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Teología y vida
versión impresa ISSN 0049-3449versión On-line ISSN 0717-6295
Teol. vida vol.57 no.2 Santiago jun. 2016
http://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492016000200008
RECENSIÓN
ORÍGENES, Sobre los principios. Introducción, texto crítico, traducción y notas de Samuel Fernández (Fuentes Patrísticas 27, Ciudad Nueva, Madrid 2015). ISBN 978-84-9715-317-1.
El profesor Samuel Fernández nos ofrece una muy bien lograda edición crítica y traducción de esta importante obra de Orígenes. Y no cabe duda que la publicación de esta nueva edición del Περί άρχών o Sobre los principios, conocido también por su nombre latino De principiis, es una muy buena noticia para los estudiosos de la teología, filosofía y literatura antiguas. Se trata de una obra central para el desarrollo de la teología cristiana. La teología fundamental, la reflexión trinitaria y cristo-lógica, la teología de la creación y la escatología, la antropología teológica y la moral, y de modo particular, la hermenéutica bíblica encuentran en este tratado algunos puntos centrales, muchas veces debatibles, que señalaron luego el rumbo de la teología de los siglos siguentes. Con razón Hans Urs von Balthasar comenzó su obra Geist und Feuer diciendo: «Sobrevalorar a Orígenes y su importancia en la historia del pensamiento cristiano, es casi imposible» (p. 11). Pero esta obra que despertó tanta fascinación fue también objeto de múltiples polémicas y corrió la misma suerte que su autor: «en la medida que el frasco se rompía en cien pedazos continúa Balthasar, y el nombre de Orígenes era oprimido y lapidado, la fragancia del ungüento se esparcía y llenaba toda la casa» (p. 13).
El libro comienza con un prefacio de Manlio Simonetti (pp. 9-13). Posteriormente, el editor ofrece una amplia introducción dividida en tres partes (pp. 19-89). La primera trata de la vida y obras de Orígenes, y luego describe el propósito, el contenido y la posteridad del tratado Sobre los principios. La segunda parte de la introducción está dedicada a la compleja transmisión del texto: la tradición manuscrita, la difícil cuestión de los títulos y las subdivisiones del tratado y, finalmente, la calidad y la confiabilidad de la traducción latina de Rufino de Aquilea, que es el testimonio principal del tratado origeniano. Para terminar, la tercera parte ofrece una útil y detallada descripción de las particularidades de esta nueva edición. Posteriormente viene el texto con el aparato crítico del texto y los fragmentos en la página izquierda, y la traducción del tratado con sus respectivas notas en las página derecha (pp. 106-967). Finalmente, seis diferentes índices: bíblico, origeniano, de obras antiguas, de autores modernos, de las principales notas y el índice general (pp. 969-1048). La novedad de esta publicación no solo reside en que es la primera traducción científica al español de este tratado, sino también en que ofrece un texto crítico, griego y latino, que en algunos puntos significa un verdadero progreso respecto de las ediciones anteriores y, por otra parte, en que ensaya nuevas opciones en la difícil tarea de componer una edición legible a partir del fragmentario y heterogéneo material que la accidentada transmisión textual del polémico tratado nos ofrece hoy.
Como es sabido, el De principiis, escrito en griego en Alejandría en torno al año 230, desde sus inicios fue una obra debatida, con adversarios y defensores, lo que significó que la transmisión de su texto fuera también realizada por defensores y adversarios. Mientras los Capadocios y Rufino de Aquilea buscaron transmitir el tratado evitando los puntos más discutibles, Jerónimo y Justiniano se encargaron de conservar los pasajes que ellos consideraron más heterodoxos. De este modo, simplificando las cosas, el editor moderno cuenta con dos amplios capítulos en su original griego, transmitidos en la Filocalia (s. IV), con la traducción latina completa de Rufino, que suaviza las expresiones más discutibles del tratado (s. IV), con más de 20 párrafos problemáticos tomados de la traducción latina de Jerónimo (s. V) y con el texto griego de los 24 pasajes más heterodoxos del tratado que se conservan en la carta de Justiniano al Patriarca Menas de Constantinopla (s. VI). Esta advertencia es importante para comprender que una edición crítica del texto de esta obra origenia-na implica, además de los problemas propios de cualquier texto antiguo, la compleja tarea de disponer de modo armónico todo este material en una única edición. Esta dificultad nos ayuda a valorar todavía más los aportes de la excelente edición que estamos comentando.
Toda edición supone opciones. La presente edición, en lo que se refiere al texto griego y latino, también tiene las suyas, y están bien justificadas. El texto base de la edición, naturalmente, es la traducción latina de Rufino, pero allí donde se conserva los amplios fragmentos de la Filocalia, el texto griego es editado en paralelo con la traducción de Rufino. Los fragmentos latinos y griegos, por una parte, se insertan en paralelo a la traducción de Rufino cada vez que se aprecia una evidente correspondencia, o bien son integrados al texto cuando hay motivos que sugieren que el texto habría sido omitido. Por otra, cuando no hay una significativa correspondencia, los fragmentos son ubicados en uno de los aparatos del texto, donde además son ofrecidas, en cada caso, las razones que han llevado al editor a tomar las diferentes opciones. Aquí se encuentra uno de los puntos difíciles de cualquier edición del De principiis, y cada editor toma sus propias decisiones. La opción de Fernández consiste en intentar ofrecer la versión de Rufino y los fragmentos de la tradición indirecta en la misma página, una opción distinta a la de Sources chrétiennes, por ejemplo, que confina los fragmentos al volumen complementario. Me parece que la opción de la actual edición tiene la ventaja de que integra mejor la tradición directa e indirecta, pero ella, a su vez, implica sus riesgos: si bien hay fragmentos cuyo paralelismo con el texto de Rufino es evidente, hay, sin embargo, algunos casos en donde la correspondencia es menos clara.
Es importante notar que la edición crítica del texto cuenta con significativos avances con respecto a las anteriores. La versión latina de Rufino ha sido enriquecida con la colación de un importante manuscrito, el Parisinus lat. 10593 (s. VI), que no había sido utilizado en las ediciones anteriores, y que contiene todo el importante capítulo sobre la encarnación (II,6). El texto de los capítulos conservados en griego por medio de la Filocalia ha sido establecido sobre la base de nuevas colaciones de los cuatro manuscritos principales, dado que para dos manuscritos importantes la antigua edición de Koetschau tomaba las colaciones de la vieja edición de Robinson (pp. 61-62, notas 78 y 79). Finalmente, tal como se señala en p. 85, Fernández ha podido utilizar las más recientes ediciones críticas de obras que de diferentes modos transmiten parte del texto del De principiis, tales como Pánfilo, Apología en favor de Orígenes (2002), Ps.-Agustín, De incarnatione et deitate Christi ad Ianuarium (2011), etc., lo cual permite ofrecer un texto más seguro en lo que se refiere a los fragmentos. Otra de las novedades que ofrece el texto de la nueva edición es que señala, en el aparato crítico, la presencia de títulos y subtítulos en cada uno de los 9 manuscritos utilizados. De esta manera está enriquecido el aparato crítico y se ofrece un precioso material para comprender la estructura del tratado y, además, para acceder a un rico material que refleja la recepción de la obra en la Edad Media.
La traducción está bien lograda y se esfuerza por expresar en un español legible los, a veces largos, períodos del griego y del latín. Las notas, por su parte, buscan situar los problemas en el contexto de la tradición anterior a Orígenes, tanto en la tradición teológica como filosófica. Están bien documentadas y son muy acertadas. No siempre resuelven los problemas, pero sí los ubican en su contexto histórico y doctrinal. A partir de la lectura de las notas y de una mirada al índice de autores antiguos, sorprenden un par de constataciones. Por una parte, el autor más citado en las notas es Ireneo, y por lo general no como contrapunto, sino como antecedente, lo que muestra una mayor continuidad entre Ireneo y Orígenes de la que se suele reconocer. Por otra, llama la atención la cantidad de referencias al estoicismo, en una obra que tradicionalmente se ha asociado al platonismo. Estas dos constataciones podrían ser el punto de partida de futuras investigaciones.
La publicación de esta obra es una muy buena noticia para los estudiosos de teología, de filosofía y del cristianismo antiguo. Se trata de una obra que no debería quedar relegada a los especialistas en patrología, porque muchos ámbitos de la teología sistemática y exégesis bíblica encuentran en esta obra un punto de referencia. Se puede percibir con facilidad que esta obra es fruto de muchos años de un trabajo muy serio y aplicado por parte del editor y traductor, Prof. Samuel Fernández, que es un concido patrólogo, especialista en Orígenes y en la cristología pre y postnicena. No cabe sino alegrarse de poder contar ahora con esta nueva edición que sin duda será, de ahora en adelante, referencia obligatoria para las investigaciones en torno a este genial autor.
Finalmente, felicitamos a la colección «Fuentes Patrísticas» por la buena calidad del libro, la clara diagramación y belleza tipográfica. Todo esto contribuye a favorecer la lectura de uno de los libros más influyentes en la historia de la teología cristiana.
Rodrigo Polanco
Facultad de Teología
Pontificia Universidad Católica de Chile