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Revista musical chilena
versión impresa ISSN 0716-2790
Rev. music. chil. v.51 n.187 Santiago ene. 1997
http://dx.doi.org/10.4067/S0716-27901997018700022
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Homenajes y distinciones a músicos chilenos
El 23 de septiembre pasado, reunido el jurado compuesto por el Ministro de Educación, Sergio Molina; Jaime Lavados, Rector de la Universidad de Chile; Manfred Max-Neef, Rector de la Universidad Austral de Chile; Miguel Letelier, de la Academia Chilena de Bellas Artes del Instituto de Chile, y Margot Loyola, última galardonada con el Premio Nacional de Música, en 1994, se otorgó el Premio Nacional de Arte 1996, mención Música, al compositor Carlos Botto. El maestro Botto ha recibido numerosos homenajes de diferentes instituciones por la distinción obtenida.
El 4 de octubre pasado, en ceremonia celebrada en el frontis de la Facultad de Artes, se develó una placa en la que se lee el nombre del compositor y ex decano Alfonso Letelier, que es la nueva denominación de la sede central de dicha Facultad de la Universidad de Chile. La ceremonia presidida por el decano Luis Merino, contó con la asistencia de miembros de la familia del compositor, académicos, funcionarios y alumnos de la Facultad , además de autoridades superiores de la Universidad de Chile y dirigentes de otras instituciones. El Dr. Merino en su discurso recordó la importante labor desarrollada por Alfonso Letelier por la música en Chile desde su cargo de Decano de la ex Facultad de Ciencias y Artes Musicales, antecesora de la Facultad de Artes.
Margot Loyola, -acompañada por el conjunto Palomar, -efectuó una gira por Colombia en el pasado mes de octubre. Realizó trece presentaciones en diversas ciudades colombianas; en Zipaquir recibió, de manos del alcalde, una placa conmemorativa. En Bogot la Embajada de Chile organizó una función de gala, a la cual asistieron autoridades de gobierno, miembros del cuerpo diplomático acreditado y numerosos público. El momento culminante de la gira, para Margot Loyola, fue cuando el Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia le impuso la condecoración Orden Nacional al Mérito en el grado de Cruz de Comendador.
Un grupo de personalidades musicales conformó una comisión para organizar un programa de homenaje al director de coros y Profesor Extraordinario de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, Mario Baeza Gajardo, -al cumplir 80 años de edad. Las numerosas actividades organizadas se celebraron, principalmente, entre fines de octubre y comienzos de noviembre y de ellas resaltaron el homenaje de la Corporación Teatral de Chile,- de la que fue fundador-, el 26 de octubre; el concierto de homenaje de la Federación Nacional de Coros,- de la que también fue fundador-, el 2 de noviembre; la ceremonia de reconocimiento del Gobierno de Chile a su labor, el 4 de noviembre; el concierto de jóvenes talentos de la Facultad de Artes, el 7 del mismo mes, en el Teatro de la Universidad de Chile; la entrega de la Medalla de Santiago, al día siguiente, en la Municipalidad de Santiago, y, el 9 de noviembre, el homenaje del Sindicato de Folcloristas de Chile en el Museo de Bellas Artes.
Actualmente, el Colegio Internacional SEK dedica un día para la música, este año, el 14 de noviembre, se realizó una serie de actividades, entre ellas un concierto de la Orquesta de Cámara de Chile del Ministerio de Educación, que dirge Fernando Rosas, en cuyo programa se incluyó Andante para cuerdas de Alfonso Leng. Las actividades del día fueron coronadas con un homenaje al director de la orquesta, al recibir en una ceremonia especial, el nombre de Fernando Rosas el Pabellón de Artes y Ciencias del plantel educacional.
El 6 de enero pasado, en el Instituto Cultural de Providencia, el Círculo de Críticos de Arte de Chile hizo entrega de los premios a las mejores expresiones de las distintas actividades artísticas realizadas durante 1996. Los reconocimientos nacionales recayeron en el guitarrista Luis Orlandini, y en el director Marcelo Fortín (música) y la soprano Cecilia Frigerio (ópera) que recibieron una mención especial.
USACH encargó obra a Federico Heinlein
El 13 de enero se firmó un convenio entre el Departamento de Cultura de la Universidad de Santiago de Chile (USACH) y la Asociación Nacional de Compositores (ANC), mediante el cual la referida Universidad comisionar anualmente a un miembro de la ANC para que componga una obra sinfónica, que ser interpretada por la Orquesta Clásica de la Universidad de Santiago. El primer compositor en recibir la mencionada comisión fue Federico Heinlein, Premio Nacional de Arte 1986.
Gustavo Becerra, presidente del CIMUS
En la reunión sostenida por el Consejo Iberoamericano de la Música (CIMUS) en ciudad de México, a mediados de febrero pasado, el compositor chileno Gustavo Becerra fue elegido presidente de dicho organismo. Además quedaron en la directiva del consejo los compositores chilenos Luis Advis y Eduardo Carrasco.
Arnaldo Tapia Caballero cumplió 90 años
El 20 de febrero el afamado pianista nacional Arnaldo Tapia Caballero cumplió 90 años de edad. Nacido en Santiago y con una extensa carrera internacional como pianista y profesor, Tapia Caballero sigue aún activo como maestro dictando clases y seminarios en el exterior, viajando con frecuencia en respuesta a invitaciones de países amigos. El aniversario del respetado músico no pasó desapercibido y fue saludado en la ocasión por los periódicos locales y por sus innumerables amigos. Arnaldo Tapia Caballero es Miembro de Número de la Academia Chilena de Bellas Artes del Instituto de Chile desde 1974, además es Caballero de la Orden al Mérito "Gabriela Mistral" (1988) y Profesor Emérito de la Universidad de Chile (1994), donde fue maestro de la cátedra de música de cámara por largo tiempo, hasta su jubilación.
Patricio Bunster recibió Medalla Gabriela Mistral.
El coreografo, bailarín y ex director del Departamento de Danza de la Universidad de Chile, recibió, de manos del Presidente de la República, Eduardo Frei, la condecoración Orden al Mérito Docente y Cultural "Gabriela Mistral" en el grado de Gran Oficial. Bunster es autor de numerosas coreografías, tales como Calaucán (música de Carlos Chávez), Las tres caras de la luna (música de Bruno Maderna, Luigi Nono y Leni Alexander), La silla vacía (música de Roberto Falabella), A pesar de todo, pues tenemos sólo una vida (música de Víctor Jara) y otras. En esa misma ceremonia, celebrada el 6 de marzo, también recibieron la medalla la Actriz Delfina Guzmán, el pintor José Balmes y el poeta Nicanor Parra.
Premio Iberoamericano de la Música "Tomás Luis de Victoria" 1996.
En Santiago de Chile, convocado por la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE), se reunió entre el 4 y 8 de noviembre, en el marco de la Cumbre de Jefes de Estados de Iberoamérica, el jurado que seleccionó al merecedor del I Premio Iberoamericano de la Música "Tomás Luis de Victoria". Dicho jurado estuvo integrado por Virtú Maragno (Argentina), Arturo Márquez (México), Luis Merino (Chile), Álvaro Salazar (Portugal), Ramón Barce (España), Claudio Prieto (España, en representación de SGAE) y Alicia Perea (Cuba, en representación del Consejo Iberoamericano de la Música, CIMUS). Los organizadores recibieron más de 60 propuestas de importantes candidatos de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, España, México, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
El anunció del compositor premiado, maestro Harold Gramatges, de Cuba, se efectuó en la Sala Internacional de Prensa de la Cumbre el viernes 8 en presencia del Secretario General de la VI Cumbre, Oscar Pizarro, del Presidente del Consejo de Dirección de SGAE, Eduardo Bautista, del Director General de la SCD, Santiago Schuster y los miembros del jurado, cuyo presidente, Ramón Barce, leyó el acta ante la prensa acreditada.
Sociedad Chilena de Musicología
El 7 de diciembre pasado, en una concurrida asamblea, quedó constituida la directiva provisoria de la Sociedad Chilena de Musicología cuya función ser consolidar la naciente agrupación como una sociedad científica con personalidad jurídica. En la directiva provisoria participan Juan Pablo González (presidente), del Instituto de Música de la Universidad Católica de Chile; Rodrigo Torres (vicepresidente), de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile; Cristián Guerra (secretario), de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, Guillermo Marchant (tesorero), del Departamento de Música de la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso, y Lina Barrientos (vocal), del Departamento de Música de la Universidad de La Serena.
Nueva directiva del Consejo Chileno de la Música
El 18 de enero se realizó la Asamblea del Consejo Chileno de la Música en la cual se renovó su directiva. Ésta quedó conformada por las siguientes personas: Gabriel Matthey, presidente; Jaime González, secretario, Pedro Sierra, tesorero; Mario Baeza Gajardo, Héctor Campos, María Angélica Gallardo y Carlos Herrera, directores.
Juan Pablo González en Portugal
El musicólogo Juan Pablo González participó en el congreso musicológico "Música e mundo da vida. Alteridade e trangressão na cultura de século XX" organizado por la Universidad Nova de Lisboa en Cascais, Portugal. El evento se realizó durante diciembre de 1996 y González dictó en esa oportunidad la conferencia "Calling the Other: Construction of Otherness in Chilean Popular Music, 1940-1970".
II Congreso Latinoamericano de Música Popular
Entre los días 24 y 27 de marzo del presente año, se realizó en el Barrio Bellavista de Santiago, en la Sala de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor, el II Congreso Latinoamericano de Música Popular, evento organizado por la rama chilena de The International Association for the Study of Popular Music (IASPM), con la colaboración del Instituto Nacional de Musicología "Carlos Vega" de Argentina y el Instituto Villa-Lobos de la Universidad de Río de Janeiro, Brasil, y el apoyo de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor, la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, el Instituto de Música de la Universidad Católica de Chile, el Ministerio Secretaría General del Gobierno, la Ilustre Municipalidad de Santiago, las Escuelas Comunales de Rock, la División de Cultura del Ministerio de Educación, entre otros.
Este nuevo congreso hizo de Santiago un centro latinoamericano de reflexión y debate sobre la música popular, importante manifestación de la cultura contemporánea. Participaron en él más de 30 investigadores extranjeros,- especialmente del continente americano-, que representaron a más de 20 universidades e instituciones de sus países. De Chile asistieron investigadores de la Universidad Católica de Chile, Universidad de Chile, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Escuela de Artes de la Música Popular de la SCD e Instituto Profesional Escuela Moderna de Música. Las ponencias presentadas abordaron diversos aspectos de la música popular latinoamericana de la segunda mitad de este siglo, considerando géneros tales como la canción radial, la música tropical, la música romántica, la Nueva Canción, la música andina, el rock, el jazz y la música de vanguardia. Los enfoques utilizados provinieron de la historia, la sociología, la antropología cultural, la teoría del arte, los estudios literarios, la musicología y la etnomusicología. En los 11 paneles del Congreso, comunicaron sus trabajos los conferencistas Damián Rodríguez, Adriana Cornú, Omar Corrado, María Inés García, Fabián M. Pínnola (Argentina), Enrique Cámara (España), Rafael J. de Meneses Bastos, Júlio Diniz, María Elizabeth Lucas, Marta Ulhôa, Alberto T. Ikeda, Rose M. Reis Garcia, Adalberto Paranhos, Samuel Araújo, Antônio Guerreiro, José Roberto Zan, María Angelica Madeira, Antônio Marcos A. de Souza, Acácio Tadeu, Hilton Jorge Valente, Eduardo Vicente (Brasil), Mareia Quintero (Puerto Rico), Chalena Vásquez, Camilo Pajuelo (Perú), César Albornoz, Eduardo Carrasco, Viviana Farías, Juan Pablo González, Álvaro Menanteau, Carlos Retamal, Agustín Ruíz, Fabio Salas, Rodrigo Torres (Chile), Diane Cornell-Drury, Jane L. Florine (Estados Unidos), Zobeida Ramos (Cuba), Adrián de Garay (México), Coriún Aharonián (Uruguay).
"Encuentros fundamentales" de la SCD
Durante el año 1996 la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) organizó un ciclo denominado "Encuentros fundamentales", cuya finalidad fue reflexionar sobre los temas más relevantes en torno a la música nacional y preparar una Agenda de la música chilena para el siglo XXI. Para estos efectos, en mayo del pasado año se realizó el primer seminario, "Qué es la música chilena", en agosto una segunda reunión, "Valor y sentido de la música chilena en la sociedad global", y en noviembre un último encuentro, "Luces y señales para el futuro de la música chilena". Lo planteado en el primer "Encuentro fundamental" ya fue publicado y se espera la aparición pública de los materiales nacidos en las otras dos reuniones. De estos tres seminarios deberán surgir informaciones sobre la realidad de nuestra música y proposiciones para su desarrollo.
Creada la Asociación de Orquestas Juveniles Iberoamericanas
El Medellín, Colombia, se realizó a mediados de diciembre el V Encuentro Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles. Aprovechando que a este evento de carácter nacional asistieron invitados de otras naciones de Iberoamérica, se efectuó una reunión entre directores de la región, que encabezan sus respectivos programas de orquestas juveniles. En dicha reunión se acordo crear la Asociación de Orquestas Juveniles Iberoamericanas. Ésta se constituyó en el marco del Convenio Andrés Bello, que forman Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Bolivia, Cuba, España, Panamá y Chile, que estuvo representado por Carlos Correa, director de la orquesta de Cámara Juvenil de Chile, y Claudio Pavez, coordinador del programa nacional de orquestas juveniles. También se dieron las pautas para formar una Orquesta Sinfónica Juvenil Iberoamericana, que se estrenará en la VII Cumbre de mandatarios en 1997, en Venezuela (ver supra, Gira de la Orquesta de Cámara Juvenil de Chile).
Pierre Boulez y Gerardo Gandini: socios honorarios de la ANC
Gracias a la Corporación Cultural de la I. Municipalidad de Santiago, los días 14 y 15 de octubre de 1996, el Teatro Municipal presentó a Pierre Boulez y al Ensemble Intercontemporain, quienes estuvieron en Chile como parte de una gira que incluyó, además, a Argentina y a Brasil. El lunes 14, el Consejo Chileno de la Música coordinó y convocó a músicos de diferentes ciudades del país a un encuentro especial con Pierre Boulez. La actividad se realizó en la sala Claudio Arrau, donde se escuchó una brillante versión de la Suite op. 29 de A. Schoenberg y en seguida se estableció una conversación abierta con el maestro. En esa oportunidad, la Asociación Nacional de Compositores de Chile (ANC) le rindió un homenaje y lo nombró socio honorario de la institución. Al día siguiente, martes 15, el conjunto visitante ofreció un memorable concierto de música contemporánea, con obras de Manoury, Webern, Ligeti y Schoenberg, siempre bajo la dirección de Pierre Boulez.
Posteriormente, durante la primera semana del mes de noviembre, estuvo de visita en el país el compositor argentino Gerardo Gandini, invitado por el Instituto de Música de la Universidad Católica de Chile, quien, por una parte, dio dos conferencias sobre su ópera La ciudad ausente, estrenada el 24 de octubre de 1995 en el Teatro Colón de Buenos Aires, y, por otra, participó como director y compositor en el Sexto Festival de Música Contemporánea Chilena, organizado por el mismo Instituto de Música. El día 5 de noviembre el maestro fue invitado a una asamblea especial de la ANC, en la cual también se le nombró socio honorario. En la reunión se intercambiaron opiniones sobre la realidad de la música contemporánea en Chile y Argentina, y se esbozaron algunas ideas para realizar proyectos en conjunto.
De esta manera, la incorporación- como socios honorarios- de dos connotados maestros de la música del siglo XX, significaron un broche de oro para la celebración de los 60 años de vida de la ANC, lo cual, ciertamente, enorgullece y dignifica a la institución.
Obras chilenas en concursos de solistas
Entre el 2 y el 9 de noviembre, en el Teatro Municipal de Viña del Mar, se realizó el XIII Concurso de Ejecución Musical "Doctor Luis Sigall", dedicado en esta ocasión al violoncello. En él participaron 19 instrumentistas de 12 países de América, Europa y Asia. La obra nacional obligatoria en el concurso, Entre luna, fue encargada al compositor Eduardo Cáceres por la Corporación Musical Orquesta Sinfónica de Viña del Mar y fue la cellista franco-argentina, Sol Gabett Timacheff, de 15 años, la ganadora del premio a la mejor interpretación de la obra de autor chileno.
El segundo Concurso y Seminario Internacional de Guitarra "Liliana Pérez Corey" se realizó en la Sala Elena Waiss de la Escuela Moderna de Música, del 4 al 12 de noviembre pasado. En esta ocasión José Antonio Escobar obtuvo el premio a la mejor interpretación de la obra chilena, titulada Órdenes, para guitarra, comisionada al creador Fernando García por la Escuela Moderna de Música. En el torneo participó una veintena de jóvenes guitarristas de Chile y del extranjero.
Compositores chilenos en ballet, música escénica, teatro y cine
El 9 de octubre, en el Salón de Honor de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), se presentó el Taller de Danza del Departamento de Educación Física de ese plantel. Dentro del programa se ofreció la coreografía Tres etapas de Mariela Ferreira, con música de Celso Garrido-Lecca.
El Ballet de Santiago nuevamente presentó la coreografía Tiempo de percusión de Hilda Riveros con música de Alejandro García. Las funciones de abono se realizaron los días 19, 20, 22 y 24 de noviembre en el Teatro Municipal de Santiago; se hicieron además otras presentaciones de carácter educacional.
Los días 18, 19 y 20 de diciembre se presentó en el Museo de Arte Contemporáneo la coreografía Bajo la mesa de Nury Gutes y música de José Pérez de Arce y Claudio Mercado.
El 22 de marzo pasado, en la ceremonia de purificación de Villa Grimaldi, -ex centro de detención de la dictadura militar-, y su cambio de nombre por Parque de la Paz, el Grupo Espiral de danza estrenó la coreografía de Patricio Bunster Canción para tres cuecas. El autor de la música es Patricio Solovera y la escribió en homenaje a su hermano Jorge Solovera, estudiante de guitarra de la Facultad de Artes, que la dictadura hizo desaparecer en 1976.
En el Goethe Institut de Santiago, dentro de un ciclo dedicado a Fritz Lang, se proyectaron las películas La muerte de Sigfrido (22.03.1997) y La venganza de Krinhilda (05.04.1997) con música en vivo compuesta por Eduardo Cáceres. En la primera cinta actuaron Sergio Cabrera (flauta), Francisco Gouet (clarinete), Juan Sebastián Leiva (violín), Gerardo Salazar (percusión) y Juan Carlos Vergara (sintetizador), y en la segunda Cristián Muñoz (trompeta), Paulette Jon (violoncello), Gerardo Salazar (percusión) y Juan Carlos Vergara (sintetizador); en las dos ocasiones Eduardo Cáceres dirigió desde el piano. Ambas películas se programaron, además, el 5 de abril.
En la sala Killshot, el 16 de diciembre, alumnos del colegio La Giroutte presentaron Noicanigami, obra escénico-musical cuya música fue compuesta por Jorge Springinsfeld, el que actuó, además, como director musical. La dirección teatral de la obra estuvo a cargo de Andrea Ubal.
En la tercera Muestra de Dramaturgia Nacional organizada por el Ministerio Secretaría Nacional de Gobierno, realizada en enero pasado, se presentó Parábola de los fantasmas de Juan Radrigán, con música de Patricio Solovera. De estos mismos autores, los días 23 y 24 de enero, en el Parque Arauco de Las Condes, se pudo presenciar la ópera El encuentramiento.
La compañía teatral El Gran Circo Teatro, dirigida por Andrés Pérez, presentó La párgola de las flores, obra de Isidora Aguirre con música de Francisco Flores del Campo, en La Serena (9 de febrero), San Antonio (16 de febrero) y Valdivia (23 de febrero). Además, la pieza escénico-musical se programó en varias fechas en el Centro Cultural Estación Mapocho de Santiago.
El 2 de noviembre, dentro de un grupo de espectáculos ofrecidos en el Centro Cultural Estación Mapocho por la División de Cultura del Ministerio de Educación, bajo el título de Conciertos de Primavera, se presentó la película muda Húsar de la muerte de Pedro Sienna, con la música recientemente compuesta por Horacio Salinas.
Publicaciones nacionales
Salió a la circulación el Nº2 de la revista Matiz, editada por el Instituto Profesional Escuela Moderna de Música, correspondiente a octubre/noviembre. En este segundo número aparecen, además de noticias musicales, artículos de Alvaro Menanteau, Doris Ipinza, Guillermo Rifo y Benjamín Gubbins. De este último se publica, también, la partitura para piano de En memoria de la inscrita y la de Ricardo Santander Cuatro vientos para quinteto de vientos.
Se han recibido los Nºs 3, 4, 5 y 6, correspondientes a septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 1996, respectivamente, del boletín informativo Música, editado por el Consejo Chileno de la Música. En este aparecen noticias diversas de la vida musical del país.
La Dirección de Extensión, la Facultad de Artes, la Facultad de Educación Física y el Departamento de Música de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación presentaron publicamente la revista del Departamento de Música de esa Universidad, titulada Trailunhué. La ceremonia de presentación de este nuevo periódico musical se efectuó el viernes 10 de enero pasado en la Sala Juan Gómez Millas. En el primer número escriben, entre otros, Miguel Ángel Aliaga y Ruth Godoy.
Se recibió el Nº4 de La Bisagra, correspondiente a diciembre 1996 y enero 1997. Esta publicación bimestral, editada en Santiago, cuenta con una sección dedicada a la música del compositor Jorge Springinsfeld. En este nuevo número Springinsfeld escribe sobre música y desarrollo.
Fonogramas con música chilena
Salió al mercado una casete que sirve como complemento a la Pequeña antología del compositor chileno, editada por la pianista y académica de la Facultad de Artes, María Eugenia Alarcón. El casete, realizado por esta misma profesora, es la materialización del proyecto de dicha Facultad de contribuir a la difusión de la música de autores nacionales, en este caso, de obras para piano. El fonograma contiene piezas pianísticas de Luis Advis, Pedro Humberto Allende, Juan Amenábar, Próspero Bisquertt, Eduardo Cáceres, Pablo Délano, Juan Lemann, Miguel Letelier, Javier Lynch, Gabriel Matthey, Hernán Ramírez, Cirilo Vila e Ida Vivado, interpretadas por María Eugenia Alarcón y Graciela Yazigi.
Presentación de "Víctor Jara. Obra musical completa"
El 19 de noviembre de 1996, se presentó al público el libro Víctor Jara. Obra musical completa, consistente en las partituras de 77 canciones y piezas instrumentales creadas por Jara, -que fueron transcritas por Claudio Acevedo, Rodolfo Norambuena, José Seves, Rodrigo Torres y Mauricio Valdebenito-, precedidas por un estudio sobre el compositor escrito por Rodrigo Torres. La ceremonia de presentación del libro se efectuó en la Sala SCD de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor, institución que, junto con el Fondo de Desarrollo de la Cultura y las Artes del Ministerio de Educación (FONDART), apoyaron a la Fundación Víctor Jara en la edición de la obra composicional del desaparecido músico. Durante el acto se proyectó el video registrado en un concierto para la TV limeña, en 1973, en que Víctor Jara comenta e interpreta El cigarrito. Se oyeron, además, otras obras de Víctor Jara presentadas por el Conjunto Cuncumén (Dos palomitas), la cantante Magdalena Matthey acompañada por el guitarrista Mauricio Valdebenito (Lo único que tengo), la soprano Gabriela Lehmann acompañada por el pianista Cirilo Vila (Te recuerdo amanda, en arreglo de Cirilo Vila), el Grupo Fundación Felicitas (La partida), el grupo Coré (Sobre la ventana) y el Inti-Illimani, que tocó Charagua junto con proyectarse un video-animación con el recordado "Tevito".
El acto de presentación del libro Víctor Jara. Obra musical completa se inició con palabras de Joan Jara, a nombre de la Fundación Víctor Jara, luego se escuchó el discurso del compositor Luis Advis, Presidente de la SCD, seguidamente a Nivia Palma, directora del Fondo de Desarrollo para la Cultura y las Artes (FONDART) y finalmente al musicólogo Rodrigo Torres, miembro del equipo de autores de la publicación. A continuación se transcriben las tres últimas intervenciones:
"Es para la SCD una ocasión gratísima el poder compartir esta tarde, junto a la Fundación Víctor Jara, el lanzamiento de un volumen que contiene la obra completa de una de las personalidades más gravitantes de la historia de nuestra música de raíz folclórica de la segunda mitad de nuestro siglo.
Si miramos en perspectiva hacia las décadas de 1950 y 1960, observaremos cómo el quehacer creativo musical y textual ofrece una gran renovación de la música popular en sus diversos planos. Entre otras manifestaciones, la presencia de la Nueva Canción Chilena es, marcadamente, uno de los hechos más transformadores de la respetable tradición que la precede. Esta realidad tiene que ver con la incorporación de ciertos ritmos representativos de todas las regiones de nuestro país; con la presencia de una nueva instrumentística que enriquece las posibilidades de los timbres usuales; con una melódica que trasciende los marcos convencionales desplegados hasta ese tiempo; aspecto también vinculado con una búsqueda armónica que alcanzaría niveles insospechados para nuestro medio.
Los textos, asimismo, aportan otros motivos, otros conceptos, cuyas descripciones ahondan en diversos sentimientos humanos y comunican otras realidades que, hasta esos momentos, tímidamente, asomaban bosquejados en un mínima parte de las canciones calificadas como más representativas de nuestra idiosincrasia.
La emergencia y consolidación de la Nueva Canción Chilena, en otras palabras, logró crear y establecer nuevas potencialidades creativas que, hasta hoy, subsisten y se han convertido, para gran parte de la creatividad joven chilena, en paradigmas expresivos. Actualmente, los nombres de Violeta Parra, Rolando Alarcón, Patricio Manns, Isabel y Ángel Parra, Quilapayún o Inti-Illimani, constituyen modelos de aquella singular estilística que, especialmente en Víctor Jara, adquiere una enorme relevancia.
La maestría de Jara se revela especialmente en textos siempre sugerentes de breves cuadros o escenas -no olvidemos su vínculo con el Teatro- cuyos protagonistas son la mujer trabajadora, el hombre sencillo esperanzado, el niño que juega fantasías, la gente humilde, campesina o ciudadana, tratada con profunda comprensión y ternura.
Y estos temas van unidos a una música nada de convencional, demostrativa de una capacidad creativa que no se apoyaba en aprendizajes académicos; porque la 'academia' de Víctor Jara fue solamente al poseer una rica intuición y un poder asimilador de lo que le ofreció su infancia campesina y que, más tarde, primeramente a través de su actividad en el Conjunto Cuncumén y después, solitariamente, sabría aplicar sabiamente. De allí el poco usual empleo de lo modal junto a lo tonal, juego de relaciones donde Jara es descollante, de allí la sencillez de una melodía sin pretensiones, pero poseedora de los necesarios y suficientes matices comunicadores; de allí el reflejo de ritmos primigenios, cuya economía se ve aunada a la clara intención de profundizar lo esencial y soslayar lo fácil y tentadoramente exitoso.
La empresa acometida por la Fundación Víctor Jara, con la colaboración del FONDART del Ministerio de Educación y de nuestra Sociedad, y su feliz realización, no ha sido usual ni simple, tanto en lo que se refiere al papel que ha cumplido una difícil investigación para lograr recopilar el material completo de la creación de Víctor, contenida en el volumen que hoy se lanza sino, y sobre todo, por la acuciosidad con que el trabajo de transcripción y copia ha sido realizado, en manos de dignos estudiosos que han tratado de ser irreductiblemente fieles al pensamiento original del compositor.
Saludamos hoy a la Fundación Víctor Jara y agradecemos, en nombre de todos los músicos chilenos, este aporte a la vida cultural de nuestro país".
Presidente de la Sociedad
Chilena del Derecho de Autor SCD
"Primero que nada, quiero agradecer a los autores de la publicación que hoy se presenta por haber realizado un trabajo que constituye un aporte significativo al patrimonio musical chileno. No siendo erudita en el campo de la música, y gratamente obligada por este encuentro a pronunciarme, me permito decirles que es muy conmovedor para mí ser parte de este momento.
A comienzos de los setenta, tenía diez años. Crecí en un etapa crucial de la historia de nuestro país, me hice joven y adulta en dictadura. Mi niñez y juventud, como la de tantos otros y otras, incluso más allá de consideraciones políticas, estuvo inundada por la voz, músicas y poesía de Víctor Jara. Hoy, es mi hija de 14 años, la que a pesar de la escasa difusión de su obra, interpreta sus canciones en guitarra. Muchas veces cuando llego a casa después del trabajo, siento su voz y el sonido de los acordes de la guitarra con melodías tan queridas como Te recuerdo Amanda o Voy a hacer un cigarrito. El compromiso de Víctor Jara con valores como la dignidad de las personas, la libertad y la igualdad de oportunidades, parece no sólo estar grabado por siempre en mi memoria, sino que en la memoria del pueblo de Chile, aunque los años pasen y nuestro país cambie.
Sin embargo, adicionalmente, el apoyar este esfuerzo de compilación y difusión de la obra de Víctor Jara, el FONDART ha querido apoyar el conocimiento del mbito fundamental de este símbolo: su sensibilidad con manifestaciones musicales propias del pueblo, sus dotes musicales y su enorme capacidad de crear, que convierten su obra en un regalo inapreciable para nuestra cultura nacional. Como uno de los pilares fundamentales de nuestro patrimonio, parece quedar aún mucho por hacer en torno al rescate de Víctor Jara -el artista-, así como de otros notables creadores chilenos. Y a nuestro juicio, esto supera cualquier tipo de identificación política o ideológica; corresponde a un deber de esta generación con las que vendrán después, ya que indudablemente un conocimiento acabado de esta obra no ser sólo una fuente de perfeccionamiento para los futuros creadores, sino que también -y de ahí la importancia simbólica de Víctor Jara- una forma de acceder el significado de una época.
Y es que, sin considerarme una persona calificada en este tema, me permito una breve reflexión adicional: Víctor Jara, al igual que Violeta Parra, Patricio Manns y otros cultores, al incorporar en sus propuestas la diversidad cultural del país y, por tanto, las diversas manifestaciones tradicionales, considerando la nueva realidad chilena -ya en esa década, con gran preeminencia urbana-, revitalizaron la propuesta del canto nuevo que tanto eco tuvo en la generación de los 70, al ser capaces de traducir en sus canciones su opción social y al lograr que estas canciones lograran interpretar a una importante parte de nuestra sociedad.
Tengo la impresión que ese esfuerzo, interrumpido por las balas de los que temen a la diferencia, no ha sido retomado con la energía y claridad necesarias, salvo algunas excepciones de alta calidad. Mientras el canto urbano y folclórico nacional no logre conectarse con la nueva realidad cultural del país con la fuerza y claridad con la que lo logró en otras épocas, difícilmente lograr interpretar y convocar a las grandes mayorías.
No quiero decir con esto que haya que hacer concesiones al mercado en el trabajo creativo, por el contrario, quiero, de todo corazón, solicitarle a los creadores que recojan el imaginario colectivo de nuestro pueblo, con todas las ambigüedades y contradicciones que lo caracterizan. Y que desde ese espacio desaten la capacidad de crítica y autocrítica, para recuperar lo que aparece como esencial en la propuesta de Víctor Jara: hacer de la música una motivación para seguir soñando.
Un sincero agradecimiento para la Fundación Víctor Jara por poner en nuestras manos y acercar a nuestro corazón una relectura de tan importante aporte a nuestra cultura y, al menos en mi caso, a nuestra vida; y, en especial, el reconocimiento del FONDART para quienes trabajaron en la elaboración de este libro".
Directora del FONDART
"Hay artistas que, además de creadores, abarcan, absorben y penetran en la circunstancia histórica que les tocó vivir con tal profundidad y pasión, que terminan personificándola. La obra de estos artistas no sólo conmueve a un público de individuos aislados, sino traspasa el circuito convencional de lo artístico y se proyecta a toda una generación como un modelo de vida, de sus utopías, sus gustos, su espiritualidad, su sensibilidad, su manera de entender el arte y la vida. Creo que ese ha sido el caso de Víctor Jara dentro del espacio de la música chilena de este último medio siglo, especialmente la de los años 60.
La suya es una obra con profundas raíces en la cultura popular, en las tradiciones y la historia de esta fértil provincia americana. Representa el legado de un humanista, creador de un canto solidario y colectivo, de amor, de lucha y esperanza. Su canto es compromiso de vida con la libertad y la justicia, y por estas causas fue también encendida imprecación y valiente alegato. En suma: una canción épica, latinoamericana, civil, didáctica, militante, con vocación de servicio público.
Para los miembros del equipo ejecutor de este trabajo -a nombre de quienes yo hablo en este momento-, asumir la responsabilidad de pensar y elaborar un libro que reuniera todos los cantos de Víctor, representó un desafío importante y delicado, y por sobre todo fue la posibilidad de materializar un anhelo común, un deber moral y cultural en el que entregamos nuestras mejores energías. Nos demoramos casi tres años, tiempo que constituyó una experiencia fundamental para cada uno de nosotros. Como se sabe, en el escenario de la cronología, los días y tiempos cotidianos tienen una dimensión muy distinta que el tiempo musical, donde lo temporal transcurre con otros ritmos y se vive, incluso, como espacio de comunión con los otros, donde el pasado se encuentra con el futuro. Y esto lo constatamos en este intenso contacto con la música de Jara, cuyos cantos tienen esa condición de ser espacio de encuentro y sentido colectivo.
En esta ceremonia, de conclusión y apertura a la vez, lo que ofrecemos a la comunidad es un libro en el que la obra de Víctor Jara adquiere una presencia digna de su estatura artística. Es el fruto de un trabajo en equipo que reúne también los valiosos aportes de otros miembros honorarios de nuestro "Cartel Jara": Osiel Vega, prodigioso artesano del computador, quien dibujó las partituras; Gonzalo Badal, creativo y sensible editor quien, junto a Carlos Altamirano, diseñó y dió forma a este libro, en sí mismo valioso por su elaborada factura.
Estamos agradecidos de todos los que apoyaron este proyecto -Fundación Víctor Jara, SCD, FONDART y otros- y contentos del resultado. Creemos que este libro-cancionero tiene el sello de Víctor: el de la creación colectiva. Por otra parte, dentro del contexto de las publicaciones sobre música realizadas en el país, este trabajo marca un hito en cuanto es la primera publicación de esta naturaleza que reúne y presenta documentadamente toda la obra de un músico popular. Esperamos que sea seguida por muchas otras.
Nuestro intento ha sido el contribuir a instalar en un presente permanente un pedazo vital e irremplazable de ese tiempo otro, en este caso, el de la música de Víctor y su pulso eterno".