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Revista médica de Chile

versión impresa ISSN 0034-9887

Rev. méd. Chile vol.149 no.9 Santiago set. 2021

http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872021000901330 

Artículo de Revisión

Dermatitis herpetiforme y enfermedad celíaca. Del intestino a la piel

Dermatitis herpetiformis and celiac disease

Carolina García1  2  a

Magdalena Araya2  b

1Departamento de Dermatología, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Santiago, Chile.

2Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile. Santiago, Chile.

ABSTRACT

Dermatitis herpetiformis is an autoimmune chronic blistering disease, considered a skin manifestation of celiac disease. Being both conditions multifactorial, they share some genetic traits and pathogenic mechanisms, which are responsible for the typical skin and gastrointestinal manifestations. In dermatitis herpetiformis, skin and other lesions heal after gluten-free diet and reappear shortly after its reintroduction to complete diet. Prevalence of celiac disease is 1% in the population, and approximately 13% of patients with the disease develop dermatitis herpetiformis. Diagnosis of celiac disease has progressively increased in recent decades, while clinical manifestations become more and more diverse. Given the current high frequency of skin lesions in celiac patients, in this review we update relevant aspects of the epidemiology, pathogenesis, clinical presentations, treatment and follow up of dermatitis herpetiformis, as a contribution to improve the management of both conditions.

Key words: Celiac Disease; Dermatitis Herpetiformis; Transglutaminases

La dermatitis herpetiforme (DH) es una enfermedad ampollar crónica autoinmune de base genética, considerada una manifestación cutánea de la enfermedad celíaca (EC). Ambas condiciones comparten aspectos genéticos y etiopatogénicos, que conducen a alteraciones cutáneas e intestinales que mejoran con una dieta libre de gluten (DLG). En nues tro país, la frecuencia de EC es cercana al ~1% de la población, comparable a la reportada en otros países13. Se estima que alrededor de 13% de los pacientes con EC desarrollan DH4,5. Los estudios epidemiológicos sobre DH son esca sos y en su mayoría noreuropeos, donde este trastorno es más común. Dado el aumento de diagnósticos de EC, la amplia diversidad de sus manifestaciones clínicas y la alta frecuencia de lesiones cutáneas en nuestros pacientes (datos no publicados), hemos considerado de interés hacer una revisión narrativa que ponga al día ambas condiciones.

Materiales y Métodos

La revisión utilizó bases de datos MEDLINE y PubMed Central (PMC) (acceso a textos comple tos), usando las palabras “celiac”, coeliac”, “der matitis herpetiformis”, en artículos publicados entre 1900-2019, en inglés o español, cualquier edad y sexo. La literatura pertinente es escasa, por lo que se revisaron, además, las referencias que aparecían en artículos índices.

Resultados

Duhring (1884) describió la DH cuatro años antes que Samuel Gee publicara su trabajo en EC. La enteropatía fue descrita en 19666 y en 1997 se descubrió la inmunogenética compartida entre DH y EC, asociada a HLA-DQ27. Luego se descri bió la transglutaminasa tisular 2 (tTG2) como el autoantígeno contra el cual se detectan anticuerpos en pacientes celíacos8 y, posteriormente, también se demostró su presencia en DH9. En 2002, Sárdy identificó la transglutaminasa epidérmica (tTG3) como autoantígeno en la DH10. Así, se demostró que los autoantígenos principales son distintos en ambas enfermedades, pero comparten ciertos epítopes comunes, que en ocasiones permiten la reacción cruzada.

Epidemiología

La DH es poco frecuente, su prevalencia va ría según la raza y país estudiado (75,3/100.000 en Finlandia4, 30/100.000 en Reino Unido5). En afroamericanos hay reportes puntuales y es infre cuente en poblaciones asiáticas11. En Japón se ha planteado que la asociación entre DH y EC sería más débil que en países occidentales, ya que los pacientes con DH japoneses carecen de haplotipos HLA DQ2/DQ8, de compromiso intestinal y de los marcadores serológicos típicos de EC12.

En contraste con la EC, la incidencia de la DH ha disminuido significativamente en las últimas décadas. Una hipótesis actual postula que los avan ces en la capacidad diagnóstica de EC hacen que su reconocimiento y tratamiento sean tempranos, no dando tiempo para el desarrollo de DH4,5, que se considera consecuencia de la EC no tratada10. La DH, generalmente, se diagnostica durante la adultez4,5 y su mayor frecuencia ocurre entre los 50 y 69 años. También, la mayoría de los estudios poblacionales describen que DH predominaría en hombres (hasta 2:111). Sin embargo, estudios más recientes muestran que la proporción entre hombres y mujeres puede ser cercana a 1:14,5.

Etiopatogenia

La fisiopatología de DH y EC implica una interacción compleja entre factores genéticos, inmunes y ambientales. Al igual que en EC, existe una fuerte asociación con HLA-DQ2, portados por el 86% de los pacientes DH (versus 25% en controles), y en menor medida con HLA-DQ87. En EC, las descripciones europeas son semejantes13. En Chile, la frecuencia y distribución de estos heterodímeros en EC es distinta, siendo compa rativamente menor HLA-DQ2, mayor HLA-DQ8, con una frecuencia de HLA-DQ7-que en Europa no se mencionasemejante a la de HLA-DQ814. Se desconoce si estas diferencias ocurren también en pacientes DH.

Se postula que DH se inicia con el daño de la mucosa intestinal en el contexto de una EC oculta, gatillada por la ingesta de gluten en individuos genéticamente susceptibles. La aplicación tópica o intradérmica de gluten no desencadena lesiones típicas de DH15. En la mucosa intestinal, la gliadina actúa como sustrato para la tTG28, con la que forma complejos covalentes (péptidos deamidados de gliadina o PDG) que tienen alta afinidad por HLA-DQ2/DQ8 en las células presentadoras de antígenos, lo que resulta en una respuesta inmune contra el complejo tTG2/PDG. Los linfocitos T CD4+ activados inician la respuesta mediada por citoquinas Th1, que daña la mucosa16 (Figura 1). La respuesta Th2 da como resultado la formación de anticuerpos IgA contra la gliadina y/o el com plejo tTG2/PDG y/o el endomisio, siendo la tTG2 el autoantígeno diana8 (Figura 1). En DH, la tTG3 es el autoantígeno principal10. Entre tTG2 y tTG3 la conservación aminoacídica es 38%, con hasta 64% de homología en ciertas regiones17. Después de una exposición prolongada a gliadina, se de sarrollan anticuerpos circulantes contra epítopes comunes a ambas transglutaminasas, incluidos anticuerpos IgA que tienen avidez baja por tTG2 y muy alta por tTG310. Datos recientes respaldan que, en DH, la producción de autoanticuerpos IgA anti-tTG3 ocurre en el intestino delgado17. Se ha sugerido que los complejos inmunes circulantes IgA-tTG3 luego se depositan en las papilas dér micas, formando los depósitos característicos de la enfermedad10 (Figura 2). En la piel, el depósito de IgA-tTG3 activa al complemento y provoca infiltración de las papilas por neutrófilos activados provenientes de la circulación. Su degranulación libera citoquinas proinflamatorias (IL-17, IL-36), elastasas y granzima B, que aumentan la inflama ción y conducen a la destrucción de la membrana basal y formación de ampollas subepidérmicas16,18. Por su parte, los queratinocitos locales producen enzimas que contribuyen a la formación de las vesículas/ampollas16.

Figura 1 El gluten dietario es procesado por las enzimas digestivas, generando péptidos de gliadina que pasan a la lámina propria, donde interactúan con la transglutaminasa tisular (tTG2). Esta enzima los deamida, forma un complejo y la molécula queda cargada negativamente. El complejo deamidado es presentado por células presentadoras de antígeno a los linfocitos T CD4, a través de moléculas HLA-DQ2 o DQ8. La activación del linfocito T CD4 da lugar a la producción de citoquinas Th1 y metaloproteinasas de matriz, produciéndose daño celular epitelial y remodelación tisular de la mucosa intestinal. La respuesta de linfocitos B específicos para transglutaminasa 2 (tTG2) captan los complejos tTG2-gliadina y se estimula la producción de IgA anti-tTG2. Tanto los complejos antigénicos como los anticuerpos anti tTG2 salen a la circulación, donde también circula tTG3 o transglutaminasa epidérmica (eTG). Con el tiempo, se forma IgA anti-eTG debido a las similitudes estructurales de ambas transglutaminasas y todos circulan en el torrente sanguíneo. 

Figura 2 Cuando los anticuerpos IgA anti-eTG alcanzan la dermis, forman complejos con los antígenos (tTG3) producidos por los queratinocitos, que difunden hacia la dermis. Los complejos IgA-eTG en la dermis papilar provocan quimiotaxis de los neutrófilos (con formación de abscesos neutrófilos), ruptura de la lámina lúcida y formación de ampollas subepidérmicas. 

Clínica

Las manifestaciones incluyen lesiones cutá neas, orales y gastrointestinales. El sello distintivo lo dan las manifestaciones cutáneas, consistentes en lesiones polimorfas, agrupadas, simétricas y distribuidas característicamente en superficies extensoras de codos, rodillas, región sacra y glúteos19 (Figura 3). Pero pueden aparecer también en la parte superior de la espalda, hombros, cuero cabelludo, nuca y cara11. Las lesiones elementales son pápulas eritematosas o vesículas agrupadas sobre una base eritematosa, a menudo reemplazadas por pápulas costrosas, excoriaciones y discromías debido al prurito intenso asociado. El prurito es el síntoma principal de DH y su ausencia es un fuerte argumento en contra del diagnóstico16. Se han reportado presentaciones atípicas, como lesio nes purpúricas palmares o acrales, que hasta hoy no han sido reportadas en ningún otro trastorno ampolloso autoinmune20. En niños, los principales diagnósticos diferenciales son dermatitis atópica o numular, sarna, urticaria papular e impétigo. Y en adultos, el eccema recalcitrante, prurigo nodular, urticaria, penfigoide ampolloso y espe cialmente la dermatosis ampollosa IgA lineal, que se diferencia fundamentalmente porque al estudio de inmunofluorescencia directa (IFD) tiene un depósito de IgA lineal en la membrana basal19. Las manifestaciones orales consisten en erosiones de la mucosa oral y la lengua16. La sintomatología gastrointestinal es infrecuente y leve; sin embargo, cerca de 70% de los pacientes con DH muestran el aplanamiento vellositario clásico de la EC22,23. Así, la mayoría de los pacientes con DH tienen hallazgos anormales en la biopsia intestinal, compatibles con una EC silente, definida como aquella que cursa con presencia de anticuerpos tTG2 positivos (AcTTG) y biopsia con lesión típica de la enfermedad, pero es asintomática.

Figura 3 Lesiones típicas de dermatitis herpetiforme localizadas en las superficies extensoras como los codos, caracterizadas por lesiones polimorfas, agrupadas, simétricas, con escoriaciones y costras. 

Es interesante la observación que los pacientes celíacos con índice de masa corporal (IMC) > 25 al momento del diagnóstico tienen más riesgo de tener otra enfermedad autoinmune, incluida la DH24. Por su parte, en DH se observó que el riesgo de desarrollar la enfermedad aumentó 14% (IC del 95%) por cada unidad de IMC; por el contrario, el riesgo de EC disminuyó 7% (IC del 95%) por unidad de IMC25.

Trastornos asociados

Existe un amplio espectro de patologías asociadas a EC/DH (Tabla 1). Debido a la malabsorción, los pacientes con DH tienen riesgo de anemia ferropriva, anemia megaloblástica, osteopenia y fracturas y trastornos tiroideos22,26. Al igual que en EC, el riesgo de linfoma no Hodgkin (LNH) y neoplasias malignas gastrointestinales está aumentado en DH. Sin embargo, en un gran estudio poblacional, la mortalidad solo aumentó durante los primeros 5 años del diagnóstico, sugiriendo que la DLG estricta protegería de esta complicación27.

Tabla 1 Principales condiciones descritas en asociación a enfermedad celíaca y dermatitis herpetiforme 

Tiroiditis autoinmune Artritis reumatoide
Diabetes mellitus tipo 1 Dermatomiositis
Anemia perniciosa Polimiositis
Lupus eritematoso sistémico Enfermedad inflamatoria intestinal
Síndrome de Sjogren Hepatitis autoinmune
Vitiligo Psoriasis
Enfermedad de Addison Vitíligo
Nefropatía por IgA Alopecia areata
Déficit parcial de IgA Ictiosis adquirida

Diagnóstico

El diagnóstico preciso de DH importa, porque el tratamiento requiere cambios considerables en la dieta, permanentes, y en la mayoría de los casos el uso de medicamentos potencialmente tóxicos. Los pilares diagnósticos se ilustran en la Tabla 2. El gold standard para el diagnóstico es la IFD19.

Tabla 2 Pilares del diagnóstico de dermatitis herpetiform 

Síntomas sugerentes (prurito, erupción compatible)
Biopsia cutánea:
- Estudio histológico
- Inmunofluorescencia directa
Estudios en sangre:
- IgA total en plasma
- Anticuerpos anti transglutaminasa 2 (IgA-tTG2)
- EMA
- Genotipificación (opcional)

Histopatología

Depende de la presentación clínica y el tiempo de evolución. En los primeros dos días hay pápulas eritematosas y vesículas, se pueden evidenciar vesículas y ampollas subepidérmicas asociadas a acumulación de neutrófilos en las crestas papilares. En fases evolutivas tardías o en lesiones muy excoriadas, los hallazgos pueden ser inespecíficos. Los hallazgos histopatológicos por sí solos no permiten una diferenciación definitiva de otros trastornos ampollosos autoinmunes subepidérmicos, como la dermatosis ampollosa IgA lineal y penfigoide ampolloso20,28,29.

Inmunofluorescencia directa

La IFD detecta IgA en la piel no afectada; es una prueba simple, requiere una biopsia de piel perilesional y es la forma más confiable de establecer el diagnóstico. El hallazgo más frecuente es el depósito granular de IgA en las papilas dérmicas. Un patrón menos común es el granular continuo a lo largo de la unión dermoepidérmica, y ambos patrones pueden coexistir30(Figura 4). Ocasionalmente, y hasta en 50% de los pacientes japoneses, se puede encontrar depósito fibrilar de IgA12. Los falsos negativos pueden observarse hasta en 10% de los casos de DH y se describen en tres circunstancias, cuando la biopsia (i) se obtiene de piel afectada o (ii) en un área nunca involucrada o (iii) si el paciente ha estado en DLG por muchos años22. Un estudio reciente en pacientes celíacos con enfermedades cutáneas inflamatorias no DH encontró presencia de depósitos granulares de IgA en piel sana perilesional en todos los pacientes31, lo que sugiere que estos depósitos podrían ser un marcador inmunopatológico de EC. Estudios previos habían reportado estos hallazgos en piel sana de pacientes celíacos sin manifestaciones cutáneas, además de colocalización IgA/tTG3 en los depósitos granulares32. Ambos estudios enfatizan la importancia de la correlación clínico-patológica. Por lo tanto, los pacientes con EC que presenten manifestaciones cutáneas con IFD positiva deben ser investigados para hacer el diagnóstico diferencial entre DH y otras enfermedades inflamatorias de la piel.

Figura 4 Inmunofluorescencia ilustrando la presencia de IgA en piel no afectadacomo depósito granular de IgA en las papilas dérmicas (panel A) y depósito granular continuo a lo largo de la unión dermoepidérmica (panel B). 

Serología

Los AcTTG y antiendomisio (EMA) han demostrado ser altamente precisos para diagnóstico de EC3. En DH, su presencia junto al cuadro clínico compatible sugieren el diagnóstico, pero tienen baja sensibilidad. En un estudio finlandés, el 11% de los pacientes DH con atrofia vellositaria grave y el 30% con atrofia vellositaria parcial tenían niveles normales de AcTTG, lo que indica que un resultado negativo no excluye DH23. Aunque actualmente estos anticuerpos están cuestionados para hacer seguimiento de EC, en la práctica clínica se utilizan para evaluar adherencia a DLG33. No son útiles para hacer seguimiento de las lesiones dérmicas. Los anticuerpos anti-PGD no están validados para el estudio diagnóstico de DH.

IgA total

Hasta la fecha no se ha descrito déficit selectivo de IgA en DH, pero sí déficit parcial, lo que suele retrasar el diagnóstico34. Por esto, se considera necesario medir las concentraciones de IgA al mismo tiempo que los AcTTG o EMA.

Otras pruebas diagnósticas

Aunque la presencia de HLA-DQ2/DQ8 es alta entre los pacientes DH7, la especificidad de estos alelos es pobre, por lo que actualmente su estudio no se incluye en el protocolo inicial de diagnóstico de EC/DH2,3,19. Por su alto valor predictivo negativo, se reservan para excluir el diagnóstico de DH y evitar exámenes innecesarios16. En Latinoamérica (México, Brasil, Argentina)14 hasta 10% de los pacientes EC pueden no portar estos genes, por lo que su rol en el proceso diagnóstico de EC en la región está en discusión. No se encontró información de este tipo en DH. La biopsia de intestino delgado es mandatoria para el diagnóstico de EC3, pero no todos los autores la consideran indispensable para el diagnóstico de DH19,33. La evidencia reciente indica que en pacientes con DH, con o sin atrofia vellositaria, no hay diferencias en la respuesta a la DLG, calidad de vida, presencia de enfermedades crónicas o complicaciones asociadas a EC27,33, lo que respalda la política actual de no obtener biopsias de intestino delgado rutinarias en pacientes con DH.

Considerando la alta incidencia de condiciones asociadas, el estudio inicial de pacientes con DH debe incluir medición de glucosa en ayunas, pruebas tiroideas, anticuerpos antiperoxidasa tiroidea, anticuerpos anticélulas parietales gástricas, anticuerpos antinucleares y anti-Ro19. La búsqueda de deficiencias nutricionales debe incluir medición de nutrición de hierro, ácido fólico, vitamina D y vitamina B123. Además, se sugiere el cribado en los familiares de primer grado3,19.

Tratamiento

El objetivo inicial es la resolución del prurito y lesiones cutáneas mediante el tratamiento farmacológico. El control a largo plazo requiere DLG estricta permanente, ya que tanto la enteropatía como la erupción cutánea dependen del gluten. El manejo debe estar a cargo de especialistas, dermatólogo y gastroenterólogo, y una nutricionista especializada que supervise la DLG.

DLG

Es el tratamiento de elección, independiente de si hay o no atrofia vellositaria intestinal35. La evidencia de la eficacia de la DLG en el tratamiento de las manifestaciones cutáneas y gastrointestinales de DH es contundente, sin embargo, es conocido que la resolución de los síntomas cutáneos tarda más (aproximadamente 2 años) que la respuesta intestinal (3-6 meses), y que las lesiones cutáneas recurren invariablemente dentro de 12 semanas posterior a la reintroducción de gluten19. La DLG excluye el consumo de trigo, cebada, centeno y avena. Hasta hoy se discute la seguridad del consumo de avena en EC, pero existe poca evidencia en DH. Un estudio reciente demostró que el consumo de avena no contaminada es seguro entre pacientes finlandeses con DH, siendo su calidad de vida mejor que la de aquellos que no consumían avena36. Por otro lado, la capacidad de provocar inflamación de EC mediados por tTG2 varía significativamente entre las variedades de avena37.

La ingesta voluntaria o involuntaria de gluten puede revelarse por el aumento de AcTTG33, pero no hay biomarcadores específicos para evaluar adecuadamente el grado de inflamación de la mucosa, que puede ocurrir con cantidades variables de gluten.

La EC refractaria es una condición en la que no hay respuesta clínica o histológica a la DLG estricta, es infrecuente (1,7%) y se caracteriza por manifestaciones cutáneas que persisten a pesar de DLG estricta a largo plazo. En pacientes DH se ha reportado que la erupción cutánea persistió a pesar de la DLG y necesitaron el uso de dapsona, pese a que mantenían DLG estricta durante una media de 16 años; la mayoría mantuvo depósitos de IgA en la piel, pero a diferencia de la EC refractaria, no presentaron alteraciones en la biopsia intestinal, ni complicaciones como malabsorción o linfoma, lo que se interpretó como que la condición de refractariedad en DH difiere de la EC38.

Dapsona

La dapsona es un bacteriostático que inhibe la quimiotaxis y reduce el daño tisular mediado por neutrófilos en los sitios lesionales39. Es el fármaco de elección para la supresión de los síntomas de la DH. Se prescribe 6 a 24 meses, hasta que la DLG sea eficaz40, ya que la dapsona solo controla la erupción pero no tiene efecto sobre la enteropatía35. Su efecto sobre la dermatosis es dramático, alivia el prurito dentro de 48-72 horas, resuelve las lesiones cutáneas en días, pero las lesiones recurren 24-48 horas posinterrupción del tratamiento39. Se inicia con una dosis baja (25-50 mg/ día) para minimizar los efectos secundarios y, de ser necesario, puede aumentarse gradualmente hasta 100-200 mg/día35,40. Los efectos adversos dependen de la dosis y son más frecuentes en pacientes con comorbilidades (anemia, enfermedad cardiopulmonar y hepatopatías graves), deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6PD) y comedicación con otros inductores de metahemoglobinemia (sulfonamidas y anestésicos locales)41; se clasifican en tóxicos, incluyendo anemia hemolítica y metahemoglobinemia, e idiosincrásicos19,39. Entre estos últimos, el síndrome de hipersensibilidad a la dapsona se considera el más grave; ocurre dentro de 3 a 20 semanas de tratamiento en ~1,4% de los pacientes. Se manifiesta con fiebre, fotosensibilidad, exantema, síntomas gastrointestinales y compromiso hepático, que puede llegar a la insuficiencia hepática. Otras características clínicas frecuentes incluyen linfadenopatías, leucocitosis, anemia y eosinofilia19,41. Debido a estos riesgos, antes de iniciar la terapia con dapsona, en los pacientes debe obtenerse una historia clínica y examen físico completo, y solicitar hemograma, metahemoglobina, recuento de reticulocitos, función renal, función hepática, serología de hepatitis y G6PD41. El efecto secundario más común de la dapsona es la hemólisis, y los pacientes deben ser controlados dentro de las 2 primeras semanas de inicio del medicamento19,41.

Fármacos alternativos

La sulfasalazina y la sulfametoxipiridazina se usan como alternativa eficaz de la dapsona. Las dosis sugeridas son de 1-2 g/día para la sulfasalazina y 0,25-1,5 g/día para la sulfametoxipiridazina. En ambas, los efectos adversos más comunes son gastrointestinales (náuseas, vómitos, anorexia). La anemia hemolítica, las reacciones de hipersensibilidad, proteinuria y cristaluria son menos comunes. Los pacientes deben ser monitoreados con hemograma completo, creatinina y análisis de orina antes del tratamiento, mensualmente en los primeros 3 meses y cada 6 meses posteriormente19. En casos refractarios o con contraindicación a los fármacos tradicionales, se han descrito casos clínicos tratados con inmunosupresores convencionales, como azatioprina, mofetil micofenolato y ciclosporina. En un paciente con DH refractaria se logró remisión clínica y serológica completa utilizando rituximab como coadyuvante de azatioprina42.

Seguimientos

Los controles clínicos y el monitoreo con exámenes de laboratorio deben ser periódicos e indefinidos, más frecuentes durante los primeros 6 meses de tratamiento, en especial si se administra dapsona26 (Tabla 2). Los objetivos son educar al paciente, indicar el cribado de familiares de primer grado, monitorear la adherencia a la DLG y la respuesta de la sintomatología, detectar comorbilidades o complicaciones. El tiempo para normalizar los AcTTG depende del nivel inicial, habitualmente se consigue después de dos años de DLG43.

Conclusión

La DH es una enfermedad ampollar autoinmune crónica, caracterizada por la presencia de lesiones pápulo-vesiculosas, intensamente pruriginosas, de distribución simétrica en las superficies de extensión de miembros y región sacra. Aunque es una manifestación de EC, la enteropatía inducida por gluten es habitualmente asintomática. De esta manera, el compromiso cutáneo es la puerta de entrada para la detección de la afectación intestinal, su tratamiento y prevención de complicaciones a largo plazo.

Trabajo no recibió financiamiento.

Referencias

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Recibido: 28 de Marzo de 2020; Aprobado: 16 de Junio de 2021

Correspondencia a: Dra. Magdalena Araya, INTA, Universidad de Chile. El Líbano 5524. Santiago, Chile. maraya@inta.uchile.cl

a

Residente Programa de Especialización en Dermatología. Escuela de Postgrado, Facultad de Medicina, Universidad de Chile.

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PhD

Los autores declaran no tener conflictos de interés.

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