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Revista médica de Chile

versión impresa ISSN 0034-9887

Rev. méd. Chile v.130 n.10 Santiago oct. 2002

http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872002001000018 

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AMBAS CARTAS FUERON ENVIADAS AL AUTOR ALUDIDO,
QUIEN OFRECIÓ LA SIGUIENTE RESPUESTA:

S r Editor: Agradezco el interés concitado por mi artículo sobre cambios epidemiológicos en las enfermedades infecciosas del país en la última década1, que motivó 2 comentarios. En el primero, el Dr. Baró sostiene que no hay evidencia que demuestre que la infección por virus Hanta es un fenómeno creciente en número y expansión territorial, ya que los roedores vectores del virus existen en la mayor parte del país y que lo realmente emergente es nuestra recientemente adquirida capacidad diagnóstica de esta infección, y que ésta, en su forma sintomática grave estaría ocurriendo sin diagnóstico desde hace muchos años en todas las regiones actualmente afectadas. Sin duda existe el factor por él mencionado, pero señalar que no ha habido aumento no tiene más base que la de una especulación personal. Sin embargo, desde un punto de vista epidemiológico ese eventual factor es poco relevante y no afecta la realidad de cada vez más casos diagnosticados y en áreas más amplias del país. Así lo ha reconocido el Ministerio de Salud y ha iniciado la campaña sanitaria correspondiente. La existencia del roedor vector es un requisito necesario pero no suficiente para la existencia y eventual expansión de la enfermedad. Un aumento en el número de roedores por condiciones alimenticias favorables (proliferación de quila) y un aumento en los contactos entre el hombre y estos roedores aumentaría claramente el riesgo si los roedores están infectados. La expansión territorial requeriría un contagio de roedores hacia otras zonas. El mismo Dr. Baró cita en su artículo que estudios hechos con roedores capturados en las cercanías de Valdivia y Santiago en 1997 o antes "en ninguno de estos ejemplares se encontraron anticuerpos positivos"2 lo que contrasta con la documentación de infección en roedores de la Región Metropolitana en años posteriores y hablaría de una expansión de la infección/portación en roedores. Por lo tanto mi conclusión es exactamente la segunda posibilidad planteada por el Dr. Baró "que los mismos roedores han adquirido la infección en forma reciente, en dirección de sur a norte". En cuanto a dónde se originó/diagnosticó el primer caso, él señala que es en su zona, más al norte de lo señalado por mí, y gustoso le reconozco la autoría de tal hallazgo.

Cabello y Claude plantean una situación conceptualmente más compleja, referente a la pobreza en el país y sus consecuencias en el control o descontrol de las enfermedades transmisibles. De acuerdo a lo planteado por uno de ellos en una referencia que no aclara si ha sido publicada en alguna revista o publicación con comité editorial, se sostiene como afirmación de aceptación natural que el 80% de las familias chilenas y el 84% de las comunas del país debe ser consideradas pobres. También sostiene categóricamente que la pobreza en Chile ha aumentado ya que en 1970 sólo 30% de dichas familias chilenas eran pobres3.

Tales afirmaciones son altamente controversiales y estarían en total contraposición con las fuentes económicas nacionales oficiales del país, de donde el autor obtuvo los datos señalados (Banco Central, en la Tabla 1). En lo personal y como residente en el país durante la década estudiada no comparto la posición de Cabello y Claude sin que por ello no haya señalado en el artículo que la diferencia de ingresos entre los estratos económicos 20% inferior y 20% superior no varió en el período y sigue siendo 15 veces inferior en el primer grupo. Estas son las cifras oficiales y las que se utilizan en informes nacionales e internacionales. Distinto es el perfectamente respetable derecho a discrepar de cómo se realiza y si está de acuerdo a las preferencias personales (basta ver la opinión variable de la gente sobre la validez del índice de precios al consumidor, IPC).

Dejo a los economistas una opinión más detallada sobre esta área. No era el propósito del análisis incorporar variables socioeconómicas más complejas, ya que éstas pueden ser consultadas en los anuarios del Ministerio de Salud.

Respecto al gasto en salud y su aumento en la década, mencioné que era el gasto total y no sólo el público, el cual es sabido que aumentó significativamente aunque el rendimiento obtenido con dicho aumento ha sido motivo de controversia.

En relación al aumento de casos notificados de enfermedad de Chagas, claramente esto no se relaciona con un deterioro sanitario ni económico sino, por el contrario, a una mejoría ya que aumentó la detección (dicho en la Tabla) pues se hizo obligatorio el estudio serológico para esta infección en los Bancos de Sangre. No me queda claro en qué se basaron los autores de la carta para relacionar este aumento y el de la infección por virus Hanta (ellos sí consideran que hay aumento) con la mencionada pobreza nacional, teniendo presente que en la última un número importante de casos son turistas que probablemente no forman parte de ese supuesto 80% de pobres.

En lo que sí no podría estar más de acuerdo con ellos es con la aprehensión respecto al uso de antimicrobianos en la industria de acuicultura (salmones), avícola y probablemente ganadería con el objeto de promover mayor desarrollo y peso de estos animales (con resultados en todo caso muy discretos) y la correspondiente contaminación ambiental con antimicrobianos y desarrollo de resistencia, sin que haya un política restrictiva de esta práctica por parte del Estado, como está ocurriendo en países más desarrollados.

Marcelo Wolff R.
Departamento de Medicina (Campus Centro), Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Servicio de Medicina, Hospital San Borja-Arriarán.

REFERENCIAS

1. Wolff M. Cambios epidemiológicos en las enfermedades infecciosas en Chile, durante la década 1990-2000. Rev Méd Chile 2002; 130: 353-62.

2. Baró M, Vergara J, Navarrete M. Hantavirus en Chile: revisión y análisis de casos desde 1975. Rev Méd Chile 1999; 127: 1513-23.

3. Claude M. Determinación del nuevo umbral de pobreza para Chile. Una aproximación desde la sustentabilidad. Fundación Terram. Santiago. Chile. 2002.

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