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Literatura y lingüística
versión impresa ISSN 0716-5811
Lit. lingüíst. n.14 Santiago 2003
http://dx.doi.org/10.4067/S0716-58112003001400002
Literatura y Lingüística Nº14
Los palafitos..., o la conciencia de
un paisaje alegórico en la
declaración del poseso
Hans Schuster G.
Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
en medio de un sol lleno de algas...". 1
Resumen
El artículo se refiere a la reciente producción literaria valdiviana del Sur de Chile. En el libro de poemas Los Palafitos, de Mario García1, se da cuenta de la fragmentación y anomalías de la realidad social, profundas contradicciones culturales que continúan habitando en la dignidad de la memoria de los residentes de la zona Sur.
Según el prologuista Sergio Mansilla, el sujeto lírico rechaza la modernización socioeconómica. El profesor Schuster releva algunas tesis a partir de la fuerza de la metáfora que objetiviza un sistema de reflejos de la no existencia. Los ausentes se captarían a través de lo no dicho. El palafito es la forma imitativa de la condición humana, la otra orilla, el lugar de los marginales que no están ubicados enteramente en el mar ni en tierra firme.
Palabras clave : Mario García - poesía valdiviana - sistema mimético
Abstract
This article deals with the most recent literary production in the South of Chile. In the poetry book Los Palafitos (The Palafittes) by Mario García, the topics of fragmentation and anomalies of social reality are developed, which are profound cultural contradictions that continue inhabiting the dignity of the memory of the residents of the southern region.
According to the writer of the prolog, Sergio Mansilla, the lyrical subject rejects socioeconomic modernization. Professor Schuster develops some theses starting with the strength of the metaphor that clarifies a system of reflexes of "non-existence". Those absent would be captured through what is left unsaid. The "palaffite" is the imitative shape of human condition, the other edge, the place of those left out of the system, those that are not totally placed in the sea or on solid ground.
Keywords: Mario García - valdivian poetry - mimetic system
1. Introducción
La literatura del sur de Chile continúa recogiendo evidencias de lo real, que no sólo afectan a sus autores y hablantes sino a todos los habitantes que compartimos los espacios de fragmentación y anomalías de la realidad social.
El trabajo de Mario García da cuenta de los signos en las profundas contradicciones sociales y culturales, mientras hurga por preservar en la metáfora del rincón una memoria en que continúe habitando la dignidad. Vamos, pues a Los Palafitos:
El texto se inicia con espacio de reflexión realizado por el poeta y doctor en literatura Sergio Mansilla, el cual recoge en su lectura las zonas de crítica que realiza el autor Mario García en relación con los espacios estereotipados, por donde el hablante es el reflejo de:
"un personaje poético que negocia con las estructuras ideológicas de un sujeto que rechaza la modernización socioeconómica, y el consiguiente efecto cultural des-realizante de la modernidad, desde y con la modernidad literaria, cuyo lenguaje es, entre otras cosas, un lenguaje en crisis consigo mismo".2
Según Mansilla, el texto es el reflejo dialéctico de las dicotomías que en sus dos momentos no logran ocultar sus diferencias, unidas precisamente por la estigmatización en los estereotipos de Modernidad y Postmodernidad. Démosle crédito a Mansilla, en cuanto él también logra usar los estereotipos para invitarnos a la lectura refleja de una alegoría-mimética de aquello que denominamos realidad.
Sin embargo, podemos establecer una lectura desde una distancia diferente, aunque rescatando el curso de la alegoría, a saber; Mario García construye su propio concepto de realidad poética, su propia contraimagen, sean estos estereotipos o no, de tal modo que, el concepto "palafitos" es un supuesto, un punto referencial que se fumiga para dar paso a la declaración del poseso, la cual no delimita en la imagen, sino que se desprende de ella para "palafitiar" otras realidades, que si bien, parten de una mueca a la situación socio-cultural, trasciende de ella, puesto que lleva implícito el principio de disolver al hablante en la misma alegoría que construye, y con lo cual, se hace sujeto de una realidad histórica que se proyecta en la generalidad contenida por la "proyección mimética" de un estado de alma, el cual intentaremos descifrar.
Los palafitos se inician en la textura programática de una postal que orillea la historia del lugar, entre llagas sociales y algas vecinales, allí al descubierto se declara el amor a la morriña con un:
de las paredes iluminadas por velas".
De allí también que, como un gran eco, el hablante recorra el texto, en ráfagas de lucidez, por ello las marcas en las diversas letras y tamaños del discurso, como llamando al ojo a detenerse, ante la evidencia de una situación socio-cultural en donde lo vivenciable posee un carácter inmediato y vocativo que disipa la singularidad, para transformar la vinculación conceptual de aquello que nomina, de tal modo que, las voces del eco se sumen entre singularidades significativas, las que se irán desarrollando, así, en ventoleras asociando referentes, cuya conformación natural dará origen a nuevas conformaciones miméticas, en un espacio de recursividad poética.
El lector que posee las claves culturales, rápidamente se dará cuenta que los palafitos no se refiguran en su sentido ornamental, arquitectónico, del cual se hace gala en la postal sociológica del turisteo vacacional. Pues bien, los palafitos corresponden a una escala de transiciones que parten desde el propio hablante:
"I)
Sólo esta noche interminable
Paseándose
En la playa:" (p. 12)
"Mi hablante lírico
se pronuncia ante el tema
de los palafitos:" ( p. 13)
"La mirada de los Huilliches
se perdió, se hundió para siempre
en los cielos,
cuando en sus labios
crecieron los palafitos...
...y las canasta
_al volver de la marisca_
quedaron bajo los palafitos,
por si les caí una estrella
de entre las rendijas..." (p. 14).
El hablante, espejeado por sí mismo, construye la yuxtaposición de espacios, entre huilliches y pescadores chilotes artesanales. Los textos breves dan la sensación de rendijas por donde pasa la red de la dignidad ausente que reproduce una nueva consideración sobre el cosmos mimético, desde donde se intenta describir, mientras construye una nueva realidad poética, que se inicia con el acercamiento a una historia desdentada que intenta morder los tiempos inmemoriales, a fin de evocar, tanto en la forma como en el reflejo, una vida dura de roer, en donde el hombre en su propia reelaboración, reagrupa una y otra vez, las categorías de la dignidad-identidad. De allí que se hace necesario determinar el mundo desde donde se habla:
«( Al medio día
la isla detenida
en el centro del reloj.
Al mediodía
la isla calcinada
por el frío
bajo las torrenciales
miradas del hombre,
al mediodía,
la isla tomándose los extremos
para ocultar-el-corazón....) « (p. 15)
En la relación imaginaria de tiempos y espacios, se conjuga el punto de entrada a los enunciados poéticos, al modo de centrar la palabra en los tiempos del discurso.
"(...al medio día
la isla levantada
como una piedra
reventando en la impotencia,
al mediodía de esta noche
frente al papel
los palafitos sin nada
que poder decir,
en el medio día de la isla
en plena noche)." (p. 16)
Y una vez repetidos lo versos de enlace, el conjuro del poseso establece su relación de tiempo-hombre, recibiendo una carga de significación que alude al momento de génesis desde lo estético, al límite blanco de la conciencia, ante un papel por donde irá transitando el hablante para resignificar el mundo a partir de los palafitos, de modo que, junto con ser objetos de trascendencias en la singularidad humana y arquitectónica de la isla Grande de Chiloé, desde Castro, se encaminan los pasos para penetrar por todos, y en todos los minutos muertos, a la idea general de la cultura chilota como un palafito más al borde de la historia nacional, de la cultura oficial, en donde los habitantes somos apenas eso: palafitos.
Por tanto, el concepto palafitos adopta ahora la generalización del paisaje por donde deben transitar las imágenes de una autoconciencia de humanidad latente, que recorre sus orígenes mientras auto nomina la trasmigración de lo externo, de allí su necesidad por dar cuenta de:
"Como los chonos oscilando en sus propias naves",
los pueblos originarios son la fragmentación de la otra orilla, que se insinúa de lejos en el texto para dar cuenta del período preparatorio por donde lo antiguo se fue construyendo ante la posibilidad mas clara de una mirada humana. El poeta usa el tono del antropólogo sensato, preparando el terreno poético para el despliegue de lo que vendrá, entonces recoge su discurso como si fuera una red de seguridad y confianza, y a partir de las descripciones del paisaje local, escoge su cobertura poética levantando la tesis de que lo que imita es mejor que lo imitado, entonces la mimesis y la dialéctica del mundo invaden los contenidos a reformular.
Sin embargo, aparecen sentimientos encontrados mientras descubre y describe la estructura de interacción entre el espacio-geográfico, el espacio-social y el espacio-psíquico. La intensificación de las imágenes con proyecciones telúricas objetivizan los niveles y sus referencialidades que parten en el mundo natural para centrarse en lo espiritual.
II Parte, que lleva por título:"Solo este mar revoloteando" (p. 19)
Ahora el hablante busca el centro de gravitación, considerando sus vinculaciones con lo existente, mediante descripciones intuitivas dirigidas desde el afuera hacia adentro, e instala su ruta de navegación reconociendo sus condicionantes:
"No puedo llegar al cielo" (p. 20),
reagrupando sus propios fragmentos de realidad contemporánea que imitan los fragmentos del arte, a fin de dar cuenta de sus esfuerzos por unir la totalidad de lo imitado, lo cual incluye el espacio de la crítica influenciada por los hechos del mundo. A ratos vaga e incidental, como su juego hacia el ocio para reproducir los excesos, o como el efecto mimético del tinglado producido ( en el acto de reescritura que realiza a partir de lo dicho), para dejar pasar el paisaje interior, en donde los objetos cotidianos son nominados para desprenderse de ellos y caer en la contemplación de lo abstracto:
"He visto cruzar Los Andes
en un poema que crece con el pasto,
he visto manzanas
entre el trigo que ya no está
entre papeles y papeles
que se negaron
a florecer en los números de finanzas,
veo manzanas en el mantel
como una miga de sol
caída en la canasta,
veo manzanas que ya no recuerdo
desde la última
exportación,
veo canastas que ya
no existen." (p. 22).
La relación arte realidad, aunque esta última es siempre, en la segunda tesis, más ingenua, aparecen con la fuerza de la metáfora que objetiviza y aglutina un sistema de reflejos de la no-existencia. Son los objetos y no los hombres los que importan, y es allí donde la voz cae en su propia auto-crítica frente al reflejo de "lo real" objetivado, aportando un valor de significación que descansa en la capacidad de auto contenerse, y para capturar lo no-dicho se debe evocar a los ausentes, entre ellos a la condición humana.
De allí que al hablante le sea necesario encontrar el faro, el espacio de ornamentación hacia la reproducción de lo humano y con ello, deja pasar la referencialidad del paisaje, el eco de un sistema des antropocéntrico, un deambular de lanchas a la deriva, en puertas y ventanas con un mar de fondo al viento en los canales, el hablante ya esta desanclado buscando un norte, un espacio de interpretación que no consigue dar con el hombre verdadero, de modo tal que todo es ausencia en las imágenes, todo es paisaje y soledad duradera. Allí teje, Mario García sus redes de su hablante que proyecta el abandono, su auténtica subjetividad que ilumina la tarde como si portara entre sus manos el arte de describir indicando la autoconciencia del abandono en los posibles límites de un mundo, crear y contemplar lo creado, cuyas bases exteriores son orgánicas y estáticas como partes del reflejo de una imitación de lo real, entonces traslada los espacios y extiende el círculo mágico del Palafito y se plantea en la voz del ruego, en el deseo:
"En el norte
quiero ser un palafito
en medio del cemento,
mientras los blocks
despiden a sus muertos
en la vereda de la calle" (p. 25)
El palafito es ahora, la forma imitativa de la condición humana, y en parte también es la vivencia inmediata que se funde en lo otro, en aquello que se empeña por describir, es también el paisaje que se asemeja a los hechos estructurales, a una extraordinaria consecuencia del destino histórico, a un acento nuevo que se niega a perder su singularidad y como tal, se carga significativamente desde el espacio temporal anterior; sin embargo, ahora es un medio lógico-formal que vincula los abismos mediante relaciones puramente intelectuales y no colorea los objetos de lo cotidiano, sino sus ausencias, sus efectos oscuros, sus reflejos en medio de la noche, esa noche lógica en que la percepción de las sombras nos hace creer que todos somos iguales, e intensamente cargados de un desvivir y de un pensar en lo idéntico de la generalidad. Sólo en ese momento el palafito es el hombre, lo humano ausente, su ocultamiento, pues en la realidad construida son lo mismo, hombre y palafito, y están en el lugar del significado verdadero, están en el lugar de la identidad momentánea y en el parentesco evocador, lo dicho es ahora el reflejo de una alegoría-mimética de lo real:
"Sin horizontes
ni espejos que nos vean" (p. 26)
Y es la cadena infinita, el eslabón de eslabones:
"En el Sur
soy un afiche
que no permite entrar
al viento,
por las rendijas de mi palafito" (p. 27)
El fenómeno del ser, es ahora propuesto en sus repetidas mutaciones conscientes de su auto réplica, lo ideal en lo real es más doloroso y profundo, pues comparte los intersticios de su propia historia que simboliza respectivamente los valores de la verdad y falsedad, en lo no-dicho, entonces caemos en la imaginería de una Isla Grande para terminar entonando el himno de la nación Chilota, en el sentido de que todo no es más que un Palafito al costurón de la historia, al borde mar de la infancia con un futuro hipotecado:
"La isla en el mapa
como una mancha
Sin embargo, todo es falso y verdadero, al mismo tiempo, la ruta de acceso esta perdida para siempre, el materialismo vulgar de los objetos es más profundo que la fijación de la imagen en su práctica cotidiana, de modo tal que cuando aparecen los hombres en su condición de Pedro, Juan y Diego, sólo se anticipan a su proceso de descomposición ya que el futuro hiede como el presente:
" 3) (Frente al espejo)
Sólo quedan
desperdicios -CUIDADO CON LOS VIDRIOS-
esqueletos de peces
El paisaje es un mendigo
que pasa recogiendo miradas
que no lo dejarán dormir
en la esquina de la plaza...
Después de un trago y otro,
en sus ratos libres,
las prostitutas recortan estrellas de cartón
para pegarlas en el cielorraso de sus propias esperanzas
y rezan a la virgen
y a la animita de Nercón
entre sábanas y besos
van dejando un poco de sus cuerpos,
y pasan anónimas por el lente de la cámara,
pasan...
Pasa Pedro, Juan y Diego...
Paso yo,
medio a medio en la fotografía
medio a medio en la retina eléctrica de los días.
El tiempo, la memoria
todas las pulsaciones
las raíces pasan
en discos compactos almacenados
para el futuro".(p. 31)
El deambular del hablante ha consistido en destacar los ejes de la vida cotidiana asumiendo las claves de una Modernidad en estado terminal, de allí que abre el acceso a los hechos y a las verdades que contienen su indisposición al estado social que critica con malicia, pero que al mismo tiempo postula dándole una condición de universalidad, con lo cual vendría a garantizar la verdad de su re-velación. De allí que los poemas se manifiesten en la misma categoría de aquello que intenta purificar, por ello se refugia en un empirismo lárico, bajo la esperanza de encontrar en él, una adecuada armadura mental, emocional, aunque no del todo a tono con su postura ideológica, para desmitologizar y revelar aquello que desde lo explícito no es más que una foto de postal, aun cuando a ratos intente simular sus viejos sistemas aprehendidos en la organización de la poiesis, mediante conexiones de aparentes cerrazón conceptual, situación que se repite en diversos niveles de textura, sin alimentar siquiera la aspiración de liberarse de aquello. De allí su:
"4)
Venid y encended mi corazón apagado por la lluvia
mi corazón y otras pertenencias
hundidas en el pezón de la memoria
allí queda un fogón
y brasas que se niegan a morir
velas consumidas en el recuerdo
restos de paisaje flotando en el agua.
Mi corazón o las costillas de un bote
Destruido en la corteza de viajes contra la corriente
Las interminables mareas y viento
Siempre en contra nuestro.
Mi corazón o mares interiores
Rutas de navegación
Cartas de navegación
Y montes arrasados por la arena.
Venid y encended mi corazón,
A pesar de las lluvias
Que seguirán siendo
Nuestros únicos latidos.
Venid y encended mi corazón
Apagado por la lluvia." (p. 32)
El hablante, ahora desgarra su tendencia a profetizar sobre las necesidades sociales y se impone un cúmulo de abstracciones que desarrolladas según su dialéctica interna terminan por rebasar el pensamiento cotidiano. Los lugares comunes desde donde dio curso a las historias en la historia, abordando sus pequeñas manipulaciones, realizando el desliz de los versos, que ni el propio hablante cree verdaderos, le permiten intentar entrever los espacios míticos por donde construye una realidad que se desprende de la realidad primera, desde un horizonte de espacios conocidos (por el hablante) presenta el principio de una naturaleza circundante que se intensifica en lo humano "trascendente", de modo tal que, es algo más que miradas espontáneas e ingenuas sobre la "la verdad del mundo". La magia del conjuro poético, propone distinciones y genera la incisión del lugar a partir de lo concreto, de aquello que había asumido su referencialidad tangible desde el ojo, desde la imagen del ojo, sin embargo, ahora esta en otra esfera, y ya no es tan intensa, aunque se afirma en las "verdades" paradójicas de la experiencia cotidiana, lo cual le permite apresar una vez más la apariencia engañosa de los objetos:
"1) (paisaje de tejuela y zinc)
A veces viene la muerte
a esclarecernos los ojos
y a mostrarnos la madera
de la que estamos hechos,
descubrimos entonces
que detrás de los ángeles tejidos a crochet
sólo con magia hemos cubierto
nuestras miserias y encendido el farol de nuestros pechos,
ésta ha sido la luz o las luces
a las que parejas enamoradas encomiendan
sus de seos y sueños en la punta de Ten-Ten.
Sólo la magia nos ha hecho resistentes al olvido
y al picotazo del alfiler que de vez en cuando
sentimos clavarse en nuestra espalda,
con magia hemos lamido nuestras heridas
e invertido las constantes derrotas.
Sólo la magia y las palabras
o las palabras y la magia
que suben y bajan en las gargantas
como mareas o las corrientes
en nuestros cuerpos flotando en la orilla
porque el gusano igual no más ha penetrado
hasta los solitarios huesos del alma
y sólo la muerte ha venido
a esclarecernos los ojos" (p. 34)
Pero esas afirmaciones valen sólo como descripciones genéricas entre la concepción del mundo y el conocimiento del mundo poético desde donde desliza sus abstracciones, hay en el texto otra aparente incertidumbre, una tercera tesis que propone una suerte de cambio en la reconstrucción socio antropológico, tan intensamente sublimada que casi logra atrapar el cambio de los tiempos, y con ello consigue el verdadero reflejo de la realidad que se extiende hacia los procesos del trabajo poético mostrando detalladamente la actividad humana en la época del capitalismo feroz que se intensifica, abarcando con ello más relaciones y situaciones, y que ahora las muestra sumergida por el propio paisaje, pero pese a todos los esfuerzos resulta imposible develarla completamente, por ello vuelve otra vez a espejearse en la palabra:
Algún día será
el recuerdo
la memoria animada con efectos sonoros
el ADN conservado en frío
junto a otras semillas.
El recuerdo será
la memoria fría
que por genética sabe surcar los cielos
y las sombras
y con el farol del pecho encendido
salir desde la madera muerta.
Algún día desde el espejo
saldrá la palabra, la voz,
esa fogata que estamos esperando
desde la primera quila florecida
y el paisaje, tal vez, no sea nada más
que otro ojo preguntando." (p.35)
Sin embargo, allí los grados de conciencia apuntan a un proceso de transformación cuyas consecuencias representan efectivamente los avances desde la imagen primaria <palafitos> hasta el decidido efecto de antropoformización de todos los reflejos subjetivos:
"3)
La ciudad está llena de ojos,
de puertas,
de espaldas,
Soy un palafito en medio de luces
y ventanas de edificios vacíos
la ciudad tiene colores y sirenas
tiene innumerables brazos y piernas
y besos y desnudos,
aquí el semen no se mezcla más que con alfombras
o suspiros vigilados
la ciudad está llena de bosques y casas
que no dejan ver el bosque,
tampoco la ciudad
es tierra prometida." (p.37)
El hombre como objeto de la cultura se hace presente, el hombre que reproduce en su naturaleza humana las condiciones de sus artificios, el hombre que intenta ser su propia construcción, su espacio habitado en conciencia de su inhumanidad modernista y que se queda sin la posibilidad de entender otro fragmento de su propia naturaleza, sólo le queda asumirla al modo del verso-ensayo, verso-autobiográfico, a fin de acrecentar las analogías de sus propias citas autorreferentes y esto presupone una segunda recursividad para mundos paralelos que tal vez puedan volver a encontrarse, pero esta vez, deja pasar el sueño literario, la acción ilustrada que refleja sus rasgos históricos:
"4)
Me descubro
como un palafito
entre los árboles y cerros
escondido a la fuerza,
me descubro en mangas de camisa
con palas en mis manos
haciendo caminos
entre las hojas y el barro,
cunetas y jardines
son palabras nuevas
que crecieron en mis labios,
sólo ahora
en el derrumbe de estos días,
que también se perderán
en el bolsillo roto
de la memoria." (p. 38).
Pero ya no hay una cuarta tesis, el hablante ha agotado su discurso, y vuelve a redundar en los espacios anteriores, como cerrando el círculo que se le fue de las manos:
5)
Soy un palafito
Desplayado
A una planilla de suel(d)o mínimo
Como los Huilliches y Chonos
A Crónicas de Indias. (p.40)
Entonces deja pasar el ripio, con un afán explicativo innecesario, pone de manifiesto al yo lírico, que ya no necesitaba de la ironía; sin embargo, logra su objetivo al diluir lo expuesto en las tres tesis anteriores.
6)
Soy un palafito de alerce
En las vitrinas
Para los turistas
Mi hablante lírico
Me mira desde la fotografía en la pared
Donde quedó para siempre
Como un palafito.
-Yo lírico-(p.41)
Que termina diciendo:
"Todos nosotros
somos los palafitos,
nunca más seremos
las gaviotas
esperando a los barcos
que vinieron
a dejarnos sin horizontes
escondidos tras las paredes secretas
del poema
buscando inútilmente la salida
de los pájaros"
El cierre es abrupto, es la transformación, la condición migratoria para deambular en aleteos y trasladar la conciencia hacia otros temas, en donde la dignidad humana este presente (eso esperamos).Por ahora, el ejercicio de operar con simulacros ha cumplido su función evocadora, a sabiendas de sus propias resistencias ontológicas, diré a su favor que el prólogo de Mansilla resulta innecesario, no allí lo que Mansilla dice del poeta y del hablante, sino porque el texto aletea por sí mismo y se astilla en la lectura de quienes debemos construir nuestros propios palafitos.
El texto de Mario García, viene a sumarse a sus anteriores publicaciones de 1995, Poemas In-púbicos, y (Des)Pliegues de papel y Follaje, ambos editados por Barba de Palo en Valdivia.
1 García Álvarez, Mario, Los palafitos... Del paisaje, Ediciones Aumen, Valdivia, 2000. Inicio y término del primer poema con el cual el autor abre el mundo. p.11.
2 Mansilla Torres, Sergio, Prólogo: "Los palafitos...Del paisaje. Escritura en el bordemar de la historia", p.5.