1. Introducción
El intuicionismo social, defendido por Jonathan Haidt (2001), sostiene que el juicio moral es producto de las intuiciones morales (y a veces de las emociones) y no del razonamiento moral. El razonamiento, en la mayoría de las ocasiones, según Haidt, surge posteriormente una vez que el sujeto ha elaborado un juicio. En otras palabras, se trata de una construcción post hoc generada una vez que se ha emitido un juicio. Lo anterior contrasta con el modelo racionalista, que sostiene que el juicio moral está causado por el razonamiento moral. Haidt defiende en su famoso texto The emotional dog and its rational tail. A Social Intuitionist Approach to Moral Judgment, y después en otros textos (Haidt 2012), que parte de la evidencia para apoyar a su propuesta intuicionista social, por encima del racionalismo, proviene de las teorías duales que dan cuenta del razonamiento y la toma de decisiones en general, pero que también pueden ser usadas en el campo de la moral.
Las teorías duales son un conjunto de propuestas en psicología que sostienen que existe una dualidad en el ámbito de lo mental. No existe una única manera de entender a tales teorías, motivo por el cual se hace referencia muchas veces a ellas en plural. Pero es posible destacar tres versiones de las mismas: a) aquella que separa entre diferentes estilos cognitivos (Nisbett et al. 2001); b) aquella que separa entre sistemas de razonamiento (Evans y Over 1996; Sloman 1996; Evans y Frankish 2009); y c) aquella que consideran que existen dos mentes en un mismo cerebro (Evans 2010). A la opción b) se le denomina comúnmente como teoría dual del razonamiento (TDR), propuesta que será estudiada en este trabajo. Grosso modo, la TDR postula que existen dos sistemas con procesos de razonamiento distintos, a saber, procesos implícitos, asociativos, rápidos, compartidos con los animales y evolutivamente antiguos, que se diferencian de procesos explícitos, reflexivos, lentos, distintivamente humanos y evolutivamente modernos.
Los primeros trabajos que proponen a la TDR aparecen en los años 90s (Evans y Over 1996 o Sloman 1996). Pero la TDR se ha desarrollado en diferentes direcciones (Evans y Frankish 2009; Viale 2021; Stanovich y Toplak 2012; Sloman 2014; Evans 2021; Stanovich 2021). Se ha discutido, por ejemplo, las características de los procesos involucrados en los sistemas duales, la interacción de los sistemas propuestos, el origen evolutivo de los sistemas de razonamiento, etc. Los defensores de la TDR no suelen ocuparse de las emociones, y tampoco se centran en el razonamiento moral (Evans y Frankish 2009; Viale 2021, Stanovich y Toplak 2012; Evans 2021; Stanovich 2021); no obstante, algunas veces tales defensores han hecho referencia al trabajo de Haidt (Sloman 2014; Stanovich 2011), en particular al intuicionismo moral, como una propuesta que está a favor de la división dual de la mente.
Así, dado que la TDR está centrada en cómo los seres humanos toman decisiones y razonan, es pertinente compararla con el intuicionismo social de Haidt. La comparación se debe a que, como ya he señalado, el mismo Haidt considera que las visiones duales en la psicología cognitiva del razonamiento apoyan al intuicionismo social. Pero algunas veces, como también he apuntado, en la TDR se hace referencia al trabajo de Haidt como uno que tiene semejanzas con la división de dos sistemas de razonamiento. Sin embargo, podría cuestionarse si lo que los defensores de la TDR ven en el intuicionismo social, realmente es compatible con lo que ellos proponen, asimismo podría preguntarse si éste último también recibe apoyo de la TDR como ha defendido Haidt.
De este modo, el propósito de este trabajo es explorar los puntos de encuentro entre estas dos propuestas teóricas, el intuicionismo social y una versión dentro de las teorías duales (esto es, la TDR). En el trabajo intento mostrar que los puntos en común entre el intuicionismo social y la TDR son parciales a pesar de lo que superficialmente podría parecer. Deseo defender lo anterior a partir de que: a) no es claro que la división de Haidt entre razonamiento, intuición y emoción, sea equivalente a la realizada por los defensores de la TDR; b) los recuentos sobre cómo se relacionan las partes de la mente, no son equivalentes en el intuicionismo social y en la TDR; además, c) el intuicionismo social no parece ser una simple extensión de la TDR al campo de la moral. Si lo anterior es correcto, se pone de manifiesto que es necesario que tanto Haidt como los defensores de la TDR definan y circunscriban de mejor modo cuál es la relación entre sus propuestas teóricas. En algunas partes del trabajo se sugiere que tanto la TDR como el intuicionismo social podrían modificarse de tomar en cuenta algunos elementos que no comparten dentro de sus propuestas.
En la primera sección de este trabajo se expone el intuicionismo social de Haidt, poniendo énfasis en cómo este psicólogo estadounidense entiende las intuiciones y el razonamiento, así como el contraste entre su modelo intuicionista y el racionalista respectivamente. En segundo lugar, se presenta de manera general a las teorías duales, centrándose en la TDR. En esta sección también examino dos vertientes dentro de la TDR a partir de cuál es la relación entre los dos sistemas de razonamiento que se postulan. Por último, en la cuarta sección reviso críticamente las posibles relaciones entre el intuicionismo y la TDR.
2. El intuicionismo social
En términos generales el modelo intuicionista social defendido por Haidt (2001; 2012) sostiene que un juicio moral es en la mayoría de los casos el resultado de evaluaciones rápidas y automáticas, esto es, de intuiciones:
Los modelos intuicionistas en la psicología moral… afirman que las intuiciones morales (que incluye emociones morales) aparecen en primer lugar y directamente causan juicios morales… cuando se enfrenta con una demanda social, uno se convierte en un abogado tratando de defender un caso, más que un juez tratando de evaluar la verdad (Haidt 2001, 814).
En contraste con lo anterior, el modelo racionalista sostiene que el juicio moral está causado por la deliberación o razonamiento moral. En esta sección además de presentar tanto el racionalismo moral, como el intuicionismo social, se exponen los conceptos de intuición, juicio y razonamiento que son centrales para entender la diferencia entre estas dos propuestas. Asimismo, en esta sección se presentan cuatro conjuntos de evidencia que según Haidt son usados para apoyar al intuicionismo por sobre el racionalismo. En general, lo revisado en esta sección será la base para la posterior comparación del intuicionismo social con la teoría dual del razonamiento. Veamos.
En la psicología moral se entiende por racionalismo a aquella postura que sostiene que el juicio es producto de la deliberación racional (Haidt 2001). En dicha postura las emociones o no son usadas o son usadas sólo para motivar la reflexión racional, pero ello no hace que el juicio esté causado por la emoción, puesto que la causa del juicio es únicamente el proceso de razonamiento. Para explicar lo anterior Haidt recurre a la Figura 1 (que aparece a continuación), para describir una situación que da lugar al razonamiento y éste, a su vez, a un juicio moral. Por ejemplo, el juicio: “el aborto es moralmente inaceptable”, según el modelo racionalista, es producido por los argumentos y razones que un sujeto tiene sobre el mismo, posiblemente inspirados en el principio de que la vida se origina en la concepción o que dado que el producto es ya un ser humano, el aborto atenta contra los derechos humanos.
Como ya he indicado, a diferencia del modelo racionalista, en el intuicionismo social se defiende que el juicio moral es causado por la intuición y el razonamiento, en dado caso, aparece posteriormente. Para regresar al ejemplo anterior, que de hecho utiliza Haidt, “el juicio antiaborto (el sentimiento visceral de que el aborto es malo) causa la creencia de que la vida comienza en la concepción (una racionalización ex post facto del sentimiento visceral)” (Haidt 2001, 817, el énfasis es mío). Cómo es posible notar aquí, es un sentimiento el que genera un juicio; en el caso del racionalismo moral, lo que genera un juicio es la deliberación racional.
El modelo de Haidt contiene tres elementos que es necesario entender y que serán de utilidad posteriormente, a saber, el juicio, la intuición y el razonamiento. A continuación la explicación de cada uno de estos:
Juicio moral. Para Haidt, los juicios morales son un subconjunto de evaluaciones hechas a partir de valores, metas o fines de una cultura o subcultura. En términos generales, estos juicios son “evaluaciones (buenas vs. malas) de las acciones o el carácter de los sujetos que son hechas con respecto a un conjunto de virtudes que son obligatorias (o a vicios que deben ser evitados)” (2001, 817).
Razonamiento moral. Para explicar el razonamiento moral, Haidt hace uso de lo que sucede en el razonamiento en la ciencia. Según este psicólogo estadounidense, en la ciencia se siguen pasos, en gran medida conscientes, en donde el científico busca evidencia, la contrasta y sopesa, hasta formular una hipótesis. Del mismo modo, el razonamiento moral consiste en la actividad mental consciente de transformar la información dada… para alcanzar un juicio moral. Decir que el razonamiento moral es un proceso consciente significa que el proceso es intencional, que requiere un esfuerzo, es controlable y que el razonador está al tanto de lo que está sucediendo (2001, 818).
Intuición moral. Haciendo referencia a teorías duales, Haidt define a la intuición moral como: la repentina apariencia a la conciencia de un juicio moral, que incluyen la valencia afectiva (bueno-malo, gusto-disgusto), sin conciencia alguna de los pasos de la búsqueda, valoración de la evidencia, o la inferencia que llevó a la conclusión. La intuición moral es entonces el proceso psicológico del que los filósofos escoceses hablaban, un proceso de naturaleza similar a un juicio estético: uno ve o escucha acerca de un evento social e instantáneamente siente su aprobación o desaprobación (2001, 818).
¿Cómo se relacionan los tres elementos del intuicionismo social de Haidt? El psicólogo norteamericano presenta un modelo de cómo se relacionan los elementos a partir de los estudios generales del razonamiento, los cuales se encuentran en la Figura 2.
La explicación del modelo es la siguiente:
- La conexión 1. El intuicionismo social considera que el juicio moral surge a partir de la intuición moral. Debido a que dicha intuición, como ya se señaló, es repentina y sin conciencia alguna, tal juicio es rápido y no requiere de esfuerzo.
- La conexión 2. Una vez que el juicio moral se ha alcanzado, entra en juego el razonamiento moral. Como ya se indicó, debido a que el razonamiento es consciente, sigue pasos y requiere de esfuerzo, el razonamiento es un proceso intencional y controlable, con el que se trata de argumentar a favor del juicio que ya se ha hecho.
- La conexión 3. El intuicionismo considera que “el razonamiento moral es producido y emitido verbalmente para justificar el juicio moral ya-alcanzado frente a los demás” (Haidt 2001, 818-819). Esta conexión no implica que la emisión verbal frente a los otros pueda persuadir a través de la evidencia o de la lógica, lo que ocurre es que el emisor pueda dar lugar a nuevas intuiciones en el escucha.
- La conexión 4. El intuicionismo social defiende que los seres humanos están muy predispuestos a las normas de un grupo. Lo anterior significa que si un sujeto pertenece a un grupo y dicho grupo comparte una creencia, entonces tal creencia influirá en el juicio de dicho sujeto. Haidt presenta evidencia que parece apoyar esta idea como la heurística “Estoy de acuerdo con la gente que me gusta/me cae bien” (2001, 820). De este modo, en muchos casos los juicios de las personas están directamente moldeados por los juicios de los otros sin reflexión alguna. En parte, en esto radica el componente “social” del intuicionismo defendido por Haidt.
- La conexión 5. En raras ocasiones, Haidt afirma que es posible guiarse por el razonamiento. Haciendo uso de estándares normativos formales, un sujeto puede anular su primera intuición. “En tales casos, el razonamiento es causal y no es esclavo de las pasiones. Sin embargo, tal uso del razonamiento es poco frecuente y ocurre principalmente cuando la intuición inicial es débil y la capacidad de razonamiento es alta” (Haidt 2001, 819).1
- La conexión 6. Al igual que con la anterior conexión, en raras ocasiones un sujeto puede dar lugar a una intuición que entra en conflicto con su intuición inicial. La manera más sencilla en que lo anterior puede ocurrir es, según Haidt, a través de la toma de perspectiva, es decir, que el sujeto se ponga en el papel de alguien más para dar lugar a emociones diferentes.
Si bien las primeras cuatro conexiones anteriores son las más relevantes del intuicionismo, el conjunto de todas esas conexiones ofrece, según Haidt, la visión completa del intuicionismo. Con esta visión a la mano, es posible contrastar al intuicionismo con el modelo racionalista. Haidt presenta cuatro problemas para el modelo racionalista, mismos que, a su juicio, pueden servir para apoyar al intuicionismo social.
i. El problema del procesamiento dual. Existe una ubicuidad de procesos intuitivos y pocos estudios sobre ellos.Haidt (2001; 2012) explícitamente afirma que existe un consenso en la psicología cognitiva a favor de dos sistemas de procesamiento. Si bien este punto será abordado posteriormente, el psicólogo norteamericano señala que los dos sistemas de procesamiento trabajan en paralelo, por lo que cada sistema es capaz de llegar a una conclusión diferente. No obstante el consenso señalado, Haidt confiesa que la postulación de los dos sistemas ha tenido poco impacto en los estudios sobre el juicio moral. Sin embargo, señala Haidt (2001) que hay evidencia de que dicho juicio funciona de forma similar a otros tipos de juicio. Motivo por el cual Haidt presenta hallazgos como las evaluaciones automáticas o los juicios morales automáticos, para señalar que el modelo racionalista no puede dar cuenta de ellos. Por ejemplo, Haidt expone trabajos que defienden que las impresiones de un sujeto, aun cuando duren unos cuantos segundos, normalmente son idénticas a las observaciones o deliberaciones del mismo sujeto que toman más tiempo (2001, 820).
ii. El problema del razonamiento motivado. El razonamiento es un proceso más similar a un abogado defendiendo a un cliente, que a un juez o un científico buscando la verdad. Haidt presenta diferente evidencia que pone en duda la idea de que el razonamiento da lugar a los juicios morales. Por ejemplo, como se menciona en la Conexión 4, están los trabajos en los que los juicios del grupo son relevantes de manera profunda con los juicios de un miembro particular del grupo. Como Haidt afirma “el mero hecho de que tu amigo exprese un juicio moral en contra de X, es a menudo suficiente para causar en ti una actitud crítica hacia X” (2001, 821). Otro conjunto de trabajos que presenta Haidt son los hallazgos en cognición social en donde los sujetos asemejan su actuación más a un abogado que a un científico. La metáfora anterior es usada para mostrar cómo el sujeto hace uso subjetivo de la “evidencia” que está a favor de su opinión.
iii. El problema post hoc. El proceso de razonamiento construye fácilmente justificaciones de juicios intuitivos, provocando la ilusión de un razonamiento objetivo. Haidt considera que hay diferente evidencia para mostrar que los sujetos justifican su juicio o su acción a partir de razones que ellos consideran pudieron haber causado tal juicio o acción. Sin embargo, los seres humanos generalmente señalan motivos que no tuvieron lugar o se omiten razones que sí fueron importantes. Quizá la evidencia más fuerte que Haidt presenta para apoyar este punto son los trabajos de Gazzaniga sobre sujetos con cerebro dividido. Los sujetos con esta condición reciben una instrucción y uno de los hemisferios genera la acción, sin embargo, el otro hemisferio no tiene acceso a dicha instrucción y ante tal falta de información, cuando se les pregunta el motivo de la acción, se genera una narración de por qué realizaron una acción. Tal narración, por su puesto, se aleja del motivo real por el cual generaron la acción.
iv. El problema de la acción: la acción moral está correlacionada más con la emoción moral que con el razonamiento moral. A Haidt le interesa analizar los vínculos existentes entre las emociones morales y la acción a través de los estudios sobre psicopatías. En términos generales, siguiendo la propuesta de Cleckley, Haidt señala que en los psicópatas el razonamiento está disociado de las emociones, lo cual los lleva a cometer conductas que serían moralmente inaceptables. Este punto es apoyado, además, por evidencia neurológica proveniente del trabajo de Antonio Damasio, en donde el área de la corteza prefrontal ventromedial (VMPFC), implicada en las habilidades de razonamiento, se conserva al igual que el conocimiento de las reglas morales y las convenciones, pero sin embargo se tiene una conducta irracional. A juicio de Haidt, el problema con el VMPFC es la pérdida de respuesta emocional.
Por las cuatro razones anteriores, Haidt aduce que la evidencia actual apoya al intuicionismo social, pero representan problemas para el racionalismo moral. Haidt concluye de las cuatro razones anteriores con la siguiente idea:
Es más fácil estudiar el razonamiento que las emociones e intuiciones, aunque posiblemente el razonamiento sea más bien la cola sacudida por el perro. El perro equivaldría a las intuiciones y emociones morales, tales como la empatía y el amor (en una moralidad positiva), o la pena, la culpa y el remordimiento, junto con las habilidades emocionales de auto-regulación (en una moralidad negativa…). Es valioso estudiar la cola del perro porque es usada frecuentemente para comunicarse. De manera similar, es importante el estudio del razonamiento moral porque los seres humanos utilizan el razonamiento para la comunicación. No obstante, para entender cómo funciona la moralidad, es necesario un cambio de enfoque, alejándonos del estudio del razonamiento moral y a favor de un estudio de los procesos intuitivos y emocionales (2001, 825).
3. La teoría dual de razonamiento (TDR)
Es ciertamente difícil, como he señalado en la Introducción, describir qué son las teorías duales en la psicología cognitiva, debido a que existen diferentes versiones sobre ellas. Algunas veces incluso un mismo autor (véase Evans y Over 1996; Evans 2010; Evans y Frankish 2009; Evans 2021) hace uso de la etiqueta de “teoría dual” con diferentes elementos o con diferentes propósitos, o defendiendo diferentes versiones de la teoría. Por tal motivo, es preciso distinguir tres versiones importantes dentro de esta familia de teorías (Evans 2009):
Aquella teoría que considera que existen diferentes estilos cognitivos o estilos de pensamiento.
Aquella teoría que sostiene que el razonamiento (o más precisamente los procesos que dan lugar a éste) está dividido en dos sistemas (o tipos de procesos) distintos.
Aquella teoría que sostiene que la cognición está dividida de dos maneras distintas, esto es, que existen dos mentes en un mismo cerebro.
Un ejemplo de la versión a) es la visión de Nisbett y su grupo en el que hay estilos de pensamiento diferentes entre Oriente y Occidente (Nisbett et al. 2001). Estos estilos se fundan en procesos cognitivos incrustados en epistemologías tácitas y metafísicas de sentido común, que Nisbett y su grupo (2001) especulan que forman parte de sistemas sociales diferentes. La manera a) de entender la teoría dual es menos común y no se presenta como una teoría de la toma de decisiones y del razonamiento en general, por lo que de entrada es menos susceptible de contraste con el intuicionismo social. De hecho, la versión a) es compatible con que la mente tenga un solo sistema de razonamiento.
A la versión b) se le denomina como una teoría dual de razonamiento (TDR). La TDR es una teoría centrada en el razonamiento y surge en gran medida de un debate que giraba en torno a las “guerras de la racionalidad” (Samuels, Stich y Bishop 2002; Stanovich 2021; Sturm 2012). Las guerras de la racionalidad, que surgen en los años 80s y 90s, son un debate acerca de si la capacidad de razonamiento del ser humano es normativamente adecuada. Por un lado, se encontraban interpretaciones -ligadas a la tradición de heurística y sesgo (Kahneman y Tversky 1982)- que consideraban que los seres humanos son sistemáticamente irracionales. Por otro lado, algunos trabajos -como aquellos defendidos por el enfoque de racionalidad acotada o la psicología evolucionista (Cosmides y Tooby 1992)- defendían que los seres humanos son fundamentalmente racionales. Intentando resolver este debate, la TDR formula dos sistemas de razonamiento con rasgos diferentes, que explicarían los sentidos en que los seres humanos son racionales en algunos aspectos e irracionales en otros (Evans y Over 1996).
A la versión c) se le denomina como la hipótesis de las dos mentes (HDM). Mientras que la TDR únicamente divide el razonamiento en dos sistemas, la HDM divide en dos partes a toda la cognición o a las diferentes facultades psicológicas. En ese sentido, la HDM es una versión de teoría dual más fuerte que la TDR, de hecho, parece que la HDM implica a la TDR, en tanto que si hay dos mentes en un mismo cerebro seguramente el razonamiento, la toma de decisiones, la cognición social, la atención u otras facultades se encontrarían divididas del mismo modo. Ahora bien, la TDR no implica a la HDM, puesto que es plausible que únicamente el razonamiento se encuentre dividido, mientras que otras facultades o la cognición en general trabajen con un sistema unificado. Asimismo, la HDM es claramente una teoría sobre la arquitectura mental, pues da cuenta de cómo está compuesta la cognición en general, por su parte, la TDR es únicamente una teoría del razonamiento y la toma de decisiones.
Una vez señaladas distintas maneras de entender a la teoría dual, es preciso señalar que, para los propósitos de este trabajo, me centraré en la opción b), es decir, en la TDR. Lo anterior se debe a que el intuicionismo social de Haidt se centra en la emisión de juicios y cómo éstos se relacionan con la intuición, las emociones y el razonamiento en el ámbito de la moral, lo que permite comprarlo con la TDR debido a que ella se dedica, como ya lo indiqué, al razonamiento y la toma de decisiones.
Grosso modo, la TDR sostiene que existen procesos o tipos de procesos con características distintas o que pertenecen a sistemas de razonamiento diferentes. Comúnmente a estos sistemas se les denomina Sistema 1 (S1) y Sistema 2 (S2).2 Antes de señalar las características de cada sistema es necesario señalar que si bien S1 es el nombre común de uno de ellos, algunos teóricos (Stanovich 2004; Evans 2006) consideran más adecuado denominarlo como el “Conjunto de Subsistemas Autónomos”, debido a que en él se encuentran diversos procesos que pertenecen a diferentes subsistemas como los asociativos, modulares y los procesos que se han automatizado (esto es, procesos que en algún momento fueron conscientes y controlados, pero que posteriormente se hicieron rápidos e inconscientes).
Las características de los procesos de cada uno de los sistemas son las siguientes:
Los procesos que forman parte de S1 o procesos Tipo 1 son: implícitos, rápidos, automáticos, con una alta capacidad de procesamiento, que requieren de poco esfuerzo para ejecutarse, pueden funcionar masivamente en paralelo, son procesos universales, evolutivamente antiguos, se comparten con otros animales, son inconscientes o preconscientes.
Los procesos que forman parte de S2 o procesos Tipo 2 son: explícitos, lentos, de operación controlada, con capacidad limitada, que requieren un esfuerzo grande para ser ejecutados, funcionan de manera secuencial, están relacionados con diferencias individuales en las capacidades cognitivas,3 son evolutivamente modernos, distintivamente humanos, y conscientes.
Es posible observar la anterior lista de características de S1 y S2 en diferentes trabajos de la TDR, pero ello no significa que existe un consenso pleno entre los teóricos de la TDR. Algunos defensores enfatizan uno de los rasgos, asimismo existen diferencias entre cómo entender cada rasgo. Por ejemplo, cuando Evans y Frankish (2009) hacen un recuento de diferentes defensores de la TDR, consideran que las propuestas defendidas por los filósofos sostienen que uno de los sistemas (esto es, S2) emerge del primer sistema (es decir, de S1); mientras que las propuestas defendidas en su mayoría por psicólogos afirman que cada sistema tiene un origen evolutivo distinto e independiente (García 2012). Así, en cuanto a su origen, Evans y Frankish, consideran que hay debate entre los defensores de la TDR sobre cómo pudo haber surgido S2.
Pero las diferencias entre defensores de la TDR no terminan aquí, una diferencia importante es acerca de cuál es la relación entre los sistemas de razonamiento, es decir, cuál es la relación entre S1 y S2. En cuanto a este punto, se ha propuesto que hay dos versiones de la TDR: una que ve a los sistemas como paralelos, mientras que otra versión los ve como default-intervencionistas (Evans 2009; Evans 2021; Viale 2021). Si bien no todos los defensores de TDR han sido claros a este aspecto, a continuación presento estas dos versiones:
Como paralelos. En esta visión, se considera que cada sistema ofrece dos respuestas de manera independiente a partir de los insumos que recibe cada sistema. Comúnmente las respuestas suelen ser compatibles, aun cuando en ocasiones se da lugar a dos respuestas simultáneas y contradictorias. Lo anterior aparece en Sloman (1996) como la satisfacción del “criterio S”: Un problema de razonamiento satisface el criterio S si causa que las personas simultáneamente crean dos respuestas contradictorias… los ejemplos proveen evidencia de dos formas de razonamiento si y solo si la tendencia a ofrecer la primera respuesta continúa siendo irresistible, sin tomar en consideración las creencias de la segunda respuesta, incluso si se tiene certeza de la segunda respuesta (Sloman 1996, 11).
Según Sloman (1996), la tarea conocida como la falacia de la conjunción o “Linda, la cajera feminista” sería un ejemplo que muestra lo anterior.4 En esta tarea, después de la descripción de un personaje ficticio “Linda”, aparece un conjunto de enunciados que los sujetos que realizan la prueba deben seleccionar. A continuación la descripción:
Linda tiene 31 años, es soltera, abierta y muy brillante. Estudió filosofía y como estudiante estuvo profundamente preocupada por problemas de discriminación y justicia social, también participó en protestas anti-nucleares.
¿Cuál de los siguientes trabajos consideras más probable que Linda tenga? Entre los enunciados aparecen:
La mayoría de sujetos considera que la conjunción ii.) es más probable que el enunciado singular i.). Cuando se explica a los sujetos que la probabilidad de que ocurra un evento compuesto no puede ser más alta que la de un evento simple, aceptan que la respuesta (i.) es más probable que (ii.). Sin embargo, satisfaciendo el criterio S, los sujetos siguen eligiendo a (ii.) como la respuesta inmediata.
Lo que esta tarea de razonamiento hace patente, según Sloman (1996), es que un sistema de razonamiento (S1) indica que la respuesta correcta es (ii.), mientras que el otro sistema (S2) apunta a que la respuesta correcta es (i.). Así, se cumple el criterio S, es decir, el sujeto que realiza la prueba puede tener simultáneamente dos respuestas contradictorias. Ello, al mismo tiempo, muestra cómo en esta versión de la TDR los dos sistemas trabajan en paralelo.
Como default-intervencionistas. Como ya he señalado, al ser automático y rápido, los procesos de S1 reciben insumos y ofrecen sus resultados antes de que el otro sistema intervenga. Esos resultados pueden generar una conducta, o ser tomados por S2 para procesar información. Evans (2021), de hecho, señala que esta versión default-intervencionista es la más común dentro de las TDR. Esta manera de relacionar a los dos sistemas es especialmente importante, puesto que ha permitido a algunos de los defensores de la TDR explicar cómo es que los sujetos comenten errores de razonamiento, como en el caso de la tarea de selección de tarjetas (Evans y Over 1996). En dicha tarea, se presenta a los sujetos cuatro tarjetas que de un lado contienen números y del otro lado letras. Teniendo cuatro tarjetas frente a sí, se les pide voltear las tarjetas que necesariamente se requiera para probar la verdad de un enunciado condicional, como el que aparece a continuación:
A T 4 7
Si hay una vocal de un lado de la tarjeta, entonces del otro lado habrá un número par.
Lo que comúnmente sucede es que los sujetos seleccionan las tarjetas A o las tarjetas A y 4, aun cuando las tarjetas correctas a seleccionar son las tarjetas A y 7. Lo anterior se debe a que, según la tabla de verdad del condicional, el antecedente verdadero de un enunciado condicional (en este caso A) y el consecuente falso de dicho enunciado (en este caso 7) son la única posibilidad en que el enunciado condicional (si A, entonces B) sea falso.
¿Cómo explica la TDR el resultado de esta tarea de razonamiento? Durante la tarea de selección de tarjetas (Evans y Over 1996), se sostiene que el sujeto pre-selecciona tarjetas y después -ya que las tarjetas son seleccionadas- intenta convencerse a sí mismo de su decisión. Los procesos que pre-seleccionan las tarjetas pertenecen a S1; mientras que los procesos usados para ofrecer una explicación de las tarjetas ya seleccionadas, son parte de S2. Así, en este caso, los insumos de S2 en realidad son los productos de S1, de modo que S1 normalmente tiene el control del comportamiento, aunque S2 dé la sensación de que la conciencia ejerce control sobre la conducta. De este modo, se presenta una versión de la TDR en donde los sistemas trabajan de manera default-intervencionista, donde S2 toma los productos de S1.
Así, existen al menos dos versiones de la TDR, las paralelas y las default-intervencionistas, lo que representa parte de la riqueza de las teorías duales en la literatura actual.5 Es posible notar cómo frente a tareas de razonamiento particulares, los defensores de las versiones de la TDR señalan que pueden trabajar de manera distinta. Este punto es poco abordado y de él surgen muchas preguntas, por ejemplo, desde sus inicios (Evans y Over 1996; Stanovich y West 2000; Sloman 2014), se señaló que una relación común entre los dos sistemas es que S2 normalmente inhibe o busca inhibir los productos de S1. Sin embargo, en la versión default-intervencionistas esta no es una labor sencilla, si se tiene en cuenta que los insumos ya provienen de S1. Lo mismo sucede con la versión en paralelo, pues como señalan Evans y Stanovich (2013, 237), si S1 es rápido y S2 es lento, ello equivale a poner a competir a un caballo rápido y uno lento, en donde el lento siempre llega después, pero además debe decidir quién ganó la carrera.
4. Analizando la relación entre el intuicionismo social y la TDR
Una de las verdades más importantes en psicología es que la mente se divide en partes que a veces entran en conflicto.
(Haidt 2012, 43)
En las dos secciones anteriores he expuesto dos acercamientos teóricos diferentes. El intuicionismo social, por un lado, es una teoría sobre el juicio moral defendida por Haidt que señala que parte de su sustento teórico son las teorías generales del razonamiento y el juicio. La TDR, por otro lado, que pertenece a una familia de teorías duales, defiende una división fundamental entre tipos de procesos o sistemas para explicar cómo los seres humanos razonan, elaboran juicios y toman decisiones. Las dos teorías parecen tener elementos en común, por ejemplo, ofrecen explicaciones psicológicas diferenciando entre intuiciones y razonamiento, elemento que las hace concebirse a sí mismas como propuestas duales. Asimismo, las dos teorías hacen referencia mutua, en el sentido de que parecen brindarse apoyo mutuo o parecen defender un mismo acercamiento teórico (Haidt 2001; Sloman 2014). Pero, ¿cuál es la relación entre el intuicionismo social y la TDR? ¿Es posible profundizar en el vínculo entre ellas además de las vagas referencias que mutuamente sus defensores hacen? ¿Podría cada una de estas teorías ganar algo si toma en cuenta los elementos de la propuesta?
En esta sección pretendo hacer algunas observaciones a sus posibles relaciones. Deseo defender que: a) no queda claro que la división de Haidt entre razonamiento, intuición y emoción, sea equivalente a la división que llevan a cabo los defensores de la TDR; b) el intuicionismo social guarda ciertas diferencias tanto con la versión default-intervencionista como con la versión en paralelo de la TDR; y, por último, c) no es evidente que el intuicionismo social sea simplemente una extensión de la TDR al razonamiento moral.
El primer punto que se debe abordar es que, de manera general, tanto el intuicionismo social como la TDR hacen uso de conceptos como razonamiento, intuición y emoción, además, aparentemente los distinguen del mismo modo, pero, si uno observa con cierto cuidado, es posible percatarse que guardan ciertas diferencias.
¿Qué tipo de división psicológica están haciendo el intuicionismo social y la TDR? Es posible argumentar que Haidt (2001, 814) divide a la cognición en el razonamiento, por un lado, y la intuición y las emociones, por otro lado. A este respecto, el psicólogo estadounidense afirma: “debe enfatizarse que el contraste entre una intuición y el razonamiento no es equivalente al contraste entre la emoción y la cognición. La intuición, el razonamiento, y la evaluación contenida en las emociones… son todas formas de cognición” (2001, 218, el énfasis es mío). En otra parte, Haidt afirma “la intuición moral es un tipo de cognición, pero no es un tipo de razonamiento” (2001, 814). En ese sentido, parece que Haidt señala que las intuiciones, emociones y, por supuesto, el razonamiento son parte de la cognición. El intuicionismo, así, es una propuesta en psicología moral que hace divisiones sobre la cognición, para con ello explicar la producción de juicios morales.
Los defensores de la TDR, por su parte, han sostenido que las intuiciones son parte de los procesos que forman parte de S1, siendo S1 y S2 dos diferentes sistemas de razonamiento. Por supuesto, los dos sistemas forman parte de la cognición, lo que parece ser equivalente con el intuicionismo social. Sin embargo, no queda claro que las emociones formen parte de S1. La gran mayoría de promotores de la TDR han eludido hablar sobre emociones o afectos, del mismo modo no parece existir una idea de cómo integrar a las emociones dentro de la TDR. El evitar hablar de las emociones se hace aun cuando explícitamente los defensores de la TDR reconocen la importancia que pueden tener las emociones (Sloman 2014). Los pocos que incluyen a las emociones, lo hacen de manera rápida y en cierto modo superficial, por ejemplo, Sloman dice que el sistema intuitivo está influenciado “por ciertos estados afectivos y somáticos” (2014, 69), lo que puede interpretarse en el sentido de que las emociones pueden afectar a S1 sin ser parte del mismo. Esto parece sugerir, además, que en general para los defensores de la TDR las emociones no forman parte de la cognición; idea que no comparte el intuicionismo social de Haidt.
Si las emociones no están presentes en S1 como se conciben en la TDR, ¿significa que forman parte de otro sistema, quizá un “Sistema Emocional”? Si este es el caso, la TDR se modificaría radicalmente convirtiéndose en una propuesta tripartita. Lo anterior implicaría que se ofrecería una arquitectura de la mente diferente a las teorías duales estándares. Pero, ¿podrían las emociones formar un sistema? Esta respuesta dependería de qué se tome como un sistema. Sloman (2014, 71) indica que para contar como un sistema, debe consistir de un conjunto de procesos cognitivos que tengan cierta autonomía individual, además de operar de manera que puedan ser los suficientemente independientes así como ser responsables de ciertos aspectos críticos de la conducta. Es posible argumentar que el trabajo de Haidt podría ser usado para sostener que las emociones forman un sistema, al menos como lo entiende Sloman. Lo anterior se debe a que las emociones -en el intuicionismo social- tienen cierta autonomía y son responsables de aspectos críticos de la conducta. Así, si las emociones forman un sistema -el Sistema Emocional- modificaría de manera sustancial a la TDR. A este respecto, Haidt afirma:
El sistema afectivo tiene primacía en todos los sentidos: aparece primero en la filogenia, surge primero en la ontogenia, se pone en marcha de manera más rápida en los juicios en tiempo real, y es más poderoso e irrevocable cuando los dos sistemas producen juicios que entran en conflicto (2001, 219, el énfasis es mío).
De este modo, parece haber elementos que permitirían a los defensores de la TDR (por lo menos en el trabajo de Sloman) para que las emociones puedan ser consideradas un sistema. Sin embargo, de momento no parece haber alguna versión de la TDR que defienda explícitamente lo anterior. Haidt, por su parte, sí considera al sistema afectivo precisamente como un sistema. Mi punto aquí, entonces, es apuntar que las emociones no forman un sistema para la TDR y sí para el intuicionismo social. Además, habría que enfatizar que la distinción que hace la TDR es entre dos sistemas de razonamiento, mientras que la división que hace el intuicionismo social es a nivel de la cognición, donde en un sistema estaría la intuición y las emociones, mientras que el otro sistema estaría el razonamiento. Si lo anterior es correcto, contrario a lo que dice Haidt, la TDR no apoya la división hecha por el intuicionismo social, puesto que se habla de diferentes sistemas. Ahora bien, como he tratado de argumentar, hay elementos en la TDR que podrían dar lugar a la postulación de un Sistema Emocional, parecido a los que el intuicionismo social defiende, pero al parecer ninguna TDR ha sostenido algo parecido.
Otra opción sería modificar S1 sosteniendo que las emociones forman parte de algún subsistema de dicho sistema. Como se señaló en la anterior sección, algunos defensores de la teoría dual consideran que S1 debe ser entendido como un conjunto autónomo de sistemas (Evans 2006; Stanovich 2004). La ventaja de ello es que no representaría un cambio radical para la TDR. Una propuesta como ésta parece ser lo que apoya Sloman cuando afirma que “una teoría completa de los sistemas centrada en el pensamiento humano necesita incluir tanto un componente deliberativo, por un lado, como un componente afectivo que está atado a aquel de las intuiciones por el otro” (2014, 72). Nuevamente, si esto es así, contrario a lo que dice Haidt, la psicología del razonamiento y la toma de decisiones que ha defendido la existencia de la división de la mente, como la TDR, no apoya al intuicionismo social, sino que refiere a una división diferente de la mente, debido a que tales teorías no dan cuenta de las emociones o afectos que son centrales para el intuicionismo social.
Así, la división de Haidt entre razonamiento, intuición y emoción, no parece ser equivalente a la división de la TDR. Es necesario enfatizar entonces que los defensores de la TDR consideran que ambos sistemas son parte del razonamiento, mientras que Haidt no parece sostener eso. Más bien el intuicionismo social diría que hay dos sistemas, pero solo uno de ellos es razonamiento, el otro podría ser parte de la intuición junto con las emociones, pero eso no tiene nada que ver con el razonamiento. Para la TDR, en cambio, S1 es parte del razonamiento, así como lo es S2. El intuicionismo social, se podría decir, no es -en cuanto tal- una teoría sobre el razonamiento si por ésta se entiende la TDR, sino una teoría de la cognición (y, por supuesto, sobre el juicio moral); por su parte la TDR, como su mismo nombre lo indica, sí es una teoría del razonamiento.
Una segunda observación relevante es si una vez hecha la división de lo mental tanto la TDR como el intuicionismo social comparten la explicación sobre cómo cada parte de la mente se vincula. Es posible observar a Haidt afirmando que: “si el modelo dual de procesamiento es adecuado para la teoría del juicio moral, la relación entre los dos procesos debe ser especificada” (2001, 820). Una preocupación similar por las relaciones entre los dos sistemas parece estar presente en los defensores de la TDR (Evans 2009; 2021; Sloman 2014). La relación entre los sistemas (S1 y S2) es relevante para la TDR, así como la relación entre la emoción y la razón lo es para el intuicionismo social.
Como se ha visto en la primera sección de este trabajo, Haidt contrasta su postura intuicionista social con el racionalismo para señalar que al elaborar un juicio moral lo que comúnmente sucede es que la intuición origina el juicio y posteriormente se hace una racionalización post hoc sobre la misma. Teniendo lo anterior en cuenta, parece que normalmente la intuición y el razonamiento no entran en conflicto, pues lo común es que la razón solo crea una narrativa de la decisión que ya tomó antes la intuición. Dado lo anterior, la propuesta de Haidt parece similar a la versión default-intervencionista de la TDR revisada en la anterior sección de este trabajo. No obstante, como se verá enseguida, hay un cambio relevante con respecto a ella.
Para la TDR, como se expuso con la tarea de selección de tarjetas, S1 hace una pre-selección -todavía no emite un juicio- y S2 toma como insumos lo arrojado por S1 para emitir un juicio. En la elaboración del juicio, intervienen los dos sistemas aunque en distintos momentos. En el caso del intuicionismo social, según se puede observar en la Figura 2, se emite el juicio y sólo posteriormente el razonamiento interviene. En contraste, como señala Evans, en la TDR “los procesos Tipo 2 [es decir, del S2] están siempre involucrados antes de que una decisión sea hecha, aun cuando la respuesta por defecto pudiera permanecer sin cambio” (2021, 190, el énfasis es mío). Si lo anterior es el caso, las maneras en que la versión default-intervencionista de la TDR y el intuicionismo social vinculan al juicio o la decisión, al razonamiento y a la intuición, no son equivalentes. En el intuicionismo social el orden comúnmente es intuición-juicio-razonamiento, mientras que en la TDR en la versión default-intervencionista se tiene el siguiente orden: intuición-razonamiento-juicio. De hecho, en esta versión de la TDR el juicio es en último término causado por el razonamiento, como sugiere el racionalismo moral que Haidt critica. Otro señalamiento que podría plantearse aquí es la de la conexión 6 de la Figura 2. En este caso, como se explicó en la primera sección de este trabajo, el razonamiento podría dar lugar a una nueva intuición (la cual a su vez podría dar lugar a un nuevo juicio). Sin embargo, la TDR en su versión default-intervencionista suele ver la secuencia de S1 a S2, incluso en algunos casos se niega explícitamente que S1 pueda tener insumos provenientes de S2 (Stanovich y Toplak 2012, 7).
¿Significa esto que el intuicionismo social se asemeja más a la versión paralela de la TDR? Lo anterior podría ser el caso, debido a que Haidt considera que existe una separación entre las emociones y el razonamiento moral desde sus primeros trabajos, donde defendía explícitamente una “visión jeffersionana en la cual las emociones morales y el razonamiento moral eran procesos separados: Cada proceso podía emitir juicios morales de manera independiente y, a veces, luchaban por el derecho a hacerlo” (2012, 51, el énfasis es mío). Anteriormente se indicó también, que Haidt (2001, 819) señala que en la psicología se acepta que hay dos sistemas de procesamiento que típicamente trabajan en paralelo. ¿Pero eso ocurre en el modelo intuicionista social? ¿Hay casos en donde las intuiciones y el razonamiento apunten a diferentes respuestas? Esto parece que sucede en la conexión 5 de la Figura 2, es decir, cuando el razonamiento no es “esclavo de las pasiones”. En esos casos, vistos por Haidt como “raros”, la razón puede dar lugar a un juicio por fuerza de la lógica o porque la intuición inicial es muy débil. En tales casos tiene lugar lo que Haidt (2012) llama una “primacía intuitiva pero no una dictadura”. La diferencia que podría tener con la versión de la TDR de sistemas paralelos es que S1 y S2 trabajan de ese modo comúnmente, mientras en el intuicionismo social sucede en casos poco comunes, es decir, la independencia se da en muy pocos casos. Haidt parece apoyar lo anterior en diferentes partes: “el modelo intuicionista social es un modelo anti-racionalista en un sentido limitado: afirma que el razonamiento moral es raramente la causa directa de un juicio moral” (2001, 215, el énfasis es mío), por otro lado, llega a señalar que la conexión 5 es propia de “filósofos” que algunas veces llegan a “conclusiones perturbadoras” (2001, 829). No obstante, para la versión en paralelo de la TDR uno no tiene que ser un filósofo para tener casos en que S1 y S2 trabajan en conjunto, muchas veces los sistemas ofrecerán la misma respuesta, pero otras veces ofrecerán respuestas incompatibles como sucede con la satisfacción del criterio S. Es curioso, de hecho, que Haidt sostenga, por un lado, que los sistemas típicamente trabajan en paralelo en la psicología del procesamiento, pero que, por otro lado, en su modelo el trabajo en paralelo sea algo poco común.
Así, si lo argumentado hasta aquí es correcto, el modelo de Haidt no es ni lo que los defensores de la TDR llaman la versión default-intervencionista ni la paralela, sino algo diferente a las dos versiones. Se diferencia de la versión default-intervencionista en que lo fundamental del intuicionismo social es que normalmente los juicios son producto de las intuiciones, y que el razonamiento es posterior a ellas. Se diferencia de la versión en paralelo en que en las pocas ocasiones en donde el razonamiento interviene, es cuando el uso de la lógica es muy fuerte y las intuiciones débiles. A diferencia de lo que señala la TDR en su versión en paralelo, donde los dos sistemas de maneras independiente ofrecen respuestas y estas pueden ser contradictorias, el intuicionismo social “primariamente consiste” en que los juicios son producidos por las intuiciones y posteriormente interviene el razonamiento. Tal intervención se asemeja a la conexión 5 de la Figura 2, aun cuando Haidt confiesa que esos casos son más bien raros. Si lo anterior es el caso, entonces el intuicionismo social guarda ciertas diferencias tanto respecto a la versión default-intervencionistas como a la versión en paralelo de la TDR.
Hasta aquí he tratado de argumentar que no es la misma división psicológica la propuesta en el intuicionismo social y en la TDR. Adicionalmente, he intentado mostrar que la manera en que relacionan intuiciones, juicios y razonamiento no es la misma para el intuicionismo social que para las versiones paralela y default-intervencionista de la TDR. Todo ello puede llevar a un tercer punto. ¿Puede el intuicionismo social estar teóricamente respaldado por la TDR? Haidt parece responder afirmativamente a la anterior pregunta. El psicólogo norteamericano varias veces señala que su evidencia viene de “fuera del dominio del juicio moral” (2001, 815), en otros lados indica que ésta viene de “algunos dominios de juicio” (2001, 818), o que: “…hay evidencia de que el juicio moral trabaja como otros tipos de juicio” (2001, 819). Sin embargo, como se ha mostrado, la división de los sistemas de razonamiento propuestos por la TDR no es equivalente a la división que hace el intuicionismo social. El punto más relevante aquí radica en que no existe en la TDR una intención seria por integrar a las emociones en su explicación del razonamiento y la toma de decisiones. Para la TDR las intuiciones forman parte del razonamiento, mientras que para el intuicionismo social se encuentran fuera de éste. Además, como también se argumentó, la relación que ofrecen las versiones default-intervencionista y paralela de la TDR no es la misma que presenta el intuicionismo social de Haidt. De modo que no es evidente que el intuicionismo social sea simplemente una extensión de la TDR al razonamiento moral.
En la primera sección de este trabajo expuse cómo para Haidt (2001, 819) el racionalismo en la moral tiene problemas para integrar los trabajos recientes sobre cómo los seres humanos emiten juicios. En particular, Haidt (2001, 819-820) denomina como “el problema del procesamiento dual”, la dificultad por parte del racionalismo por no dar lugar a los hallazgos en el estudio del razonamiento y las intuiciones en la psicología cognitiva. No obstante, si lo argumentado aquí es correcto (es decir, si el intuicionismo social y la TDR hacen diferentes divisiones psicológicas y, además, las relaciones entre los sistemas que se postulan son diferentes), tampoco el intuicionismo social puede de manera nítida integrar dentro de su propuesta los trabajos de juicio y razonamiento provenientes de la TDR. Este punto es relevante, porque como se ha dicho repetidas veces, Haidt pretende validar su propuesta en la TDR. De hecho, no sólo el intuicionismo no parece integrar los “hallazgos” de la TDR, sino que es más probable que el racionalismo moral sea compatible con ellos, puesto que para esta propuesta -como para la TDR- el juicio es producto de la razón y no de las emociones.6
Ahora bien, si el intuicionismo social no es apoyado por la TDR, ¿es posible sostener que las dos propuestas son consistentes? Haidt parece sugerir lo anterior al señalar que: “el modelo del intuicionismo social es completamente compatible con la moderna teoría dual de procesos.” (Haidt 2001, 820, el énfasis el mío). Considero que, de entrada, tanto las ideas centrales del intuicionismo social como de la TDR pueden ser verdaderas al mismo tiempo, sólo si se mantienen separados el razonamiento moral y el razonamiento “teórico”, pero si se desea aceptar todo lo que cada una de estas propuestas acepta, se tendrían que hacer modificaciones. La más llamativa sería la integración de las emociones a la TDR, como ya se ha indicado anteriormente. La segunda modificación sería replantear si las intuiciones forman parte de un tipo especial de razonamiento como se sostiene en la TDR. La tercera modificación sería, nuevamente, el replanteamiento de las relaciones entre los dos sistemas, o entre la intuición, el razonamiento, la emoción y el juicio o la decisión, de forma que pudiesen ser producto de los elementos anteriores.
La construcción de un modelo más completo de la cognición que explique el razonamiento moral, pero también otros tipos de razonamiento, que podría incluir elementos de la TDR y el intuicionismo social, no niega que haya otros elementos que no han sido abordados en este trabajo que deban ser tomados en cuenta. Un aspecto relevante de la propuesta de Haidt es el elemento social y, en general, su idea de que el razonamiento moral es para la acción social (Haidt 2012). Por su parte, los defensores de la TDR no han aclarado cómo lo social interviene en los procesos de razonamiento, limitándose a señalar que S2 está moldeado o es adquirido por la cultura (Stanovich y Toplak 2012, 4). Otro aspecto importante a comparar sería una de las aportaciones más relevantes -aunque no por ello debatible- de la TDR, esto es, cómo han conectado su trabajo con diferentes visiones de racionalidad (Evans y Over 1996; Evans 2021; Stanovich 2021). La cuestión de cuáles son las normas que deben servir de criterio de racionalidad podrían o no tener cabida en una visión del razonamiento moral como la que Haidt propone. Lo anterior se debe a que Haidt señala que el intuicionismo social es una teoría descriptiva y no normativa del juicio moral. De hecho, después de presentar las diferencias entre el racionalismo moral y el intuicionismo, él señala “lo anterior es una afirmación descriptiva, acerca de cómo los juicios morales de hecho se elaboran. No es una afirmación prescriptiva acerca de cómo se deberían elaborar” (Haidt 2001, 815). Esto se contrasta con la visión defendida por la TDR que sostiene que dividir entre dos visiones de racionalidad conduce a dos sistemas de razonamiento (Evans y Over 1996, 141). Así, los vínculos entre el intuicionismo social y la TDR son mucho más profundos de lo que superficialmente parecen y una investigación más detallada es necesaria para abordarlas.
¿Cuál podría ser la relevancia de que el intuicionismo social estudie más de cerca a la TDR o que ésta se acerque al intuicionismo de Haidt? Tanto la filosofía como la psicología están interesadas -probablemente por distintas razones- en cómo es que los seres humanos elaboran juicios y toman decisiones. Si se desea una visión unificada del juicio, ésta daría cuenta de cómo emitimos un juicio moral (por ejemplo, “que el incesto es malo”) o un juicio fuera del ámbito de la moral (por ejemplo, “Linda es probablemente cajera”). Comparar dos teorías, una dedicada al ámbito juicio moral (como el intuicionismo social) y otra al ámbito del juicio en general (como la TDR), puede ayudar a entender si es necesario o no dos modelos teóricos para cada ámbito, o más bien, se puede tener una idea unificada de la emisión de juicios y la toma de decisiones.
5. Conclusiones
En este trabajo he buscado explorar el intuicionismo social defendido por Jonathan Haidt comparándolo con una de las teorías más importantes del razonamiento y la toma de decisiones, esto es, la TDR. El intuicionismo social considera que recibe apoyo del trabajo proveniente de la psicología cognitiva como la TDR, por su parte, esta teoría considera que el intuicionismo social hace una división dual de la mente similar a los dos sistemas de razonamiento. Más allá de citar el mutuamente su trabajo, no existe un análisis de cuál podría ser la relación entre dichos proyectos psicológicos.
Este trabajo es un primer intento de llevar a cabo este análisis en el que, si lo argumentado es correcto, se puede defender que a) no queda claro que la división de Haidt entre razonamiento, intuición y emoción, sea equivalente a la de los defensores de la TDR; b) el intuicionismo social guarda ciertas diferencias tanto con el modelo default-intervencionista como con el paralelo de la TDR; y (tomado de lo anterior), por último, c) no es evidente que el intuicionismo social sea simplemente una extensión de la TDR al razonamiento moral. Es necesario llevar a cabo trabajos que profundicen en los diferentes elementos del intuicionismo social y la TDR, para con ello entender cómo es que los seres humanos emitimos juicios, ya sea dentro del ámbito de la moral o fuera de ella.