SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.44 número1Carmen McEvoy y José Luis Rénique (recopiladores), Soldados de la República. Guerra, correspondencia y memoria en el Perú (1830-1844)Juan Pimentel, El Rinoceronte y el Megaterio. Un ensayo de morfología histórica índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Historia (Santiago)

versión On-line ISSN 0717-7194

Historia (Santiago) vol.44 no.1 Santiago jun. 2011

http://dx.doi.org/10.4067/S0717-71942011000100014 

HISTORIA N° 44, vol. I, enero-junio 2011: 222-226

RESEÑA

 

Mario Orellana Rodríguez, Estudio histórico comparado de las obras de Valdivia, Bibar y Ercilla (siglo XVI), Santiago, Librotecnia Editores, 2010, 221 páginas.

 

Encontrar la verdad, entrañable y eterno anhelo del historiador, es también parte del espíritu de este estudio. Fiel a su oficio y cual detective, Mario Orellana interroga tres escritos fundamentales del siglo XvI que develan los sucesos acontecidos en la Nueva Extremadura entre 1539 y 1558, fechas que enmarcan la llegada de valdivia y la posterior expedición de García Hurtado de Mendoza y su primer año de gobierno. Comparar las obras y hacer dialogar a sus autores, un letrado poeta como Alonso de Ercilla, conocedor de la alta cultura gracias a su educación palaciega, a un modesto Gerónimo de Bibar, cronista admirador de las hazañas del arriesgado español, y al conquistador Pedro de valdivia, incansable hombre de armas, todos ellos del siglo XvI, es un lujo que este libro nos brinda.

El texto comienza precisando los principales conceptos que guiarán la lógica de su estudio, en la pretensión de dilucidar en el trío de relatos su grado de verdad -lo que realmente sucedió a partir de lo que el mismo autor vio, escuchó o leyó-, verosimilitud -lo que podría haber sucedido en coherencia y concordancia con el contexto-, y fantasía -pura capacidad imaginativa-, sirviéndose de la presentación de un breve recorrido a través de la historia de la filosofía occidental en torno a estos conceptos.

Ante el gran manto de desconocimiento que cubre lo acontecido en las tierras de la Nueva Extremadura en el siglo XvI, y las aún escasas y reservadas informaciones del descubrimiento y conquista de este confín del mundo, se entiende la importancia de recoger el retrato hecho por Bibar, Ercilla y valdivia, obras que incluso tardaron en salir a la luz. Pero, ¿qué podría unir y separar a estos tres autores para que sus obras sean objeto de un mismo estudio? Bibar, un niño expósito educado en convento con básica formación humanística y católica; valdivia, hijo de un "solar conocido", formado en lo militar con sed de fama y gloria; y Ercilla, educado en el palacio real, gran conocedor de la alta cultura por ser paje de príncipe, gentilhombre del emperador e hijo de un jurisconsulto. ¿Qué podrían tener en común estos tres hombres tan distintos en nivel de conocimientos, formación, clase social y aspiraciones? Además de interesarse todos por el descubrimiento y conquista de lo que hoy es Chile, se precian de ser dueños del mismo espíritu de época y procedencia: ser cristianos y pertenecientes al Imperio español les imprimió un sello de orgullo y amor por su imperio y total entrega al designio católico de cristianizar.

La verdad para un conquistador, un poeta y un cronista es en muchos puntos diametralmente distinta, pero de acuerdo al marco epistemológico e histórico que Mario Orellana propone, es posible cotejar el grado de veracidad presente en cada una de estas tres obras que, además, se dejan permear por la persona detrás de la pluma. El poema épico de Ercilla será cotejado con la crónica de Bibar, para así comprobar si los acontecimientos allí recitados realmente ocurrieron o son producto de su dotada imaginación. Luego será el turno de las cartas de valdivia, revisadas acuciosamente en conjunto con la crónica, valiéndose además del aporte de probanzas de mérito, informes de servicios, juicios, relaciones y declaraciones, junto a otras fuentes estudiadas en pleno siglo XX. Se pone especial énfasis en las fuentes utilizadas por los autores, para así descubrir si sus afirmaciones provienen de la propia experiencia, de noticias que le revelan actores o testigos presenciales, de lo leído al respecto, o son quimeras de su imaginación. Además, se examinará la verosimilitud de cada texto, corroborando que aborden temas y hechos contemporáneos a sus autores y que mantengan coherencia con el contexto.

En la primera parte, dedicada al estudio del poema de Ercilla, La Araucana se fragmenta en secuencia de los temas tratados, resaltando el uso que hace el autor de sus poderes y libertades de poeta: conocedor del futuro, se traslada rápidamente de un continente al otro, habla y levanta reproches a los españoles a través de personajes como Galvarino, y con ayuda de la fantasía reacomoda los acontecimientos como cree que debiesen haber ocurrido. En el contexto europeo del siglo XvI no había razones para no creer el relato de Ercilla, lo exótico que les parece Chile hace "posibles y creíbles" dichas descripciones, que por lo demás se mantienen fieles a su intencionalidad épica de inmortalizar las grandes y extraordinarias hazañas. Por ser fantasía mezclada con hechos reales, el poema nos susurra lo que podría haber sucedido y que, gracias a su imaginación, realmente ocurrió, pero en sus hojas.

Ercilla además integra noticias sobre lo ocurrido en Europa, como la toma de San Quintín o la batalla de Lepanto. Estos fantasiosos saltos temporales y espaciales, criticables en un riguroso estudio historiográfico, son respetables dado el género literario que el artista usó. Es por esto que La Araucana sería un relato verosímil, en cuanto nos presenta lo que podría haber sucedido, enriqueciendo la realidad con fantasía.

Comparando los acontecimientos narrados por Ercilla y Bibar, se establecen totales coincidencias, con la sola excepción del relato de la tormenta que habría azotado a las naves del gobernador García Hurtado de Mendoza al llegar a Talca-huano, en 1557. Luego de un exhaustivo seguimiento de este y otros sucesos, con el aporte de otros cronistas, se estipula que si bien hay pequeñas variaciones, ya sean más detalles en una que en otra, o diferencias de fechas o ciertos nombres (como Caupolicán y Teopolicán), el grueso de ambas obras son coincidentes.

Por su parte, las cartas de Pedro de valdivia se precian de ser un testimonio doblemente valioso, al revelar acontecimientos concretos del descubrimiento y conquista de Chile, a la vez que se permean de las aspiraciones, deseos y personalidad de su autor. En ellas describe sucesos como la llegada al valle del Mapocho, la fundación de Santiago del Nuevo Extremo y su nombramiento como gobernador de la Nueva Extremadura, y se omiten o se tratan con un bajo perfil otros, como las acusaciones levantadas en su contra que debió enfrentar en Lima.

Orellana propone, como lo desarrolla en otra de sus obras3, que estas cartas fueron tomadas como fuente base por la crónica de Bibar, quien no se esfuerza en ocultar su admiración al conquistador, recalcando su fidelidad, entrega y compromiso con el rey, su imperio y la religión. Si bien al menos 5 de las 38 supuestas cartas de valdivia habrían servido al cronista, este aporta una pionera impronta a su creación: gran cantidad de datos geográficos, antropológicos y etnológicos. Clima, flora, fauna, costumbres, lenguas, creencias y organización vienen a complementar su obra y suplen su inasistencia a ciertos hitos del descubrimiento de Chile, ausencias que por lo demás no le quitan autoridad para narrarlos como si los hubiese presenciado protagónicamente.

Se reafirma la hipótesis de Mario Orellana cada vez que su riguroso trabajo, que clasifica y enlista suceso por suceso, nos revela la gran cantidad de coincidencias presentes en Bibar y en las cartas del conquistador. Así, ambas obras serían relatos verdaderos, que exhiben lo realmente acontecido durante el descubrimiento y conquista de Chile, hazañas seleccionadas y estampadas por el conquistador en sus cartas, con las que Bibar escribió una verdadera historia del Reino de Chile.

El siglo XvI, momento de germinación de lo que hoy conocemos como Chile, se nos revela gracias a la pluma de estos tres emblemáticos personajes que, además de brindarnos descripciones de nuestro pasado como Nueva Extremadura, nos facilitan una pequeña autobiografía de sus personas. Inocentemente o no, valdivia junto con ensalzar sus osadas obras para impresionar y honrar al rey, deja entrever sus aspiraciones a través de las solicitudes de títulos, propiedades, favores y cancelaciones de deudas, además de su procedencia campesina, dado el énfasis que pone en sus peticiones de mercedes de tierra. Al igual que Ercilla, no rompe sus lazos con la añorada madre patria, pero sacrifica su persona en nombre de la magna misión conquistadora.

Bibar, en cambio, escribe como vasallo que admira a su señor. Ya sea por el profundo honor y agradecimiento de haber accedido al círculo del gobernador a pesar de su modesto origen, o por la admiración que profesó abiertamente hacia valdivia, el cronista glorifica sus acciones y valentía, dando vida a una valiosa historia del Reino de Chile que gira en torno al esfuerzo, entrega y valentía del español.

Alonso de Ercilla, el hombre, también plasmó sus más profundas pasiones en el papel, y probablemente al no recibir el reconocimiento esperado de Felipe II urdió el recelo que lo alentó a ser crítico de las acciones de los españoles en América, ensalzando la figura de algunos héroes indígenas de su novela, mientras enjuicia a valdivia por ambicioso, ávido de ascenso y riquezas. El estudio incluso escudriña en la repentina omisión que hace de su pionera proeza de pisar Chiloé como parte de la expedición a cargo de García Hurtado de Mendoza, esto por el terrenal resentimiento que le profesó al gobernador luego de sentenciarlo a muerte.

Este estudio, que toma bando por la revaloración del siglo XvI y sus fuentes, acorta las incomprensiones producto del "presentismo" del hombre contemporáneo, esbozando un nuevo canal de encuentro entre los creadores del siglo XvI de la Nueva Extremadura y nosotros, sus descendientes. Conseguir una correcta aproximación que no fuerce ni desnaturalice las fuentes requiere un enorme esfuerzo comprensivo de contextualización de las interrogantes y directrices que guían el interrogatorio, retos en este libro superados. Junto con considerar el testimonio de las fuentes en sí, Mario Orellana asertivamente nos revela el hombre detrás del escrito, su biografía, historia, formación y contexto, todos datos que aclaran aún más sus letras.

Nuestro pasado nos ha sido aquí reseñado por un valiente conquistador, un esforzado cronista y un hábil poeta que, además de descripciones de acontecimientos reales, han dejado escapar sus cosmovisiones, formación y anhelos, aportándonos doblemente en la reconstrucción de esta historia. A través de este estudio tenemos el privilegio de conocer nuestro pasado siglo XvI de puño y letra de hombres que lo vivieron y sufrieron; sus crónicas, que describen su presente -nuestro pasado-, son el testimonio vívido de los primeros años de formación de Chile, como su autor enfáticamente lo plantea.

A través de este estudio histórico comparado todo lector puede acceder a los pensamientos y ocupaciones de un conquistador, un cronista y un poeta de ese lejano siglo XvI, pero además el público especialista e interesado en la historia de Chile puede encontrar una acuciosa y detenida aproximación a las fuentes de época, para que así los futuros historiadores recuerden este método tan fundamental de hacer historia, desde donde deben surgir nuevas problemáticas que renueven y refresquen el oficio.

Entre verdades, fantasías, exageraciones y omisiones, se ha tejido un entramado de historias que nos hablan de nuestros inicios como país, de acciones fundadoras, defensivas, honores y vergüenzas, todas vivencias de hombres que junto con sus relatos nos legan su impronta personal. Considerar sus voces acalladas por tantos siglos, es el reconocimiento adeudado a sus innegables esfuerzos y sacrificios, que sin duda comenzaron la construcción de nuestro Chile, su Nueva Extremadura.

Paulette Aguilera Salazar
Pontificia Universidad Católica de Chile

Notas

3 Mario Orellana R., La crónica de Gerónimo de Bibar y los primeros años de la Conquista de Chile, Santiago, Librotecnia Editores, 2006.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons