¿Cuál es esta coherencia - que de inmediato sabemos no está determinada por un encadenamiento a priori y necesario, y no impuesta por contenidos inmediatamente sensibles? Porque no se trata de ligar las consecuencias, sino de relacionar y aislar, de analizar, de ajustar y de empalmar contenidos concretos; nada hay más vacilante, nada más empírico (cuando menos en apariencia) que la instauración de un orden de las cosas; nada exige una mirada más alerta, un lenguaje más fiel y mejor modulado; nada exige con mayor insistencia que no nos dejemos llevar por la proliferación de cualidades y de formas. Y, sin embargo, una mirada que no estuviera armada podría muy bien acercar algunas figuras semejantes y distinguir otras por razón de tal o cual diferencia: de hecho, no existe, ni aun para la más ingenua de las experiencias, ninguna semejanza, ninguna distinción que no sea resultado de una operación precisa y de la aplicación de un criterio previo. (Foucault, 1994: XIX-XX).
Estos diez proyectos hablan, en distintos grados, de una disciplina más amplia y menos rígidamente cohesiva. Se trata de prácticas que van desde precarios aparatos tecnológicos a intervenciones en el espacio público y espectáculos, desde fabricaciones materiales a crítica institucional y cultural, pasando por la sistematización y visualización de procedimientos tan triviales como la construcción de un volantín. Provisoriamente podríamos llamarlas ‘alternativas’: prácticas (alguna vez) localizadas en los márgenes de la disciplina - o derechamente fuera de ella - que, sin embargo, plantean preguntas epistemológicamente significativas al conocimiento específico del arquitecto. Realizados por arquitectos, diseñadores o artistas, cada uno de estos diez proyectos representa interesantes re-significaciones - en un momento histórico específico, dentro de un contexto particular - de lo que la arquitectura como campo puede ser. Hoy en día, no obstante, no serían consideradas radicales o ni siquiera novedosas. Podríamos entonces preguntarnos: ¿alternativas a qué? Si una disciplina es un sistema de orden estratégicamente establecido, como nos indica Foucault, entonces ¿qué significa posicionarse como una alternativa dentro de este marco conceptual? ¿Son las alternativas solamente explosiones provisorias que aún no han sido, pero que eventualmente serán, asumidas dentro del statu quo? Quizás una alternativa (juego de palabras intencionado) es interrogar críticamente cada uno de estos diez proyectos para entender de qué forma y con qué medios lograron o no contribuir a empujar los límites de nuestro campo. Si, como Foucault plantea, un sistema de orden es una estructura esencialmente tentativa, empírica y finalmente precaria, entonces no hay orden subyacente que, habiendo sostenido a la disciplina por 100 números, pruebe ser válido para los próximos 100. La pregunta entonces es, ¿cómo seguimos adelante?

ARQ 52 (diciembre, 2002): 35-37
Figura 3 Pantalla itinerante: cine, vino y espacio. Luis Cifuentes, Gonzalo Fuentes, Mathias Jacob, Cristián Schmidt, Waldo Urquiza, 2001.

ARQ 45 (julio, 2000): 30-33
Figura 4 La rueda hélice. Ingenuidades para un ingeniero. Manuel Casanueva, Ariel Núñez, Elías Cancino, 2000.

ARQ 46 (octubre, 2000): 28-31
Figura 5 Nautilus, la casa de vidrio. Arturo Torres, Jorge Christie, 2000.

ARQ 70 (diciembre, 2008): 40-43
Figura 7 Fábrica se declara en quiebra al inaugurar… Proyecto intervenciones de Utilidad Pública. Sebastián Preece, 2002.