La población migrante ha aumentado exponencialmente en los últimos años a nivel mundial y en Chile1, donde la migración actual se caracteriza por provenir de países sudamericanos, estimándose 1.251.225 extranjeros residentes al 31 de diciembre de 2018, siendo 12% de ellos provenientes de Colombia2.
Las personas que migran enfrentan una serie de cambios, demandas e interacciones en el proceso de integrarse a la sociedad que las acoge, generándose muchas veces, cuando las situaciones son desfavorables o sobrepasan los recursos de la persona, consecuencias tanto a nivel de la salud física como mental3,4.
El si la migración en sí misma genera problemas en la salud mental es aún un tema de discusión, se ha reportado que factores previos al migrar, tales como el desempleo, la escasez de recursos económicos, una baja escolaridad, ansiedad, entre otras, pueden constituirse en factores de riesgo para presentar trastornos de salud mental tras la migración5–7. Algunas investigaciones indican que la población migrante tendría mayor presencia de trastornos mentales que la población nativa8,9, en tanto otras plantean lo contrario, aludiendo a la hipótesis del migrante sano, donde estos tendrían incluso una mejor salud o menos trastornos mentales que la población del lugar de acogida10–13.
Nuestro equipo de investigaciones en población migrante en Chile ha reportado que esta se ve afectada en su salud mental, ya sea en una disminución de su bienestar y calidad de vida14–16, altos niveles de estrés, como con una alta prevalencia de sintomatología asociada a trastornos de salud mental17–19 o que mayor percepción de discriminación están relacionadas con una mayor presencia de sintomatología depresiva, especialmente en mujeres20. Pese a que la evidencia nacional soporta la idea de que algunos migrantes tendrían problemas de salud mental, no existe información acerca de si esos problemas son mayores a los de las personas del país en que residen.
En este marco, la presente investigación constituye un estudio inicial en el área, comparando datos de población colombiana migrante con población chilena, en tres de las ciudades de Chile con mayor presencia de migrantes. Considerando por un lado los niveles de discriminación reportados en la población chilena21,22 y dada la abundante evidencia que muestra la relación negativa entre discriminación y salud mental3,4, así como el alto riesgo de la presencia de determinantes sociales en salud23,24, se plantea como hipótesis que la población colombiana tendrá una mayor prevalencia de síntomas asociados a problemas de salud mental en las tres ciudades de donde provienen los participantes.
Material y Método
Participantes
Bajo un diseño transversal, fueron encuestadas 1.932 personas, de las cuales 976 (50,5%) eran de nacionalidad colombiana, migrantes de primera generación y 956 chilenas.
Instrumentos
Inventario de depresión de Beck (BDI, IA): evalúa el autorreporte de sintomatología depresiva a través de 21 ítems, con 4 opciones de respuesta (0 a 3 puntos). La puntuación oscila entre 0 a 63 puntos, que permiten establecer cuatro categorías: 0-13 puntos (depresión mínima), 14-19 (depresión leve), 20-28 (depresión moderada) y 29-63 (depresión grave). Este cuestionario fue desarrollado por Beck25 y cuenta con una versión revisada en 1978 (BDI IA), traducida al castellano26, del que se cuenta con una versión adaptada para Chile27. En su extenso uso, ha reportado propiedades psicométricas adecuadas28. La consistencia interna para el presente estudio fue de un alfa de Cronbach de .93 para la población total colombiana y de .91 para la población chilena.
Inventario de ansiedad de Beck (BAI): compuesto por 21 preguntas que evalúan sintomatología común asociada a trastornos ansiosos. Cada reactivo se puntúa de 0 a 3 puntos, dando la posibilidad de categorizar luego con base al puntaje total en tres rangos: 0-21 (ansiedad muy baja), 22-35 (ansiedad moderada) y 36-63 (ansiedad grave). En este estudio se utilizó la versión española29,30 del cuestionario elaborado en 198831. En el presente estudio, la consistencia interna medida a través del alfa de Cronbach fue de .94 para la población colombiana y de .95 para la muestra chilena.
Procedimientos
Estos datos son parte de un proyecto mayor, el cual cuenta con la revisión y aprobación del Comité de Ética Científica acreditado de la Universidad Católica del Norte. Se cumplieron todos los requerimientos necesarios para asegurar tanto el anonimato como la confidencialidad de los participantes, quienes firmaron un consentimiento informado previa participación.
Bajo un muestreo no probabilístico de tipo RSD (Respondent-driven sampling)32, se recolectó la información de la población colombiana mediante encuestas presenciales en lugares de alto flujo de migrantes (Departamento de Extranjería y Migración, centros de salud, locales comerciales, Servicio Jesuita a Migrantes, ente otros). Una vez completada dicha muestra, se procedió a levantar la de población chilena, siendo esta vez el muestreo por cuotas, intentando asimilar en tanto edad y sexo la proporción de participantes con la muestra colombiana. Una vez ingresados los datos a una base construida en SPSS 20.0, se realiza un análisis descriptivo y posteriormente análisis de diferencias de medias mediante la prueba t de Student para evaluar diferencias entre sexos y ciudades. Considerando los puntos de corte para cada escala, se categorizan los valores según grado de gravedad de la sintomatología, describiéndose luego los porcentajes para cada categoría por muestra, sexo y ciudad.
Resultados
Fueron encuestadas 1.932 personas, de las cuales 976 (50,5%) eran de nacionalidad colombiana, migrantes de primera generación y 956 chilenas. No hubo diferencias significativas en la edad de ambas muestras, siendo la edad promedio de la población colombiana de 35,43 (DE = 10,28) años y de 34,47 años (DE = 14,09) en la población chilena. La Tabla 1 muestra el número y porcentaje de participantes según sexo y ciudad.
Tabla 1 Distribución de los participantes según ciudad y sexo
Colombianos/as | Chilenos/as | |||
---|---|---|---|---|
n | % | n | % | |
Antofagasta | 499 | 51,1 | 486 | 50,8 |
Arica | 250 | 25,6 | 248 | 25,9 |
Santiago | 227 | 23,3 | 221 | 23,1 |
Mujeres | 496 | 51 | 383 | 40,4 |
Hombres | 477 | 49 | 566 | 59,6 |
Al comparar la media de los puntajes de sintomatología por país de nacimiento (Tabla 2), la muestra de población chilena tuvo una media más alta que la de inmigrantes colombianos, tanto en sintomatología depresiva como ansiosa, siendo en esta última significativamente más alta (t(1831) = 3,821; p = 0,000).
Tabla 2 Medias en escalas de ansiedad y depresión por país, sexo y ciudad
Ansiedad | Depresión | ||||
---|---|---|---|---|---|
M | SD | M | SD | ||
Colombianos | |||||
Mujeres | 9,84 | 11,0 | 6,85* | 9,40 | |
Hombres | 10,47* | 12,10 | 5,59 | 8,47 | |
Arica | 11,47 | 12,86 | 6,69 | 10,77 | |
Antofagasta | 11,50 | 11,63 | 7,48 | 9,19 | |
Santiago | 5,94** | 8,90** | 2,73 | 4,98 | |
Total | 10,18 | 11,57 | 6,26 | 8,98 | |
Chilenos | |||||
Mujeres | 13,05* | 12,67 | 6,92 | 7,93 | |
Hombres | 11,21 | 12,93 | 7,00 | 8,13 | |
Arica | 15,19 | 13,03 | 7,26 | 8,46 | |
Antofagasta | 12,50 | 12,91 | 7,38 | 8,03 | |
Santiago | 9,09** | 11,87 | 5,79 | 7,83 | |
Total | 12,37* | 12,87 | 7,01 | 8,10 |
*Media significativamente mayor p < 0,001;
**Media significativamente menor p < 0,001.
Al comparar las diferencias de medias entre hombres y mujeres por país, en el caso de la muestra de inmigrantes colombianos, la media de las mujeres fue significativamente mayor que la de los hombres en depresión (t(818)= −2,000; p = 0,046). En la muestra de población chilena, las mujeres presentaron una media significativamente más alta que los hombres en sintomatología ansiosa (t(767,039) = −2,125; p = 0,034).
Al estratificar el análisis por ciudad (Tabla 2), se observaron diferencias significativas en la media por ciudades tanto en colombianos como en chilenos. En la muestra de inmigrantes colombianos hubo diferencias tanto en los niveles de ansiedad (F(2,911) = 19,677; p = 0,000), donde la media de la población que vivía en Antofagasta o Arica fue significativamente mayor que la que vivía en Santiago (p = 0,000 en todas las diferencias) y en los niveles de sintomatología depresiva (F(2,818) = 19,668; p = 0,000), donde la media de la muestra de inmigrantes colombianos que vivía en Santiago fue significativamente menor que la de aquellos que vivía en Arica (p = 0,000) y en Antofagasta (p = 0,000).
En la muestra de población chilena, hubo solamente diferencias significativas en las medias de ansiedad (F(2,916) = 12,576; p = 0,000), donde la media de sintomatología ansiosa fue significativamente menor en Santiago, que la de la población viviendo en Antofagasta (p = 0,004) y Arica (p = 0,000) y la media en Antofagasta fue significativamente menor que la de Arica (p = 0,026).
Las Tablas 3 y 4 muestran los participantes según categorías de gravedad de la sintomatología, tanto para ansiedad como depresión. La muestra de población chilena, tanto en hombres como mujeres, tuvo un porcentaje mayor en la categoría de ansiedad grave, en tanto la de inmigrantes colombianos presentó un mayor porcentaje de población con depresión grave.
Tabla 3 Número y porcentaje de sujetos por categoría de ansiedad según sexo y ciudad
Bajo | Moderado | Grave | Total | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
n | % | n | % | n | % | n | % | ||
Colombianos | |||||||||
Mujeres | 399 | 86,0 | 48 | 10,3 | 17 | 3,7 | 464 | 100 | |
Hombres | 370 | 82,8 | 48 | 10,7 | 29 | 6,5 | 447 | 100 | |
Total | 769 | 84,4 | 96 | 10,5 | 46 | 5,0 | 911 | 100 | |
Arica | 163 | 79,9 | 28 | 13,7 | 13 | 6,4 | 204 | 100 | |
Antofagasta | 409 | 82,6 | 58 | 11,7 | 28 | 5,7 | 495 | 100 | |
Santiago | 198 | 92,1 | 12 | 5,6 | 5 | 2,3 | 215 | 100 | |
Total | 770 | 84,2 | 98 | 10,7 | 46 | 5,0 | 914 | 100 | |
Chilenos | |||||||||
Mujeres | 421 | 76,8 | 83 | 15,1 | 44 | 8,0 | 548 | 100 | |
Hombres | 296 | 81,3 | 36 | 9,9 | 32 | 8,8 | 364 | 100 | |
Total | 717 | 78,6 | 119 | 13,0 | 76 | 8,3 | 912 | 100 | |
Arica | 153 | 68,3 | 51 | 22,8 | 20 | 8,9 | 224 | 100 | |
Antofagasta | 383 | 79,1 | 54 | 11,2 | 47 | 9,7 | 484 | 100 | |
Santiago | 185 | 87,7 | 15 | 7,1 | 11 | 5,2 | 211 | 100 | |
Total | 721 | 78,5 | 120 | 13,1 | 78 | 8,5 | 919 | 100 |
Tabla 4 Número y porcentaje de sujetos por categoría de depresión según sexo y ciudad
Mínima | Leve | Moderado | Grave | Total | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
n | % | n | % | n | % | n | % | n | % | ||
Colombianos | |||||||||||
Mujeres | 356 | 83,2 | 32 | 7,5 | 18 | 4,2 | 22 | 5,1 | 428 | 100 | |
Hombres | 347 | 88,5 | 17 | 4,3 | 11 | 2,8 | 17 | 4,3 | 392 | 100 | |
Total | 703 | 85,7 | 49 | 6,0 | 29 | 3,5 | 39 | 4,8 | 820 | 100 | |
Arica | 136 | 85,0 | 4 | 2,5 | 6 | 3,8 | 14 | 8,8 | 160 | 100 | |
Antofagasta | 387 | 81,1 | 43 | 9,0 | 23 | 4,8 | 24 | 5,0 | 477 | 100 | |
Santiago | 180 | 97,8 | 3 | 1,6 | 0 | 0,0 | 1 | 0,5 | 184 | 100 | |
Total | 703 | 85,6 | 50 | 6,1 | 29 | 3,5 | 39 | 4,8 | 821 | 100 | |
Chilenos | |||||||||||
Mujeres | 416 | 83,9 | 37 | 7,5 | 32 | 6,5 | 11 | 2,2 | 496 | 100 | |
Hombres | 285 | 86,4 | 16 | 4,8 | 23 | 7,0 | 6 | 1,8 | 330 | 100 | |
Total | 701 | 84,9 | 53 | 6,4 | 55 | 6,7 | 17 | 2,1 | 826 | 100 | |
Arica | 157 | 84,0 | 8 | 4,3 | 15 | 8,0 | 7 | 3,7 | 187 | 100 | |
Antofagasta | 394 | 84,0 | 33 | 7,0 | 36 | 7,7 | 6 | 1,3 | 469 | 100 | |
Santiago | 154 | 87,0 | 13 | 7,3 | 5 | 2,8 | 5 | 2,8 | 177 | 100 | |
Total | 705 | 84,6 | 54 | 6,5 | 56 | 6,7 | 18 | 2,2 | 833 | 100 |
Con relación a las prevalencias por ciudad, en el caso de la ansiedad, el mayor porcentaje de personas en la categoría de ansiedad grave correspondió a la muestra de población chilena de Antofagasta, seguida por la de Arica. Nuevamente, la muestra de inmigrantes colombianos tuvo una menor prevalencia de personas en esta categoría en todas las ciudades evaluadas. Cabe mencionar que Arica presentó más de 30% de chilenos encuestados con sintomatología ansiosa ya sea moderada o grave.
Discusión
Hemos encontrado que existe un comportamiento diferencial dado por el sexo. En la muestra colombiana, las mujeres presentan una mayor sintomatología depresiva que los hombres, en tanto en la población chilena, las mujeres igualmente presentan una sintomatología significativamente mayor que la de los hombres, pero en ansiedad. El hecho de que las mujeres migrantes tengan una peor salud mental ha sido reportado igualmente en otros estudios con población latina33,34 y en la última encuesta nacional de salud (ENS) realizada en Colombia en el año 201535. Se ha hipotetizado que existiría una mayor vulnerabilidad en las mujeres a padecer problemas de salud mental, ya que ellas, generalmente, son las que asumen las responsabilidades del cuidado, presentan mayores tasas de pobreza y son más vulnerables a sufrir abuso sexual y violencia doméstica36, en tanto los hombres presentarían una mayor dificultad para reconocer y vivenciar problemas vinculados al manejo de las emociones37. Un elemento que intersecciona con el ser mujer es, adicionalmente, la pobreza, dado que cerca de 20% de las mujeres que migran viven por debajo de la línea de la pobreza, alrededor de 31% de hogares donde la mujer es cabeza de hogar son más pobres y que gran parte de las mujeres que migran se insertan en el mercado laboral en trabajos con mayor precariedad, como el servicio doméstico u otros trabajos no calificados, aumentando con esto el riesgo de problemas de salud mental38.
Al considerar los puntos de corte, es importante mencionar que, en el caso de la depresión, no son distintas las prevalencias de la presencia de algún nivel de sintomatología entre la muestra de inmigrantes colombianos (14,3%) y la chilena (15,7%). En las categorías de síntomas moderados y graves, los porcentajes igualmente no varían mucho (8,2% en colombianos versus 8,2% en chilenos). Aun cuando las prevalencias no son comparables por el uso de instrumentos diagnósticos distintos, los porcentajes de personas colombianas viviendo con sintomatología depresiva y ansiosa en los últimos 12 meses son mayores que los reportados en la encuesta nacional colombiana35. Este porcentaje igualmente es mayor a lo reportado en usuarios peruanos de atención primaria en un CESFAM de la comuna de Independencia39, quienes reportaron que 3,2% podía ser categorizado con depresión grave (1,1% moderada).
En el caso de la muestra chilena, si se consideran las categorías leve, moderado y grave, los porcentajes hallados (15,1%) son similares a lo reportado en la última ENS 2009-2010, donde se reportó una prevalencia de síntomas depresivos de último año de 17,2% en población general. A diferencia de la ENS, donde la prevalencia fue significativamente mayor en mujeres (25,7%) que en hombres (8,5%)40, en esta investigación, la prevalencia, aunque sigue siendo mayor en mujeres (16,1%), no es tan distinta de la encontrada en los hombres (13,6%). Es posible hipotetizar diversas explicaciones para que esta diferencia no sea tan notable, por una parte, los instrumentos de evaluación son distintos, por lo que existe la posibilidad de que el utilizado en esta muestra sea más sensible al autorreporte de sintomatología en hombres, además, son 10 años de diferencia entre ambas mediciones, por lo que también existe la posibilidad de que esta brecha se haya acortado y efectivamente las determinantes de la depresión estén gatillando por igual sintomatología en ambos sexos. Lamentablemente, no existen otros estudios en Chile para poder comparar.
En el caso de la sintomatología ansiosa, si existen diferencias entre las muestras, dado que cerca de 15,6% de colombianos reportó la presencia de algún grado de sintomatología (leve a grave), versus 21,4% reportado por chilenos. Adicionalmente, encontramos que en la población colombiana, cerca de 17% de los hombres y 14% de las mujeres se encuentran en la categoría de ansiedad grave o moderada, frente a 18% en hombres y 23% de mujeres en población chilena. Es importante mencionar que, al estratificar por ciudad, existen grandes diferencias en las prevalencias de sintomatología moderada más la grave, encontrándose en Santiago las prevalencias más bajas, tanto en colombianos (7,9%) como en chilenos (12,3%) versus Arica, por ejemplo, que alcanza una prevalencia de 19,1% en la muestra de colombianos y casi 32% en la muestra de población chilena. Aun cuando no hemos encontrado otros estudios que permitan contrastar esta información, es posible que el vivir en Santiago pareciera ser un factor protector tanto para chilenos como colombianos, probablemente por la existencia de mayores posibilidades de crecimiento, ingreso económico, esparcimiento, redes de apoyo, en tanto el vivir en Arica, probablemente, se constituya en un factor de riesgo dada la situación económica más vulnerable, pocas oportunidades de crecimiento y empleo o el aislamiento en que se encuentra dicha ciudad con relación al resto de las ciudades del norte de Chile.
En términos generales, la población colombiana evaluada tiene medias menores tanto en sintomatología depresiva como ansiosa que la población chilena, al igual que porcentajes menores de población en las categorías de ansiedad grave y moderada, lo que pudiese aportar evidencia a la hipótesis del migrante sano, concordando con diversos estudios en salud mental realizados en otros países41,42. Pese a esto, estos resultados deben ser tomados como exploratorios, ya que no tenemos mediciones de esta misma población en su etapa premigratoria, por lo que no podemos asumir que su estado actual en salud mental está vinculado directamente al hecho de ser migrante y que lo más probable es que la población que migra tiene una mejor salud en general, dada la necesidad de poder realizar adecuadamente la serie de cambios que implican el asentamiento, la adaptación y la integración. Adicionalmente, considerando que las diferencias entre muestras son menores, es necesario seguir explorando el efecto de posibles factores asociados a la resiliencia o protectores que pudiese tener esta población u otras poblaciones de migrantes, como lo son, por ejemplo, una lengua común y aspectos culturales semejantes, versus otras poblaciones de inmigrantes como la haitiana, que pudiese ser más vulnerable dada una mayor dificultad de adaptarse por las diferencias culturales43.
Este estudio aporta información que no se tenía antes en el país, especialmente al poder comparar mediciones con similares instrumentos en población chilena. Las limitaciones son las propias de un estudio transversal, donde no podemos asumir causalidad en las relaciones y que se consideraron solamente migrantes de primera generación, por lo que no se pudo explorar diferencias con migrantes de segunda o tercera generación, lo que ha reportado en otros estudios44. Una tercera limitación es que en la muestra de población chilena existió una distribución distinta de hombres y mujeres (60% hombres), en tanto en población general las mujeres representan 51% de la población45. Pese a esto, el posible efecto confusor del sexo fue intentado controlar a través del análisis estratificado.
Un factor que no puede dejarse de lado es la interseccionalidad, que pareciera jugar un rol fundamental, ya sea para constituirse en factores de riesgo de presentar sintomatología asociada a una psicopatología, o de protección para una buena salud mental o bienestar. En esta interseccionalidad pueden actuar como factores mediadores y moderadores elementos tales como el contexto familiar, la suficiencia en el uso del lenguaje, la posición social del inmigrante, el apoyo y exclusión social, la exposición a la discriminación y estrés por aculturación, la identidad étnica, ingreso económico, apoyo social, distancia cultural, desinformación sobre sistema de salud y su oferta, entre otros46–51.