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Estudios pedagógicos (Valdivia)
versión On-line ISSN 0718-0705
Estud. pedagóg. n.27 Valdivia 2001
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-07052001000100006
Estudios Pedagógicos, Nº 27, 2001, pp. 75-95 ENSAYOS REFLEXIONES EN TORNO A LA APLICABILIDAD PEDAGOGICA DE LA INFORMATICA: APUNTES PARA UN TRABAJO TRANSDISCIPLINARIO |
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Por otra parte, también se hace mención a dos formas generales de utilización de los recursos informáticos desde el punto de vista de la enseñanza en los establecimientos educacionales, esta distinción se hace en referencia a cómo es utilizado el recurso indistintamente por profesores y alumnos:
Modalidad | Descripción |
Enseñanza Gestionada por Ordenador (EGO): |
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Enseñanza Asistida por Ordenador (EAO): |
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Al analizar una propuesta de inserción curricular de un medio didáctico, como es la Informática Educativa, resulta necesario realizar una mirada a los paradigmas influyentes en las construcciones de estos currículos. Según la literatura, existen cuatro grandes paradigmas, metarrelatos o cosmovisiones que influencian los currículos educativos:
A) Paradigma Positivista / Curriculum Técnico: Concibe la realidad educativa como natural y externa a los sujetos que la realizan, por tanto, es fácil de planificar y cifrar objetivos, los cuales son operacionalizados en términos de conductas deseadas.
La teoría ha de ser aséptica, ajena a los contextos, neutra y no afectada por cambios económicos o políticos. Se diferencia el ámbito de la teoría, adscrita al mundo académico y científico, con el mundo de la práctica, donde se llevan a cabo las actividades concretas; los primeros idean y planifican, los segundos ejecutan e implementan las propuestas.
El fundamento de esta teoría está en el paradigma positivista y la psicología conductista que primaban en la primera mitad del siglo pasado, donde todas las ciencias buscaban la explicación de los fenómenos a través del método científico de las ciencias fácticas o naturales.
Tyler y Bloom aparecen como los autores más reconocidos de esta teoría educacional, que han intentado operacionalizar o sistematizarla. La visión de Tyler se focaliza en el análisis de los propósitos y objetivos, la selección y organización del contenido, las experiencias de aprendizaje, y en la evaluación de los alumnos y del curriculum. La mayoría de las investigaciones en la década de los cincuenta se inscribe en algunas de estas áreas. En las décadas siguientes se unirá a un enfoque técnico de diseño curricular y con los objetivos operativos conductuales. La perspectiva técnica del diseño curricular que alcanzó su máximo apogeo en Estados Unidos en la década del cincuenta-sesenta, al hilo del progreso económico y de la transferencia de modelos de gestión industrial al campo educativo, puede ser caracterizada por una concepción instrumentalista del currículo y del cambio educativo. Ello hace que el problema del cambio curricular se convierta en un problema de tecnología social, con el empleo de técnicas, universalmente aplicables (Ruiz 1996: 71-72).
En esta visión la informática, y en particular la computación, es vista con un carácter netamente instrumental y tecnológico, es decir, se privilegiará la enseñanza de la herramienta y sus recursos sin mayor incorporación de ésta como recurso o medio pedagógico.
El uso de la computadora pasa a ser un fin en sí mismo, una técnica que el alumno aprende en forma mecánica, descontextualizada y reproductiva, es decir, su inserción al currículo se establece como un curso o taller de computación.
El objetivo será encauzar los aprendizajes informáticos para la reproducción de un sistema tecnológico. Al entenderse el computador como un fin en sí mismo, implícitamente se prepara a los alumnos para que satisfagan en el mundo del trabajo una necesidad de mano de obra calificada.
B) Paradigma Fenomenológico / Curriculum Práctico: Surge como reacción de la postura anterior, indicando que no puede haber teoría alejada de contextos ni ajena de intereses. Las realidades y contextos son diferentes según el espacio y el tiempo en que se lleven a efecto, las personas connotan de significado cada experiencia según biografías, por tanto, las acciones serán interpretadas según la óptica de cada uno. Lo que interesa es el significado que los protagonistas dan a las acciones. Por esto, no existe posibilidad de homogeneizar las prácticas y objetivos educativos, ya que estos dependerán de cada realidad. El currículo, por tanto, ha de dar cuenta de esta diversidad y permitir las diferencias.
El currículo, entonces, ha de ser construido por los actores en la práctica misma; la teoría es emergente, ascendente, se construye desde las realidades concretas. Para ejercer una influencia consistente en ese drama que cambia y evoluciona constantemente, el practicante hacia una organización no en la búsqueda de unos objetivos permanentes ni en las certidumbres de unas técnicas particulares y conocidas (si bien es cierto que tales cosas pueden suministrar alguna guía), sino en el uso responsable de su discernimiento profesional, guiados por criterios que se inspiran en el proceso mismo: criterios basados en la experiencia y el aprendizaje mediante los cuales se distinguen los procesos educativos de los que no lo son (Carr y Kemmis 1988: 54).
El principal autor en esta línea es Schwab, quien en 1969 con su The practical: a language for curriculum sienta las bases de esta visión. Siguiendo a este autor, Kemmis nos resume la postura práctica del currículo: Aristóteles situaba la razón práctica por encima de la técnica. Esta última implicaba solamente la conformidad de la acción con las reglas; la primera requería el juicio prudente. Mientras algunos pueden creer que la buena enseñanza es reductible al seguimiento de reglas, la mayoría de los profesores estarán de acuerdo en que su trabajo requiere un constante juicio práctico: la elección no sólo se hace sobre medios alternativos para conseguir fines determinados, sino en relación con qué fines y con qué tipo de fines en competencia y en conflicto deben ser perseguidos en un momento determinado. Para decidir tales cuestiones se requiere sabiduría o, para decirlo más precisamente, las decisiones que uno toma en tales situaciones ponen de manifiesto la propia sabiduría. La adopción de tales decisiones exige seguir una línea entre valores en competencia; no sirve guiarse mediante el restringido dominio de unas pocas técnicas o las estrechas concepciones de los fines y valores involucrados; en último término, hay que valerse entre concepciones sobre la naturaleza y el bien de la humanidad y sobre la naturaleza y el bien de la sociedad (Kemmis 1993: 65).
En esta visión la informática se aplicará según los contextos escolares en forma independiente, entendiéndose ésta como necesaria para el logro de objetivos pedagógicos. El uso, será selectivo y cada profesor verá según su realidad el uso curricular que le asignará. Por tanto, en la práctica, entendida como deliberación, el maestro tomará la decisión de incorporar o no el recurso informático.
En este contexto, la informática surge como un medio o recurso pedagógico según los proyectos educativos particulares. Su uso es eminentemente práctico dentro de los diferentes sectores curriculares, es decir transversal y no como asignatura independiente, aun cuando pueden convivir ambas modalidades.
C) Paradigma Socio-Crítico / Curriculum Emancipador: Este paradigma reconoce la presencia de imperativos sociales que van construyendo socialmente la realidad. No reconoce a la realidad como objetiva ni menos analizable por medios cuantitativos, pero tampoco considera los significados personales como tan preponderantes. Por tanto, es una propuesta alternativa a los dos anteriores, su principal objetivo es la emancipación de los agentes educativos y de los sistemas de formación.
Autores como Stenhouse, Giroux, Kemmis, Apple, Carr, entre otros, son representantes de este paradigma social educativo que tiene sus orígenes en la teoría comunicacional de Habermas y la escuela crítica alemana de Frankfurt (Giroux 1992).
Este paradigma observa en toda acción educativa una intencionalidad implícita (a veces explícita) de control por parte de los poderes establecidos para con la educación, de forma de reproducir un sistema que les siga perpetuando en sus lugares de privilegio. La educación, en respuesta, ha de ser emancipadora, crítica y dialéctica. La realidad es construida socialmente, estructurándose poderes que controlan los valores y actitudes sociales. La visión crítica llama a liberarse de estas presiones establecidas por los grupos de poder. Emancipar a las personas de la dominación del pensamiento positivista mediante sus propios entendimientos (Carr y Kemmis 1988: 143).
Por tanto, el currículo es entendido como la práctica misma del docente, su análisis crítico según el entendimiento de su realidad, de las acciones y cometidos de las prácticas pedagógicas a través de técnicas de investigación cualitativa como la Investigación Acción es que se va produciendo y mejorando el currículo escolar: Está claro que una ciencia educativa crítica exige que los docentes se conviertan en investigadores dentro de sus propias prácticas, sus entendimientos y sus situaciones (Carr y Kemmis 1988: 173).
En esta perspectiva la tradición crítica pretende que el currículo en sus aspectos teórico-sociológicos promueva lo siguiente:
- El currículo debe fomentar la crítica ideológica, esto es, descubrir y explicitar las estructuras sociales, políticas e ideológicas en las que se realiza.
- Debe ser una opción basada en la interacción comunicativa entre los agentes curriculares: Negociación.
- El discurso dialéctico como base. Iluminar las situaciones o problemas, ver sus contradicciones y buscar la mejora, la emancipación de ellas.
- Se opta por procedimientos de participación democrática y comunitaria en el diseño y desarrollo curricular.
- Sin olvidar nunca lo que Habermas llama el interés emancipatorio (Ruiz 1996: 94-95).
Según lo planteado por esta visión, el uso de la tecnología, y de la informática en particular, surge como un elemento alienante que reproduce el sistema y con ello genera nuevas desigualdades, por tanto, será altamente necesario resguardar su utilización y restringirla sólo a casos esenciales.
Si bien se participa de la importancia de la incorporación de estos recursos a las escuelas, ésta debe ser con cautela y siempre con visión crítica acerca de los verdaderos alcances que tiene sobre los aprendizajes y logros pedagógicos.
Igualmente, por tanto, la informática aparece como un medio o un recurso en igualdad de condiciones con otros, su uso educativo debe ser administrado de tal forma que genere ámbitos de emancipación y geste posiciones críticas en alumnos y maestros. Por tanto, a través del diálogo entre los agentes educativos se decidirá su grado de incorporación a las tareas escolares.
D) Paradigma Complejo / Curriculum Holístico: Es un paradigma o cosmovisión de desarrollo reciente, es una contraposición radical a los tres anteriores en cuanto entiende la realidad como un tejido complejo (Complexus) donde interactúan lo uno y lo múltiple, el todo y las partes, en constante transformación, interrelación e interdependencia. Por tanto, la óptica academicista y reduccionista de los paradigmas anteriores no permitiría entender la realidad tal cual es.
Ante una cosmovisión tradicional, donde la razón convertida en racionalización ha tendido a reducir los fenómenos a su mínima expresión y simplificación, que no permite entender la realidad en sus interacciones e interconexiones complejas; además, el doctrinarismo y dogmatismo de la teoría ha llevado a que ésta se petrifique en sí misma no posibilitando su actualización ni el surgimiento de posiciones divergentes. El paradigma complejo quiere liberar a la ciencia y al conocimiento de estas trabas impuestas, conduciendo el pensamiento hacia la síntesis compleja transdisciplinaria y multisensorial del mundo, donde no sólo la razón sea camino para entender, sino también la intuición (Pigem 1991).
La complejidad surge, brota en la incertidumbre, el azar y la incerteza, de aquello que ha sido marginado o no estudiado por las ciencias tradicionales, donde, por el contrario, lo que interesaba era ordenar el caos y entender el desarrollo de la humanidad como una máquina perfecta, inteligible. Esta simplificación llevó a la parcelación del conocimiento. Romper las trabas del disciplinarismo es preocupación del pensamiento holístico, que ve en el caos propio del mundo vivo la sinergia, la autopoiesis, el inicio de toda transformación y, por tanto, de todo conocimiento.
Edgar Morín, sin duda el gran teórico de este paradigma, nos lanza un desafío: Tratemos de ir no de lo simple a lo complejo, sino de la complejidad hacia aún más complejidad. Lo simple, repitámoslo, no es más que un momento, un aspecto entre muchas complejidades (Morín 2000).
En este entender la realidad como compleja, donde la suma de las partes llega a ser más que el todo, se critica y cuestiona el discurso científico parcelado que ha ayudado a entender la realidad también parceladamente, situación que es peligrosamente reduccionista, en cuanto los fenómenos no pueden entenderse aisladamente. La transdiciplinariedad es la propuesta que tiene por fin comprender el mundo desde la necesidad de unidad del conocimiento y no sólo de entender un mismo hecho desde diferentes ópticas como plantea la interdisciplinariedad en el discurso tradicional, sino constituir un único entendimiento fenoménico epocal, conceptualizándolo holísticamente desde diferentes métodos disciplinarios. Su interés (de la transdiciplinariedad) es la dinámica de la acción inscrita en distintos niveles de la realidad, y se apoya en la existencia y percepción de distintos niveles de la realidad, en la aparición de nuevas lógicas y en la emergencia de la complejidad.(...) Para Nicolescu la visión transdisciplinaria es una perspectiva que propone considerar una realidad multidimensional estructurada en múltiples niveles, que sustituya la visión de una realidad unidimensional del pensamiento clásico (Motta 1999).
La Informática Educativa, entonces, integrada al currículo bajo este paradigma debería aportar al entendimiento complejo de los fenómenos naturales y sociales, a través de la transdisciplinariedad. El laboratorio informático se convierte en una aula integradora de métodos y saberes, situación posible gracias a recursos multimediales y tecnológicos, que tienden hacia el desarrollo de un pensamiento holístico y complejo del mundo metadimensional organizativo.
El aporte hacia el entendimiento complejo de la realidad está en la posibilidad de tratar temas, contenidos y proceso de aprendizaje en forma transdisciplinaria; el laboratorio de informática ha de ser un aula de trabajo transdisciplinario, donde el conocimiento se construya integradamente y no en forma parcelada como lo promueve el asignaturismo de los currículos actuales.
APUNTES PARA UNA APLICABILIDAD TRANSDISCIPLINARIA DE LA INFORMATICA EDUCATIVA
Toda acción pedagógica, para lograr sus fines, va a depender del compromiso conjunto del establecimiento, los docentes y la sociedad; se deben aunar esfuerzos, detectar necesidades realmente sentidas en la comunidad y planificar en función de ellas. Con esto, queremos establecer que la Informática Educativa, por sí sola, no va a lograr los cambios que son necesarios, es sólo un recurso como cualquier otro, que se presenta como más potente para lograrlos quizás, pero igualmente se requiere de la colaboración y apropiación de estas ideas por parte de todos los agentes involucrados que manifiesten una clara visión pedagógica contemporánea (Osín 1997).
Considerando que toda actividad humana persigue una intencionalidad, con ello ninguna es aséptica o neutra, creemos que el uso de la Informática Educativa tendrá su instrumentalización en función del profesor que la utilice, de los referentes sociales (contexto) y macropropuestas educativas.
La incorporación de la informática en la escuela es necesaria, pero ¿de qué forma se ha de insertar para que no se redunde en una excesiva tecnificación del proceso educativo? O bien, ¿cómo se puede hacer para que los recursos informáticos apoyen los procesos de socialización y formación de personas en una sociedad compleja? Ciertas luces nos entrega Saymor Papert en torno a cómo se puede utilizar el computador en beneficio de la humanidad y no promover más la tecnificación de los procesos humanos: El aspecto importante del futuro de la educación radica en si la tecnología potenciará o bien obstaculizará la tecnificación de lo que se ha convertido en el modelo teórico y, en gran medida, la realidad de la escuela. Mi argumento paradójicamente consiste en afirmar que la tecnología sí puede potenciar un megacambio en la educación como el que se ha producido en la medicina, pero sólo lo hará a través de un proceso contrario al que ha comportado el cambio en la medicina moderna. La medicina ha cambiado al hacerse cada vez más técnica; en educación el cambio vendrá por la utilización de medios técnicos capaces de eliminar la naturaleza técnica del aprendizaje escolar (Papert 1993: 71-72). La paradoja es, entonces, cómo a través de un medio tecnológico se favorece la destecnificación del proceso de enseñanza y aprendizaje.
En primer lugar, debemos entender que la Informática Educativa es un medio, una herramienta al servicio de personas donde su principal característica debe ser la utilidad, o sea, servir para la solución de problemas y no para problematizar aún más el proceso enseñanza-aprendizaje o la gestión administrativa en los establecimientos. El computador, como ya se ha señalado, no debe transformarse en un fin en sí mismo, sino en un recurso para mejorar la educación, entregando equidad en el acceso a la información y la construcción de conocimiento para lograr una mejora en la calidad de la enseñanza, permitiendo aprendizajes significativos y el desarrollo de pensamiento complejo. Nuestra propuesta es que se utilice la Informática Educativa no sólo transversalmente, sino transdiciplinariamente, puesto que sólo esta integración dotará al recurso de un sentido pedagógico de vanguardia e innovador, evitando de esta forma la instrumentalización o tecnificación del proceso educativo con la utilización del computador como fin y no como medio.
Para entender la transdisciplinariedad transcribiremos algunos artículos de la Carta de la Transdisciplinariedad, redactada en el 1er. Congreso Mundial de la Transdisciplinariedad de Arrabida en noviembre de 1994:
Artículo 1: Toda tentativa de reducir al ser humano a una definición y de disolverlo en estructuras formales, cualesquiera que sean, es incompatible con la visión transdisciplinaria.
Artículo 2: El reconocimiento de la existencia de diferentes niveles de realidad, regidos por diferentes lógicas, es inherente a la actitud transdisciplinaria. Toda tentativa de reducir la realidad a un solo nivel, regido por una única lógica, no se sitúa en el campo de la transdisciplinariedad.
Artículo 3: La transdisciplinariedad es complementaria al enfoque disciplinario; hace emerger de la confrontación de las disciplinas nuevos datos que las articulan entre sí, y nos ofrece una nueva visión de la naturaleza y de la realidad. La transdisciplinariedad no busca el dominio de muchas disciplinas, sino la apertura de todas las disciplinas a aquello que las atraviesa y las trasciende.
Artículo 4: La clave de bóveda de la transdisciplinariedad reside en la unificación semántica y operativa de las acepciones a través y más allá de las disciplinas. Ella presupone una racionalidad abierta, a través de una nueva mirada sobre la relatividad de las nociones de definición y objetividad. El formalismo excesivo, la rigidez de las definiciones y la absolutización de la objetividad, que comporta la exclusión del sujeto, conducen al empobrecimiento.
Artículo 5: La visión transdisciplinaria es decididamente abierta en la medida que ella trasciende el dominio de las ciencias exactas por su diálogo y su reconciliación no solamente con las ciencias humanas, sino también con el arte, la literatura, la poesía y la experiencia interior.
Artículo 6: En relación a la interdisciplinariedad y a la multidisciplinariedad, la transdisciplinariedad es multirreferencial y multidimensional. Tomando en cuenta las concepciones de tiempo y de historia, la transdisciplinariedad no excluye la existencia de un horizonte transhistórico.
Existen, independiente del paradigma, tendencias educacionales que pretenden a través de la introducción del recurso informático modernizar la gestión pedagógica y administrativa de las Unidades Educativas y simplificar la labor a los docentes, a través de una serie de estrategias que le faciliten el Diseño Instrucccional de una Unidad Temática, el desarrollo de guías de aprendizaje, la elaboración de bases de datos con sus alumnos, elaboración de procedimientos evaluativos, el cambio en las metodologías de clases y, por último, realizar una labor colaborativa entre los docentes del mismo establecimiento y con otros de lugares remotos, a través del intercambio de experiencias, posible gracias a la conexión a internet. Nuestro propósito va dirigido hacia una visión holística del proceso enseñanza y aprendizaje, donde la informática aporte a la reunión transdisciplinaria de los sectores o asignaturas que actualmente están seccionados y parcelados, con la consabida atomización del conocimiento. Un proyecto de tal envergadura no sólo requiere de recursos económicos o materiales, sino también de la disposición, preparación y compromiso de las personas involucradas.
Por otra parte, una serie de aprendizajes (cognitivos, procedimentales, actitudinales y estratégicos) escapa a los contenidos sectoriales o disciplinarios, están en el limbo o en el umbral de las planificaciones escolares, que pululan por diferentes disciplinas y que en definitiva nadie asume, desarrolla o evalúa curricularmente; serán estos aprendizajes los que nos preocuparán, ya que un tratamiento transdisciplinario de la Informática Educativa implica asumir éstos como propios.
La informática en la escuela, en primer lugar, ha de ser un recurso pedagógico para potenciar el desarrollo personal de los niños y niñas, atendiendo sus diferencias y contextos diversos (etno y biodiversidad); donde la enseñanza asistida por computador (EAO), en sus variantes, permita mejorar y favorecer un aprendizaje contextualizado y holístico: Que la mayor contribución de las nuevas tecnologías a la mejora del aprendizaje se centra en la creación de medios personalizados capaces de dar cabida a una amplia gama de estilos intelectuales (...) son los niños los que más visiblemente han puesto de manifiesto el poderoso efecto de unos medios adecuados a sus preferencias intelectuales; son ellos quienes pueden beneficiarse más, pero también son ellos quienes tienen más que ofrecer (Papert 1993: 11).
La informática, además, nos ayuda en la formación de capacidades o destrezas para tomar decisiones pertinentes, en consecuencia, a pensar estratégicamente. Debemos entender que son inteligencias y estrategias aquellas que nos permiten buscar, seleccionar y luego discriminar la información dentro de la variada gama existente en una red telemática. Debemos dejar que nuestros alumnos autónomamente escojan cómo estructuran a través del computador su conocimiento, que involucre una construcción de algo nuevo, por tanto, reconstruya el conocimiento.
Igualmente, al conocimiento se puede llegar por diversos lenguajes a través del computador, la metadimensionalidad de estos ambientes potencia el entendimiento de la realidad y los fenómenos en forma amplia, no sesgada. Los vasos comunicantes y de entendimiento pueden ser visuales o auditivos; o bien, audiovisuales, textos, gráficos, dibujos, esquema, hipertexto y multimedia; color o blanco y negro; incluso ahora a través de la realidad virtual en tercera y cuarta dimensiones, involucrando todos nuestros sentidos. La artificialeza de los sistemas y la virtualización de la realidad se expresan en estos soportes digitales. Queda el desafío de obtener la quinta dimensión aún indescifrable e inalcanzable, cual es, viajar y controlar el tiempo.
La relación entre lo inapropiado y la gran cantidad de información existente en la red (muchas veces irrelevante, superficial o errónea) nos debería llevar a desarrollar altos grados de autonomía en la toma de decisiones, apareciendo esta estrategia como una necesidad del mundo actual; aquí, el profesor debe guiar en la formación de estrategias que son necesarias para que esta labor sea bien realizada. A cada momento, debemos decidir qué hacer, cómo actuar, qué decir; la educación no debe estar ajena a esta realidad, debemos entregar las herramientas para que los alumnos sean capaces de organizar, tomar posesión de criterios de valor, saber aplicar la información que obtienen, seleccionándola dentro de sus parámetros axiológicos y de ahí tomar la decisión (Poole 1999: 271-294).
El trabajo pedagógico de búsqueda de información en internet debe promover la transdisciplinariedad, debiendo investigarse en ella a través de temáticas transversales y que propendan hacia la integración del conocimiento desde diferentes áreas disciplinarias. En internet no existe diferenciación ante la parcelación sectorial que los currículos escolares generan. De esta forma si buscamos información sobre un tema como, por ejemplo, las Revoluciones en los resultados aparecerán diferentes formas de abordarla y desde distintas visiones, saberes y disciplinas, con lo cual el alumno puede apreciar el fenómeno en cuestión transdisciplinariamente, entendiéndolo así, en su complejidad y para que pueda generar una comprensión holística de él.
En los laboratorios informáticos debemos educar un alto grado de solidaridad y compañerismo, ante un recurso escaso y limitado; lo que uno descubre lo comparte en su grupo: Todos para uno y uno para todos deberían ser los principios del trabajo colaborativo con el microcomputador: compartiendo dudas y descubrimientos (Crook 1998; Araya 1997). El docente ha de estructurar la tarea de tal forma que sea capaz de motivar a los jóvenes para que hagan partícipe a los demás de sus logros individuales, de esta forma la informática es una herramienta para compartir conocimientos.
La tecnología informática puede y debe actuar como puente entre el contexto cercano y los contenidos distantes para los alumnos y alumnas, hacérselos significativos a través de la motivación que permiten los ambientes virtuales y multimediales. La comunidad, padres y apoderados, profesores y aprendices aprenden juntos las maravillas de este mundo digital y electrónico.
Nuestros alumnos deben interactuar, observar, discutir, en un clima de aula más entretenido y participativo, ya que un compromiso real se consigue sólo cuando se asume un rol protagónico; se produce aprendizaje, en tanto, hay interés en la tarea que se realiza, en cuanto ésta sea significativa. Estamos hablando de lograr una gratificación que estimule los sentidos visuales y auditivos y la mente creadora que promueva una liberación catártica que provoque procesos de desarrollo, invención y trascendencia.
No es misterio que a los jóvenes les agrade trabajar en el computador; es más, esta experiencia de aprender a través de él les resulta altamente significativa, en la mayoría de los casos logran desarrollar capacidades de uso de la informática superiores a las de sus profesores, esto no debe extrañar ni asustar, ya que ellos han nacido y crecido en este mundo informático y tecnologizado. Ante esta situación, los docentes debemos encauzar y guiar el descubrimiento de nuestros estudiantes, dejando de ser las estrellas de la clase para que ellos indaguen y descubran el conocimiento, desarrollando actividades de construcción conjunta del proceso didáctico.
Si entendemos que el aprendizaje se construye sobre estructuras previas cuando se conoce algo significativo que reordena nuestra cognición, o sea, a través de la experiencia, de algo que no nos es indiferente, podemos establecer que el uso de la Informática Educativa favorece esta forma de aprender. El uso del computador puede acarrear actividades entretenidas; luego, también se aprende por descubrimiento, experimentando: errando y acertando. Una enseñanza por procesos, que se convierte en significativa e interesante para los alumnos. Este proceso evolutivo muestra indicios de derivar, en su momento, en un entorno de aprendizaje en el que los profesores gestionen, guíen, motiven y coordinen, y en el que los alumnos descubran de una manera activa, individualmente o en pequeños grupos, el conocimiento en el contexto del entorno preparado de Montessori del aula tecnologizada del futuro (Poole 1999: 313).
Desde esta perspectiva lo que debemos privilegiar es el trabajo en equipo colaborativo y cooperativo, entendiendo el equipo como un conjunto de personas con un fin común, con alternancia en el liderazgo, unión y cohesión, donde cada cual es importante en la función que cumple, los éxitos y fracasos son de todos y que las decisiones se tomen en común, tras una real negociación.
La Informática Educativa permite el manejo de los diversos ritmos de aprendizaje, conformándose tareas de enseñanza individualizada, lo que no quiere decir que este recurso no aporte para la socialización, ya que su comprensión, manejo y utilización, en todos los aspectos anteriores permite acrecentar el desarrollo de las cualidades y potencialidades intrínsecas de la condición humana, en su dimensión socializadora.
REFLEXION CONCLUSIVA O TAREA PENDIENTE
Toda esta propuesta, sin duda, dependerá de cómo se enfrenta la incorporación de la informática en las escuelas, ya que su uso desmedido, desorientado y sin una postura crítica puede fomentar y construir nuevas desigualdades sociales (Driscoll y Vergara 1997; Flecha 1997; Area 1998). De esta forma, sin un adecuado aparato crítico del maestro, la incorporación de este recurso a los establecimientos educacionales puede contribuir a la conformación de nuevas desigualdades generadas por esta sociedad. Con todo, se puede mantener una inadecuada distribución del conocimiento o, mejor dicho, una inequidad en el acceso a la información, cuestión que contraviene principios democráticos e igualitarios que se deben fomentar. Ante esta realidad, el Sistema Educativo y la Escuela juegan un rol fundamental no tan sólo como reproductores y defensores de este esquema, o como detractores inconsistentes, sino que, ante esta encrucijada, debemos dar una respuesta a la sociedad, una propuesta desde la educación sobre estas cuestiones contemporáneas.
La informática, como herramienta útil y neutra (quien la manipula le da sentido y orientación), ha de permitir logros reales en la formación personal, el espíritu crítico, el desarrollo del pensamiento complejo y la inserción social de nuestros alumnos, y no necesariamente se debe observar como el mecanismo coercitivo y alienante que permite reproducir el sistema. Para que ello efectivamente ocurra es necesario introducir la informática como medio o recurso pedagógico al servicio del currículo donde alumnos y profesores participan de un proceso dinámico y de permanente aprendizaje, los medios no funcionan como elementos curriculares independientes, sino dentro de éste y adquieren sentido dentro del mismo (Cabero 1991).
La actividad educacional, insistimos, debe variar en su forma de enseñar, puesto que ante un mundo donde lo metadimensional, la virtualidad y la artificialeza están primando, ya no resulta óptimo que nuestros estudiantes aprendan de textos escritos o exposiciones orales dados por el profesor. En un mundo cada vez más incierto y volátil, un ciclo de vida de productos más cortos, y con sucesivas transformaciones tecnológicas radicales, lo que necesitamos es gente con capacidad de aprender y de trabajar en equipo. Gente que va a tener que estar constantemente explorando, ensayando, buscando alternativas, diseñando e inventando. Esto nos lleva a considerar si el modelo industrial, con el profesor como dictador de clases y el estudiante como una unidad receptora, uniforme y pasiva, es el medio adecuado (Araya 1997: 4).
La formación de los docentes desde el punto de vista de la utilización pedagógica de estas nuevas tecnologías resulta fundamental no tan sólo para su exitosa incorporación al currículo escolar, sino también para transformar el proceso enseñanza-aprendizaje y hacer más igualitario el acceso al conocimiento y al manejo de nuevas tecnologías que representan competencias mínimas para desenvolverse en este complejo mundo globalizado. De hecho ya se establece que el analfabeto del siglo XXI será aquel que no se desenvuelva adecuadamente en estos medios, redes y sistemas virtualizados (anainfo o analfabeto informático).
En la realidad educativa actual el planteamiento de este artículo puede parecer utópico, pero resulta a veces necesario: Tomar el cielo por asalto.... Es necesario sistematizar y preparar un programa de trabajo para la utilización efectivamente transdisciplinaria de la Informática Educativa. Esta es nuestra deuda, que autoasumimos; pretendemos trabajar en ello; al menos creemos haber sembrado una duda, una incertidumbre, sobre cómo se está trabajando con este recurso tecnológico; estamos abriendo un camino que aún está a oscuras, y recién hemos encendido la vela; esperamos tener pronto luz eléctrica, en pos de identificar posibles derrumbes o caídas, que a veces son inevitables, pero buenas fuentes de aprendizaje.
Universidad Austral de Chile
Facultad de Filosofía y Humanidades
Instituto de Filosofía y Estudios Educacionales
Casilla 567, Valdivia, Chile
E-mail: marceloa@uach.cl
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