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ARQ (Santiago)

versión On-line ISSN 0717-6996

ARQ (Santiago)  n.68 Santiago abr. 2008

http://dx.doi.org/10.4067/S0717-69962008000100011 

ARQ, n. 68 Intervenciones / Interventions, Santiago, abril, 2008, p. 70-73.

Notes English

LECTURAS

Gaudí y Jujol en Mallorca:
vaya par

Xumeu Mestre *
Elías Torres* **

* Profesor, Escola Tècnica Superior d'Arquitectura de Barcelona, Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona, España
**
Miembro estudio Martínez Lapeña - Torres Arquitectes S.L., Barcelona, España


Resumen

La línea entre la arquitectura y el diseño muchas veces pierde nitidez; como cuando la reubicación de unas piezas de mobiliario, el ajuste de los dispositivos de iluminación y la aplicación de pinturas en el muro son capaces de redefinir la lectura del espacio y de la estructura que lo determina.

Palabras clave: Arquitectura-España, arquitectura religiosa, arquitectura gótica, catedral, modernismo catalán.


 

La intervención de Antoni Gaudí y Josep Maria Jujol en la Catedral de Palma de Mallorca fue tan exigua en cuanto a los medios empleados, que es exagerado clasificarla como rehabilitación; mucho más lo sería ver en ella una obra aislada. Fue, en realidad, una obrita de poco cemento y menos picota, apenas unos toques de escarpa en los muros, algunas pequeñas ventanas y un poco de serrucho.
Aún así es una obra importante por presencia en el espacio y por calidad: una obra que sintetiza arquitectura, relieve y pintura porque esta síntesis existe ya en la actividad polifacética de sus autores, que encuentra en algunos momentos el difícil punto de contacto entre la pintura, la arquitectura gótica y el mundo figurativo del Modernismo catalán. La peculiaridad de poder echar mano a todas las artes disponibles, la seguridad a la hora de pintar con incisiones en los muros, la necesaria improvisación del pintor que impide adivinar el resultado previamente a la acción, la presencia constante de los arquitectos en la obra, incluida su ejecución por medio de la propia mano, provocarían una imagen de arquitectos incómodos y estrafalarios para una obra que llevaba consigo la exigencia de un mínimo de protocolo burocrático.
La operación consistió sustancialmente en el traslado del altar mayor a una posición más visible y la ocupación del ábside por las antiguas sillas del coro, con la cual se reemplazaría el antiguo retablo. Para ello era necesario acoplar los muebles a la nueva situación; posteriormente se pintaron, con el objeto de convertirlas en el zócalo de la ornamentación que asciende por las paredes del ábside. Esta ornamentación consiste en un tapiz de piezas cerámicas vidriadas y unas incisiones doradas en los muros.
En medio de la penumbra, unos racimos de lámparas diminutas descienden desde lo alto y emiten una luz que, reflejada en los vidriados y dorados de la decoración del coro y aumentada durante el día por la que penetra a través de las vidrieras, comunica este aspecto inmaterial que podría evocar el producido por los mosaicos de las iglesias bizantinas, pero que también se reconoce en las escenas de la pintura gótica, tantas veces flotando en los fondos irreales de los panes de oro. El elemento más impresionante de la obra es un mueble: una enorme lámpara sobre el altar que define su espacio al modo de un baldaquino flotante y que recibe la respuesta desde el suelo por medio de cuatro columnillas rematadas por ángeles.
Tal vez, porque se trata de una actuación superpuesta, el derroche que Gaudí y Jujol hacen de su conocimiento y de su interés por la arquitectura gótica y la delicadeza con la que buscan la coherencia y la integración en el edificio en el que están actuando es lo que los delata. Es evidente que se trata de dos arquitectos del Modernisme. En las iglesias góticas los retablos, las esculturas, se superponen sin más, porque se sabe que estos espacios lo soportan casi todo; ni siquiera en la abadía de Westminster, donde las intervenciones sucesivas han amontonado como en un desván toda la gloria de Inglaterra, se podría decir que el espacio gótico haya sido vulnerado.
Se dice que poco antes de que Gaudí y Jujol partieran definitivamente hacia Barcelona un monaguillo oyó a Gaudí decirle a Jujol “...si anem així de bé aviat començarem amb la façana”(1) y hay quien asegura haber visto un boceto de la fachada neogótica de Peyronnet hecha un galimatías. Son habladurías difíciles de confirmar por lo que no es cuestión de lamentar la pérdida de lo que no se sabe si se pudo tener. Al contrario, Mallorca puede hoy celebrar que posee una de las actuaciones arquitectónicas más brillantes, intervención en la que se percibe el entusiasmo y la inspiración de que hicieron gala sus autores Gaudí y Jujol.

Notas
1. "Si vamos así de bien, pronto empezaremos la fachada” (N. del Ed.).


Referentes
Quetglas, Joseph. "A. Gaudí y J.M. Jujol a la Seu". Revista D´A Nº1. Col-legi Oficial d´Arquitectes de Balears, Palma de Mallorca, 1989.

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