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
Aunque la labor de enseñanza es extremadamente demandante y no está exenta de dificultades, cuando se preguntó a los profesores «¿cómo percibe el nivel de satisfacción por el trabajo pedagógico de los docentes?», más del 50% de los profesores señala que a la mayoría de sus colegas les satisface su trabajo de profesor.
Gráfico 3
Proporción de profesores que alcanzan satisfacción con su trabajo (según docentes)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
De acuerdo a un índice que sintetiza el conjunto de los efectos producidos por la Reforma en los profesores de educación media, en términos de aumentar la colaboración e intercambio entre docentes, su satisfacción con el trabajo, la valoración del ACLE y el uso de materiales en clase, se obtiene que la Reforma Educacional ha tenido un alto impacto en casi la mitad de los docentes. Sólo en un 15% de los profesores se constata un bajo nivel de cambio a partir del MECE-MEDIA.
Gráfico 4
Efecto del MECE-MEDIA en el profesorado
(índice sintético que incluye: colaboración e intercambio
entre docentes, satisfacción con el trabajo, valoración de ACLE
y uso de materiales en la clase)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
b) Alumnos
Por su parte los jóvenes han acogido con entusiasmo la invitación a incorporarse a actividades culturales y recreativas voluntarias (la mayoría de ellas realizadas en día sábado). Cada semana, alrededor de 160 mil jóvenes invierten parte de su tiempo en talleres artísticos, de comunicaciones, científicos, medioambientales y deportivos, en los que no sólo desarrollan su sociabilidad y cultivan competencias y vocaciones emergentes, de paso «rejuvenecen» su liceo y acercan a los profesores al mundo de intereses y motivaciones de los jóvenes de hoy.
Cuadro 4
Instalación de Talleres de Libre Elección
para los jóvenes (ACLE) en los establecimientos
Total nacional de jóvenes | 162.279 | 158 jóvenes en promedio por liceo |
Total nacional de talleres | 7.327 | 7 talleres en promedio por liceo |
21 jóvenes en promedio por taller |
No es fácil -desde el Estado- conectar con los intereses juveniles, por ello es enormemente satisfactorio que las ACLE hayan logrado gustar a la mayoría de los jóvenes del país, más allá incluso de quienes participan en ellas (entre un 25% y 30% de los alumnos).
Gráfico 5
Valoración de las Talleres de Libre Elección por parte de los alumnos
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
Tanto profesores como alumnos asignan a los talleres de libre elección un alto valor formativo. Ambos coinCIDEn en que estas actividades mejoran las relaciones entre alumnos, y entre ellos y sus profesores. Las ACLE son además, a juicio de los docentes, espacios en donde los jóvenes fortalecen su identidad, mejoran su autoestima y disminuyen el riesgo de abandonar el liceo, entre otros.
Gráfico 6
Para qué sirven los Talleres de Libre Elección (según alumnos)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
Gráfico 7
Efectos en los jóvenes de los Talleres de Libre Elección
(según profesores)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
Los cambios experimentados por los liceos en los últimos años han contribuido a aumentar la identificación de los jóvenes con ellos, son una minoría quienes tienen una actitud distante y valoración fuertemente negativa de sus establecimientos. Para los jóvenes de hoy el liceo constituye una de las instituciones (si no la que más) con la que tienen un mayor compromiso afectivo y personal, un referente en sus vidas. Es un espacio de sociabilidad relevante para ellos: el 71% de los jóvenes afirma que «entre los compañeros del liceo tengo a mis mejores amigos» y el 67% señala que «realiza actividades con sus compañeros fuera del liceo».
Gráfico 8
Identificación y crítica de los alumnos para con su liceo
(según alumnos)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
Sólo el 11% de los jóvenes tiene disposición completa a cambiarse de liceo y menos de un tercio del total manifiesta una disposición parcial. Aunque con distinto énfasis, la mayoría de los alumnos manifiesta un alto grado de pertenencia al liceo que asiste, expresada en una baja disposición a dejar su establecimiento.
Gráfico 9
Disposición a cambiarse de liceo
(según alumnos)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
De acuerdo a un índice que sintetiza el conjunto de los efectos producidos por la Reforma en los alumnos de educación media, en términos de aumentar su satisfacción con la enseñanza, innovar en sala de clases, generar un clima positivo en la clase, de identificación con el liceo y tener un perfil innovador de los profesores, se obtiene que la Reforma Educacional ha tenido un alto impacto en más de la mitad de los jóvenes. Sólo en un 17% de los alumnos se constata un bajo nivel de efectos del MECE-MEDIA.
Gráfico 10
Efecto del MECE-MEDIA a nivel de alumnos
(índice sintético que incluye: satisfacción con la enseñanza,
innovación en sala de clases, clima positivo en la clase,
identificación con el liceo y perfil innovador de los profesores)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
3. Mejoramiento de las formas de enseñanza en la educación media
Todos los esfuerzos realizados por la Reforma están encaminados, en último término, a mejorar las oportunidades de aprendizaje de los jóvenes, por esto el núcleo esencial que se espera transformar son las formas de enseñanza con que los profesores buscan lograr dichos aprendizajes en sus alumnos. El modo tradicional de hacer clases no sólo dependía de la pobreza de recursos materiales, tiene también profundas raíces culturales. Esto es lo más difícil de modificar.
Según se ve en el siguiente cuadro, la mayoría de los profesores utiliza diversos recursos de aprendizaje en el desarrollo de sus clases, con una frecuencia satisfactoria. En definitiva, a partir de la Reforma, la tiza y el pizarrón han perdido el monopolio que ostentaron por décadas en nuestros liceos.
Cuadro 5
Frecuencia de uso de materiales para desarrollar clases (%)
Nunca | Pocas veces | Bastante frecuente | Muy frecuente | |
Textos de estudio | 3,9 | 13,2 | 36,5 | 46,4 |
Biblioteca | 2,9 | 21,0 | 38,2 | 38,0 |
Material didáctico | 3,2 | 22,0 | 42,1 | 32,7 |
Informática | 28,7 | 38,5 | 22,1 | 10,7 |
Por otro lado, dos tercios de los jóvenes usa con relativa frecuencia la biblioteca para sus actividades de aprendizaje. La altísima proporción de alumnos que realiza sus tareas en la biblioteca del liceo, confirma la potencialidad de la Jornada Escolar Completa. Ésta ofrece a los jóvenes más pobres «la sala de estudio» que no tienen en sus casas.
Gráfico 11
Nivel y formas de uso de la biblioteca por parte de los alumnos
(según alumnos, en porcentaje)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
Igualmente satisfactoria es la opinión de los alumnos respecto de los métodos de trabajo en la sala de clases. Junto a la permanencia de las modalidades tradicionales de enseñanza (dos tercios de los alumnos afirma que el profesor siempre explica, en tanto la mitad de los jóvenes dice que el profesor siempre dicta y usa el pizarrón), han comenzado a surgir formas nuevas de hacer clases en nuestro país: sólo un cuarto de los alumnos afirma que nunca o rara vez trabajan en equipo, en tanto 4 de cada 5 jóvenes dice que en sus clases se utiliza la metodología de resolución de problemas con relativa frecuencia.
Gráfico 12
Incorporación de nuevas metodologías en sala de clases
(según alumnos, en porcentaje)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
Es decir, los métodos contemporáneos de aprendizaje dejaron de ser una excepción en las aulas de los liceos chilenos, la Reforma puede garantizar que los jóvenes de hoy no reciben «más de lo mismo» en sus clases. El mejor indicador de estos cambios es la satisfacción que muestran los propios alumnos: un 85% de los jóvenes tiene una opinión positiva sobre la forma de enseñanza de sus profesores.
Gráfico 13
Satisfacción de alumnos con formas de enseñanza de profesores
(según alumnos, en porcentaje)
Fuente: «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
4. Mejoramiento de los resultados de la educación media
Los resultados en términos de mejorar la cobertura, promoción y egreso de los alumnos de la enseñanza media, muestran un panorama mixto: se han producido importantes avances en ciertos aspectos, pero persisten limitaciones no menores que será necesario abordar prioritariamente en el próximo período.
a) Cobertura
Pese a que a comienzos de la década ya se había alcanzado un nivel de cobertura alto (más de tres cuartas partes de los jóvenes asistía a la educación media), las cifras muestran que, luego de un relativo estancamiento en la primera mitad del período, en los últimos años la enseñanza media ha continuado expandiéndose en Chile. Este aumento de cobertura coinCIDE con el inicio de la Reforma en la enseñanza media.
Gráfico 14
Cobertura educación media
Fuente: «Estimaciones de cobertura en educación media», Departamento Estudios y Estadística, MINEDUC, 1999.
Ahora bien, si se analiza estos índices según el nivel de ingresos de las familias de los jóvenes, queda claro que aún las oportunidades educativas al nivel medio están desigualmente distribuidas. En efecto, la educación media es prácticamente universal sólo para los dos quintiles de mayores ingresos de la población, sin embargo alrededor de un cuarto de los jóvenes de las familias más pobres y un quinto de aquellos pertenecientes al segundo quintil están fuera del sistema escolar. El cuadro muestra además que durante esta década son los quintiles intermedios los que más aumentan su cobertura de educación media, acercándose al quintil superior de ingresos, en tanto el primer quintil sólo en los últimos años muestra un leve aumento.
Gráfico 15
Cobertura de educación media por quintil de ingreso 1990-1998
(Encuesta casen 1998)
Estas desigualdades se distribuyen además diferencialmente según la ubicación geográfica: casi veinte puntos porcentuales separan a las zonas rurales de las urbanas y una cifra similar es la distancia entre las diferentes regiones del país.
Cuadro 6
Cobertura en educación media por área de residencia
(Encuesta casen 1998 )
Urbano | 89,4 |
Rural | 71,5 |
Cuadro 7
Cobertura de educación media por región
(Encuesta casen 1998)
I | 95,8 |
II | 86,4 |
III | 87,4 |
IV | 82,4 |
V | 92,2 |
VI | 85,0 |
VII | 79,0 |
VIII | 87,2 |
IX | 80,8 |
X | 79,7 |
XI | 87,9 |
XII | 88,9 |
R.M. | 88,6 |
b) Promoción
El porcentaje de jóvenes que anualmente reprueban en los liceos («repiten curso») se había mantenido como promedio en alrededor del 11% de los alumnos, siendo promovidos de un año a otro aproximadamente el 80% de los jóvenes solamente. A partir de la segunda mitad de la década ha comenzado una mejoría en este sentido, logrando por primera vez bajar del 10% la repetición en los liceos (recuérdese que la Reforma sólo comenzó en educación media en 1994). Hacia finales de la década en Chile repiten un tercio menos de jóvenes que a comienzos de ella. Debe tenerse en cuenta además que estos porcentajes de aprobación son sobre una base de cobertura más amplia.
Gráfico 16
Tasa anual de aprobación en educación media 1990-1998
Fuente: Departamento Estudios y Estadística, MINEDUC, 1999.
Gráfico 17
Tasa anual de reprobación en educación media 1990-1998
Fuente: Departamento Estudios y Estadística, MINEDUC, 1999.
No obstante lo anterior, aún hoy menos de la mitad de los jóvenes culminan su educación media en el tiempo previsto para ello (44% en 1997) y el promedio de tiempo utilizado para cursar los 4 años de educación secundaria es de 5,3 años (o sea, 1,3 repeticiones de curso en promedio). Una vez más, este fenómeno perjudica de manera más aguda a quienes provienen de familias de menores recursos económicos: sólo un tercio de los jóvenes de liceos municipales culminan su enseñanza secundaria sin repetir un año, experiencia que poco más de la mitad de los alumnos de establecimientos particular subvencionados tiene, a su vez este «privilegio» es gozado por más de tres cuartos de los jóvenes de liceos pagados íntegramente por sus familias. De este modo, mientras en los liceos municipales un alumno promedio demora casi 6 años en terminar su trayectoria de enseñanza secundaria (casi 2 repeticiones en promedio), en los liceos particular pagados este tiempo es apenas de 4,4 años (menos de 0,5 repeticiones en promedio).
Cuadro 8
Éxito oportuno (en porcentajes) y tiempo de egreso (en años)
en educación media hc por dependencia 1997
País | Municipal | Particular | Particular | |
Éxito oportuno | 44,70 | 36,50 | 56,01 | 76,51 |
Tiempo de egreso | 5,29 | 5,73 | 4,90 | 4,37 |
c) Egreso
Sólo dos tercios de los jóvenes del país que accede a la educación media culmina en definitiva sus estudios secundarios, quedando un 33% de los alumnos con trayectorias escolares incompletas, interrumpidas en algún punto del liceo. Una vez más, si se analiza el egreso total diferenciadamente según el tipo de liceo en que los jóvenes estudian, se obtienen desigualdades significativas.
Cuadro 9
Egreso total en educación media por dependencia
según cohortes desde 1990 a 1997 (en porcentajes)
Años | País | Municipal | Particular | Particular |
1985-1990 | 67,98 | 61,61 | 73,63 | 87,73 |
1986-1991 | 67,99 | 61,18 | 73,70 | 88,24 |
1987-1992 | 67,93 | 59,13 | 73,20 | 88,37 |
1988-1993 | 65,40 | 59,41 | 72,69 | 88,25 |
1989-1994 | 65,36 | 57,73 | 75,03 | 88,82 |
1990-1995 | 65,48 | 55,15 | 75,07 | 88,61 |
1991-1996 | 67,60 | 57,00 | 77,26 | 89,22 |
1992-1997 | 67,71 | 59,96 | 77,59 | 89,40 |
Sin embargo, estas tasas de egreso debieran comenzar a mejorar en un plazo breve. En efecto, las estimaciones de deserción más exactas que se tienen, muestran una baja persistente en los últimos años. Una vez más, es a partir de la implementación del MECE-MEDIA en el sistema escolar que los alumnos han comenzado a abandonar menos su enseñanza secundaria.[4]
Gráfico 18
Deserción en educación media
(en porcentaje)
Fuente: «Estimaciones de deserción en educación media», Departamento Estudios y Estadística, MINEDUC, 1999.
En definitiva, si bien la educación media ha alcanzado en general indicadores satisfactorios en el acceso, promoción y egreso, que han mejorado en la segunda mitad de esta década, persisten en ella fuertes inequidades según el origen social de los jóvenes. En efecto, los más pobres no sólo acceden en menor proporción al liceo, sino que su trayectoria liceana resulta ser sensiblemente más larga producto de las mayores repeticiones de curso, y -más grave aun- las probabilidades de culminar finalmente la enseñanza media son significativamente menores que sus pares provenientes de familias de más altos ingresos.
d) Aprendizaje
Por último, en términos de los resultados de aprendizaje que la educación media logra en sus alumnos, tenemos señales alentadoras. Coherente con las orientaciones de la Reforma Curricular, la evaluación de aprendizajes efectuada en 1998 se llevó a cabo a través de un nuevo tipo de pruebas, que incluyen preguntas de desarrollo, orientadas a evaluar habilidades superiores de pensamiento y análisis más complejos, iniciando una nueva etapa para el Sistema Nacional de Evaluación de aprendizajes escolares, simce. Como se observa, los resultados de aprendizaje de los alumnos, a nivel del país, han mejorado tanto en lenguaje como en matemáticas. El nivel de este aumento ha sido satisfactorio en matemáticas y leve en lenguaje. A nivel de los establecimientos, el 69,4% de ellos mejoró sus resultados en matemáticas, en tanto el 53,7% lo hizo en lenguaje. Esto quiere decir que en los liceos nuestros jóvenes hoy aprenden más que ayer, y que esos aprendizajes son cada vez más fundamentales y de orden superior, en definitiva más acordes con las exigencias de un mundo más complejo.
Gráfico 19
Resultados simce segundo medio, 1994-1998
Nota: La nueva escala de medición, fija el promedio -para ambas asignaturas- en 250 puntos y en función de él se compara los años anteriores (1994, en este caso) o siguientes (la próxima medición está prevista para el año 2001).
Es muy satisfactorio además constatar que estos progresos -aunque en diferentes niveles- han sido alcanzados por los liceos pertenecientes a todas las dependencias administrativas, es decir, tanto los liceos del sector público como privado, entregan hoy una mejor educación a sus jóvenes. Los liceos que reciben financiamiento público (municipales y particulares) han mejorado más aceleradamente sus logros en matemáticas, acortando la brecha que los separa de los establecimientos pagados exclusivamente por las familias de más altos ingresos del país. En lenguaje, en cambio, aunque todos han progresado, son justamente estos últimos (los liceos particular pagados) quienes lo han hecho en mayor medida.
Gráfico 20
Progreso 1994/1998 simce segundo medio
Es importante señalar, sin embargo, que estos avances se dan en un contexto de fuerte segmentación estructural de la educación media chilena.
Una imagen de las desigualdades de logro existentes entre los jóvenes la entrega el siguiente gráfico: al agrupar los liceos en tramos de resultados simce 98 en lenguaje (con matemáticas el ejercicio entrega resultados similares) y compararlos según su dependencia administrativa (que sabemos muy correlacionada con el nivel económico de las familias de los jóvenes), se tiene que menos del 5% de los liceos particular pagados (más alto nivel económico) obtienen un puntaje promedio inferior a 230 puntos, en tanto más del 50% de los liceos municipales (menor nivel económico) obtienen en promedio menos de 230 puntos; en el otro extremo, casi la mitad de los liceos particular pagados obtienen en promedio más de 300 puntos, en tanto son casi inexistentes los liceos municipales que alcanzan esos resultados. Los liceos particulares subvencionados (nivel económico medio) muestran resultados intermedios, cercanos al total nacional.
Gráfico 21
simce lenguaje 1998 según tramos de puntaje por dependencia
Se puede tener una visión más comprensiva de la estrecha correspondencia entre estratificación social y niveles de logro escolar, al agrupar los liceos según cuartiles de nivel socioeconómico de las familias (ingresos familiares, educación de los padres, vulnerabilidad social) y cruzarlos con cuartiles de resultados escolares (simce lenguaje y matemáticas 1998 -actual y evolución en la década-, repetición escolar -actual y evolución en la década-). De este modo, como se observa en el gráfico siguiente, dos tercios de los liceos cuyos alumnos pertenecen a la «clase alta» (cuartil superior de nivel socioeconómico) obtienen logros escolares «altos» (cuartil superior de resultados), en tanto menos del 5% de los liceos con alumnos de «clase baja» (cuartil inferior de nivel socioeconómico) alcanzan estos resultados; por otra parte, mientras casi la mitad de los liceos de «clase baja» obtienen resultados «bajos», menos de un 5% de los liceos de «clase alta» están en esta situación. Finalmente, si se observa el resto de las categorías, queda claro que la jerarquización de resultados escolares en función del nivel socioeconómico de las familias es extremadamente acentuada.
Gráfico 22
Resultados educativos según nivel socioeconómico
Fuente: «Estudio de estratificación de liceos», A. Mizala, P. Romaguera y M. Henríquez, 1999.
Superar estos niveles de segmentación socioeducativa constituye el gran desafío para la política educacional del próximo período: la calidad de la educación media está mejorando, pero hace falta más igualdad. Es decir, se requiere que la retención, la aprobación y sobre todo los aprendizajes, mejoren más aceleradamente entre los jóvenes de menor nivel socioeconómico.
En este sentido es útil considerar que la Reforma -no obstante debe ser reforzada con énfasis que señalaremos en la sección siguiente- ha demostrado hasta el momento grados de eficacia aceptables, los que deben ser sostenidos en el tiempo asegurando la consolidación de lo hecho hasta ahora. La evaluación externa del MECE-MEDIA, de carácter intermedio, indagó sobre el nivel de impacto atribuible al Programa en los mejoramientos producidos. Los resultados se grafican a continuación:
Figura 2
InCIDEncia del MECE-MEDIA en los cambios producidos en los liceos
(efectos significativos del Programa, constatados por el estudio de evaluación externa)
Fuente: Elaboración propia en base a «Evaluación intermedia del programa MECE-MEDIA», CIDE, 1999.
El desarrollo del MECE-MEDIA ha tenido efectos significativos -aunque de niveles variables- sobre los principales aspectos del sistema escolar que se buscaba transformar. En primer lugar, el apoyo que el Programa ha dado a los liceos como insumo para impulsar los cambios (libros, computadores, capacitación, materiales de trabajo, etc.) ha tenido efecto estadísticamente significativo y de un nivel moderadamente alto en echar a andar los procesos de participación de profesores (talleres colectivos de trabajo técnico pedagógico), alumnos (talleres de libre elección) y directivos (equipos de gestión). Por otra parte la calidad de estos procesos de cambio instalados por el MECE-MEDIA en los liceos, tiene también un efecto significativo y de un nivel alto en términos de mejorar los métodos de enseñanza usados por los profesores, el clima de relaciones en la sala de clases, y la valoración que los alumnos hacen de las clases y su liceo. Finalmente -pese a lo temprano para evaluar este aspecto- el conjunto de estos cambios ya manifiesta un efecto significativo, aunque aún leve, en el sentido de mejorar los niveles de repitencia, las calificaciones en matemáticas y castellano, y la satisfacción de los alumnos con la enseñanza.
A partir de los resultados obtenidos hasta el momento se puede afirmar que el MECE-MEDIA está transformando la educación secundaria en la dirección deseada y que es posible y necesario profundizar estos procesos de mejoramiento en favor de nuestros jóvenes, a fin de asegurar la igualdad de oportunidades de aprendizaje para todos.
Sin embargo, la evaluación que podemos hacer, hacia finales de la década, es ambivalente. Por un lado es absolutamente claro que los actores -especialmente profesores y alumnos- asumieron su compromiso, han revitalizado el liceo y están involucrados en significativos procesos de cambio y reencantamiento de la educación media. Por el otro, es también nítido que persiste una fuerte segmentación estructural del sistema escolar, determinada fundamentalmente por las diferencias económicas entre las familias de los jóvenes. Dinamismo, riqueza y cambio en los procesos; segmentación, inequidad y rigidez en la estructura: ésa es la ambivalente dualidad del liceo chileno a comienzos del siglo XXI.
V. Desafíos para la educación media: consolidando la reforma
Esta sección pretende extraer brevemente, a partir del análisis de resultados realizado y del cambio de escenario educativo con que se cierra la década para la educación media (sobre todo la presencia de la Reforma Curricular, la Jornada Completa y la renovación del simce), algunos lineamientos generales sobre las prioridades y desafíos que debieran asumirse para la educación media en la próxima década.
1. Fortalecer las políticas de protagonismo juvenil
Más allá de los desafíos específicos que impone fortalecer y enriquecer las Actividades Curriculares de Libre Elección en los liceos (mejorar su calidad, aumentar la diversidad de la oferta, asegurar los recursos, mejorar la formación de los monitores, etc.), es preciso plantearse horizontes más ambiciosos para profundizar este diálogo ya abierto con los jóvenes.
Por ejemplo, a nivel del liceo, se requiere radicalizar la apertura hacia los jóvenes, ante la emergencia de algunos problemas y las dudas de algunos sobre el camino tomado, se debe responder con la profundización de la apuesta, que implica renovar la confianza en los alumnos y sus profesores: aumentar la cobertura, la masividad de las actividades, abrirse más decididamente a la participación de los jóvenes en otros ámbitos de la vida escolar, fortalecer sus renovadas formas de organización estudiantil, atreverse a discutir con ellos las reglas de convivencia de los establecimientos construyendo una visión formativa (y no represiva) de la disciplina, etc. La alternativa no existe: o los liceos se hacen acogedores y atractivos para sus jóvenes o amenazan seriamente la viabilidad de su función formativa.
Un ejemplo que sobrepasa el contexto del liceo, es ser capaces de generar ofertas públicas mucho más adecuadas a la diversidad de necesidades e intereses de los jóvenes. En esta dimensión la potencialidad del municipio (dueño además de la mitad de los liceos del país) como órgano articulador de servicios y oportunidades para la juventud, es innegable. El municipio puede coordinar las ofertas (o generarlas cuando no las hay) de salud para los jóvenes, capacitación laboral, recreación, expresión artística, deportes, asistencia social, etc., enriqueciendo significativamente el apoyo que se da a los jóvenes hoy. El municipio es el rostro del Estado ante la ciudadanía y debe, por tanto, asumir con responsabilidad su misión de reencantar a los jóvenes con el poder público. Por su posición institucional puede, vinculando al liceo con los demás servicios que maneja, al mismo tiempo abrir la educación hacia el entorno y fortalecer sus políticas de promoción juvenil.
2. Igualar las oportunidades de acceder, permanecer y egresar del liceo
Vista desde una perspectiva internacional e histórica, la cobertura alcanzada por la educación media en nuestro país parece enormemente satisfactoria, más aún ésta ha continuado aumentando durante la presente década. Sin embargo si se considera la enorme importancia social y personal que ha adquirido el hecho de egresar de la enseñanza secundaria, se comprende que las diferencias en cobertura que persisten según niveles socioeconómicos y ubicación geográfica, implican una enorme desigualdad de oportunidades entre los jóvenes chilenos. El país puede plantearse metas ambiciosas a este respecto: asegurar a cada persona al menos 12 años de escolaridad. Se debe tomar conciencia de que las diferencias en cobertura que persisten según niveles socioeconómicos y ubicación geográfica, implican una enorme desigualdad de oportunidades entre los jóvenes chilenos.
Lo que está a la base de esas diferencias es un severo problema de deserción escolar agudizado en el nivel secundario: en promedio, durante la década cada año 1 de cada 10 jóvenes abandonó el liceo, interrumpiendo su proceso educacional. Las causas de este fenómeno son variadas y muestran un panorama cada vez más complejo: las necesidades económicas (falta de recursos, necesidad de trabajar) aunque mantienen su preeminencia son matizadas por otras motivaciones de índole más cultural (labores domésticas, conformación de familia) y unas emergentes de incipiente caracterización (desinterés por el estudio, problemas en el liceo, búsqueda de consumo). Lo anterior obliga a afinar el diagnóstico a fin de diseñar estrategias efectivas de aumento de la retención, en el entendido que una parte del problema tiene que ver con el modo en que el liceo acoge al joven, pero otra se vincula con razones que escapan al ámbito de competencia estricto del establecimiento.
De cualquier forma es preciso, a comienzos del nuevo siglo, afirmar que la educación básica para tener oportunidades de integración social satisfactorias en nuestro país (integrarse competentemente al mundo laboral, continuar estudiando y aprendiendo toda la vida, etc.) incluye la enseñanza media,[5] y que en consecuencia eliminar las diferencias de cobertura que separan a los jóvenes según su nivel socioeconómico se constituye en objetivo prioritario de la equidad educativa. Esto implicará enriquecer la diversidad de ciclos diferenciados, luego de los diez años de formación general; fortalecer los sistemas de apoyo y becas a los estudiantes y sus familias, y comprometer a los propios liceos en la tarea de evitar la deserción temprana de los alumnos.
3. Implementar el nuevo curriculum, aumentando los logros de aprendizaje de los alumnos
Pasar del curriculum «decretado» al curriculum «implementado» no es tarea fácil, supone un esfuerzo de capacitación y renovación importante de parte de los docentes. Pero pasar del curriculum «implementado» al curriculum «aprendido» es el verdadero objetivo de todo el esfuerzo de Reforma. Esto supone prácticas pedagógicas apropiadas y efectivas, uso sistemático de materiales didácticos renovados y textos de estudio (también ajustados al nuevo curriculum), y un apoyo directo a los alumnos para mejorar sus formas de estudio y trabajo escolar, utilizando productivamente el tiempo dedicado al aprendizaje.
Luego de algunos años de desarrollar procesos de cambio educativo a través del MECE-MEDIA, los docentes y sus establecimientos están siendo demandados por los requerimientos formativos y pedagógicos, implicados en el nuevo curriculum que deben poner en juego en su relación con los alumnos. Ser capaces de traspasar a los jóvenes toda la riqueza y la potencialidad educativa de este renovado curriculum, es un desafío de marca mayor para los liceos, directivos y profesores de la educación media.
Por el hecho que el sistema nacional de evaluación de aprendizajes, simce, esté siendo recién creado para la enseñanza media, tiene la ventaja de nacer alineado con las orientaciones curriculares de la Reforma, en este caso no hay una tradición que transformar, pero sí hay la necesidad de incorporar una práctica evaluativa coherente con los más exigentes y complejos objetivos de aprendizaje.
La conjunción de estos dos nuevos elementos en el liceo -nuevos planes de estudio y sistema de evaluación- debe situar el compromiso con altos logros de aprendizaje en los alumnos en el centro de las preocupaciones de los docentes. La Reforma confía en que lo sembrado hasta ahora en cambios de prácticas educativas y enriquecimiento de recursos didácticos, comenzará a dar sus frutos en términos de los aprendizajes de los jóvenes, pero esta sistemidad no está garantizada per se, depende del compromiso y la capacidad puestos a prueba por miles de profesores en centenares de unidades educativas cada día.
4. Disminuir la repetición escolar, haciendo del paso por el liceo una historia continua
La repetición no sólo es una medida que ha demostrado ser educativamente ineficaz, además -desde el punto de vista del joven- generalmente constituye el inicio de una historia escolar plagada de problemas y dificultades, que muchas veces son la antesala de la deserción y -desde la perspectiva del sistema- constituye un factor de ineficiencia que encarece enormemente los costos de la educación. Anclada en el corazón de la cultura escolar, la repetición se constituye muchas veces en un símbolo de las resistencias tradicionales al mensaje de responsabilización por el aprendizaje efectivo de todos los alumnos que la Reforma porta.
Aunque, como se vio, los resultados muestran un relativo avance en esta materia, en términos de disminuir las brechas existentes, el porcentaje de jóvenes que anualmente reprueban en los liceos continúa siendo significativo. En la próxima etapa será preciso conectar más directa y explícitamente los procesos de mejoramiento pedagógico iniciados, con un abordaje decisivo orientado a erradicar de los liceos la «cultura de la repetición escolar». Es preciso asumir la promoción de todos los alumnos como el piso mínimo de un buen liceo: alcanzar los niveles más básicos de aprendizaje, que permiten «pasar de curso», es de hecho una meta modesta para nuestros jóvenes.
5. Mejorar la disciplina escolar, generando una convivencia respetuosa en los liceos[6]
Dado que en los liceos los estudiantes tradicionalmente sólo han sido considerados desde una definición tradicional del rol de alumno, excluyéndose (reprimiéndose) su especificidad en tanto jóvenes, el MECE-MEDIA se propuso reivindicar las particularidades culturales de los jóvenes, como una condición sine qua non para realizar una labor educativa exitosa: «incorporar la cultura juvenil al liceo». Sin embargo ha habido una relativa carencia de líneas de trabajo directamente ligadas al tema de la disciplina y la convivencia en los liceos. Después de cinco años de intervención sobre el sistema escolar, se hace evidente la necesidad de abordar explícitamente esta problemática.
En efecto, los procesos de cambio social y educacional, han revelado la dimensión de la convivencia social como un área clave de la educación. Muchas veces los liceos no cuentan con herramientas para abordar de manera constructiva los asuntos disciplinarios y de convivencia, en un marco democrático y de amplia participación juvenil.
A la base de este problema parecieran encontrarse tres procesos de profunda significación: i) la necesidad de redefinir el concepto de autoridad del profesor, en el marco más amplio de las transformaciones educacionales (este proceso es vivido por los profesores como pérdida de autoridad y poder); ii) la necesidad de redefinir una tradición liceana de élite, ajustándola a una situación de democratización del acceso a la educación secundaria (este proceso es vivido por los profesores como degradación del liceo); y, iii) la necesidad de redefinir las relaciones intergeneracionales, en el marco de una sociedad moderna con una fuerte autonomía y densidad cultural de los jóvenes (este proceso es vivido por los profesores como crisis valórica y desorientación de los jóvenes actuales).
El espacio escolar constituye un lugar privilegiado de aprendizaje de los principios de respeto, igualdad y tolerancia, sin embargo, la incapacidad para resolver satisfactoriamente los problemas derivados de la convivencia y la disciplina en los liceos atenta gravemente contra la función formativa de éstos. Para lograr que el liceo favorezca que los alumnos y alumnas se desarrollen como sujetos autónomos, se requerirá que los docentes, padres y apoderados, y jóvenes reconceptualicen su visión sobre la convivencia escolar y se apropien de nuevas concepciones sobre ella. Implica tanto nuevos roles para alumnos y docentes, como otras formas de enseñar y aprender.
Esta perspectiva implica un cambio cultural profundo. Los objetivos curriculares planteados por la Reforma buscan la formación de ciudadanos, donde la noción de ciudadanía se construye a partir de las ideas de autonomía, reflexividad, criticidad y solidaridad. Estos objetivos implican un cambio paradigmático a nivel de concepciones educativas y, por tanto, de las prácticas de los diferentes actores educativos. Se debe lograr que los establecimientos educacionales mejoren la convivencia escolar, desarrollando capacidades de resolución de conflictos por vías dialógicas, participativas y respetuosas, desterrando de su convivencia prácticas autoritarias y relaciones de violencia.
6. Conectar los liceos con las oportunidades educativas y laborales posteriores
Aumentar la relevancia social de la educación media no es un objetivo que sólo se pueda alcanzar con modificaciones curriculares, reconectar el liceo con su sociedad es algo más que actualizar los objetivos y contenidos de los planes de estudio. Es preciso que las unidades educativas establezcan vínculos institucionales con «el afuera» del que vienen -familia y comunidad local- y al que van -educación post secundaria y mundo del trabajo- sus alumnos.
En primer lugar los centros de educación post secundaria. Esto no es simple, puesto que el país tiene una deuda con la modernización de sus universidades, institutos y centros de formación, y por lo tanto los liceos se encuentran con instituciones igualmente tironeadas por sus propias necesidades de cambio. Con todo, la experiencia formativa de los jóvenes secundarios es sensiblemente mejor cuando han tenido relaciones con actores provenientes de la educación superior. Esto no es sólo un tema de «orientación vocacional» (que por supuesto se debe fortalecer), sino que debiera formar parte constitutiva del mismo proceso de enseñanza-aprendizaje.
En segundo término las organizaciones del mercado laboral. El mundo del trabajo es actualmente mucho más que un simple mercado de ocupaciones, en él se genera un tipo de conocimiento -teórico y práctico- de enorme valor. Este hecho lo convierte en un campo de interés privilegiado para los liceos: lo que se puede obtener de él es bastante más que lugares de práctica para los alumnos o colaboraciones para resolver alguna necesidad de recursos.
Queda claro que así definidas las necesidades de vinculación con el mundo de la educación superior y el trabajo, no se corresponden uno a uno con los liceos de modalidad humanístico científico y técnico profesionales, respectivamente. Una visión estrecha y una comprensión miope de los cambios que experimenta nuestra sociedad (y que están a la base de la Reforma Educacional), asocia unívocamente los liceos técnicos profesionales con la empresa y los científico humanistas con la universidad: ambas modalidades de enseñanza tienen el mandato de considerar tanto el mundo del trabajo y la economía, como el de la educación superior, la ciencia y la cultura.
Es un liceo abierto al mundo, a los múltiples «mundos» de nuestra sociedad, lo que garantiza una enseñanza relevante, actualizada y vital. Y se trata de tener miradas amplias: independiente de si el liceo es científico humanista o técnico profesional, la formación de todos los alumnos exige por igual una enseñanza vinculada a las necesidades de la vida, que son tanto de trabajo como de estudio, tanto prácticas como académicas, tanto de goce como de producción. El acercamiento a estos campos, con sus actores y conocimientos tradicionalmente alejados del sistema escolar, enriquecerá la experiencia formativa de los alumnos.
Santiago, Enero del 2000
NOTAS
[1] Para un análisis histórico-sociológico de estos temas: «Los debates sobre la educación media chilena en el siglo XX (1910-1973)», Cristián Bellei, Estudios Sociales Nº85, CPU, Santiago, 1995.
[2] Para análisis generales sobre el contexto mayor de la Reforma Educacional Chilena, ver «La reforma educacional chilena 1990-1998. Visión de conjunto», J. E. García-Huidobro y C. Cox, en La reforma educacional chilena, J. E. García-Huidobro (editor), Editorial Popular, Madrid, 1999; «El desafío de la calidad y la equidad en educación», I. Mena y C. Bellei, en Chile en los noventa, C. Toloza y E. Lahera (editores), Presidencia de la República-Dolmen, Santiago, 1998. Específicamente sobre Educación Media ver «El paso desde mejoramiento a reforma», M. J. Lemaitre, en La reforma educacional chilena, op. cit.; «Componente jóvenes programa MECE-MEDIA», L. M. Pérez y P. Mecklenburg en La reforma educacional chilena, op. cit.
[3] «Un gobierno para los nuevos tiempos. Bases programáticas del segundo gobierno de la concertación», Santiago, noviembre, 1993.
[4] Esta afirmación no quiere argumentar que las políticas de mejoramiento de la educación media sean el factor exclusivo para explicar el aumento de la retención y la cobertura. Probablemente estos índices se relacionen también significativamente con los procesos de expansión o constricción del mercado laboral para los jóvenes. En efecto, el estancamiento en los índices de cobertura secundaria han coincido con la inexistencia de políticas de mejoramiento de los liceos y momentos de apertura del mercado laboral para los jóvenes; a su vez, el aumento de cobertura en educación media ha coincidido con el inicio de la Reforma en este nivel y con un período de restricción del empleo juvenil.
[5] Para un análisis comparativo a nivel de América Latina de este punto, ver Panorama social, CEPAL, Santiago, 1997.
[6] Para una mayor fundamentación de este punto ver «Convivencia escolar y resolución de conflictos en educación media», unicef/MECE-MEDIA, Documento Base del Seminario «Convivencia y mediación escolar», Santiago 9 y 10 de marzo de 1999.