Señor Editor,
La literatura científica ha documentado los efectos prolongados que la COVID-19 ha generado en la salud de las personas, a partir de que los propios pacientes llamaron la atención sobre ciertos problemas de salud posterior al período de infección aguda1. Los términos “Long COVID-19”, “Post-Acute COVID-19” o “Post-COVID syndrome” se han empleado indistintamente para describir los síntomas que persisten durante varias semanas o meses2. Si bien la mayoría de las personas infectadas por SARS CoV-2 mejora a las pocas semanas, muchas otras presentan diferentes síntomas a través del tiempo, incluso las personas infectadas que no presentaron síntomas inicialmente. La Organización Mundial de la Salud estableció que: “La afección pos-COVID-19 se produce en individuos con antecedentes de infección probable o confirmada por el SARS-CoV-2, generalmente tres meses después de la aparición del COVID-19 con síntomas que duran al menos dos meses y que no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo. Los síntomas más comunes son la fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, pero también se pueden dar otros síntomas que suelen repercutir en el funcionamiento cotidiano del enfermo. Los síntomas pueden ser de nueva aparición, tras la recuperación inicial de un episodio agudo de COVID-19, o pueden persistir desde el inicio de la enfermedad. Los síntomas también pueden fluctuar o puede haber recaídas con el tiempo. Para los niños, puede ser aplicable otra definición”3.
Esta definición, aunque provisoria, debe servir de orientación. Se ha señalado que la recuperación de la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 no puede diagnosticarse simplemente a partir de una prueba negativa de COVID-19, la presencia de anticuerpos o el alta hospitalaria, sin contar con parámetros de mayor confianza acerca de la efectiva recuperación de los pacientes. Con el objetivo de proporcionar indicadores clínicos que permitan el monitoreo de los efectos a largo plazo por COVID-19, recuperamos la información contenida en varios estudios donde se identificaron y clasificaron los síntomas más persistentes ante la infección1–4. Aunque por el momento no hay una información concluyente sobre todos los efectos posibles de larga duración del COVID-19 sobre la salud de las personas, existe consenso respecto de que se trata de una afectación multiorgánica con un amplio espectro de manifestaciones clínicas, la cual no afecta a todos los pacientes de manera similar ni tampoco la presencia y prevalencia de síntomas es homogénea. En la Tabla 1 se ha seleccionado la información contenida en tres estudios, los más completos hasta el momento4–6, y se ha realizado una reclasificación diagnóstica por especialidad y una síntesis de los principales indicadores clínicos.
Tabla 1 Indicadores clínicos para monitorear los efectos a largo plazo por COVID-19
Especialidad | Indicadores clínicos | ||
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Clínica General | Dolores generales (cabeza, musculares, garganta, oído) | Flema/Esputo Rubor/ Sofocamiento | Dificultades para dormir |
Fatiga | Sequedad de ojos y boca | Convulsiones/Calambres | |
Fiebre | Sudoración/Escalofríos | Ganglios linfáticos inflamados | |
Tos seca | Mareos/Vértigo | Pérdida de apetito y peso | |
Estornudos | Baja masa libre de grasa | ||
Otorrinolaringología y Oftalmología | Disfunción del olfato (Hiposmia, Anosmia) | Secreción nasal/Sinusitis | Zumbido en los oídos (Tinnitus) |
Deterioro de la visión | |||
Disminución del gusto (Hipogeusia, Disgeusia) | Irritación de ojos | Sensibilidad a los sonidos fuertes (Fonofobia) | |
Pérdida de la audición | |||
Funcionalidad musculoesquelética | Dolor articular (Artralgia) | Falta de energía/Cansancio | Bajo rendimiento al caminar (6MWT/2MWT) |
Dolor muscular (Mialgia) | Disminución del estado funcional cotidiano | ||
Malestar post esfuerzo | |||
Gastrointestinal | Dolor abdominal | Diarrea | Daño hepático |
Náusea/Vómitos | Desorden digestivo | Insuficiencia renal | |
Estreñimiento | Reflujo gastroesofágico | Úlcera | |
Cardiovascular | Opresión en el pecho | Arritmia | Venas inflamadas |
Desmayo | Taquicardia | Accidente cerebrovascular | |
Miocarditis | Bradicardia | Derrame pericárdico | |
Nueva hipertensión | Palpitaciones | Disfunción diastólica | |
Respiratorio y Pulmonar | Deterioro de la función pulmonar | Embolia pulmonar | Espirometría alterada |
Disnea/Polipnea | Infartos pulmonares | Anomalías torácicas | |
Sibilancias | Fibrosis pulmonar | Signos de hipertensión pulmonar | |
Dermatológicos | Cambios en los dedos de los pies (COVID Toe) | Hinchazón y decoloración de las extremidades | Manchas rojas en los pies |
Dermatografía | |||
Pérdida de cabello | Descamación de la piel | Petequias | |
Psicológico, Neuropsiquiátrico y Cognitivo | Ansiedad | Ataques de pánico | Problemas de habla/lenguaje |
Depresión | Alucinaciones | Morbilidad psiquiátrica | |
Disforia | Baja calidad de vida | Pensamientos incoherentes | |
PTSD | Deterioro neurocognitivo | Confusión/Desorientación | |
TOC | Trastorno de memoria | Problemas de equilibrio | |
Paranoia | Trastorno de atención | Insomnio/Apnea del sueño | |
Anorexia | Niebla mental | ||
Inmunología y Endocrinología | Reacción alérgica grave (Anafilaxia) | Nuevas alergias | |
Diabetes mellitus | |||
Ginecología y Urología | Problemas menstruales | Problemas de control en la vejiga | |
Examen de Laboratorio | Informe anormal de radiografía/TC de tórax | Proteína C reactiva elevada | |
Ferritina sérica elevada | |||
Prueba Dímero-D elevada | Procalcitonina elevada | ||
NT-proBNP elevado | IL-6 elevado |
Es importante señalar que dos estudios recuperaron la información de diversas investigaciones clínicas4,5, mientras que el otro derivó de un estudio observacional durante siete meses6. Si bien estos estudios difieren en sus clasificaciones y la cantidad de síntomas identificados, se puede reconocer un conjunto de indicadores patognomónicos. La combinación de estos resultados permite contar con un mapa de orientación clínica de amplio alcance, que deberá profundizarse con estudios más específicos. Por el momento, estos indicadores clínicos son importantes para el monitoreo de los efectos a largo plazo por el COVID-19, pero también deben ser considerados con precaución, fundamentalmente porque la gravedad y la prevalencia de los síntomas son muy variables. Aunque algunos estudios establecieron indicadores de frecuencia para varios de los síntomas, la información no fue concluyente debida a la gran variabilidad entre los afectados4,5. El estudio que logró seguir la trayectoria de múltiples síntomas a través del tiempo también concluyó en la misma heterogeneidad, aun cuando proporcionó algunos parámetros para ciertos síntomas6. Dado que la comprensión acerca de cómo diagnosticar el COVID-19 prolongada se encuentra en plena evolución, el cuadro general de síntomas descritos debe servir para que el personal de salud logre una adecuada visualización de los indicadores, realice el monitoreo de los mismos y establezca la mejor estrategia de abordaje clínico para cada paciente.