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Revista musical chilena
versión impresa ISSN 0716-2790
Rev. music. chil. v.63 n.211 Santiago jun. 2009
http://dx.doi.org/10.4067/S0716-27902009000100013
Revista Musical Chilena, Año LXIII, Enero-Junio, 2009, N° 211, pp. 105-106
RESEÑAS DE FONOGRAMAS
TTK, 81 Micropiezas para saxofón y electroacústica. CD. Composición de José Miguel Candela. Saxofones: Miguel Villafruela. Santiago de Chile: Pueblo Nuevo, 2008.
Presentando un fino y elaborado diseño, adecuados textos explicativos en castellano e inglés y un formidable trabajo de grabación, TTK -producido por Cecilia García-Gracia- es el primer disco dedicado íntegramente y en solitario a la música de José Miguel Candela. No se trata de un disco antológico, a diferencia de lo que generalmente ocurre con los creadores nacionales, especialmente si se trata de sus primeras publicaciones, sino del registro de una sola obra, por cierto vasta, que sin embargo se encuentra constituida por fragmentos de brevísima duración. TTK, cuyo título es una abreviación de Too Te King, es una colección de 81 micropiezas para saxofones y banda electroacústica que funcionan, singularmente, como una suerte de reflexión musical sobre cada uno de los epigramas que constituyen el célebre "Libro del Tao y su Virtud", que escribiera en el s. VI a.C el legendario sabio chino Lao Tsé.
Concordando con la indeterminación implícita en el pensamiento taoísta, Candela aclara que tanto la organización como el número de los fragmentos de TTK, al momento de su audición, puede ser cualquiera, recomendando incluso la utilización del random play a fin de conseguir una secuencia aleatoria de los mismos. No obstante, al escucharse la obra según el orden grabado, queda clara su circularidad, concluyendo la micropieza 81 con la misma nota y los mismos sonidos de madera crepitando, de viento y lluvia (¿los elementos?), con que se inicia la N° 1, apelando acaso al sentido "de retorno", única dirección posible del Tao.
La escritura instrumental es tan exigente como sutil. Cada una de las micropiezas demanda un saxo específico, abarcando los registros soprano, contralto, tenor y barítono y exhibiendo un tratamiento cuyo virtuosismo se libra de no caer en la ostentación. Multifónicos, slaps y frullatti son los principales efectos utilizados, lográndose en varias micropiezas una efectiva mimesis entre el instrumento y la sonoridad electroacústica. Cuando el uso del saxofón es tradicional, recurriendo entonces a un melodismo parco que se acerca al mundo modal sin volverse necesariamente diatónico, la relación con la banda pregrabada, ajuicio de quien escribe, se vuelve problemática, enrareciéndose las ocasiones en que ésta última se oye auténticamente justificada.
La heterogeneidad morfológica del ciclo permite suponer que cada micropieza obedece a criterios compositivos distintos. Aún así se aprecia una intención representativa general, una suerte de interpretación "madrigalística" de las palabras de Lao Tsé. Aprovechando los recursos electroacústicos, Candela tiende a ilustrar los epigramas mediante sonidos procedentes de diversas fuentes, frecuentemente preexistentes a la composición. El vínculo entre el título de cada micropieza (algún fragmento del epigrama correspondiente o bien una paráfrasis del propio Candela), las dedicatorias que el compositor hace de muchas de ellas a diversos personajes de la historia y la quizá demasiado diáfana utilización del material acústico preexistente, terminan por establecer un anclaje semántico que puede contradecirse con la pretendida indeterminación formal de la obra. Las grabaciones de las voces de Allende, de Lola Kiepja, de transmisiones militares correspondientes al golpe de Estado, de muchedumbre, de un coro de monjes, de jazzistas y rockeros, por esta llaneza explicativa, corren el riesgo de volverse unidades sonoras cuya demasiado obvia asignación de significado deja poco espacio para la libertad imaginativa del auditor.
En términos puramente sonoros, el CD reseñado es admirable, por el contundente aporte del reconocido saxofonista Miguel Villafruela, que una vez más deja en claro su extraordinaria calidad técnica y su asombrosa musicalidad al abordar el repertorio contemporáneo. Además, TTK "suena" excelentemente debido también al ya mencionado trabajo de grabación y mezcla -realizado por el compositor y su intérprete como una prolongación de la experiencia musical misma- y a la pericia con que Candela se desempeña en el ámbito de la electroacústica. Obedeciendo a la sugerencia que el compositor hace de oír el CD a través de audífonos, se obtiene un íntegro panorama del uso que éste hace de la espacialidad, de la superposición de planos dinámicos, del manejo del ingrediente armónico, del diseño del sonido mismo.
Finalmente y luego de recomendar la audición de este CD resaltando una vez más su objetiva calidad, quisiera hacer un último comentario: no vaya a creer alguien que por estar TTK vinculado en términos de inspiración al Tao Te King, se trata entonces de música taoísta. TTKes arte occidental, un "artefacto" en el sentido más literal del término, que hace gala de todos los logros de la civilización aparecida, de acuerdo con las palabras de Lao Tsé, "cuando el hombre olvidó el Tao", una "obra de arte" que expone generosamente mediante música, textos y gráfica el Yo del artista creador. Quien haya apenas intuido en algún momento de su vida lo que el viejo chino denominó provisionalmente como Tao y que ciertamente consiste en una experiencia más allá de toda cultura, puede sentir hasta desazón frente a la utilización meramente artística de esta filosofía en TTKy su arbitraria vinculación con la "vida urbana" y el "materialismo occidental", según lo que señala el propio Candela. Hecha esta aclaración y atendiendo entonces a la condición meramente "artística" de esta producción discográfica, no queda más que felicitar a cada uno de sus artistas realizadores.
Daniela Banderas Grandela
Facultad de Artes. Universidad de Chile, Chile. danielabanderas@gmail.com