Estimado Editor
En 1995, los profesores Glenn Gibson y Marcel Roberfroid. definieron a los prebióticos como ingredientes alimentarios no digeribles que afectan beneficiosamente al hospedador estimulando selectivamente el crecimiento y/o la actividad de una o un número limitado de especies bacterianas ya residentes en el colon, para mejorar la salud del hospedador1. Esta definición introdujo formas novedosas de cómo manipular la microbiota intestinal con ingredientes utilizados selectivamente por bacterias benéficas residentes en el colon, para conferir un efecto benéfico a la salud2. En este mismo trabajo del año 1995, y combinando los conceptos de probióticos y prebióticos, los autores propusieron el término “synbiotics”, con n.
La definición de prebióticos del año 1995 fue revisada y actualizada en 2017 por un panel de expertos convocados por la International Scientific Association of Probiotics and Prebiotics (ISAPP), liderado también por el Dr. Glenn Gibson. En la conceptualización propuesta en 2017, se definió a un prebiótico como un sustrato utilizado selectivamente por los microorganismos del hospedador confiriendo un beneficio para la salud. Esta definición amplía el concepto de prebióticos para incluir sustancias que no sean carbohidratos y aplicaciones de prebióticos en sitios anatómicos del cuerpo diferentes al intestino, como la piel o la vagina. En línea con el avance del estado del arte, en 2020 ISAPP propuso actualizar la definición de sinbióticos a una mezcla que comprende microorganismos vivos y sustrato(s) utilizado(s) selectivamente por los microorganismos del hospedador, que confiere un beneficio para la salud del hospedador3. Cabe destacar que, dado que el idioma inglés ya registraba el término symbiotic con un sentido diferente al otorgado por los autores, estos decidieron referir al nuevo concepto como synbiotic. La diferencia radicó en sostener la letra n.
El nuevo término resulta de la combinación del prefijo griego “syn”, que significa “juntos”, y la base de derivación “biótico”, cuyo significado es “perteneciente a la vida”. Es importante aclarar que, aunque los sinbióticos pueden formularse para proporcionar actividades sinérgicas, el prefijo “syn” en la palabra “sinbiótico” no recupera este significado sino el de “en unión con, junto o simultáneamente”. Es de destacar que el término “simbiótico” se utiliza a menudo de forma errónea en el contexto de los probióticos y prebióticos, dado que presenta una marcada diferencia con este nuevo término: “sinbiótico”. “Simbiótico”, tal y como se utiliza en biología, se refiere a una relación ecológica en la que un organismo (el simbionte) vive en una relación a largo plazo en un ecosistema con otro organismo (el hospedador), es decir, viven en simbiosis3. Sin embargo, cuando nos referimos a sinbióticos, no hacemos referencia a dos organismos, sino a un microorganismo combinado con un ingrediente alimentario, i.e. una molécula; como la inulina4.
Hacia comienzos de 2022, la búsqueda en www.pubmed.com de la combinación prebiotics y synbiotics resultaba en más de 1.600 entradas; mientras que la combinación prebiotics y symbiotics arrojaba menos de 300 resultados. Esto conduce a pensar que la comunidad científica adoptó, en la práctica, el término synbiotic por sobre el término symbiotic, aunque siguen apareciendo publicaciones utilizando este último, o simbiótico, en lengua española.
Consideraciones sobre el uso del lenguaje especializado
Una de las funciones del lenguaje es la de constituirse como una herramienta para la comunicación humana y, en este sentido, brinda la posibilidad de que las comunidades de hablantes lo adapten a sus necesidades expresivas. Así, los grupos que lo utilizan actúan sobre él, modificándolo, renovándolo y fundamentalmente ampliando y/o intelectualizando su léxico.
En contextos académicos y científicos, la necesidad de clasificar, designar, organizar y estructurar las distintas áreas del conocimiento implica el uso de léxico especializado. En los casos en que no se dispone de este léxico, porque los términos no se registran en el inventario de una lengua particular, por ejemplo, puede crearse a través de diversos mecanismos de construcción disponibles en la gramática de la lengua. Uno de estos mecanismos es la llamada neología traductiva, que pretende designar un concepto importado de otra lengua.
Como principio general, la neología traductiva se rige por la adecuación del término neológico a la noción que designa, conforme al sistema conceptual y lingüístico de la lengua de destino, más que por la fidelidad a la lengua original, como a veces ocurre.
La especificidad semántica es no sólo el origen de la creación o utilización de términos especializados, sino también su objetivo. El uso de neologismos en el ámbito de la comunicación científica tiene que conllevar la claridad y especificidad que el término requiere. En este sentido, y de acuerdo a Díaz Rojo5, se prefiere adaptar el término al sistema lingüístico de destino, sin perder de vista que esto no siempre es posible debido a diversos factores, principalmente, a la necesidad de transparencia del término, es decir, su capacidad de distinguirse de términos formalmente similares y expresar así su significado con claridad.
En cuanto al término inglés synbiotic, su traducción, adaptada a las normas ortográficas de la lengua española deviene en el término “simbiótico”. Ahora bien, se plantea entonces un problema de homonimia que conlleva la dificultad de diferenciar entre dos conceptos no equivalentes y cuya relación se presta a ambigüedades. Ya en la propia lengua de origen, la creación del neologismo buscó distinguirse del homónimo symbiotic. Más aún, si se considera que se trata de un caso de lenguaje especializado cuya funcionalidad se encuentra en la raíz misma de su existencia. Es fundamental, entonces, mantener la distinción ortográfica entre términos, es decir, “simbiótico” vs. “sinbiótico”.
Por lo expuesto, proponemos el uso del término sinbiótico en el ámbito de la nutrición para referirnos a una mezcla que comprende probiótico(s) y prebiótico(s), o microorganismos vivos y sustrato(s) utilizado(s) selectivamente por los microorganismos del hospedador, que confiere un beneficio para la salud del hospedador, en lugar del término simbiótico.